
Sacerdote dominico, nacido en Ocaña (N. de Santander, Colombia), Máster en Teología, predicador internacional, con una experiencia viva y contagiosa de oración. Aquí comparte lo que significó para él su conversión.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.

Sacerdote dominico, nacido en Ocaña (N. de Santander, Colombia), Máster en Teología, predicador internacional, con una experiencia viva y contagiosa de oración. Aquí comparte lo que significó para él su conversión.
La versión de las bienaventuranzas que nos trae Lucas destaca lo que está en juego cuando se acepta o rechaza la propuesta de Cristo.
El mandato de amar es deuda que descubrimos con ojos agradecidos cuando vemos cuánto nos ha amado el Señor, y cómo él ha escogido ser servido en la persona del prójimo.
Frutos de la oración de Cristo son la escogencia de los Doce Apóstoles, y esa fuerza interior, misteriosa y potentísima que sale del Señor para curarnos a todos.
Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres. – Proverbio oriental
El sueño del héroe, es ser grande en todas partes y pequeño al lado de su padre. – Victor Hugo
¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre! – Juan Luis Vives
Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años. – Mark Twain
Un buen padre vale por cien maestros. – Jean Jacques Rousseau
Emotiva celebración, verdadero momento de gracia. Algunas imágenes de estos días bendecidos aquí.
Esta es la grabación de la homilía pronunciada por Mons. Omar Alberto:
Para los fariseos, curar es un “trabajo” que rompe la ley sacrosanta del sábado; para Cristo, en cambio, cada curación es un señal de la cercanía compasiva y potente del Dios de la Antiguo y de la Nueva Alianza.
Las obras de misericordia corporales, como dar de comer al hambriento, despiertan generosidad porque están más cerca de nuestra sensibilidad. Pero no debemos olvidar el deber de repartir el bien de la luz del camino recto a nuestros amigos.
Planteamiento del problema
33. Siempre se ha esforzado el hombre con su trabajo y con su ingenio en perfeccionar su vida; pero en nuestros días, gracias a la ciencia y la técnica, ha logrado dilatar y sigue dilatando el campo de su dominio sobre casi toda la naturaleza, y, con ayuda sobre todo el aumento experimentado por los diversos medios de intercambio entre las naciones, la familia humana se va sintiendo y haciendo una única comunidad en el mundo. De lo que resulta que gran número de bienes que antes el hombre esperaba alcanzar sobre todo de las fuerzas superiores, hoy los obtiene por sí mismo.
Ante este gigantesco esfuerzo que afecta ya a todo el género humano, surgen entre los hombres muchas preguntas. ¿Qué sentido y valor tiene esa actividad? ¿Cuál es el uso que hay que hacer de todas estas cosas? ¿A qué fin deben tender los esfuerzos de individuos y colectividades? La Iglesia, custodio del depósito de la palabra de Dios, del que manan los principios en el orden religioso y moral, sin que siempre tenga a manos respuesta adecuada a cada cuestión, desea unir la luz de la Revelación al saber humano para iluminar el camino recientemente emprendido por la humanidad.
[Constitucion Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 33]
“La inseminación y la fecundación artificial son inmorales, porque disocian la procreación del acto conyugal con el que los esposos se entregan mutuamente, instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen y sobre el destino de la persona humana. Además, la inseminación y la fecundación heterólogas, mediante el recurso a técnicas que implican a una persona extraña a la pareja conyugal, lesionan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre conocidos por él, ligados entre sí por matrimonio y poseedores exclusivos del derecho a llegar a ser padre y madre solamente el uno a través del otro.”
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Si el sábado es institución divina y expresión de su alianza con el pueblo elegido, el título de “Señor del Sábado” sólo puede significar que Cristo es Dios con nosotros.