332. Únicamente, olvidando lo que queda atrás, me esfuerzo por lo que hay por delante y corro hacia la meta, hacia el premio al cual me llamó Dios desde arriba por medio de Cristo Jesús. (Flp 3,13-14)
333. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, digan los ministros del Señor: Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu heredad al oprobio, no la sometan los gentiles, no se diga entre los pueblos ¿Donde esta su Dios? (Jl 2, 17)