La alegría como diagnóstico de la vida cristiana

Caras largas…, modales bruscos…, facha ridícula…, aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?

¿No hay alegría? -Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. -Casi siempre acertarás.

Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. -Pide esa misma alegría sobrenatural para todos.

“Lætetur cor quærentium Dominum” -Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. -Luz, para que investigues en los motivos de tu tristeza.

Más pensamientos de San Josemaría.

La Iglesia Católica en Colombia se solidariza con Filipinas

“Con el objetivo de aliviar las necesidades más apremiantes de los damnificados del Tifón Haiyan que afectó a más de 10 millones de personas en Filipinas, el Secretariado Nacional de Colombia / Caritas Colombiana de la Conferencia Episcopal de Colombia, lanza la campaña “Todos Unidos por Filipinas”. La campaña invita a todas las jurisdicciones eclesiásticas y parroquias del país a realizar una jornada de oración y colecta el próximo domingo 24 de noviembre a favor de los damnificados del tifón…”

solidaridad con Filipinas

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Valor y límites de la libertad

135 El hombre puede dirigirse hacia el bien sólo en la libertad, que Dios le ha dado como signo eminente de su imagen: [Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1705] « Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión (cf. Si 15,14), para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección. La dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 17: AAS 58 (1966) 1037; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1730-1732]

El hombre justamente aprecia la libertad y la busca con pasión: justamente quiere —y debe—, formar y guiar por su libre iniciativa su vida personal y social, asumiendo personalmente su responsabilidad.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 34: AAS 85 (1993) 1160-1161; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 17: AAS 58 (1966) 1038] La libertad, en efecto, no sólo permite al hombre cambiar convenientemente el estado de las cosas exterior a él, sino que determina su crecimiento como persona, mediante opciones conformes al bien verdadero:[Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1733] de este modo, el hombre se genera a sí mismo, es padre de su propio ser[Cf. San Gregorio de Nisa, De vita Moysis, 2, 2-3: PG 44, 327B-328B: « … unde fit, ut nos ipsi patres quodammodo simus nostri… vitii ac virtutis ratione fingentes ».] y construye el orden social.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 13: AAS 83 (1991) 809-810]

136 La libertad no se opone a la dependencia creatural del hombre respecto a Dios.[Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1706] La Revelación enseña que el poder de determinar el bien y el mal no pertenece al hombre, sino sólo a Dios (cf. Gn 2,16-17). « El hombre es ciertamente libre, desde el momento en que puede comprender y acoger los mandamientos de Dios. Y posee una libertad muy amplia, porque puede comer “de cualquier árbol del jardín”. Pero esta libertad no es ilimitada: el hombre debe detenerse ante el “árbol de la ciencia del bien y del mal”, por estar llamado a aceptar la ley moral que Dios le da. En realidad, la libertad del hombre encuentra su verdadera y plena realización en esta aceptación ».[Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 35: AAS 85 (1993) 1161-1162]

137 El recto ejercicio de la libertad personal exige unas determinadas condiciones de orden económico, social, jurídico, político y cultural que son, « con demasiada frecuencia, desconocidas y violadas. Estas situaciones de ceguera y de injusticia gravan la vida moral y colocan tanto a los fuertes como a los débiles en la tentación de pecar contra la caridad. Al apartarse de la ley moral, el hombre atenta contra su propia libertad, se encadena a sí mismo, rompe la fraternidad con sus semejantes y se rebela contra la verdad divina ».[Catecismo de la Iglesia Católica, 1740] La liberación de las injusticias promueve la libertad y la dignidad humana: no obstante, « ante todo, hay que apelar a las capacidades espirituales y morales de la persona y a la exigencia permanente de la conversión interior si se quieren obtener cambios económicos y sociales que estén verdaderamente al servicio del hombre ».[Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 75: AAS 79 (1987) 587]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

No nos resignamos a la desaparición de los cristianos en Oriente

“…Pienso especialmente en la tierra bendita donde Cristo vivió, murió y resucitó… y en la que la luz de la fe no se ha extinguido; al contrario, resplandece con fuerza. Es la ‘luz de Oriente’ que ‘ha iluminado a la Iglesia universal , desde que apareció sobre nosotros un sol naciente, Jesucristo, nuestro Señor’ . Por consiguiente, cada católico tiene una deuda de gratitud con las Iglesias que viven en esa región…”

Oriente

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