La oración de alabanza nos hace fecundos. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa [del 28 de Enero de 2014] en la Casa de Santa Marta. El Papa, comentando la danza alegre de David para el Señor de la que habla la Primera Lectura, subrayó que, si nos cerramos en la formalidad, nuestra oración se vuelve fría y estéril.
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