Diez actitudes cristianas al estilo del Resucitado

“La Pascua es el tiempo de la Iglesia. “Ahora os toca a vosotros”, parece decirnos el Señor Resucitado cuando nos muestra sus llagas -el ministerio eclesial de la caridad, espléndido ejercicio del llamado “munus regendi”-, su Palabra -el ministerio eclesial docente o “munus docendi” y su pan tierno y partido -“munus sanctificandi”-. Ahora nos toca a nosotros y tenemos cincuenta días consecutivos y todos los domingos del año -la vida entera, en definitiva- para reconocer y ser testigos del Resucitado, la mejor noticia y realidad de toda la historia de la humanidad…”

Actitudes cristianas

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Palabras y obras

Es más fácil decir que hacer. -Tú…, que tienes esa lengua tajante -de hacha-, ¿has probado alguna vez, por casualidad siquiera, a hacer “bien” lo que, según tu “autorizada” opinión, hacen los otros menos bien?

¡Cuánto duele a Dios y cuánto daña a muchas almas -y cuánto puede santificar a otras- la injusticia de los “justos”!

No queramos juzgar. -Cada uno ve la cosas desde su punto de vista… y con su entendimiento, bien limitado casi siempre, y oscuros o nebulosos, con tinieblas de apasionamiento, sus ojos, muchas veces. Además, lo mismo que la de esos pintores modernistas, es la visión de ciertas personas tan subjetiva y tan enfermiza, que trazan unos rasgos arbitrarios, asegurándonos que son nuestro retrato, nuestra conducta… ¡Qué poco valen los juicios de los hombres! -No juzguéis sin tamizar vuestro juicio en la oración.

Más pensamientos de San Josemaría.

ESCUCHA, Nuevos desafios para la catequesis en el siglo XXI

[Predicación en el Congreso de Catequistas de la Arquidiócesis de Guayaquil, en Abril de 2013.]

Congreso de Catequistas en Guayaquil

* Hay que entender que el panorama social ha cambiado drásticamente en el último medio siglo, o cosa parecida: la sociedad, o la opinión pública, en todo caso, no son ya aliados en la formación de los valores cristianos, sino que a menudo hacen contrapeso a la propuesta de Cristo, aislando, ridiculizando, o declarando odioso lo que predica la Iglesia.

* Muchos predicadores y catequistas no han tomado plena conciencia de este cambio de paradigma. Creen entonces que la catequesis puede seguir siendo lo que era en circunstancias distintas, cuando bastaba con comunicar unos contenidos, sabiendo que la vida familiar y parroquial, y el tono moral de la sociedad en su conjunto, iban a ser aliados en la formación para la vida cristiana. Las cosas no son así en este momento, y a menudo los catequizados se encuentran ante un pluralismo que lo confunde todo con todo; o se ven reducidos en la práctica a condición de minorías, aunque los bautizados seamos, por ahora, mayoría.

* Algunas estrategias de cara al futuro:

(1) Conectar de manera más visible el kerigma con la catequesis.

(2) Ver la formación en la fe como un proceso que acompaña la vida y no como episodios pre-sacramentales.

(3) Descubrir que la formación no es sólo intelectual sino que ha de tocar emociones, recuerdos, proyectos, y debe conducir a la experiencia integral de Cristo en todo su realidad y su misterio.

(4) Necesitamos formarnos y formar nuestra gente para ser minoría, no por complejo o arrogancia, sino como semilla del Reino de Dios, al modo del Siervo de YHWH.

(5) No podemos perder la familia. No basta con tocar individuos: los procesos catequéticos han de ser fortalecidos y no derrumbados por la familia.

(6) No se puede desconectar la catequesis de la formación para el activismo, es decir: cómo hacer eficazmente presencia pública de nuestra fe.

(7) El fin propio de una verdadera catequesis es la santidad, y ello incluye el cultivo explícito de vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada como señales eminentes de la santidad de la Iglesia.

Una idea. Un regalo. Una gracia.

El Año de la Fe promulgado por S.S. Benedicto XVI, con feliz continuación en el pontificado de S.S. Francisco, ha dado ya muchos frutos, y estoy seguro que con el tiempo se irá mostrando, más y más, como una ocasión de gracia y renovación para todos. Desde fraynelson.com deseamos dar un regalo especial a los sacerdotes porque sin duda son ellos–somos nosotros, los sacerdotes–los primeros que necesitamos renovar nuestra fe, y proclamarla con ardor, rectitud y convicción.

La idea es regalar a 500 sacerdotes, en todo el mundo, la serie completa de videos del Retiro Espiritual que prediqué en Febrero del año 2013, y que lleva por título “La fe del sacerdote.” El Retiro consiste de un total de cuatro DVDs.

Hay dos modalidades para que este regalo llegue a sus destinatarios:

1. Si eres diácono en camino al sacerdocio, o eres sacerdote, o eres obispo, puedes enviar un mensaje a amigos [arroba] fraynelson.com incluyendo tus nombres completos, dirección física, teléfono privado o personal dónde localizarte, y la diócesis o comunidad religiosa a la que perteneces. Añade, como cortesía indispensable, los correos electrónicos de por lo menos cinco personas a las que les puede servir este boletín. Ni los videos, en formato DVD, ni el envío tiene ningún costo para ti. Sólo se envía un ejemplar por sacerdote, después de que los datos hayan sido verificados a nuestra satisfacción. Este regalo vale hasta agotar existencias, pero el total de regalos es considerable: 500 en total.

