Atención al sesgo de auto-confirmación

ATENCIÓN AL SESGO DE AUTO-CONFIRMACIÓN

El sesgo de pensamiento más generalizado parece ser el de “auto-confirmación.” Consiste en la tendencia a leer, escuchar o dar atención y respeto sólo a lo que confirma lo que YA pensábamos. Detectarlo EN UNO MISMO es difícil… ¡pero no imposible! De ello queremos hablar.

Varias controversias actuales tienen que ver con este sesgo. Ejemplos: vacunados vs. no-vacunados; Izquierda vs. Derecha; experiencia de los mayores vs. entusiasmo y creatividad de los jóvenes; Misa Tradicional vs. Novus Ordo. ¡Hay demasiada polarización en demasiados lugares!

Lo primero es descubrir la FUNCIÓN psicológica y emocional que cumple el sesgo de auto-confirmación: Nos hace sentir que estamos del lado “correcto,” que estamos haciendo las cosas bien y que, de hecho, somos de los “buenos.” Esta sensación es agradable pero engañosa.

Lo segundo es tomar conciencia de que vivimos en tiempos de grandes confusiones, relativismo en los valores, tolerancia de todo tipo de desviaciones y falta de Norte en muchos de nuestros líderes civiles o religiosos. Este ambiente alimenta la necesidad de encontrar SEGURIDAD.

Lo tercero es algo que afecta especialmente a las personas que tienen fuerte afiliación a un partido político o a un grupo religioso (pasa también en la Iglesia Católica). La auto-confirmación ayuda a afianzar el sentido de pertenencia y de capacidad de impacto.

Además, no hay que descartar la fuerza que lo sobrenatural, en forma de mensajes o apariciones, tiene en muchas personas, incluso si tales hechos no han sido reconocidos por la Iglesia, o si la Iglesia no los interpreta de la manera que lo hacen ciertos grupos.

Esto se nota en el caso de aquellas personas que sienten que si hacen tales o cuales acciones están desobedeciendo a Dios, o a la Virgen, y que por consiguiente quedan como “manchados” o “marcados” como enemigos de Dios, y listos para condenarse.

Después de entender la FUNCIÓN, o sea, por qué uno PODRÍA estar afectado de un sesgo de auto-confirmación, hay que estar vigilantes en cuanto a los SÍNTOMAS. El primero de ellos es la tendencia a clasificar siempre a las personas: “de los nuestros” vs. “contra nosotros.”

Segundo síntoma: Uno empieza a GENERALIZAR a los “adversarios.” A uno le parece que todos son irresponsables, o enceguecidos, o vendidos al sistema. Se pierde la capacidad de matizar, valorar lo que “los otros” hacen o los conocimientos o las fuentes que tienen.

Tercer síntoma: Uno pasa a disculpar sistemáticamente los errores o incoherencias del lado “de los buenos.” Las acusaciones son implacables contra “los otros” pero las justificaciones sobran cuando se trata de uno mismo o de los del grupo de uno.

Cuarto síntoma: uso de EVIDENCIA ANECDÓTICA como regla de verdad. El estilo es: “Yo conocí una persona que hizo lo que proponen (los adversarios) y le cayeron las desgracias, y murió…” Se pierde la capacidad de situar datos particulares en el conjunto de una estadística seria.

Por supuesto, también se utiliza la evidencia anecdótica como fuente de confirmación de lo de uno, con este lenguaje: “Fulano de Tal hizo lo que proponemos y ya no está afectado; nosotros sí conservamos la verdadera fe; cada vez más gente está con nosotros…”

Quinto síntoma: Descalificación radical de todas las fuentes que no coincidan con el propio punto de vista: Se piensa y se obra bajo la idea de que TODO está contaminado, TODOS están mintiendo, NINGÚN medio de comunicación informa bien; el gobierno SIEMPRE engaña…

Sexto síntoma: Inscribirse en numerosos grupos de WhatsApp, o en general, en redes sociales que le vayan repitiendo a uno y re-confirmando, lo que uno ya “sabe” que es la verdad. Se presenta aquí un fenómeno de refuerzo mutuo que es extremadamente fuerte.

Séptimo síntoma: Uno empieza a soñar con el tiempo de la victoria definitiva. Las controversias actuales se ven únicamente como una etapa que uno quiere imaginar que pasará pronto, de modo que “no debe estar lejos el triunfo de mis ideas y de mi grupo…”

¿Es posible SUPERAR EL SESGO de auto-confirmación? ¡Sí es posible! Y no, no consiste en caer en relativismo o falta de sentido crítico. Lo primero para el “tratamiento” es por supuesto evaluar cuáles de los siete síntomas uno tiene, y con qué intensidad.

