The Day After Tomorrow

Anoche estuve en cine. Segunda vez en el tiempo que estoy en Irlanda. Como la primera fue para ver La Pasión de Cristo, que tenía subtítulos en inglés, debo decir que la que fui a ver ayer, The Day After Tomorrow es la primera película de cine en inglés que veo sin ninguna clase de subtítulos. Cosas hay que se me escapan, claro está, pero el avance me llena de alegría y en realidad quiero dar gracias a Dios por su bondad en lo que me ha concedido con el idioma inglés.

Respecto de la película en sí, las cosas son claras desde el principio: uno sabe que va a ver dos horas de efectos especiales y que el guión llevará la impronta norteamericana típica de principio a fin. Y así sucede.

¿Cuál impronta? ¿En qué consiste? Varias cosas:

1. El modo de liderazgo, con sus tópicos consabidos: un líder es alguien bajo presión, alguien tenso y tensionante, pero a la vez, con una gran capacidad de resolución y de pensar en el bien común. Es generoso y de fiar, aunque puede tener sus exageraciones. En todo caso, produce resultados y al final se ve que su visión era la correcta y que sus decisiones fueron oportunas. El líder tiene que disputar con otros, y habrá un grito (o más) y muchas ocasiones de tener que esforzarse hasta los límites físicos o emocionales. El resultado sin embargo muestra que no hay premio sin dolor y que hay que saber dejar atrás muchas cosas y agradecer a los que supieron sacrificarse, algunos hasta el punto de dar la vida. El líder, finalmente, no es un santo; es muy humano; hay cosas que no le salen bien, comúnmente en el área de loa afectivo y sobre todo lo familiar. Sin embargo, el líder nunca es un malvado ni un interesado: su problema es que está demasiado embebido por un “llamado” superior, una misión, una tarea que siente que tiene que hacer, y en su pasión por su tarea resulta deficiente como punto de referencia estable para la familia sobre todo. En fin, todo este mensaje, que yo diría que es el prototipo del modelo americano de líder, es repetido una y otra vez con pocas variaciones a lo largo de decenas de películas.

2. Las películas de catátrofe, que ya son como un género cinematográfico en sí mismas, tienen también un estilo común en cuanto que plantean de modo plástico y dinámico cuestiones que en otras épocas estarían en los campos de la filosofía o la teología. La muerte, la vida, el heroísmo, el sentido de la vida, qué es lo bueno y qué lo malo, qué o quién merece honor y también qué significa ser ruin, cuál es el valor de los sueños y qué poder real tiene el amor, cuándo hay que conservar una promesa y qué hay que estar dispuesto a dejar de lado… todo ello merecería una elaboración racional que desde luego no se da (pero tampoco se excluye) en este género de cine, que incluye títulos memorables como Volcano, o Deep Impact. La catástrofe nos obliga a poner delante lo inaudito, lo excepcional, pero a través de ello casi nos obliga a preguntarnos por lo permanente. Un buen ejemplo es The Day After Tomorrow: si una era de hielo hace inhabitable gran parte del planeta y mueren millones de personas, ¿qué permanece? De algún modo cada uno de los hilos de la película es una respuesta a esa pregunta: permanece el amor, permanece el heroísmo, permanece la Estatua de la Libertad (?), permanece la Biblia… Es como el modo postmoderno de hacer filosofía popular.

Es parte de las virtudes de la película lograr todo ello en un marco de relativa verosimilitud y en referencia a personas relativamente “normales.” Es claro que el director ha querido que de este modo la mayoría de su público pueda meterse en la trama, cosa que creo que logra –dentro de los límites del género mencionado.

De otro lado, hay que nombrar unos tres errores o imprecisiones que, aunque no quitan impacto a los efectos especiales, hay que mencionar porque es de los placeres lícitos que tiene el cine. 😉

1. Desde la ciencia: los cambios climáticos descritos en ningún caso sobrevendrían en tan breve tiempo (unas semanas). Según climatólogos entrevistados no cabe pensar en una era de hielo llegando en menos de cinco años de transformaciones.

2. La Estatua de la Libertad no se cae recibiendo una ola que equivale a centenares de tsunamis juntos. Comprensible, pero irreal.

3. El hielo no congela los mares. Es importante para efectos de la película porque es lo que permite que se vean mapas desde una estación espacial. En una era de hielo genuina mares y tierras se congelarían. El caso paradójico es que la Estatua de la Libertad queda sepultada por la nieve, pero las costas de EEUU se siguen viendo nítidamente desde el satélite.

Ahora, si la pregunta es si disfruté la película, la respuesta es . Este género, por lo ya dicho, me atrae y además creo que presta un servicio relevante hoy por hoy.