Los nombres mismos de los apóstoles, como sucede hoy con Felipe y Santiago (Jacobo, Jacob), indican una pluralidad querida por el mismo Cristo, como camino hacia la unidad.
ESCUCHA, Pedagogia sobre la Cruz para el cristiano
[Predicación en el Grupo de Oración “Pedacito de Cielo,” para la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en 2013.]
* Las tres fases más importantes en el descubrimiento del misterio de la Cruz llevan estos títulos: Dolor, Verdad, Victoria. Al principio sólo se percibe el dolor, y ante el dolor la reacción más común y natural es la rebeldía estéril. Pero mientras unos e quede en la sola rebeldía patina sin beneficio alguno, y aún retrocede. Si se supera esa fase se empieza a avanzar.
* La fase en que uno sólo ve en la Cruz el DOLOR tiene tres etapas:
(01) Llegar a aceptar como un hecho lo que uno antes rechazaba. Puede parecer puro estoicismo, y hay gente que se queda simplemente en eso: asumir la vida como viene, pero también es posible que a partir de la aceptación serena y profunda se abra un camino, que es el que conduce hacia los bienes de la Santa Cruz.
(02) Dice el refrán popular: “Del ahogado, el sombrero.” Suena cínico, pero puede ser un momento de gracia, en que uno empiece a descubrir que hay bienes exteriores que se han vuelto posibles a través de las mismas cosas que uno rechazaba. Por ejemplo: ser mestizo puede parecer un factor que disminuye la belleza de una raza más pura, pero a menudo las razas mestizas son más resistentes, emprendedoras y creativas.
(03) Dice la Sagrada Escritura: “Me estuvo bien el sufrir porque así aprendí tus justos mandamientos” (Salmo 119,71). Quien habla de esa manera no ha descubierto sólo ventajas o bienes exteriores sino que se da cuenta que él mismo ha pasado a ser un mejor ser humano: ha encontrado bienes interiores.
* La fase de la VERDAD tiene también tres etapas:
(04) Uno se da cuenta que a través de las pruebas, duros esfuerzos y contradicciones uno llega a conocerse. Es fácil creerse paciente, humilde y muy listo cuando no hay que responder a ningún desafío; pero cuando llegan las burlas o adversidades uno se da cuenta de que no es lo que creía: uno descubre la verdad de uno mismo. Esto no se logra sin muchos combate y unas cuantas derrotas.
(05) La vida nos conduce a veces a una DGU: Decepción generalizada del Universo. Hay tiempos en que sentimos que todo nos desilusiona o deja insatisfechos, incluyendo la familia, los amigos y las instituciones más representativas, sin excluir la Iglesia. Esa DGU puede volvernos amargados pero también puede colmarnos de admiración si miramos a Cristo: a este mundo, con todas sus incoherencias y miserias ha querido venir el Hijo del Dios vivo. “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5,8) Así el dolor nos lleva de la mano a descubrir la verdad de Dios y de su amor.
(06) A partir de este punto nuestro modelo son los grandes santos, los que han descubierto mejor el tesoro de la Cruz. Enseña por ejemplo Santa Catalina de Siena que cuando las cosas van según nuestro gusto y placer, no podemos estar seguros de que esa sea voluntad del Señor, o si tal vez es la sutil presión que nuestro capricho y la fuerza de nuestro intelecto ha impreso en lo que nos rodea. La contradicción, en cambio, la verdadera contradicción, precisamente porque no es querida, nos da la certeza de no venir de nuestra voluntad. Es entonces un agente externo que no puede escapar al poder de Dios y que a la vez sabemos que no está en nuestras manos. Por lo tanto, es expresión muy clara del querer divino que así nos modela y guía. Se da entonces una paradoja: conocemos mejor la voluntad de Dios, y su plan para con nosotros, cuando las persecuciones, burlas y ataques se multiplican.
