The City of God, book 5 of 22

Book 5 – Augustine first discusses the doctrine of fate, for the sake of confuting those who are disposed to refer to fate the power and increase of the Roman empire, which could not be attributed to false gods, as has been shown in the preceding book. After that, he proves that there is no contradiction between God’s prescience and our free will. He then speaks of the manners of the ancient Romans, and shows in what sense it was due to the virtue of the Romans themselves, and in how far to the counsel of God, that he increased their dominion, though they did not worship him. Finally, he explains what is to be accounted the true happiness of the Christian emperors.

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Ejercicios sobre el perdon, 44

LA MEMORIA Y LOS RECUERDOS: El tema de la sanación interior es muy largo y uno no se sana de una sola vez. Mucha gente piensa que está en paz, pero en su memoria hay guardadas una cantidad de heridas que necesitan ser sanadas mediante el perdón. Este tiene que llagar hasta las últimas fibras de nuestro ser, especialmente hasta la memoria y los recuerdos. Les invito, por tanto a iniciar una reflexión sobre este tema.

Cada persona es un mundo y su interior es tan complejo, que resulta difícil de esclarecer. Ha recibido, desde su concepción e infancia, gran cantidad de sensaciones tanto positivas como negativas. Todos llevamos en nuestro interior un mundo de experiencias, que a través de la vida hemos recibido, lo cual nos hace reaccionar de manera muy distinta. Para conseguir la mayor paz y felicidad en nuestro interior, necesitamos entrar dentro de nosotros mismos, para descubrir aquello que nos está haciendo daño. Es necesario, por lo mismo, buscar a Cristo, dejarnos amar y cubrir nuestra vida con su perdón. Es la única manera para poder perdonar, aunque, de pronto, sea un camino largo, pues las heridas afectivas son hondas y se infectan con facilidad. Por eso, necesitamos tener una vida de oración personal, prolongada, estar con Jesús: media hora, un ahora, según el crecimientote espiritual de cada uno. Ser sanados, poder perdonar no se recibe como por encanto. Sólo el Señor nos sana. En la presente reflexión veremos el poder del perdón en la sanación de la memoria, que es el almacén de los RECUERDOS. Los recuerdos son la base para una vida emocional estable. El recuerdo es como la fotografía de un acontecimiento, feliz o desdichado, registrado en mi memoria.

El acontecimiento feliz queda registrado sin problemas y se convierte en parte integrante de mi vida. El Señor aprovecha los buenos acontecimientos de la vida para sanar en nosotros lo que ha sido herido. El acontecimiento desdichado plantea problemas, porque, cuando fue registrado en mi memoria, hirió mi afectividad. El recuerdo de esta herida, que siempre es signo de una falta de amor o de una frustración, se convierte en un veneno que se infiltra en nuestro ser enfermándolo.

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Una mirada al ateismo contemporaneo

La discusión de temas y problemas intraeclesiales nunca debería ocultar el hecho de que los grandes desafíos siguen estando todavía “afuera.” Ya se quiera hablar de “izquierda” o “derecha” entre creyentes, quizás es signo de cierta vitalidad que haya qué discutir, en la medida en que ello muestra que hay a quién le importe la fe, la Iglesia, el Evangelio, los sacramentos. Mientras llevamos adelante esas conversaciones, que sin duda son importantes, jamás perdamos de vista que podríamos estar en la condición de habitantes de una pequeña isla que se olvida del océano de indiferencia e incredulidad creciente que los rodea y desea devorarlos.

Hace poco encontré un post en cierto blog con una antología de frases famosas de ateos. Nombres populares asoman allí de inmediato: George Bernard Shaw, Isaac Asimov, Mark Twain, Friedrich Nietzsche, y junto a ellos otros menos conocidos, a lo menos por mí: Richard A. Weatherwax, Dan Fouts, y otros. Las figuras de cierta intelectualidad contemporánea no pueden faltar; en concreto, Richard Dawkins. No pocos aparecen con autor desconocido. Los textos están todos en inglés, lo cual obviamente privilegia los modelo de ateísmo de raigambre anglosajana.

