Esperanza (01)

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol. – Martin Luther King

Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano. – Martin Luther King

La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo. – Maurice Maeterlinck

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres. – Rabindranath Tagore

La misma esperanza deja de ser felicidad cuando va acompañada de la impaciencia. – John Ruskin

P. Aicardo Alzate, Redentorista

Aicardo Alzate
“En el año 2006, el padre Aicardo Alzate se ordenó como sacerdote misionero Redentorista. Desde entonces se propuso la misión de difundir el mensaje de Dios de una manera auténtica y que calara en el corazón de los jóvenes. Así empezó a componer canciones con ritmos caribeños dirigidas a las víctimas de la droga, el alcohol, el secuestro o el abuso sexual, hechos que pueden derivar en el suicidio…” Click!

Condescendencia de Dios

13. En la Sagrada Escritura, pues, se manifiesta, salva siempre la verdad y la santidad de Dios, la admirable “condescendencia” de la sabiduría eterna, “para que conozcamos la inefable benignidad de Dios, y de cuánta adaptación de palabra ha uso teniendo providencia y cuidado de nuestra naturaleza”. Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres.

[Constitución Dei Verbum, n. 13, del Concilio Vaticano II]

II-E. Examinarnos en la justicia

93. Inmola un hijo a los ojos de su padre quien ofrece sacrificios con los bienes de los pobres. Pan de indigentes es la vida de los pobres, quien se lo quita es un hombre sanguinario. Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento, vierte sangre quien quita el jornal al obrero. (Sir 34,20-22)

94. Atesorasteis para el fin del mundo. El jornal de los obreros, que no pagasteis a los que segaron vuestros campos, alza el grito; el clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los Ejércitos. Habéis vivido en la tierra con lujo refinado; habéis cebado vuestros cuerpos para el día de la matanza. Oprimisteis y matasteis al inocente: ¿no os va a resistir Dios? (St 5,3-5)