* La fase de la VICTORIA tiene cuatro etapas:
(07) Victoria sobre el demonio. Es sabido que el demonio pretende atraparnos con una estrategia que es su mentira fundamental. El enemigo malo pretende llevarnos a un falso dilema: “O eres obediente a Dios, pero infeliz; o eres feliz, pero para eso debes desechar a Dios.” La Cruz trae victoria sobre el demonio porque le permite a uno responder de este talante: “Abrazo con fe y amor la Cruz, y seguiré el camino que Dios me muestra, y sobre mis bienes o lo que yo reciba, es él quien decidirá en su sabiduría.”
(08) Victoria sobre el propio yo. Muy a menudo nuestros miedos o cobardías magnifican el tamaño de los obstáculos y peligros, encerrándonos en una cárcel de mediocridad y pusilanimidad. La Cruz nos empuja a no definir el tamaño de nuestra obras por el tamaño de nuestros miedos, logrando efectivamente que vayamos más allá de nosotros mismos. Es la fortaleza que brilla en los santos, y sobre todo en los mártires.
(09) Victoria sobre el mundo. Dice Jesús: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Juan 16,33). El que mira el amor grande y victorioso de la Cruz no siente ya obligación de seguir los dictados de la opinión pública o la mayoría, porque Cristo fue crucificado “por mayoría.” Tampoco siente la presión vanidosa de “ser original.” No pretende ni agradar ni desagradar al mundo sino sólo agradar a Dios.
(10) Victoria del amor. Y cuando se han descubierto los bienes perdurables que el Crucificado dejó como tesoro de la Cruz, entonces se puede sentir el deseo de unirse al acto de bendito amor que llevó a Cristo a la Cruz, pues no fue obligado por otra cosa sino sólo por su propio e infinito amor. Esa obra ha de extenderse por el mundo para gloria del Padre, y por eso decimos con San Pablo: “Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia.” (Colosenses 1,24).
Voces que pretenden representar a todas las mujeres
“No es razonable –explicaba Alvaré– que unos pocos grupos hablen en nombre de todas las mujeres en temas como la vida, la familia, la sexualidad o la religión. Las más de 31.000 mujeres que han firmado la carta abierta [37.000 ahora] ya no se van a quedar sentadas en silencio mientras unos pocos políticos y sus aliados insisten en que la libertad religiosa tiene que doblegarse ante la teoría –la ideología, más bien– de que el núcleo de la libertad de las mujeres es el ejercicio de la sexualidad sin compromiso”
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LA GRACIA del Domingo 5 de Mayo de 2013
DOMINGO VI DEL TIEMPO PASCUAL, CICLO C
Relato de cómo los primeros cristianos realizaron un difícil discernimiento: ¿Los paganos convertidos al cristianismo tienen que cumplir la Ley de Moisés?
10 recomendaciones para educar a los hijos en la verdad y superar la cultura de la mentira
“En esta sociedad de los medios de comunicación dirigidos, tenemos que estar muy alertas, para intentar distinguir lo que es verdad y lo que son “verdades a medias”. Hay muchas cosas falsificadas que parecen verdaderas, no solamente productos, sino expresiones y discursos…”
“En esta sociedad de los medios de comunicación dirigidos, tenemos que estar muy alertas, para intentar distinguir lo que es verdad y lo que son “verdades a medias”. Hay muchas cosas falsificadas que parecen verdaderas, no solamente productos, sino expresiones y discursos…”
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Iglesia, Reino de Dios y renovacion de las relaciones sociales
52 Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres. Como enseña el apóstol Pablo, la vida en Cristo hace brotar de forma plena y nueva la identidad y la sociabilidad de la persona humana, con sus consecuencias concretas en el plano histórico: « Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús » (Ga 3,26-28). Desde esta perspectiva, las comunidades eclesiales, convocadas por el mensaje de Jesucristo y reunidas en el Espíritu Santo en torno a Él, resucitado (cf. Mt 18,20; 28, 19-20; Lc 24,46-49), se proponen como lugares de comunión, de testimonio y de misión y como fermento de redención y de transformación de las relaciones sociales. La predicación del Evangelio de Jesús induce a los discípulos a anticipar el futuro renovando las relaciones recíprocas.