En segundo lugar, es necesario PREGUNTARSE varias veces, en distintos momentos, y con la máxima honestidad posible: “¿En qué tiene razón el que no piensa como yo?” Y también: “¿Qué están haciendo bien los que no pertenecen a nuestro grupo o manera de pensar?”

La clave está por supuesto en reconocer cualidades en “los otros” y admitir, sin justificaciones fáciles, los defectos o errores en “nosotros.” Jesús hacía esto cuando presentaba como modelo de fe a un centurión romano, o modelo de caridad a un samaritano.

En tercer lugar, hay que ampliar las FUENTES DE INFORMACIÓN. De hecho, hoy es prácticamente imposible encontrar un medio informativo que sea completamente imparcial. Una y otra vez, cotejando a menudo distintas fuentes, uno debe hacer el esfuerzo de informarse mejor.

En cuarto lugar, capacitarse un poco más en asuntos de CIENCIA y de ESTADÍSTICA BÁSICA. A mí me asombra, por ejemplo, que hay personas que dicen: “vacunados y no-vacunados al final se mueren.” Por favor, revisar estadísticas, cotejar, gastar algo de tiempo en ello.

En quinto lugar, los que somos creyentes NO DEJEMOS DE ORAR, de pedir luz al Espíritu Santo; rogar a Dios que nos arranque del corazón toda tendencia de arrogancia, fariseísmo, desprecio al prójimo; y sobre todo: que nos abra siempre a la verdad. ¡Amén!

La santidad como programa de vida

El examen de conciencia responde a una necesidad de amor, de sensibilidad.

No esperes a la vejez para ser santo: ¡sería una gran equivocación! -Comienza ahora, seriamente, gozosamente, alegremente, a través de tus obligaciones, de tu trabajo, de la vida cotidiana.

Ruega al Señor que te conceda toda la sensibilidad necesaria para darte cuenta de la maldad del pecado venial; para considerarlo como auténtico y radical enemigo de tu alma; y para evitarlo con la gracia de Dios.

Con serenidad, sin escrúpulos, has de pensar en tu vida, y pedir perdón, y hacer el propósito firme, concreto y bien determinado, de mejorar en este punto y en aquel otro: en ese detalle que te cuesta, y en aquél que habitualmente no cumples como debes, y lo sabes.

Más pensamientos de San Josemaría.

El Papa Francisco nos invita a examinarnos

Hemos oído muchos nombres, tantos nombres. El grupo de dirigentes religiosos, algunos sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley, que habían decidido matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo. ¿Soy yo como uno de ellos?

También hemos oído otro nombre: Judas. Treinta monedas. ¿Yo soy como Judas? Hemos escuchado otros nombres: los discípulos que no entendían nada, que se durmieron mientras el Señor sufría. Mi vida, ¿está adormecida? ¿O soy como los discípulos, que no entendían lo que significaba traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolverlo todo con la espada? ¿Soy yo como ellos? ¿Soy yo como Judas, que finge amar y besa al Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo, un traidor? ¿Soy como aquellos dirigentes que organizan a toda prisa un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy como ellos? Y cuando hago esto, si lo hago, ¿creo que de este modo salvo al pueblo?

¿Soy yo como Pilato? Cuando veo que la situación se pone difícil, ¿me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad, dejando que condenen – o condenando yo mismo – a las personas?

¿Soy yo como aquel gentío que no sabía bien si se trataba de una reunión religiosa, de un juicio o de un circo, y que elige a Barrabás? Para ellos da igual: era más divertido, para humillar a Jesús.

¿Soy como los soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten humillando al Señor?

¿Soy como el Cireneo, que volvía del trabajo, cansado, pero que tuvo la buena voluntad de ayudar al Señor a llevar la cruz?

¿Soy como aquellos que pasaban ante la cruz y se burlaban de Jesús : «¡Él era tan valiente!… Que baje de la cruz y creeremos en él»? Mofarse de Jesús…

¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la Madre de Jesús, que estaban allí y sufrían en silencio?

¿Soy como José, el discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor para enterrarlo?

¿Soy como las dos Marías que permanecen ante el sepulcro llorando y rezando?

¿Soy como aquellos jefes que al día siguiente fueron a Pilato para decirle: «Mira que éste ha dicho que resucitaría. Que no haya otro engaño», y bloquean la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, para que no salte fuera la vida?

¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de estas personas me parezco? Que esta pregunta nos acompañe.

