Si con una canción
de breve letra
quisiera yo cantar
la vida entera.
Si con una palabra
y sólo una,
tuviera que contarles
mi fortuna.
Si toda mi oración
se me volviera
una lágrima
furtiva y bella.
Yo sólo diría,
cada mañana,
“Gracias, mi Dios;
Dios, muchas gracias.”