2. Si deseas hacer este regalo a un diácono temporal, un sacerdote o un obispo, te pedimos que colabores con el envío por correo, y algo del costo de producción. Haz, por favor, una donación de cinco dólares o más, envía por correo electrónico amigos [arroba] fraynelson.com copia de la transacción realizada, y añade los siguientes datos del beneficiario: nombres completos, dirección física, teléfono dónde localizarle directamente, y la diócesis o comunidad religiosa a la que pertenece. De nuevo: cuando los datos hayan sido verificados a satisfacción, se procederá al envío.

Es evidente que este regalo requiere de varios miles de dólares. Ya está prometido con amor a Jesucristo, y se dará, con el favor de Dios, pero aquí va un llamado: Por favor, los que puedan ayudar con donaciones voluntarias para esta causa no dejen de visitar nuestra página de apoyo económico:

Un estudio sobre el Magnificat

MAGNIFICAT es el título dado comúnmente al texto en latín y a la traducción al lenguaje vernáculo del cántico (o canción) de María. Es la palabra inicial del texto de la Vulgata (Lucas 1,46–55): “Magnificat anima mea, Dominum”, etc. (Engrandece mi alma al Señor, etc.). En los antifonarios antiguos frecuentemente se le llamaba Evangelium Mariae, el “Evangelio de María” . En el Breviario Romano se titula (vísperas para el domingo) Canticum B. M. V. (Cántico de la Bienaventurada Virgen María). El “Magníficat”, el “Benedictus” (Cántico de Zacarías —Lc. 1,68–79), y el “Nunc Dimittis” (Cántico de Simeón —Lc. 2,29–32) son llamados también “cánticos evangélicos” ya que aparecen en el Evangelio (Evangelium) de San Lucas.

Magnificat

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Para todo el hombre y todos los hombres

La salvación cristiana: para todos los hombres y de todo el hombre

38 La salvación que, por iniciativa de Dios Padre, se ofrece en Jesucristo y se actualiza y difunde por obra del Espíritu Santo, es salvación para todos los hombres y de todo el hombre: es salvación universal e integral. Concierne a la persona humana en todas sus dimensiones: personal y social, espiritual y corpórea, histórica y trascendente. Comienza a realizarse ya en la historia, porque lo creado es bueno y querido por Dios y porque el Hijo de Dios se ha hecho uno de nosotros.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1043] Pero su cumplimiento tendrá lugar en el futuro que Dios nos reserva, cuando junto con toda la creación (cf. Rm 8), seremos llamados a participar en la resurrección de Cristo y en la comunión eterna de vida con el Padre, en el gozo del Espíritu Santo. Esta perspectiva indica precisamente el error y el engaño de las visiones puramente inmanentistas del sentido de la historia y de las pretensiones de autosalvación del hombre.

39 La salvación que Dios ofrece a sus hijos requiere su libre respuesta y adhesión. En eso consiste la fe, por la cual « el hombre se entrega entera y libremente a Dios »,[Concilio Vaticano II, Const. dogm. Dei Verbum, 5: AAS 58 (1966) 819] respondiendo al Amor precedente y sobreabundante de Dios (cf. 1 Jn 4,10) con el amor concreto a los hermanos y con firme esperanza, « pues fiel es el autor de la Promesa » (Hb 10,23). El plan divino de salvación no coloca a la criatura humana en un estado de mera pasividad o de minoría de edad respecto a su Creador, porque la relación con Dios, que Jesucristo nos manifiesta y en la cual nos introduce gratuitamente por obra del Espíritu Santo, es una relación de filiación: la misma que Jesús vive con respecto al Padre (cf. Jn 15-17; Ga 4,6-7).

40 La universalidad e integridad de la salvación ofrecida en Jesucristo, hacen inseparable el nexo entre la relación que la persona está llamada a tener con Dios y la responsabilidad frente al prójimo, en cada situación histórica concreta. Es algo que la universal búsqueda humana de verdad y de sentido ha intuido, si bien de manera confusa y no sin errores; y que constituye la estructura fundante de la Alianza de Dios con Israel, como lo atestiguan las tablas de la Ley y la predicación profética.

Este nexo se expresa con claridad y en una síntesis perfecta en la enseñanza de Jesucristo y ha sido confirmado definitivamente por el testimonio supremo del don de su vida, en obediencia a la voluntad del Padre y por amor a los hermanos. Al escriba que le pregunta: « ¿cuál es el primero de todos los mandamientos? » (Mc 12,28), Jesús responde: « El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos » (Mc 12,29-31).

En el corazón de la persona humana se entrelazan indisolublemente la relación con Dios, reconocido como Creador y Padre, fuente y cumplimiento de la vida y de la salvación, y la apertura al amor concreto hacia el hombre, que debe ser tratado como otro yo, aun cuando sea un enemigo (cf. Mt 5,43- 44). En la dimensión interior del hombre radica, en definitiva, el compromiso por la justicia y la solidaridad, para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.