Hablemos de Colombia

La seguridad, el tema que en las encuestas encabeza las preocupaciones de los colombianos ha mejorado notablemente con Alvaro Uribe en la presidencia. Otras cosas no parecen ir realmente a mejor, y en ese sentido preocupa que un solo punto de la agenda se lleve toda la atención, las cámaras y los aplausos.

A este respecto he recibido un interesante aporte de un “Amigo en la Fe”, Jorge Martínez S., y con su autorización lo transcribo.

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Hoy acabo de escuchar por radio la noticia de que la Bolsa de Colombia, declaró utilidades de más de 15 billones de pesos. Y, la prensa de hace tres semanas, informó que las utilidades (declaradas) de los bancos privados, fueron de 3 billones. Mientras tanto, los sectores productivos (agropecuarios, industriales, manufactureros, exportadores, etc) no hacen sino declarar pérdidas, cierres, despidos…

Varias veces me he preguntado cómo veía o qué dijo sobre la economía Jesús. Hace algunos años, precisamente cuando la crísis financiera del 99, quise entender qué era lo que pasaba, y leí lo que podríamos llamar un “clásico” de la economía en Colombia, escrito por Hernán Echavarría Olózaga: “El sentido común en la Economía”. Nunca olvidaré lo que allí decía sobre lo que se denominan los “sectores de la economía”: sector primario (agropecuario y minero), sector secundario (manufacturero e industrial) y sector terciario (servicios, intermediación comercial y financiera). Y se me grabó lo de que esos nombres no solo se refieren a un orden de mera enumeración textual, sino a un orden real: tanto a un orden de prioridades (seguridad y subsistencia), como a un orden de transformaciones e intercambios. Entonces, releyendo las parábolas del Evangelio, del Amo que dejó su Hacienda a sus administradores, y, del que dió diverso número de Talentos a cada siervo: al último -que no produjo nada- con el único talento que recibió, le dijo: por lo menos lo hubieras llevado al banco, para ahora devolvérmelo con intereses. Es decir, “si con lo que les doy no van a producir nada, al menos, pónganlo en un banco”.

También en las parábolas de JesuCristo, la actividad de producción es prioritaria frente a la de intermediación.

La banca viene después de los sectores productivos. Pero de esa evangelización de las finanzas no se habla en Colombia.

En el gobierno anterior, se gastaron de nuestros impuestos más de 10 billones para “salvar” una docena de bancos, privados y con ánimo de lucro. Además crearon impuestos nuevos, diciendo que eran transitorios, empezando por un 1 por mil de las transacciones bancarias personales, y luego lo triplicaron y lo dejaron permanente.

En contraste, en los últimos dos años se han cerrado docenas de hospitales, públicos, y ahora no veo que ningún porcentaje de las utilidades (declaradas) de la banca -en los últimos dos años- sirvan para salvar ningún hospital, ni que se creen impuestos a las utilidades financieras, para “salvar” los hospitales que la población necesita.

Cuando, a lo largo de los años, uno reflexiona sobre todo eso, y, como en mi caso personal soy médico, y al sector salud lo han destrozado, cerrando docenas de hospitales y pauperizando y proletarizando a los profesionales de la salud -conozco especialistas cobrando menos de 10.000 por consulta privada- (mejor estudiar peluquería), resulta evidente por qué millones de colombianos han pensado en irse a vivir y trabajar al exterior. Y cientos de miles que -en Colombia- eran “fracasados” o desempleados, ahora resulta que en Norte América, la UE y Australia son los que envían, el 50% del PIB del país.

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