53 La transformación de las relaciones sociales, según las exigencias del Reino de Dios, no está establecida de una vez por todas, en sus determinaciones concretas. Se trata, más bien, de una tarea confiada a la comunidad cristiana, que la debe elaborar y realizar a través de la reflexión y la praxis inspiradas en el Evangelio. Es el mismo Espíritu del Señor, que conduce al pueblo de Dios y a la vez llena el universo,[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 11: AAS 58 (1966) 1033] el que inspira, en cada momento, soluciones nuevas y actuales a la creatividad responsable de los hombres,[Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 37: AAS 63 (1971) 426-427] a la comunidad de los cristianos inserta en el mundo y en la historia y por ello abierta al diálogo con todas las personas de buena voluntad, en la búsqueda común de los gérmenes de verdad y de libertad diseminados en el vasto campo de la humanidad.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 11: AAS 71 (1979) 276: « Justamente los Padres de la Iglesia veían en las distintas religiones como otros tantos reflejos de una única verdad “como gérmenes del Verbo”, los cuales testimonian que, aunque por diversos caminos, está dirigida sin embargo en una única dirección la más profunda aspiración del espíritu humano ».] La dinámica de esta renovación debe anclarse en los principios inmutables de la ley natural, impresa por Dios Creador en todas y cada una de sus criaturas (cf. Rm 2,14-15) e iluminada escatológicamente por Jesucristo.
54 Jesucristo revela que « Dios es amor » (1 Jn 4,8) y nos enseña que « la ley fundamental de la perfección humana, y, por tanto, de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 38: AAS 58 (1966) 1055- 1056] Esta ley está llamada a convertirse en medida y regla última de todas las dinámicas conforme a las que se desarrollan las relaciones humanas. En síntesis, es el mismo misterio de Dios, el Amor trinitario, que funda el significado y el valor de la persona, de la sociabilidad y del actuar del hombre en el mundo, en cuanto que ha sido revelado y participado a la humanidad, por medio de Jesucristo, en su Espíritu.
55 La transformación del mundo se presenta también como una instancia fundamental de nuestro tiempo. A esta exigencia, la doctrina social de la Iglesia quiere ofrecer las respuestas que los signos de los tiempos reclaman, indicando ante todo en el amor recíproco entre los hombres, bajo la mirada de Dios, el instrumento más potente de cambio, a nivel personal y social. El amor recíproco, en efecto, en la participación del amor infinito de Dios, es el auténtico fin, histórico y trascendente, de la humanidad. Por tanto, « aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al reino de Dios ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 39: AAS 58 (1966) 1057]
Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.
LA GRACIA del Sabado 4 de Mayo de 2013
FIESTA DE LOS APÓSTOLES FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR
Catequesis sobre cuáles son las Cartas “Católicas” en el Nuevo Testamento.
Algo de apologetica sobre la comunion de los santos
“No van a rezar por ellos mismos, que ya están en la presencia de Dios disfrutando de la vida eterna a falta de la resurrección final. Y si rezan por nosotros, es que tienen conocimiento de lo que pasa en esta orilla de la vida, de la Iglesia. A nadie puede extrañar que en el cielo no haya ignorancia de lo que ocurre en la tierra. Y a nadie debe extrañar que la comunión de los santos supere la frontera de la muerte física, de manera que si Dios conoce nuestras necesidades estando en vida, ese conocimiento lo compartan aquellos que son “semejantes a Él” porque le ven cara a cara (1ª Juan 3,2)…”
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El arte de las artes
EL ARTE DE LAS ARTES: educar un niño
Leí en la revista ARBIL de INTERNET, un artículo de Tomás Melendo, con diez consejos para educar a un niño, y me ha gustado:
1.- AMAR AL NIÑO: buscar su bien en todo lo que se le haga.