De su homilía del 13 de Abril de 2014

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 07 de 10: Conocimiento de sí, parte 3 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 7 de 10: Conocimiento de sí, parte 3 de 4

* Si se superan, por lo menos en su mayor parte, el anillo exterior de maleza, y el anillo interior de oscuridad que rodean el santuario interior de la conciencia, allí donde Dios deja oír más claramente su voz, ¿qué es en ese momento conocerse a sí mismo? El proceso puede ser descrito en ocho etapas, que tienen como fundamento común el propio ser, descubierto como:

(1) Recibido. “Yo soy la que no soy; tú eres el que eres,” exclama Catalina, con certeza que no es simplemente metafísica sino que hunde su raíz en la experiencia de gratuidad que está en la base de todo su ser. Al saber que no nos hemos dado el ser, sabemos también que quien conoce mejor nuestro ser, y quien puede llevarlo a plenitud, es quien lo ha dado.

(2) Profanado. De Dios todo ha salido bien. “Vio todo lo que había hecho, y todo era bueno” (Génesis, capítulo 1). La maldad entonces, la que se aposenta en nuestra vida, equivale a ensuciar la hermosa obra de Dios: es como una profanación que distorsiona e inutiliza el bien recibido.

(3) Necesitado. Si no se deja llevar por el cinismo o la desesperación. el hombre llega a reconocer su indigencia. Se trata de una profunda insatisfacción que tiene en sí la semilla para movernos a nuestra condición más auténtica y verdadera.

(4) Iluminado. La luz de la razón alcanza incluso para dejarnos saber que en la raíz de nuestro descontento hay hechos, actos y actitudes específicas que deben cambiar. He aquí el comienzo del interés por las verdaderas virtudes, en las cuales uno encuentra algo qué admirar y algo en qué trabajar.

(5) Compadecido. No hay razón de mérito que explique por qué Cristo ha venido a nuestra tierra, participando en todo de lo que somos, menos en el pecado, que no tiene ser. En Cristo encuentro a la vez uno que tiene todo para ser admirado pero que además ha hecho camino junto a mí: es sumo sacerdote perfecto y compasivo a la vez, como indica la Carta a los Hebreos.

(6) Restaurado. A través del perdón y el amor, el ser humano experimenta un primer sorbo de alegría, de reconciliación y de paz. Puede hablarse de una conversión, y sobre todo, de un gran deseo de avanzar por el Puente.

(7) Peregrino. En compañía de sus hermanos en la fe, y alimentado con la doctrina y los sacramentos, el hombre avanza en Cristo. Comprende que su horizonte y destino sólo puede ser Dios. En las dificultades y caídas tiene a la Madre y Maestra, que es la Iglesia.

(8) Unido – unificado. Deseablemente, es el término de esta historia. Es allí donde el hombre descubre que no le engañaba su conciencia cuando lo empujaba una y otra vez a la conversión, a l amor y a la esperanza.

Doctrina Espiritual de Santa Catalina, 05 de 10: Conocimiento de sí, parte 1 de 4

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Tema 5 de 10: Conocimiento de sí, parte 1 de 4

* De nada sirve el Puente si no lo usamos. Pero descubrir el valor del Puente no es un asunto externo sino que tiene que ver con descubrirse uno mismo llamado hacia la plenitud en Dios y bloqueado en su camino hacia esa plenitud.

* Por eso es necesario “entrar” en sí mismo: porque sólo en uno mismo, en la propia historia, puede uno llegar a la convicción profunda de cuánto se necesita ese Puente y qué saludable es ir a través de Él.

* Además, el pecado es siempre olvido de Dios, o dar la espalda a Dios, por volverse hacia los bienes parciales que nos ofrecen las creaturas. En tal sentido, la vida de pecado está volcada hacia afuera, según aquello que reflexionaba San Agustín en sus Confesiones, ya tiempo después de la conversión: “Tú estabas dentro de mí, Señor, y yo afuera…” Si pecar es quedarse retenido “afuera” parece lógico afirmar que convertirse implica entrar en sí mismo y descubrir allí a Dios. Es lo que propone Santa Catalina.

* Pero para llegar a esa casa interior del conocimiento de sí mismo es preciso salir del agua del río. Aunque uno no puede llegar a la orilla de Dios por las propias fuerzas, sí puede y debe volver a la verdad de su condición de ser humano, con todas las limitaciones y pecados. Hay obstáculos externos a nuestra verdad profunda, que quieren impedir que lleguemos a esa verdad. Los principales son:

(1) Inmadurez: cuando uno pretende que la responsabilidad de la propia vida recaiga siempre en otras personas, usualmente del propio pasado: lo que los papás fueron o hicieron, etc.

(2) Ignorancia, que puede ser salvable o insalvable.

(3) Error, cuando uno ha llegado a convencerse de algo que no es cierto, por ejemplo, por repetición del entorno.

(4) Cinismo: cuando, agotado de luchar por cambiar lo que parece reprobable, uno intenta convencerse, y convencer a los demás, que ello no tiene nada de malo.

(5) Desesperación: cuando, agotado de luchar, y aveces también: agotado de tratar de convencerse de que no está mal lo que sí está mal, la persona renuncia a la esperanza y se enclaustra en su pasado.

