Breve ordo para la semana del 10 al 16 de julio de 2016

Videos de micro-homilías para esta semana:

https://www.youtube.com/playlist?list=PLRmr1_QLb8pexyitwaanO6J4C-CpMz0CW


Liturgia de las Horas para esta semana:

10 de julio de 2016: Domingo XV del Tiempo Ordinario, ciclo C

Lunes 11: Memoria de San Benito de Nursia, Abad

Martes 12:

Miércoles 13:

Jueves 14:

Viernes 15: Memoria de San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

Sábado 16: Memoria de Nuestra Señora del Carmen


Cara a cara con la religión del buenismo

Hace poco terminé unos hermosos días de retiro espiritual que tuve ocasión de predicar a un grupo de frailes agustinos, estudiantes de teología. De ese servicio tengo gratos recuerdos y mi cercanía con la Orden de San Agustín es mayor después de ese tiempo de fraternidad y oración. Y sin embargo, hubo algo muy amargo que me sucedió hacia el final del retiro, y que no tiene que ver ni con Santo Domingo, mi fundador, ni tampoco con el egregio Obispo de Hipona.

Sucede que en la misma casa donde estábamos nosotros había también otros grupos, pequeños y grandes, de laicos, de seminaristas, o de religiosos–cosa muy explicable tratándose de un lugar amplio, recogido y bello, con amplio espacio para encontrarse con la naturaleza. En cierto momento trabé conversación con un joven de otra comunidad, sin relación con el retiro nuestro, que pertenece a una cierta congregación religiosa. Queriendo ser amable, este hombre comentó de algunos estudios que había hecho fuera del país y habló espontáneamente de algunas discusiones teológicas que había tenido precisamente con frailes de San Agustín. El motivo de tal discusión es también el motivo de mi dolor. Decía este hombre, a quien faltarán meses para recibir diaconado, que la virginidad de María no era cosa importante y que si Ella era o no virgen, eso en nada cambiaba el mensaje del Evangelio. En medio de su propio retiro espiritual, ese es el tipo de teología que tiene este candidato al ministerio ordenado.

Como sólo tenía minutos para una conversación que hubiera tenido que ser muy larga, apenas alcancé a indicarle cuánto me preocupaba que hablara de ese modo; logré además cuestionar un poco su visión de nuestra fe con una pregunta que creo que tomó con seriedad: “¿No te parece que estas reduciendo el Evangelio a un mensaje ético más?

En efecto, por el tono y los términos de su intervención, este hombre se ve que está listo para lanzarse al mundo con un mensaje cómodo y buenista. Si Dios no mete su mano este será uno más de aquellos que van por ahí, de parroquia en parroquia, o de colegio en colegio, esparciendo la idea, típica de la herejía modernista, de que la evangelización se reduce a una serie de consignas horizontales, intramundanas, bien fáciles de tragar por ateos, budistas o agnósticos: “seamos buenas personas;” “hay que ser solidarios;” “trabajemos por la promoción de la justicia;” y un largo etcétera que jamás discutirá los temas duros de nuestra época.

En efecto, según la visión buenista: ¿Para qué “pelear” con los LGBT si son buenas personas, no le hacen mal a nadie, y al final son hasta chistosos? ¿Para que hacer sentir mal a las personas que ya pasaron por el sufrimiento de un divorcio y ahora con su nueva pareja están tratando de “rehacer su vida”? ¿Para qué complicar la cabeza de la gente con términos que nadie entiende como “transubstanciación” si en el fondo lo que importa es que las comunidades sean fraternas y llenas de calor humano? ¿Por qué enfocarnos tanto en la Cruz si al fin y al cabo nosotros ya somos la gente de la Resurrección, y Dios no quiere que nadie sufra? ¿Para qué seguir predicando un infierno que se inventaron los medievales, y que no existe, o que si existe solamente puede estar vacío, barrido y con un aviso de “SE ARRIENDA” en la puerta? Y la lista puede continuar.

Creo que se entiende el tamaño de mi dolor.

