Amor a Cristo, amor a la Iglesia – 1 de 7

Retiro Espiritual en el Seminario de Bogotá. Tema 1: Dos versiones opuestas y excluyentes del sacerdocio. Por una parte, hay quienes ven el sacerdocio como algo externo y funcional, que se define por las “cosas” que el “funcionario” realiza. El sujeto como tal, con sus convicciones y su propio ser, no importa; ni él tendrá inconveniente en agregar otros oficios, por ejemplo políticos, a sus “quehaceres” sacerdotales. Esta visión se desprende de dos raíces: la perspectiva pagana (como en el mundo greco-romano), y la crítica amarga de la reforma Protestante. Pero hay otra visión, interna y sacramental, que nace de tomar en serio el sacerdocio de Cristo, y su entrega de amor y obediencia hasta la Cruz y la Pascua.

Mormones y poligamia en Canada

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“La poligamia podría entrar en la legislación occidental por primera vez desde Canadá, donde un tribunal deberá decidir en los próximos meses si prohibir esta práctica violaría la garantía constitucional de la libertad de religión y, por tanto, si es considerada o no un delito. El proceso sigue la estela marcada por la legalización de los matrimonios homosexuales y surge porque el fiscal general del estado de British Columbia acaba de pedir al Gobierno que legalice la poligamia en esa provincia. Uno de sus argumentos es que, siempre que medie el consentimiento entre adultos, no hay por qué prohibir esas relaciones amorosas. A su juicio, “la exclusividad en el matrimonio está de más”…” Click!

El amor y las fracturas de la humanidad

Escuela de Vida Interior, Tema 8: El alma humana está hecha de amor, enseña Santa Catalina de Siena, indicando así que cuando se destruye o ensucia el amor, también se fractura o imposibilita nuestra capacidad misma de responder a los desafíos o dificultades que nos llegan. El sentido de la vida es simple en su expresión, y consiste sólo en amar, pero podrá amar sólo aquel que primero se descubierta amado. Los espacios para saberse amado son la familia y la comunidad, pero estas necesitan finalmente hallar su fuente de amor en el corazón de Jesucristo, que dijo: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré…”

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Este tema pertenece al Capítulo 01 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 01 está aquí:

is.gd/vida_interior_01

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

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Necesidad de la redundancia afectiva

Al principio uno puede pensar que algo redundante es algo que "está de más" — un significado próximo a "estar de sobra."

Pero hay veces en que la redundancia es una tabla de salvación. La persona que tiene un solo amigo, y pelea con él, se encuentra en situación de caída libre en el vacío. La mayoría de nosotros, en cambio, tenemos varios o muchos amigos, de manera que las dificultades, deseablemente temporales, que tenemos con alguno pueden dar espera, mientras tomamos un poco de refugio y logramos una perspectiva diferente al abrigo de nuestros demás amigos.

Si esto es cierto, se entiende cómo es de grave la falta de redundancia afectiva. Muchas parejas que conozco han entrado o están entrando en una situación de aislamiento que equivale a muy pobre redundancia. En términos prácticos esto implica una terrible fragilidad porque cualquier dificultad entre ellos los va a dejar en una situación en la que lo único que cabe pensar es la separación.

El lugar natural de la saludable redundancia  emocional es la comunidad. Una familia extensa, que incluya abuelos, tíos, numerosos primos y hermanos, sirve a este propósito porque se convierte en un pequeño universo de afectos y lenguajes en constante proceso de elaboración, una especie de malla protectora flexible y cálida que puede levantar al que cae y contener al que pretenda creerse demasiado. La llamada familia "nuclear," en cambio, no alcanza a conseguir el mismo efecto. Vuelvo yo a esas parejitas de jóvenes que lo único que saben es apasionar su carne, de modo que su alfabeto de sentimientos y su depósito de recursos son extremadamente pobres. ¿Será maravilla que se separen en medio de crueles acusaciones y desengaños?

