Hay dos comentarios básicos que hacer, antes de abordar un texto como el discurso de Jesús en Mateo 24. Primero, el carácter general del lenguaje apocalíptico. Segundo, los varios niveles del discurso de Nuestro Señor.
Sobre el lenguaje apocalíptico hay que decir que se trata de algo bastante elaborado por el tiempo en que Cristo vivió sobre esta tierra. La “apocalíptica” es todo un género literario que hunde sus raíces en el movimiento profético y hasta cierto punto lo generaliza o extiende. Si fue tarea de los profetas mostrar el parecer de Dios para unas coordenadas concretas de tiempo y lugar, las visiones de tipo apocalíptico ensanchan ese enfoque hasta cubrir todas las naciones y todos los tiempos.
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¿Cuál es la Palabra Impronunciable de nuestro tiempo? ¿Cuál será? ¿Una grosería de baja estofa? ¿Una blasfemia terrible? ¿Una obscenidad burda? Nada de eso; todo eso es “pronunciable” y todo eso brota por todas partes en nuestra sociedad liberal y secular.
66.1. Aunque hay igualdades fundamentales entre los seres humanos, ellas son de tal naturaleza que se abren a una diversidad inagotable. En efecto, vuestras facultades propias, como la inteligencia y la voluntad tienen una identidad básica, pero tienen también una apertura radical hacia el objeto que les es propio, a saber, la verdad para la inteligencia y el bien para la voluntad.
La Ecología es la ciencia que mira a los seres vivos en relación con su entorno y por ello mismo en la complejidad de sus mutuas relaciones. Es una ciencia con nombre hermoso porque la raíz “eco” viene del griego “oikos” que quiere decir “casa;” es la misma raíz que está en la palabra “economía.” Según eso, la ecología quiere que conozcamos nuestra “casa común,” que en cierto sentido es este planeta Tierra, y en otro sentido se confunde con el universo, con el cosmos mismo.
65.1. En todo tiempo aquellos que han anhelado la más plena libertad han querido desprenderse del tiempo, y en todo lugar aquellos que han pretendido la más perfecta libertad han tratado de irse más allá de todo lugar. No siempre las palabras que expresan estas ansias de liberación suprema han sido las más apropiadas. Así por ejemplo, los que hablaron del cuerpo como “cárcel” del alma describieron con acierto la fuerza de este impulso interior, pero suscitaron confusión sobre el hecho de que lo corpóreo tiene su origen en el mismo Dios que es único Creador de todo “lo visible y lo invisible,” según ha enseñado varias veces la Iglesia en solemnes y augustos credos.
Irlanda tiene entre las glorias de su fe católica ser el hogar que vio nacer a la Legión de María, una organización de laicos que se adelantó en muchos aspectos al Concilio Vaticano II. Yo mismo he recibido inmenso bien de su apoyo y del espacio que me han brindado para predicar el Evangelio aquí en Dublín de dos maneras: en retiros anuales de un día y en reflexiones mensuales que ofrezco como director espiritual de una de las Curias, la de Bethlehem.
El primer comercial de televisión sobre toallas higiénicas femeninas, en mis recuerdos, presentaba a dos amigas que se disponían a ir a un paseo en compañía de muchos otros chicos y chicas. Una dice a la otra: “Pensé que no vendrías…” y la otra responde: “¡SERENA me salvó el paseo!” Eso debió suceder hacia 1972. Con el tiempo supe que SERENA era la marca de esas toallas y supe también que ese paseo se hubiera podido arruinar debido al periodo menstrual de esa muchacha.
