Catolicos y vida publica

Yo empezaría por relativizar la idea de que las cosas cambian en la sociedad "desde arriba." Obviamente, lo deseable es que haya un gobierno confesionalmente cristiano con leyes que sean totalmente compatibles con la enseñanza católica. Pero el camino hacia allá puede tener muy diversos estadios.

Sencillamente, hay ocasiones en que la vía política es intransitable. ¿Ejemplos? Judea en el siglo I. Cristo no perdió tiempo buscando acceder al poder político visible pero sembró de manera profunda y eficaz lo que era del caso sembrar. Ya llegarían los tiempos–no del todo gloriosos–en que el imperio pudiera llamarse "sacro."

¿Otro ejemplo? Pablo en el mediterráneo. Por eso me gusta tanto la expresión "Tal vez el mundo–el mundo actual–es Corinto," porque Pablo tampoco se dedicó a buscar medios de influencia en la corte del César sino que fundó comunidades y predicó de modo admirable y sapiente.

Mi teoría es que "hay que hacer la tarea." No hay que pelear por que haya partidos católicos, ni tampoco discutir demasiado con los que están. Me parece más sensato admitir que se necesita una "masa crítica" para que el punto de vista católico EXISTA como realidad social vigorosa y fecunda, y ello requiere años, muchos años de evangelización y de santidad. El campo abonado con esos sudores quizás–sólo quizás–dará fruto a mediano plazo con partidos que tengan una base respetable y real.

Así que hay mucho por hacer. Pero no habrá mucho que ver, a lo menos, no en un buen número de años.

–  Fr. Nelson Medina, OP

   

Publicado via email a partir de Palabras de camino

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