Padre, dame la fe de Maria!

[Predicación en el Segundo Encuentro de los Siervos de María, Diciembre de 2012.]

(1) La fe es un don, existencial y doctrinal, que llega a tu vida cuando tu “castillo” se agrieta por el asedio de amor de Dios, que te envío múltiples testigos y testimonios, y a la vez despierta la voz de tu conciencia.

(2) La fe de María le permite reconocer que sólo Dios es Dios, y le permite ofrecerse con absoluta confianza a los designios tantas veces inescrutables de su amor.

(3) Vivir en la fe de María es darle a Dios su puesto; es “autorizarlo” para que disponga con soberana sabiduría y amor de cuanto queremos, tenemos y somos.

Recogete

Recógete. -Busca a Dios en ti y escúchale.

Fomenta esos pensamientos nobles, esos santos deseos incipientes… -Un chispazo puede dar lugar a una hoguera.

Alma de apóstol: esa intimidad de Jesús contigo, ¡tan cerca de El, tantos años!, ¿no te dice nada?

Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania… -Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. -Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario.

Tú sabes que hay “consejos evangélicos”. Seguirlos es una finura de amor. -Dicen que es camino de pocos. -A veces, pienso que podría ser camino de muchos.

“Quia hic homo coepit ædificare et non potuit consummare!” -¡comenzó a edificar y no pudo terminar! Triste comentario, que, si no quieres, no se hará de ti: porque tienes todos los medios para coronar el edificio de tu santificación: la gracia de Dios y tu voluntad.

Más pensamientos de San Josemaría.

Es urgente hablar de Dios

“Nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios. Ha hablado con nosotros. Dios no es una hipótesis lejana del mundo por su origen, Dios se preocupa por nosotros, Dios nos ama, Dios ha entrado personalmente en la realidad de nuestra historia, se ha ‘auto-comunicado’ hasta encarnarse…”

Urgente hablar de Dios

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Entrevista publicada en el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales

Entrevista a fray Nelson Medina, dominico nacido en Colombia y conocido en las redes

Por Luis Javier Moxo Soto

MADRID, sábado 24 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Fray Nelson Medina es sacerdote dominico nacido en Colombia. Es muy conocido y está muy presente en internet. Recomienda no perder el tren de las nuevas teconologías y, sobre todo, permanecer en el empeño.

Pero mucho mejor que presentarle, dejemos que sea él mismo quien lo explique a ZENIT.

¿Qué tipo de apostolado y en qué plataformas realiza su misión fray Nelson en la Red? ¿y fuera de la misma?

–Fray Nelson Medina: Mis dos motivaciones más fuertes han sido: comentar la Palabra de Dios, dejando que aparezca su permanente actualidad; y leer esa actualidad, o algunos de sus rasgos, queriendo descubrir ahí el paso y el poder transformador de Dios. En cuanto al mundo online, hago presencia con una página web, fraynelson.com, con una red social de Amigos en la Fe, un boletín diario de evangelización, y un canal de Youtube. Estoy también en Facebook y Twitter. Escribo además regularmente para otras páginas. En el mundo offline tengo algunas clases para nuestros estudiantes dominicos de teología, y he tenido ocasión de predicar numerosos retiros y conferencias a sacerdotes, religiosos, monjas, hermanas de vida apostólica y por supuesto también a nuestros laicos, en varios países. La gran mayoría de esas predicaciones luego enriquecen la presencia online. Tengo un programa de televisión, “Al Tablero con Fray Nelson” en el canal católico Cristovisión. La Emisora Reina de Colombia y muchas otras en diversas partes del mundo hispanohablante utilizan clips en MP3 para presentar el Evangelio del Día, u otras reflexiones.

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Liturgia para todos

El P. Marco Antonio Montero Suárez, reconocido liturgista colombiano, ofrece en esta obra su saber práctico y teórico sobre una de las áreas de la vida de la Iglesia donde hace falta más formación y cuidado.

