Quizas hay una razon obvia por la que hay pobres

Es muy curioso que en medio de tantas discusiones acerca de acabar con la pobreza en el mundo pocas veces se menciona la codicia como una de sus causas. Nos venden la idea de que un conjunto de leyes o un sistema económico van a lograr que el umbral de la pobreza desaparezca.

Esa ilusión, que podemos llamar legaliforme, va en pareja con otra ilusión, a saber, que un sistema económico puede exportarse como se exportan los bienes o, hasta cierto punto, los servicios. En realidad, la economía de una nación o región es una red complejísima de acuerdos solo en parte visibles y solo en parte explícitos, que a su vez dependen de intangibles como la cultura, los valores, la educación, las creencias, y seguramente también las formas de entretenimiento y las concepciones sobre el amor, la muerte, y mucho más.

Nombres tan genéricos como “socialismo” o “capitalismo” terminan siendo poco más que ollas vacías en los que pueden acomodarse toda clase de sopas y cocidos. Lo cual no significa que no importen los nombres o las tendencias, sino que es pobre creer que con un nombre ya está descrita una realidad económica concreta.

De todas maneras, desde el punto de vista de la teología hay varios puntos de particular interés, en relación con la pobreza y los pobres.

  1. La conversión es una realidad esencialmente espiritual que sin embargo tiene criterios de juicio objetivo y tangible: “Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (1 Juan 3,17)
  2. Cristo dice: “Pobres tendréis siempre con vosotros” (Juan 12,8) ¿Es una declaración pesimista, hiperbólica, o el anuncio de la puerta perenne hacia la realidad de la gracia?
  3. Las varias formas de pobreza. Aunque se abuse de este enfoque no deja de ser cierto. La Madre Teresa lo resumió bien: “Se puede encontrar a Calcuta en cualquier parte.” ¿Hay requisitos para que eso sea así, o es asunto de escogencia personal?
  4. Cristo “nos enriqueció con su pobreza,” dice san Pablo (2 Corintios 8,9). ¿Eso queda como un evento único, como un ejemplo perenne, como una realidad esencialmente material, como un criterio hermenéutico para hacer teología, o tal vez algo distinto?
  5. Pobreza y ecumenismo. Hay quienes ven en el trabajo conjunto por mejorar la realidad humana de los pobres un camino para el encuentro y comunión con cristianos de otras confesiones. ¿Es camino de encuentro o método de trivialización de las diferencias doctrinales?

Fr. Nelson Medina, O.P.