2.- AMARSE LOS DOS ESPOSOS: el niño es feliz si ve que sus padres se quieren.
3.- ENSEÑARLE A QUERER: el egoísmo puede hacerle fracasar en la vida.
4.- DARLE BUEN EJEMPLO: el ejemplo influye más que las palabras.
5.- ELOGIARLE LO DIGNO DE ELOGIO: el elogio ayuda más que la reprimenda y el castigo.
6.- EJERCER LA AUTORIDAD CON CARIÑO PERO CON FIRMEZA: si no aprende a obedecer, va a sufrir mucho en la vida. Normas pocas, claras y en cosas fundamentales. En lo no importante, dejar libertad.
7.- REGAÑAR Y CASTIGAR CUANDO SEA NECESARIO: pero que el niño vea que se hace por su bien. Hacerlo en privado y con serenidad. Nunca airados o delante de otras personas. Ni compararlo con otros mejores que él.
8.- FORMARLES LA CONCIENCIA: que no se dejen influir por la ideas malsanas de la televisión o INTERNET. Motivarles las ideas rectas.
9.- NO MIMARLOS: condescender a sus caprichos es perjudicarle.
10.- EDUCAR SU LIBERTAD: No es libre el que hace lo que se le antoja: ése es esclavo de sus apetitos. Es libre el que elige voluntariamente lo bueno.
Y PARA HACER BIEN TODO ESTO, PEDIR AYUDA A DIOS Y ENCOMENDARLO A SU ÁNGEL DE LA GUARDA.
JORGE LORING, S.I.
ESCUCHA, La fuente inesperada de la sabiduria
La sencillez, la humildad, la obediencia y el silencio pueden enseñar lo que no se aprende en grandes escuelas y centros.
Apuntes de la Guerra Semantica, 4 de 4
[Curso de formación permanente ofrecido a los sacerdotes de la Diócesis de Pereira, en Colombia. Abril-Mayo de 2013.]
Tema 4 de 4: El Poder del Evangelio
* Una batalla muy antigua
- Por lo menos desde el siglo II, la Iglesia ha tenido que enfrentar la amenaza gnóstica.
- Autores señalados: San Ignacio de Antioquía y San Ireneo de Lión.
- En general, los Padres de la Iglesia no proceden argumentando desde la metafísica sino desde la verdad de la salvación.
- Su punto de partida es: “¡Somos salvos!” y desde ahí la pregunta: “¿Quién es este Cristo en quien somos salvos?”
- Todo radica en comprender que la verdadera desgracia del ser humano no es la pobreza, la enfermedad, la ignorancia o la injusticia, sino que debajo de todo ello subyace lo realmente espantoso: el PECADO.
* La unicidad de la fe: Aparece un camino claro
- Reconocimiento del pecado
- Arrepentimiento
- Escucha del kerigma
- Certeza de haber sido amado
- Acogida en fe de la salvación
- Camino de formación (catequesis)
- Inserción viva en la Iglesia.
* ¿Qué hace entonces a Cristo único?
- No es en primer lugar su mensaje.
- Ni sus milagros.
- Ni su estatura moral.
- Ni el testimonio de su solidaridad.
- Ni la capacidad de convocatoria y liderazgo.
* Cristo es único por la verdad de su Encarnación y por la verdad de su sacrificio redentor.
- Un sufrimiento “aparente” indicaría un amor “aparente,” y una salvación “aparente,” enseña San Ignacio de Antioquía.
- Caro cardo salutis, dice San Ireneo: En la verdad de la encarnación radica la verdad de la salvación.
