Misionero. -Sueñas con ser misionero. Tienes vibraciones a lo Xavier: y quieres conquistar para Cristo un imperio. -¿El Japón, China, la India, Rusia…, los pueblos fríos del norte de Europa, o América, o Africa, o Australia? -Fomenta esos incendios en tu corazón, esas hambres de almas. Pero no me olvides que eres más misionero “obedeciendo”.
¡Qué afán ponen los hombres en sus asuntos terrenos!: ilusiones de honores, ambición de riquezas, preocupaciones de sensualidad. -Ellos y ellas, ricos y pobres, viejos y hombres maduros y jóvenes y aun niños: todos igual. -Cuando tú y yo pongamos el mismo afán en los asuntos de nuestra alma tendremos una fe viva y operativa: y no habrá obstáculo que no venzamos en nuestras empresas de apostolado.