El próximo 1° de septiembre cumpliré cuatro años de haber llegado por primera vez a Irlanda con el propósito de hacer un doctorado de teología en Milltown Institute. El camino recorrido ha sido extenso e intenso y creo que, sin bajar la mirada que ya apunta hacia el final de esta etapa, es saludable hacer balance, sobre todo para no dejar perder lo que se ha podido lograr con tanto esfuerzo.
Por lo pronto me llama la atención cómo la experiencia de formación intelectual de nivel superior ha ido cambiando en la historia reciente de nuestra Provincia, especialmente si la comparamos con lo que podía ser esta clase de estudios en años no muy lejanos. Me refiero en particular a tres aspectos: uso de los idiomas, servicio a instituciones internacionales y relación viva con otras culturas y países. Mi impresión es que los cambios que se han producido son ya permanentes y por lo tanto conviene conocerlos, discutirlos y quizás pensar en tomar las previsiones apropiadas para que nuestra Provincia se sitúe del mejor modo en el conjunto de la Orden, de cara al servicio que nos es propio como predicadores.

77.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
75.1. Quiero que sepas que me alegra tu alegría. Pablo dejó esta enseñanza: «Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran», y en cierto modo lo explicó en lo que sigue: «Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría» (Rom 12,15-16).
74.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.