* Queda entonces como señal positiva y necesaria que se presenten con claridad estas realidades: Pecado, Arrepentimiento, Conversión, Fe, Gracia, Cruz, Sangre de Cristo, Muerte, Resurrección, Bautismo, Eucaristía, Espíritu Santo, Iglesia, Sacramentos, Vida Eterna.
* La Recuperación del Lenguaje
- El punto fundamental es que las palabras derivan su fuerza semántica última no de otras palabras sino de la vida.
- Fundamentalmente la vida se expresa a través de narraciones, luego son ellas las que deben tener un lugar sobresaliente en nuestro ministerio.
* Esto implica:
- Primacía de la Historia de la Salvación sobre la simple memorización de conceptos.
- Primacía de los testimonios sobre la predicación moralista.
- Primacía de las vidas de santos sobre las exhortaciones o regaños.
* Pero los conceptos son importantes, y por eso en un segundo momento hay que enseñar a recibir con pensamiento crítico lo que el mundo ofrece. Y el comportamiento moral correcto es muy importante, y por eso hay que seguir como San Pablo el camino del modo “indicativo” al modo “imperativo.”
* No olvidar finalmente que el lenguaje integral por excelencia es la liturgia, y que en la plenitud de su significación está todo cuanto necesita la Iglesia para alimentarse y expresarse.
* El curso completo de Apuntes de Guerra Semántica puede seguirse aquí.
LA GRACIA del Viernes 3 de Mayo de 2013
FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Pasar por lo peor sin maldecir, sin enloquecer, sin desesperarse, sin vengarse, sin odiar: eso revela a Dios.
El Papa completa mas de seis millones de seguidores en Twitter
Leccion Primera sobre el martirio
Lección Primera
Apostolado y martirio
La palabra mártir
El martirio, entendido según su estricta significación etimológica [testimonio], no se conoció antes del cristianismo. No hay mártires en la historia de la filosofía: «Nadie -escribe San Justino- creyó en Sócrates hasta el extremo de dar la vida por su doctrina» (II Apología 10). Tampoco el paganismo tuvo mártires. Nunca hubo nadie que, con sufrimientos y muerte voluntariamente aceptados, diera testimonio de la verdad de las religiones paganas. Los cultos paganos, a lo más, produjeron fanáticos, como los galos, que se hacían incisiones en los brazos y hasta se mutilaban lamentablemente en honor de Cibeles. El entusiasmo religioso pudo llevar en ocasiones al suicidio, como entre aquellos de la India que, buscando ser aplastados por su ídolo, se arrojaban bajo las ruedas de su carro. Pero éstos y otros arrebatos religiosos salvajes nada tienen que ver con la afirmación inquebrantable, reflexiva, razonada de un hecho o de una doctrina.
El martirio, sin duda, quedó ya esbozado en la antigua Alianza, en figuras admirables, como las de los tres jóvenes castigados en Babilonia a la hoguera, Daniel en el foso de los leones, los siete hermanos Macabeos, inmolados con su madre… Pero el judío se dejaba matar antes que romper su fidelidad a la religión que era privilegio de su raza, mientras que el cristiano acepta morir para probar la divinidad de una religión que debe llegar a ser la de todos los hombres y todos los pueblos.
Y ése es, precisamente, el significado de la palabra mártir: testigo, que afirma un testimonio de máxima certeza, dando su propia vida por aquello que afirma. La palabra misma, con toda la fuerza de su significación, no se halla antes del cristianismo; tampoco en el Antiguo Testamento. Es preciso llegar a Jesucristo para encontrar el pensamiento, la voluntad declarada de hacer de los hombres testigos y como fiadores de una religión.
«Vosotros -dijo Jesús- seréis testigos (mártires) de estas cosas» (Lc 24,48). Más aún: «Vosotros seréis mis testigos en Jerusalén, Judea y Samaría, hasta los últimos confines de la tierra» (Hch 1,8). Y los Apóstoles aceptan esta misión con todas sus consecuencias.