Liturgia para todos

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Mision de los cristianos en la cooperacion internacional

88. Cooperen gustosamente y de corazón los cristianos en la edificación del orden internacional con la observancia auténtica de las legítimas libertades y la amistosa fraternidad con todos, tanto más cuanto que la mayor parte de la humanidad sufre todavía tan grandes necesidades, que con razón puede decirse que es el propio Cristo quien en los pobres levanta su voz para despertar la caridad de sus discípulos. Que no sirva de escándalo a la humanidad el que algunos países, generalmente los que tienen una población cristiana sensiblemente mayoritaria, disfrutan de la opulencia, mientras otros se ven privados de lo necesario para la vida y viven atormentados por el hambre, las enfermedades y toda clase de miserias. El espíritu de pobreza y de caridad son gloria y testimonio de la Iglesia de Cristo.

Merecen, pues, alabanza y ayuda aquellos cristianos, en especial jóvenes, que se ofrecen voluntariamente para auxiliar a los demás hombres y pueblos. Más aún, es deber del Pueblo de Dios, y los primeros los Obispos, con su palabra y ejemplo, el socorrer, en la medida de sus fuerzas, las miserias de nuestro tiempo y hacerlo, como era ante costumbre en la Iglesia, no sólo con los bienes superfluos, sino también con los necesarios.

El modo concreto de las colectas y de los repartos, sin que tenga que ser regulado de manera rígida y uniforme, ha de establecerse, sin embargo, de modo conveniente en los niveles diocesano, nacional y mundial, unida, siempre que parezca oportuno, la acción de los católicos con la de los demás hermanos cristianos. Porque el espíritu de caridad en modo alguno prohíbe el ejercicio fecundo y organizado de la acción social caritativa, sino que lo impone obligatoriamente. Por eso es necesario que quienes quieren consagrarse al servicio de los pueblos en vías de desarrollo se formen en instituciones adecuadas.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 88]

Obispos irlandeses dan claridad sobre el caso Halappanavar

“La muerte de la señora Savita Halappanavar y del hijo en su seno en el Hospital Universitario de Galway el pasado 28 de octubre ha sido una devastadora tragedia personal para su marido y la familia. Ha conmovido a todo el país. Compartimos la angustia y el pesar expresado por muchos por la trágica pérdida de una madre y un bebé en esas circunstancias y expresamos nuestras condolencias a la familia de la señora Halappanavar y a todos los afectados por los estos acontecimientos…”

Caso Halappanavar

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Presencia de Dios, 4 de 4, La sabia pregunta de San Agustin

* Otra manera de responder a la pregunta “¿qué contiene la vida?” es tomar un enfoque existencial, en el sentido de mirar a la existencia. Lo que descubrimos es que la vida es una sucesión de “aconteceres;” es una secuencia en la que aparecen, aveces de modo vertiginoso, hechos, percepciones, esbozos, cuestiones que despiertan en nosotros alegría, tristeza, esperanza, duda, y mil cosas más.

* Ese torrente de sensaciones puede dejarnos completamente exhaustos y vacíos. O podemos preguntar como hacía San Agustín: “¿Esto qué tiene que ver con la eternidad?” (Quid hoc ad aeternitatem?). La práctica de hacerse esa pregunta nos ayuda a relativizar y apreciar en su justa medida cada cosa.

* También esa pregunta sirve para devolverle a Dios sus derechos sobre nuestra vida. En tiempos del profeta Isaías hubo un rey, llamado Ezequías, que cayó inesperada y gravemente enfermo, de modo que su final parecía cercano. Su lamento va en esta línea: “Como un tejedor devanaba yo mi vida, ¡y me cortan la trama!” (Isaías 38,12). Es claro que Ezequías se creía dueño de su hilo y que entonces ve a Dios como un intruso que le daña su plan. por el contrario, quien vive en la presencia divina le da por anticipado permiso a Dios para quite o ponga, para que plante o arranque.

* Vivir así es descubrir la armonía que lleva de unos aconteceres a otros. es hacer de la vida una sinfonía. Lo cual nos invita a pensar cómo debemos aprender a recibir inspiración y a ofrecer inspiración a nuestros hermanos, para que la melodía divina, que no se agota en cada uno, aparezca en todo su esplendor en todos.