* Esos diversos obstáculos forman una especie de anillo de maleza que impide entrar en la “casa” del propio conocimiento.

La Vocación, 13 de 16, Conocimiento de sí mismo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 13 de 16: Conocimiento de sí mismo

* Iniciamos la cuarta y última sección de nuestro retiro espiritualEs fácil asociar el llamado vocacional al primer momento consciente en que uno considera un cierto estilo de vida. Según ese modo de pensar, la vocación “empieza” en esa primera propuesta recibida, o deliberación realizada.

* La verdad es que la vocación no sucede por pura fascinación de una invitación exterior. Es más bien la coincidencia, aunque sea sólo parcial, entre la propuesta exterior y las disposiciones interiores, lo que hace saltar una chispa de alegría y un motivo de esperanza.

* Esto significa que una clave fundamental del camino vocacional es aquello que uno es. Dios empezó a llamarnos no cuando nos dimos cuenta sino cuando él pensó en nosotros, es decir, en cierto modo, desde siempre.

* Como lógica consecuencia, es preciso examinar la propia historia, y buscar el recto conocimiento de sí mismo en Dios, si uno desea definir su camino vocacional, y después avanzar en él con gratitud, alegría y provecho.

Vidas Consagradas, 9 de 12, Sanacion en la Vida Religiosa

Retiro Espiritual con las Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth, del 26 al 31 de Diciembre de 2011. Tema 9: Sanación en la Vida Religiosa.

Las condiciones peculiares de la vida religiosa, y en concreto, la vida en las comunidades femeninas, presenta desafíos muy específicos cuando se trata de sanar heridas del pasado (antes del ingreso al convento), o heridas de lo que podemos llamar el presente, es decir, aquellas que acontecen en el día a día de la vida en comunidad.

Una de las principales dificultades se nota al comparar la condición de una mujer seglar y la de una religiosa. En el primer caso, la seglar suele desahogar su corazón atribulado comentando sus cosas con amigas o parientes. Este camino no es fácilmente practicable para la religiosa, a menos que desee iniciar o empeorar una serie interminable de murmuraciones y chismes.

La mujer consagrada debe saber, sin embargo, que Dios no está lejos de su camino, y que su Providencia ciertamente actúa si estamos en disposición de recibir su paso sanador cuando llegue. Tres sugerencias:

(1) El humilde conocimiento de sí mismo, a la luz de Cristo en su Pascua.

(2) La conciencia de que toda sanación profunda es un proceso; la paciencia y la perseverancia se requieren en esto, como en todo lo que merece la pena.

(3) De tanto en tanto, Dios muestra “paquetes” de cosas, sean heridas o pecados, que hemos de entregar al sacerdote como confesión o para pedir su bendición.

La Verdad es una Persona

Escuela de Vida Interior, Tema 7: La verdad es el bien de la inteligencia, pero la verdad no es una idea ni un conjunto de ideas, sino que es una Persona; se llama Jesucristo. Tratando de comprender estas afirmaciones nos remitimos a la enseñanza de Santa Catalina: la vida espiritual empieza por el conocimiento de sí mismo. La conferencia desarrolla cuatro recomendaciones prácticas para avanzar en ese conocimiento, como camino hacia una vida en Cristo.

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Este tema pertenece al Capítulo 01 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 01 está aquí:

is.gd/vida_interior_01

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

Autoengaños más comunes

Gato que se cree leónEsta sección la he desarrollado a partir de un artículo en Lifehack y algunas referencias al trabajo clásico de Francis Bacon. Por supuesto, el tema es amplísimo y lo que aquí recojo trata de destacar solamente lo que veo suceder con más frecuencia.

Hay el chiste del hombre ya anciano que asistía a una procesión muy concurrida, de alguna advocación de la Virgen María, y de pronto grita: “¡No empujen, no empujen, que yo me caigo solo!”

Algo así nos suele suceder en el ámbito del razonamiento, o de la búsqueda de la verdad, en general: hay errores de método a los que llegamos a acostumbrarnos tanto que vienen a resultar más fácil equivocarse que acertar. Revisemos algunos de los más comunes.

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CSM-001 DE CUÁN NECESARIO ES ESTE CONOCIMIENTO

Hay tantas cosas admirables en el mundo que nos rodea, ya se trate del firmamento, las tierras o las aguas colosales del océano, que uno podría pasar la vida entera en actitud de explorador, sin cansarse de encontrar muchas y muy variadas maravillas.

Además de la Naturaleza, también la Historia humana tiene su propio caudal de relatos fascinantes, momentos cruciales, idilios bellísimos o guerras formidables; también a esta clase de conocimiento se le podría dedicar muchísimo tiempo sin dejar nunca de encontrar preguntas pertinentes y respuestas oportunas.

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