¡Y se dejó ver la nieve!

Fr. Nelson en el patio interior de St. Saviour's

La Corriente del Golfo de México, que tempera las gélidas aguas del Atlántico Norte, también hace el invierno de Irlanda e Inglaterra mucho más benigno que el de Canadá o Polonia, que se encuentran a la misma altura sobre el Ecuador. Entre otras cosas ello hace que sea rara la nieve en Dublín. ¡Aunque hay excepciones, como el día de hoy!

🙂

Recuerdos (8)

Que Dios sea más conocido y mejor amado

Mi sueño, lo que yo quisiera ver antes de morirme, es una Facultad de Teología digna de ese nombre. Un lugar que le dé honra a Dios y busque con seriedad darle a conocer para que sea obedecido, servido y amado. No hablo entonces sólo de una institución académica; hablo de una “Escuela” de Teología y sobre todo de una Comunidad convencida del valor de cada cosa que el Señor nos ha dado en su Palabra y nos ha transmitido a través de su santa Iglesia.

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Recuerdos (7)

Casi Perfecto

Así como uno tiene grandes ideales también tiene pequeños caprichos. Recuerdo que le preguntaban una vez a una astronauta, recién llegada de vuelta a la tierra después de estar unos días o semanas en la Estación Espacial Internacional (ISS, por su sigla en inglés): “¿Qué desea ahora que de nuevo toca este planeta?” Uno podía imaginar respuestas desde lo sublime hasta lo trascendental, pero ella, una norteamericana típica, dijo: “¡Me encantaría tomar alguna bebida con gas!” En efecto: tales bebidas simplemente son imposibles en los ambientes limitados y supercontrolados del espacio orbital.

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Recuerdos (6)

La Llamada

Cuando uno siente que tiene una palabra que decir pero desconfía de quienes pretenden hacerse oír, porque ello es como cambiar el objeto que uno quería conocer, ¿qué opción le queda? Sólo una: esperar una llamada. Mi vida entera ha sido y cada vez es más eso: esperar una llamada. No es que una vocación haya sucedido en mi vida sino que mi vida entera es vocación. El último llamado que quisiera oír es el de Jesús: “Ven, bendito de mi Padre; ven a heredar el reino preparado para ti desde la fundación del mundo.” (cf. Mt 25,34). No espero menos que eso; no sería cristiano si esperara menos que eso.

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Recuerdos (5)

La frase de Marx

“Los filósofos hasta ahora no han hecho sino pensar el mundo; ahora hay que cambiarlo.” Esa frase, o parecida, dijo Marx. Hay que ponerla en paralelo con otros esquemas de pensamiento. En mi historia personal el llamado “Principio de Incertidumbre” de Heisenberg ha sido una clave orientadora de muchas cosas.

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Recuerdos (4)

Dulzura de la Verdad

Hay muchas maneras de comprender porque hay muchas cosas para ser comprendidas. Y eso: poder entender y comprender, es una de las experiencias más bellas, dulces y liberadoras que yo pueda contar. Encontrar algo verdadero es siempre encontrar algo más fuerte que la muerte.

Esto lo aprendí primero en los teoremas de las matemáticas. La elegancia de una buena demostración no termina cuando termina la vida de quien la inventó (¿o descubrió?). Decir algo verdadero es quizá la manera más bella de decir algo eterno.

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Recuerdos (3)

Pido respeto para el amor de las parejas

He dicho que nunca me sentí llamado a formar un hogar. Eso me acerca al tema primero que surge cuando se habla de sacerdotes: el celibato.

Dado el número de escándalos de violación de menores que han surgido en la Iglesia recientemente –en la inmensa mayoría de los casos, abusos homosexuales a niños– se airean nuevamente frases del estilo de “¡Ahí están las consecuencias del celibato! ¿Qué más tendrá que pasar para que el Papa entienda que los sacerdotes deben casarse (o poderse casar)?”

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Recuerdos (2)

Una misión, una tarea

La conciencia del tiempo limitado conduce a la conciencia de una misión. Si estoy aquí es para algo. Siempre me impresionó aquello del libro Eclesiástico: “Hay otros a los que ya nadie recuerda, que terminaron cuando terminó su vida, que existieron como si no hubieran existido, y después pasó lo mismo con sus hijos.” (Sir 44,9).

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Recuerdos (1)

Mi papá recuerda una anécdota de mis primeros años de secundaria. Temprano en la mañana, mis hermanos y yo debíamos prepararnos para ir al colegio. Para agilizar mi propio tiempo yo acostumbraba hacer una contero hacia atrás, que iba diciendo en voz alta; por ejemplo: “300, 299, 298, 297…”. La idea era estar bañado, arreglado y listo antes de llegar a cero. Como yo llevaba esa cuenta en voz alta, porque no tenía un cronómetro a mano y si lo tuviera no creo que lo sometería a una ducha diaria, un día mi mamá me pilló con la extraña letanía de números en descenso. Le preguntó ella en voz alta a mi papá que qué era eso y él respondió lo único que podía responder: “No sé; hace días está con una cuenta regresiva…”

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Camino a Portugal

He sido invitado a predicar el retiro anual del Monasterio de Pío XII en Fátima, Portugal. He de predicar en inglés, pues se trata de un Monasterio internacional de dominicas y la lengua que usan es esa.

Siento alegría y también mis límites de lenguaje, pero prima la alegría.

Sería para viajar a mediados de Marzo y es hasta finales de ese mes. A quienes esto lean les agradezco su apoyo en la oración.

Con toda la seriedad de un juego (9)

La Adrenalina

Teóricamente los juegos sirven para relajarse pero es un hecho que tensionarse es también un modo de jugar.

Claro está: no cualquier tensión es un juego. Tener una deuda de difícil pago mal puede llamarse una forma de jugar. Sin embargo, una persona endeudada puede querer jugar un agitado partido de squash para descargar en las emociones de ese deporte mucho de la tensión de su vida “real.”

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Con toda la seriedad de un juego (7)

¿Es la ficción un juego?

El extraordinario éxito de la trilogía de “El Señor de los Anillos” nos hace pensar en el poder de la ficción. Como es sabido, este monumento cinematográfico está basado en la obra del mismo nombre publicada por J. R. Tolkien en 1955. Uno no puede menos de sorprenderse de la fuerza de los símbolos que mana sin cesar de las páginas o escenas de esta epopeya impresionante.

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Con toda la seriedad de un juego (6)

Jugar y Aprender

Según las descripciones que nos ha dejado san Agustín de Hipona, juego y aprendizaje muchas veces se han visto como opuestos, por no decir enemigos. En aquella época las cosas se veían más o menos así: El juego es el terreno de la libertad y la gratuidad; la escuela, el terreno de la exigencia y de los fines evaluables. Desde este punto de vista, poco juego puede pedirse a las escuelas, aparte de algún tiempo de “recreo,” destinado especialmente a recobrar las fuerzas para seguir en lo serio, lo que sí vale la pena: el estudio.

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