Así San Pedro, para sustituir a Judas, el traidor, declara: «Es necesario que entre los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió con nosotros… haya uno que con nosotros sea testigo de la resurrección» (Hch 1,22). Y en su primer discurso después de Pentecostés: «Dios ha resucitado a Jesucristo, y de ello somos testigos todos nosotros» (2,32). Y con Juan, ante el Sanedrín: «Nosotros somos testigos de estas cosas… y con nosotros el Espíritu Santo que Dios ha dado a todos aquellos que le obedecen» (5,32.41). Otra vez, después de azotados, salen del Consejo «felices de haber sido hallados dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús» (5,41). Y al fin de su vida, escribiendo a las iglesias de Asia, Pedro persiste en el mismo lenguaje: «Yo exhorto a los ancianos que hay entre vosotros, yo que también soy anciano y testigo de los padecimientos de Cristo»… (1Pe 5,1).
Así pues, el significado primero de la palabra mártir es el de testigos oculares de la vida, de la muerte y de la resurrección de Cristo, encargados de afirmar ante el mundo estos hechos con su palabra. Desde el primer día este testimonio se dio en el sufrimiento y, como hemos visto, en la alegría de padecer por Cristo. Enseguida, después de estas primeras pruebas, vino el sacrificio de la misma vida, como testimonio supremo de la palabra.
Ya Jesucristo lo había predicho a los Apóstoles: «Seréis entregados a los tribunales, y azotados con varas en las sinagogas, y compareceréis ante los gobernadores y reyes por mi causa, y así seréis mis testigos en medio de ellos» (Mc 13,9; +Mt 10,17-18; Lc 21,12-13).
Al mismo tiempo, les asegura su asistencia: «Cuando os hagan comparecer ante los jueces, no os preocupéis de lo que habréis de decir, sino decid lo que en aquel momento os será dado, porque no sois vosotros los que tenéis que hablar, sino el Espíritu Santo… El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre al hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los harán morir; y vosotros seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin se salvará» (Mc 13,11-13; +Mt 10,19-20; Lc 12,11-12; 16-17).
Cuando los cristianos pudieron comprender por los acontecimientos la fuerza de estas palabras de su Maestro, se consideró la muerte gloriosa de sus más antiguos y fieles discípulos como el coronamiento de su testimonio. Desde entonces, muerte y testimonio quedaron entre sí definitivamente asociados.
Antes, pues, de finalizar la edad apostólica, la palabra mártir adquiere ya su significado preciso y claro, y se aplicará a aquel que no solo de palabra, sino también con su sangre, ha confesado a Jesucristo.
Pero ya en ese mismo tiempo se extiende también su significado a quienes podrían decirse testigos de segundo grado, a aquellos «bienaventurados que creyeron sin haber visto» (Jn 20,29), y que, habiendo creído así, testificaron su fe con su sangre.
San Juan, concretamente, a fines del siglo I, emplea la palabra mártir en dos ocasiones con este sentido. En el mensaje que dirige a la iglesia de Pérgamo, hablando en el nombre del Señor, menciona a «Antipas, mi fiel testigo, que ha sido entregado a la muerte entre vosotros, allí donde Satanás habita» (Ap 2,13). Alude a un cristiano martirizado por los paganos en tiempos de Nerón. Y en otro pasaje, cuando se alza ante el apóstol vidente el quinto sello del libro misterioso, alcanza a ver «debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían dado» (6,9).
Y no será la primera generación cristiana de creyentes la única en dar este testimonio. La historia de los mártires no había hecho entonces sino comenzar.
Apuntes de la Guerra Semantica, 3 de 4
[Curso de formación permanente ofrecido a los sacerdotes de la Diócesis de Pereira, en Colombia. Abril-Mayo de 2013.]