Más allá de la familia "extensa" está la comunidad eclesial, no basada en la carne y la sangre sino en la convocatoria viva del Evangelio. Hablo de personas que se saben redimidas, amadas, resguardadas por un mismo amor, el de Cristo. La comunidad creyente es necesaria para superar las limitaciones de la mentalidad del "clan." Si se quiere que los seres humanos nos abramos a algo más que una lógica tribal, hace falta un tipo de asociación que tenga motivos más altos que el gusto mutuo o la paternidad. Eso precisamente es lo que da el tipo de amor que se respira en la comunidad eclesial.

Cosas que resultan incomprensibles e incluso imposibles cuando uno no tiene comunidad son realizables y perfectamente posibles cuando hay la suficiente redundancia emocional, testimonial e intelectual. El ejemplo típico es la postura de la Iglesia sobre la anticoncepción artificial. Para las parejas que viven ensimismadas, con redundancia afectiva cercana a cero, el sexo es una combinación entre entretenimiento y desahogo que a menudo reemplaza la pobreza de formas y contenidos en la comunicación. Decir a una de esas parejas que no pueden tener sexo cada vez que alguno lo desee o necesite es como quitarles más de la mitad de su mundo. No tiene nada de extraño que protesten y se resistan. Por supuesto, si ellos conocieran una vida genuinamente humana, es decir, una vida con suficiente redundancia, pronto entenderían que lo dispuesto por a Iglesia es sabio y saludable.

–  Fr. Nelson Medina, OP

   

Publicado via email a partir de Palabras de camino

No existe un derecho absoluto a casarse

Durante la audiencia el Papa exhortó a desarrollar una acción pastoral eficaz de preparación y admisión al matrimonio, que para la gran parte de la opinión pública son sólo “trámites de naturaleza exclusivamente formal”. Esto también con el fin de prevenir las nulidades matrimoniales, de forma que se “rompa el círculo vicioso” que lleva a considerar nulo un matrimonio solo “en base a la constatación de su fracaso”.

El derecho a casarse, explicó, no es “una pretensión subjetiva que deba ser satisfecha por los pastores mediante un mero reconocimiento formal, independientemente del contenido efectivo de la unión”, sino que “presupone que se pueda y se pretenda celebrarlo de verdad, y por tanto en la verdad de su esencia así como la enseña la Iglesia”.

Publicado via email a partir de Palabras de camino

Educacion (01)

El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío. – Horace Mann

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle. – Maria Montessori

Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad. – Diego Luís Córdoba

La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo. – Mahatma Gandhi

No puede existir la educación libre, porque si dejáis a un niño libre no le educaréis. – Gilbert Keith Chesterton

Los desequilibrios del mundo moderno

8. Una tan rápida mutación, realizada con frecuencia bajo el signo del desorden, y la misma conciencia agudizada de las antinomias existentes hoy en el mundo, engendran o aumentan contradicciones y desequilibrios.

Surgen muchas veces en el propio hombre el desequilibrio entre la inteligencia práctica moderna y una forma de conocimiento teórico que no llega a dominar y ordenar la suma de sus conocimientos en síntesis satisfactoria. Brota también el desequilibrio entre el afán por la eficacia práctica y las exigencias de la conciencia moral, y no pocas veces entre las condiciones de la vida colectiva y a las exigencias de un pensamiento personal y de la misma contemplación. Surge, finalmente, el desequilibrio entre la especialización profesional y la visión general de las cosas.

Aparecen discrepancias en la familia, debidas ya al peso de las condiciones demográficas, económicas y sociales, ya a los conflictos que surgen entre las generaciones que se van sucediendo, ya a las nuevas relaciones sociales entre los dos sexos.

Nacen también grandes discrepancias raciales y sociales de todo género. Discrepancias entre los países ricos, los menos ricos y los pobres. Discrepancias, por último, entre las instituciones internacionales, nacidas de la aspiración de los pueblos a la paz, y las ambiciones puestas al servicio de la expansión de la propia ideología o los egoísmos colectivos existentes en las naciones y en otras entidades sociales.

Todo ello alimenta la mutua desconfianza y la hostilidad, los conflictos y las desgracias, de los que el hombre es, a la vez, causa y víctima.

[Constitucion Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 8]