Retorno del Destierro
Tema 6: La visión de Ezequiel
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Resumen
* El ministerio profético de Ezequiel es contemporáneo del destierro y muy probablemente entre los desterrados. Lo que hace es elaborar una lectura teológica de acontecimientos que resultaban impensables para los judíos, y a los que era preciso darles un sentido.
* En resumen, el mensaje de Ezequiel es que la gloria de Dios ha abandonado Jerusalén, por los muchos pecados del pueblo, y especialmente de los sacerdotes, pero el destierro no tendrá la última palabra, pues habrá un nuevo templo en el que un pueblo renovado verá una vez más la gloria divina.
* Ezequiel es sacerdote y en su predicación lo ritual y lo legal tienen gran importancia. Su corazón es muy sensible a los temas de la pureza, el templo y los sacrificios. También la manera de comunicar sus mensajes es “ritual” en el sentido de que sus gestos proféticos simbólicos son abundantes y elaborados, más que en el caso de cualquier otro profeta.
* Pero el lenguaje más vigoroso de Ezequiel se expresa en visiones impresionantes que destacan la grandeza y a la vez la sorprendente inmediatez del misterio. Ezequiel nos introduce a un mundo nuevo, o si se quiere decir de modo más preciso, nso recuerda la densidad del mundo, obra de Dios en la que Él se revela.
* Ante todo, está la visión de la Gloria de Dios. Se trata de un tema teológico nuevo, que habla a la vez de la presencia y la distancia, a la manera de la “nube” del Éxodo. La Gloria va marcando el camino, a medida que abandona el templo (10,18-22), y Jerusalén (11,22-25); al final retornará a Jerusalén y al templo (cap. 43,1-9). Esta Gloria anticipa en algún sentido la Encarnación del Verbo, que acampó entre nosotros y nos dejó ver su gloria.
* Sin embargo, hay una diferencia con la nube o la columna de fuego: la Gloria no es visible a todos. Contemplarla es un privilegio, o mejor, un regalo que permite reconocer la ruta de Dios entre tantos caminos de esta tierra. Por eso, el que sepa de Dios ha de ser como un centinela (cap. 33) y no un inicuo egoísta, como lo han sido los pastores de Israel (cap. 34).
* Esa idea, la de un don para reconocer lo divino cuando no es obvio, resulta indispensable en tiempos de confusión (cap. 8) e impotencia (cap. 9). El presente resulta repugnante, a fuerza de profanaciones, y por eso hay que hundir la mirada en el futuro, esperando sólo en Dios, de quien vendrá la novedad: un nuevo corazón, una nueva alianza, un nuevo espíritu.
* Ezequiel valora lo ritual y cultual pero en ningún sentido aprueba el culto formalista e hipócrita. Lo mismo que Jeremías, ve que la religión alcanza verdad sólo cuando alcanza el corazón (36,22-28).
ATENCIÓN: Escucha el retiro completo, o baja las notas de los ocho temas, en PDF.