Tema 3 de 4: El Poder del Yo
* Historia de una transición
- De la verdad a la certeza (Kant)
- De la certeza a la autenticidad (Heidegger)
- De la autenticidad a la espontaneidad (John Lenon)
* Historia de una división
- La certeza queda asegurada en la ciencia; la autenticidad queda asegurada en la espontaneidad del yo.
- Luego la certeza no necesariamente coincide con la autenticidad: se dan así dos verdades, una externa y otra interna.
* Historia de un vacío
- La verdad externa, científica, constata hechos: habla del ser pero no puede establecer un deber-ser.
- La verdad interna, espontaneista, constata deseos: habla del querer-ser pero no puede establecer un deber-ser.
- El deber-ser queda a merced de la sola legislación y capricho de cada país.
* Historia de otro vacío
- La verdad externa, científica, provee de recursos y medios: tecnología.
- La verdad interna, espontaneista, provee de fines gobernados por el mercado, la moda, la opinión.
- La vida misma carece entonces de significado: es una “pasión inútil.”
* Historia de un malentendido
- El vacío de fines y significados se interpreta como posibilidad inagotable de definirse como uno quiera y de reinventarse sin cesar.
- La imagen de libertad que subsiste es la proclamación del absoluto de la voluntad, desligada de la tarea, ahora imposible, de buscar la verdad.
* Historia de otro malentendido: Si “ser verdadero” es “ser espontáneo” y ser “libre” es seguir el instinto, impulso, moda o pasión del momento, entonces la Iglesia es la institución más mentirosa y más asfixiante. Es la gran hipócrita.
* Pero no es el final de la historia… El curso completo de Apuntes de Guerra Semántica puede seguirse aquí.
Apuntes de la Guerra Semantica, 2 de 4
[Curso de formación permanente ofrecido a los sacerdotes de la Diócesis de Pereira, en Colombia. Abril-Mayo de 2013.]
Tema 2 de 4: El Poder del Conocimiento
* Bases de la Gnosis
- En la vida enfrentamos desafíos y debemos tomar opciones.
- Si uno opta de una manera necia o sin la necesaria información, lo más probable es que se equivoque, y luego sufra las consecuencias.
- Por eso uno necesita el conocimiento acertado y oportuno (GNOSIS) para vivir de una manera más productiva y más feliz.
- Los problemas no son nuevos ni son nuevas las soluciones.
- La sabiduría no es algo nuevo sino antiguo, milenario, que ha sido buscado en todas las culturas.
- Las religiones y filosofías son expresiones de esa búsqueda, que es común a toda la humanidad.
- Los libros sagrados recogen elementos esencialmente comunes.
- Los grandes líderes y fundadores son gente que llegó a esa luz común.
- Pero los representantes de las religiones (clero) han sido envidiosos y egoístas en compartir los verdaderos secretos que conducen a una vida fecunda, plena y feliz.
- Lo que tienen en común esas religiones puede ser enseñado de manera universal y lógica: GNOSIS.
- Lo que la gente necesita es trascender, ser iluminada, alcanzar sabiduría, recuperar su verdadero yo, fundirse en la armonía del cosmos.
* Qué omite la Gnosis
- Reducción cristológica: Cristo pasa a ser un maestro: un mensajero que no importa en sí mismo.
- La encarnación no interesa, ni el ser de Cristo, ni su dolor, ni su Cruz, ni su muerte, ni su resurrección.
- Reducción soteriológica: No hay mención de la gracia, ni hay donación que nos transforma, ni hay comunidad reconciliada (Iglesia).
- Los sacramentos no interesan. Se les reemplaza por un re-encantamiento del mundo (neo-paganización).
- Reducción espiritual: La oración pasa a ser “meditación,” y la meditación pasa a ser una apuesta por el vacío y la nada.
- La presencia de Dios pasa a ser reemplazada por un estado mental- cerebral a criterio del solo sujeto.
* El curso completo de Apuntes de Guerra Semántica puede seguirse aquí.