Para los propósitos de este post voy a seguir la numeración del artículo en cuestión; las traducciones son responsabilidad mía.

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131. Dios en su Imagen

131.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

131.2. Toda la economía depende finalmente del campo; y todo en el campo depende finalmente de la tierra, de la lluvia y del sol: el agua, la luz y el suelo son el primer y más fundamental lenguaje de la cultura humana. Como una especie de milagro repetido, el aire y la luz, el agua y la tierra se vuelven hojas, flores, frutos; y también mariposas, ovejas, reses; y luego: músculos, carne y sangre; y finalmente: pensamientos, amores, anhelos, poesías y cantos.

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Complejidades del asunto del “habito habitual”

La cacofónica expresión “hábito habitual” destaca en su repetición la paradoja del hábito de los religiosos (y religiosas) en nuestro tiempo. Por su misma designación, el “hábito” debería ser el vestido “habitual.” En el caso, por ejemplo, de nosotros los dominicos, ello implica el uso de la túnica, sujetada con cinturón y con un rosario; más el escapulario y la capucha. Nuestras Constituciones consideran que ese es el vestido natural (o sea, habitual) dentro del convento, mientras que para uso fuera del convento se supone que el Provincial debe decidir qué se hace, “respetando las leyes eclesiásticas.” (véase LCO 50 y 51).

A su vez, estas leyes eclesiásticas tienen su base ante todo en el canon 284 del Código de Derecho Canónico (CIC): “Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar.” Para los religiosos, específicamente leemos: “669 § 1. Los religiosos deben llevar el hábito de su instituto, hecho de acuerdo con la norma del derecho propio, como signo de su consagración y testimonio de pobreza. § 2. Los religiosos clérigos de un instituto que no tengan hábito propio, usarán el traje clerical, conforme a la norma del c. 284.

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The City of God, book 4 of 22

Book 4 – In this book it is proved that the extent and long duration of the Roman empire is to be ascribed, not to Jove or the gods of the heathen, to whom individually scarce even single things and the very basest functions were believed to be entrusted, but to the one true God, the author of felicity, by whose power and judgment earthly kingdoms are founded and maintained.

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Ejercicios sobre el perdón, 43

La Terapia del Perdón
(Mt 5,38-48; 6, 9-14; 1Tes 5, 15; 1Jn 2, 9-11; 3, 14-15; Lc 15, 11-24)

Vivimos en una sociedad herida por el odio, el rencor, la violencia; en la que es frecuente la venganza; en la que es común levantar fuertes barreras de resentimiento, de rencor y de odio en la familia, en la sociedad. El perdón es una de las materias más difíciles de aprender y de realizar. De todos modos hoy existen muchos métodos que favorecen la terapia para perdonar, así: la relajación, la meditación, y terapias naturales.

La falta de perdón es causante de la mayoría de los problemas en las familias, en nuestra patria, de la ruptura de cantidad de matrimonios. En cambio la terapia del perdón es garantía de paz, de sanación de nuestro ser, de curación de toda nuestra vida, llenando al mismo tiempo nuestro corazón de bondad y de amor. Vivimos con resentimiento, indiferencia, rabia acumulada, amontonando en nuestro corazón cantidad de energías negativas que llenan de violencia nuestro ser y queman nuestras energías positivas. Dejamos de ser nosotros mismos, nos convertimos en esclavos de la violencia, y nos dejamos manipular por nuestros sentimientos enfermos, doloridos, envenenados. No hemos aprendido a educar nuestros sentimientos.

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130. Analogías

130.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

130.2. Ningún tiempo es igual a otro tiempo, y sin embargo sí hay semejanzas entre los tiempos. Nuestro Señor Jesucristo aludió a este hecho que no deja de ser sorprendente cuando habló así: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre… Lo mismo, como sucedió en los días de Lot…» (Lc 17,26.28; Mt 24,37).

