Conocimiento fundado en pruebas empíricas: es tu exigencia.
Me parece razonable. El punto está en la “empireia”, la “experiencia”, en su sentido primero.
Yo creo que todos estamos de acuerdo en que el conocimiento nace de algún género de empireia. El problema es cuáles experiencias reconocemos como válidas y cuáles no.
La cosa se agudiza si añadimos la palabra que tú utilizas: “pruebas”. Me haces recordar mis años de estudio en física teórica en la Universidad Nacional, en Colombia.
¿Qué es “probar”? En física, es un proceso complejo, pero siempre incluye los siguientes elementos:
1- Optamos por una franja del espacio-tiempo, a la que llamamos nuestro “laboratorio”, y en la que controlamos –la palabra es importante– aquellas variables que nos parecen relevantes para el tipo de empireia que queremos tener. Por ejemplo, en un laboratorio de bioquímica será relevante el nivel de humedad; en uno de circuitos eléctricos alámbricos, mucho menos. En niguno de los dos se piensa que influirá si el edificio del laboratorio está orientado en la misma dirección del campo terrestre o no. Es decir: a partir del consenso en la teoría limitamos dentro de unos parámetros aquellas variables que nuestro conocimiento previo estima como significativas.
2- Seleccionamos una parte de la realidad y la conducimos a las condiciones controladas de nuestro laboratorio.
3- Interactuamos con esa porción de la realidad, sobre la base de una evaluación previa del grado de influencia (bias) que nuestra interacción tendrá sobre lo observado. Esto es posible hasta un cierto límite, porque, como sabemos, en el mundo subatómico encontraremos límites insalvalbles relacionados con la constante de Planck (Principio de Incertidumbre de Heisenberg).
4- Medimos el resultado (outcome) de nuestra realidad transformada por esa interacción. Comunmente, y según sea posible (en astronomía no suele serlo) la medida es, ella misma, un ejercicio estadístico que requiere su propia valoración teórica antes de ser “usable”.
5- Relacionamos ese “outcome” con lo predicho desde los supuestos de una base documental anterior y un marco teórico predictivo anterior. Si hay un acuerdo que caiga dentro de los parametros de error que la misma y otras teorías subyacentes admiten, consideramos la prueba como “superada”; en caso contrario, eventualmente hay que reformar el marco teórico y buscar una teoría que haga predicciones mejores.
De todo ese proceso, lo más interesante, según me he ido convenciendo, son las “selecciones” iniciales que hacemos, es decir, el LABORATORIO y la PORCIÓN DE REALIDAD a examinar.
Debo destacar que el laboratorio es, en sí mismo, el resultado de una teoría, y que por consiguiente, en el conjunto de sus posibilidades de reconocimiento de la realidad, contiene un sesgo que depende sobre todo de nuestra propia intencionalidad. O con otras palabras: un laboratorio es un lugar donde nos hacemos terriblemente ciegos a muchas cosas en el deseo de ver claramente unas pocas. Al igual que una lupa, que nos descarta todo el campo visual para engrandecernos una parte: lo que cabe dentro de su cono de ampliación.
Uno puede preguntarse si la estrategia “laboratoril” es apta para percibir toda la realidad y todo en la realidad. La respuesta es negativa, obviamente. La metodología de laboratorio sólo verá… lo que sea apto de ser llevado al laboratorio. Suena a tautología, pero supone más que ello: estamos afirmando que SI ACASO existe una realidad que no puede por su propia naturaleza ser susceptible de enfoque, NUNCA la veremos en una laboratorio ni con la metodología de un laboratorio.
Una comparación puede servir. Tomemos la idea de “paisaje”. Andrea quiere explicarle a su hermanito Javier qué es un paisaje. Pero Javier sólo cree lo que puede examinar con su microscopio, que le ha servido para desentrañar los misterios del polen, la huella digital, y las pantallas digitales. Entonces Andea discute, y Javier accede a admitir que existe un paisaje… si logra verlo con su microscopio. Y Andrea sufre porque no haya cómo comprimir el paisaje a la medida del microscopio de su hermano.
Esto no implica que TENGA que haber algo más allá del microscopio de Javier. Sólo indica que cuando hacemos una opción metodológica, sea por un microscopio o por un estilo “laboratoril”, estamos ganando algo y mucho, pero también estamos perdiendo algo y mucho.
Todo lo dicho no “prueba” nada, en términos de existencia. Simplemente quiene mostrar que al utilizar una herramienta crítica, como la que implican las expresiones “prueba empirica” es saludable que seamos nosotros mismos críticos con lo que utilizamos.