[Predicación a la Comunidad Hispana en Lafayette, Louisiana, EEUU, en Mayo de 2013.]
* Pasemos al examen de algunas sugerencias y consejos concretos para aquellas familias en situación de migración, sobre todo cuando las condiciones no son óptimas y las tensiones se acentúan. Son siete puntos, que tomamos de la experiencia durísima de los judíos en el tiempo de su destierro a Babilonia:
(1) No dejarse asustar por los poderes de este mundo, los cuales a menudo destilan arrogancia y toman una posición intimidatoria. Lo que ellos piensen o digan de sí mismos no cambia el hecho de que sólo Dios es Dios de todos.
(2) Las familias necesitan iniciar y cuidar sus ritmos, rituales (incluyendo las oraciones) y rutinas. Los cambios exteriores no deben interrumpir esa vida interna del núcleo familiar.
(3) Que se escuche la Palabra de Dios en el hogar. Sin ella, los hijos crecen en un universo de signos y personajes ajenos a la fe.
(4) Según la Biblia, corresponde ante todo al papá liderar en la oración: su primer lugar es indispensable porque su anatomía y fisiología le da un lugar único de relevancia en la mente infantil.
(5) Papá y Mamá tomen en serio su fe, y sean los primeros catequistas de sus hijos. Es más importante el tema de la fe que muchos otros, incluyendo asuntos de afectividad o de sexualidad, porque sobre la base de la dignidad que el mensaje de redención nos enseña ya se deduce qué vida hemos de llevar.
(6) Que no sólo resuenen las palabras sino que los hijos vean que los papás se implican en obras específicas de caridad y de evangelización.
(7) Sentido de comunidad y apoyo mutuo.