Ni la Cruz sin Maria, ni Maria sin el don del Espiritu

12. Inspirado por el Espíritu Santo el justo anciano Simeón dijo a María Santísima: “Y una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones” (Lc 2, 35). Con esto le estaba ratificando su incorporación a la Pasión de su Hijo Jesús. Ella sabía lo que estaba profetizado para el Mesías de Israel; por esto, cuando dijo sí a Dios en la Anunciación, estaba diciendo sí también a la Cruz. Jesús, María y la Iglesia son signos de contradicción, porque en ellos es inherente la Cruz: ésta servirá para caída y/o elevación de muchos, servirá para poner a la luz los pensamientos de los corazones de muchos. Por poseer a Jesús, María y la Cruz, la santa Iglesia será ferozmente atacada por el enemigo de Dios y por sus secuaces; y por la Cruz saldrá victoriosa.

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Si quieres la paz defiende la vida

No es sólo la guerra la que mata la paz. Todo delito contra la vida es un atentado contra la paz, especialmente si hace mella en la conducta del pueblo, tal como está ocurriendo frecuentemente hoy, con horrible y a veces legal facilidad, con la supresión de la vida naciente, con el aborto. Se suelen invocar en favor del aborto las razones siguientes: el aborto mira a frenar el aumento molesto de la población, a eliminar seres condenados a la malformación, al deshonor social, a la miseria proletaria, etc.; da la impresión de beneficiar más bien que perjudicar a la paz. Pero no es así.

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