¿Tiene que morir la Teología de la Liberación? (3a. parte)

La hermenéutica liberal de la Biblia

Quien tiene el protagonismo en la versión liberal de la Escritura es la comunidad. Es ella quien, a la luz de los recuerdos más o menos fragmentarios de quienes habían tratado directamente a Jesús (el Jesús histórico), recompone una especie de “Manifiesto,” en más de una versión, por supuesto. Tal sería la base de los evangelios. (Un razonamiento parecido se aplica proporcionalmente a toda la Biblia).

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¿Tiene que morir la Teología de la Liberación? (2a. parte)

El problema del análisis marxista

Yo quiero decir, para evitar malos entendidos, que considero perfectamente razonables y justificados los reparos del Magisterio. El recurso al análisis marxista como lectura prácticamente única de la sociedad condujo a que se considerara que lo único “real” era lo que podía aparecer en estadísticas, ser medido a través de indicadores económicos y ser evaluado por expertos en sociología. Si esto no parece todavía demasiado artificial frente a los textos de la Escritura, pensemos en lo que es introducir términos como “concientizar” u “organizar” a los pobres.

No faltaron, en efecto, liberacionistas que consideraran que su fidelidad al evangelio era lograr que los pobres fueran “sujetos” de su propia historia. Con fundamento en qué testimonio de los apóstoles, todavía no se sabe. El “agente de pastoral,” según esta visión, sería una especie de “facilitador” para que el pueblo sea protagonista de su transformación y en realidad de su misma “liberación.” Es decir, pelagianismo colectivo a la orden del día.

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¿Tiene que morir la Teología de la Liberación? (1a. parte)

Una distinción inicial

El término “Teología de la Liberación” (TL) evoca dos corrientes diferentes que es bueno distinguir.

Para sus iniciadores o primeros propulsores aludía a un ejercicio que une la experiencia eclesial con la reflexión académica. La Iglesia es vista aquí no como un implante sino como una planta, es decir, no como la sucursal de una multinacional eclesiástica sino como una realización local, humilde y real de la vida del Evangelio, asumida por sus destinatarios propios: los pobres. La célula en que todo ello sucede es llamada a menudo “Comunidad Eclesial de Base.” En este sentido, el término “liberación” no se refiere solamente a lo económico aunque por supuesto lo asume.

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Grandes Líneas

–Propuesta de Ideario para una Facultad de Teología de los Dominicos en Colombia–

Mi Provincial en Colombia me invitó gentilmente a una reunión dentro de la serie de encuentros preparatorios para el proyecto de una Facultad de Teología regentada por los dominicos en Colombia. Deseo poner por escrito algunas reflexiones al respecto, que en su mayor parte recogen cosas ya comentadas o dichas por otros hermanos.

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Vivir de los hijos

Usualmente los hijos viven de los papás, es decir, de la economía y recursos de sus progenitores. En sociedades industrializadas y desarrolladas, sin embargo, se ve un caso contrario: papás que viven de los hijos. No me refiero al caso más que explicable de los padres ancianos que, después de una vida de esfuerzos, reciben en bienes materiales y cariño la justa retribución de todo lo que han dado a su prole. Hablo de padres y sobre todo madres jóvenes que tienen hijos con el propósito básico de recibir altos subsidios de vivienda y de dinero para su uso personal.

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No me esperaste, Joe…

Me llamaba la atención que a tu edad, ya avanzada y tan venerable, manifestaras tanta prisa en todo: fuera el servicio a Dios o a tus hermanos. Yo pienso que sentías en algún lugar de tu corazón que el tiempo no sería muy largo y por eso te propusiste ser el primero en acogerme como un genuino hermano, dedicando de tu tiempo y tu saludo a este suramericano medio incógnito, tímido, titubeante en su inglés, inseguro en una nueva cultura. Me regalaste el último tesoro que te quedaba, después de más de ochenta años de vida y cincuenta de sacerdocio ejemplar: me diste de tu tiempo; y también de tu alegría, de tu experiencia.

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Una Simpática e Inesperada Conclusión

Un apunte gracioso que repetí varias veces en Colombia fue este: “Veo a mi país mejor que como lo dejé hace un año; veo a Bogotá mejor que como la dejé hace un año… ¿Conclusión? ¡El problema era yo!”

Algo así digo ahora en Dublín. Parece que las ausencias ayudan… Hoy el prior me invitó a que almorzáramos; ayer, Liz una señora que trabaja aquí ayudando a los padres mayores, me saludó de besito en la mejilla; incluso el cielo sigue azul (¡en Dublín!) y el sol esplendoroso. Las ausencias ayudan… Casi voy a acabar diciendo lo de Nuestro Señor: “Os conviene que yo me vaya…”

Dublín Está Hermosa

Brilla el sol, el cielo es azul intenso, no hace ni frío ni calor. No podía pedirse un día más hermoso para retornar a Irlanda. Trato de disfrutarlo en medio del trasnocho y el cansancio; no lo logro pero me hace feliz saber que hay días así y que muchos los podrán disfrutar. ¡Hay que descansar!

Todo el día viajando

Un abrazo final a Fernando Sánchez, a la puerta del muelle internacional, y luego un silencio inmenso que se asienta en el alma. Atrás quedan unos días por Colombia, y adelante, nuevos retos y preguntas, nuevas lecciones y nuevos amigos. Parce mihi, Domine!

¡Carreras!

¡Hoy todo son carreras! Unas últimas conversaciones y entrevistas, saludables y bellas, pero con el sabor de que faltaría más tiempo. Hay que ocuparse de muchas cosas y tratar de que nada se quede olvidado o inconcluso.

Pienso mientras tanto en la muerte. Pienso en que es el viaje que se acerca entre todos los que se acercan. Pienso que mi vida es demasiado pobre y pequeña, y que le falta brillo y fecundidad. Me arrojo en las manos de Dios y trato de empacar algunas cosas de la maleta. Es la vida de un predicador: llevar cosas y palabras pero también lágrimas y silencios, esperanzas y mucho amor, sobre todo eso: amor.

Despedidas de Familia

Se acaba el tiempo en Colombia… Un maravilloso ajiaco preparado por Bruno y unos langostinos en casa de Patricia Bueno: menú gastronómico maravilloso, que a su tiempo pasará factura en algunos kilos de más, supongo… Pero, ¿cómo se hace?

Veo algo de nostalgia en los ojos de mis padres. Es increíble el nivel de amor que acumula un papá y sobre todo una mamá. ¡Los admiro tanto!

Esos Otros Afectos…

Junto a tantos hombres y mujeres de quienes he recibido amor y amistad, como mi familia, o la Asoicación Kejaritomene o las Vírgenes Seglares, o desde luego, mis hermanos de comunidad, hay también muchas otras que desde la sencillez y la humildad me han entregado mucho.

Hoy quiero destacar a personas como Berthica, empleada del Convento de Santo Domingo, que con su espíritu de servicio y su generosa alegría ha expresado tanto. Y junto a ella, Camila, la recepcionista del mismo Convento. O también Lida y Liliana, de la Secretaría del Padre Provincial, Alba Luz de la Sindicatura, o un hombre cuyo nombre desconozco, para vergüenza mía: el vigilante de la calle donde viven mis padres. Debo corregir eso, pero entre tanto expreso aquí mi gratitud por todos ellos que no son invisibles a mis ojos.