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The City of God, book 3 of 22

Book 3 – As in book 2 Augustine has proved regarding moral and spiritual calamities, so in this book he proves regarding external and bodily disasters, that since the foundation of the city the Romans have been continually subject to them; and that even when the false gods were worshipped without a rival, before the advent of Christ, they afforded no relief from such calamities.

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Ejercicios sobre el perdón, 42

EL PERDÓN SANA Y LIBERA: Reflexionemos sobre la acción poderosa del perdón en nuestra vida. Si el amor moviliza el poder de Dios sobre nosotros, el perdón, la otra cara del amor, destapa, desbloquea la entrada para que una corriente sanadora entre en toda la persona y el bienestar fluya por toda la vida. Por eso a un verdadero perdón sigue siempre la sanación. Dios nos quiere felices y sabe que cuando estamos en pecado, cuando necesitamos su perdón, cuando no perdonamos, nos sentimos tristes, traumatizados, incapaces de amar. Necesitamos, por tanto recibir el perdón y perdonarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo. Y al perdonar, disculpamos completamente, no volvemos a recordar la ofensa.

Una señora llevaba varios años sufriendo de jaqueca e insomnio. Se acercó a pedir que oraran por ella. Después de orar por unos minutos su dolor de cabeza se agravó. Uno de los que oraban por ella le dijo: “El Señor te llama a perdonar a una persona que te hirió hace mucho tiempo, a la que nunca has perdonado”. Ella preguntó sorprendida: ¿Cómo lo sabe, si a nadie le he dicho esto? Y el que oraba insistió: para sanarte es preciso que perdones a esa persona, y la perdones incondicionalmente”. “Es tan difícil, pero lo intentaré con la ayuda de Dios, dijo la aludida”. Y así lo hizo. Continuaron la oración de intercesión, y a los pocos minutos la señora sorprendió a todos echándose a reír. Luego explicó entre lágrimas:”me sentía oprimida por un peso enorme, que no me dejaba dormir en paz. Y de pronto siento que ha desaparecido. Y sé que no volverá, pues el Señor se lo ha llevado”. Desde entonces esa señora pudo perdonar, se liberó de su peso y se convirtió en un apóstol del perdón con su testimonio. Su receta, desde entonces, para muchos males y tensiones es “perdón incondicional”. Si esta receta es costosa, mucho más es la enfermedad. Jesús Salvador vino a salvarnos, a perdonarnos. Perdonar es otra forma de decir que Jesús vino a llenarnos de su amor, porque perdonar es amar. Se perdona porque se ama, y cuando no se quiere perdonar es porque la persona se niega a amar. Dar el perdón es hundirnos en el mar insondable del amor, de la sanación de todo nuestro ser. El perdón moviliza el poder sanador del Señor y desbloquea la entrada por donde pasa la corriente sanadora del amor.

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129. La Cruz y Pentecostés

129.1. El momento más grande, es decir, el de la revelación fundamental de Jesucristo, fue la hora de la Cruz. Y el momento más grande y el de la gran revelación del Espíritu fue Pentecostés. Serás cristiano cuando percibas la grandeza del Espíritu en el terrible oprobio de la Cruz, y cuando descubras la humillación del Crucificado como manantial de Pentecostés.

129.2. Hay cristianos que quisieran quedarse con la Cruz, y otros cristianos que quisieran vivir sólo en Pentecostés. Estos son dos errores, y tú debes evitarlos y ayudar a que otros los eviten. La Cruz es como la excavación profunda en el cieno de la miseria humana, y por eso mismo como una fuente de la que han brotado las fuentes de la salvación en ese maravilloso surtidor del Espíritu que salta hasta la vida eterna. Pentecostés es como la descripción más honda de todo aquello que palpitaba en el corazón del Crucificado. Juan, el evangelista, ha querido condensar preciosamente estos dos misterios cuando ha escrito que en el momento final de su donación de amor hasta la muerte Jesús “entregó el Espíritu” (Jn 19,30).

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