Lo que Roma puede hacer para liderar la unión entre los cristianos

Hay quienes piensan que prácticamente lo único que tiene que hacer Roma es esperar a que los demás cristianos se convenzan de sus muchos errores y vuelvan arrepentidos a la Plaza de San Pedro. Otros piensan que muy al contrario el Vaticano debe fortalecer su presencia en organismos multilaterales, como el Consejo Mundial de Iglesias, y hacer frente común con los demás, produciendo “hechos ecuménicos” reales.

Las dos tendencias admiten, en general, que la oración es necesaria, sólo que la primera insiste en que los católicos tenemos esencialmente la verdad, mientras que la segunda tendencia enfatiza en lo que no tenemos y sí podríamos aprender de otros, incluso desde un punto de vista doctrinal.

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127. Rodeado por el Amor

127.1. Así como tantas maravillas de la naturaleza visible suceden sin gran ruido ni aparato, así también los grandes prodigios de la gracia suelen estar rodeados por un denso silencio, no de ausencia sino de austera majestad.

127.2. Medita, por ejemplo, en la presencia eucarística. Es un milagro continuo, cercano inmenso, y, sin embargo, silencioso. Hay vidas así, como los sagrarios: llevan dentro incalculables tesoros, pero desde fuera sólo alcanzarías a ver modestas y vacilantes lamparillas, suficientes, empero, para conducirte a los portentos interiores.

127.3. La primera enseñanza que esta consideración puede traer a tu vida es obvia: tu tarea es ser lo que debes ser, pues no te va a alcanzar la vida para vivir y al mismo tiempo hacer propaganda de lo que vives. Pero hay otra conclusión posible: así como es dañino hurgar en las vidas buscando en ellas los rastros del pecado, así también es saludable contemplarlas con admiración y, especialmente en esas que son como florecillas silvestres sin aplauso ni público, reconocer el paso del Espíritu de Dios.

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Curso Bíblico Básico (3 de 4)

Jesús en el centro de la Biblia: En el centro de la revelación que nos ofrece la Sagrada Escritura está la persona de Cristo. La Iglesia quiere que evitemos dos extremos: la ignorancia de la Biblia y la idea de la interpretación privada de la Biblia. La Iglesia protege a la Biblia, en su texto, su contexto y su sentido, y la Biblia protege a la Iglesia conservándola en la verdad de Dios que ella revela, y que tiene su culminación en Jesucristo; particularmente en la Pasión de Cristo.

Ejercicios sobre el perdón, 39

El Perdón, Aventura Humana y Espiritual: Les invito a hundirnos en esa riqueza maravillosa de las relaciones entre los hombres, que es el perdón, clave de la paz interior y de la felicidad y que el Creador ha colocado en el corazón de todo hombre y mujer. Perdonar es una aventura maravillosa y sublime, capaz de cambiar el rumbo de una vida, camino hacia la felicidad y la paz. Es, también, un misterio, y a menos que lo busquemos, permanecerá oculto a nosotros.

Elementos del perdón: En realidad, perdonar es excusar hasta lo que no tiene disculpa. Y más aún. Cuando excusamos a alguien, hacemos caso omiso de su error sin exigir nada a cambio. Cuando perdonamos, no solamente perdonamos una falla o un pecado, sino que abrazamos al pecador y buscamos rehabilitarlo y restaurarlo. Puede que no siempre sea aceptado el perdón ofrecido, pero una vez extendida la mano, desaparecen los resentimientos.

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Mírate en el espejo de Lambeth

Gene RobinsonQuienes piden reformas en la Iglesia Católica harían bien en ver si sus propuestas han sido puestas en práctica en otros lugares. Por ejemplo, suele hablarse del celibato como un freno cruel y severo a una multitud de vocaciones que vivísimamente anhelan recibir las órdenes pero que se sienten frenados únicamente porque su corazón tiene la realidad o la promesa de una unión afectiva estable con alguien. Pero si uno va a Alemania no ve que los luteranos estén desbordando a base de esas vocaciones–ni de otras.

Hay un ejército de entusiastas del proyecto de democratizar la Iglesia. Entre sus mentores está por supuesto Hans Küng, y en España la Asociación de Teólogos que usa el nombre de Juan XXIII suele ir por esa línea. Me pregunto: Estos amigos del proyecto democrático, ¿cómo leen los acontecimientos de la Conferencia de Lambeth? Para efectos prácticos el Anglicanismo es lo que ellos están pidiendo para la Iglesia Católica. Entre los anglicanos, según es bien sabido, el Arzobispo de Canterbury no tiene poder de jurisdicción real–ni nadie lo tiene, ni siquiera la misma Conferencia, pues las reglas cambian y finalmente es la persuasión y la votación lo que prima, de modo que si no logras que te aprueben algo en el 2008… hombre, un poco de paciencia, que ya saldrá para el 2018, si haces suficiente lobby. Así se ha adelantado la agenda gay, la ordenación de mujeres obispas.. and so on and so forth.

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126. Para ir al Desierto

126.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

126.2. Es preciso buscar la soledad, no como una especie de bien absoluto, sino como un instrumento para el conocimiento de sí mismo y la escucha más fiel de la voluntad de Dios.

126.3. Aunque la soledad es maestra, hay que saber escucharle sus lecciones. Dicho de otro modo: no todo aislamiento es genuina y fecunda soledad. Existe el aislamiento que nace del orgullo, del miedo, de la indiferencia o de la apatía. Aunque estas separaciones te aparten de los demás, no te apartan de ti mismo, y resulta que la verdadera soledad es como una peregrinación en la que lo primero que hay que dejar es el propio yo con todas sus pretensiones de imperialismo.

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Curso Bíblico Básico (2 de 4)

Una mirada al Antiguo Testamento: El protagonista central del AT es el pacto con Moisés, en la que concurren varias cosas: (1) El sentido de la verdadera liberación, que conlleva servir a Dios desde la gratitud y el amor; (2) El enunciado de los mandamientos, que según nos muestra Jesús, tienen un valor permanente; (3) El comienzo de una historia de alianza. Precisamente ahí revela su límite el AT, porque logra mostrar el bien pero no da las fuerzas para alcanzar ese bien. En este sentido, el AT queda como una pregunta abierta, como un grito de dolor que clama, a la espera de la salvación. Véase Isaías 63,15-19.