Aunque, debo admitir con pesar: si entre mis lectores hay algunos de la religión del buenismo, serán estos los que se extrañen o duelan de mí porque, según ellos, pertenezco a una raza de dinosaurios que sólo causa curiosidad y pesar porque se niega a morir. Y sin embargo, bendito Jesucristo, y mil veces bendito, que desde la gloria de su Cruz y Pascua, renueva con la verdad sobria de su Evangelio, a la Iglesia. Aquel seminarista y aquella congregación religiosa no saldrán fácilmente de mis oraciones.

LECTIO 20160709

LECTURA ESPIRITUAL.

En Colombia: #LectioFrayNelson para la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá


En otros lugares: #LectioFrayNelson para el Sábado XIV del Tiempo Ordinario

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Cómo distinguir una noticia satírica o falsa

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Aspectos bíblicos sobre la promoción de la paz

488 Antes que un don de Dios al hombre y un proyecto humano conforme al designio divino, la paz es, ante todo, un atributo esencial de Dios: « Yahveh- Paz » (Jc 6,24). La creación, que es un reflejo de la gloria divina, aspira a la paz. Dios crea todas las cosas y todo lo creado forma un conjunto armónico, bueno en todas sus partes (cf. Gn 1,4.10.12.18. 21.25.31).

La paz se funda en la relación primaria entre todo ser creado y Dios mismo, una relación marcada por la rectitud (cf. Gn 17,1). Como consecuencia del acto voluntario con el cual el hombre altera el orden divino, el mundo conoce el derramamiento de sangre y la división: la violencia se manifiesta en las relaciones interpersonales (cf. Gn 4,1-16) y en las sociales (cf. Gn 11,1-9). La paz y la violencia no pueden habitar juntas, donde hay violencia no puede estar Dios (cf. 1 Cro 22,8-9).

489 En la Revelación bíblica, la paz es mucho más que la simple ausencia de guerra: representa la plenitud de la vida (cf. Ml 2,5); más que una construcción humana, es un sumo don divino ofrecido a todos los hombres, que comporta la obediencia al plan de Dios. La paz es el efecto de la bendición de Dios sobre su pueblo: « Yahveh te muestre su rostro y te conceda la paz » (Nm 6,26). Esta paz genera fecundidad (cf. Is 48,19), bienestar (cf. Is 48,18), prosperidad (cf. Is 54,13), ausencia de temor (cf. Lv 26,6) y alegría profunda (cf. Pr 12,20).

490 La paz es la meta de la convivencia social, como aparece de forma extraordinaria en la visión mesiánica de la paz: cuando todos los pueblos acudirán a la casa del Señor y Él les mostrará sus caminos, ellos podrán caminar por las sendas de la paz (cf. Is 2,2-5). Un mundo nuevo de paz, que alcanza toda la naturaleza, ha sido prometido para la era mesiánica (cf. Is 11,6-9) y al mismo Mesías se le llama « Príncipe de Paz » (Is 9,5). Allí donde reina su paz, allí donde es anticipada, aunque sea parcialmente, nadie podrá turbar al pueblo de Dios (cf. Sof 3,13). La paz será entonces duradera, porque cuando el rey gobierna según la justicia de Dios, la rectitud brota y la paz abunda « hasta que no haya luna » (Sal 72,7). Dios anhela dar la paz a su pueblo: « Sí, Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no retornen » (Sal 85,9). El salmista, escuchando lo que Dios dice a su pueblo sobre la paz, oye estas palabras: « Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan » (Sal 85,11).

491 La promesa de paz, que recorre todo el Antiguo Testamento, halla su cumplimiento en la Persona de Jesús. La paz es el bien mesiánico por excelencia, que engloba todos los demás bienes salvíficos. La palabra hebrea « shalom », en el sentido etimológico de « entereza », expresa el concepto de « paz » en la plenitud de su significado (cf. Is 9,5s.; Mi 5,1-4). El reino del Mesías es precisamente el reino de la paz (cf. Jb 25,2; Sal 29,11; 37,11; 72,3.7; 85,9.11; 119,165; 125,5; 128,6; 147,14; Ct 8,10; Is 26,3.12; 32,17s; 52,7; 54,10; 57,19; 60,17; 66,12; Ag 2,9; Zc 9,10 et alibi). Jesús « es nuestra paz » (Ef 2,14), Él ha derribado el muro de la enemistad entre los hombres, reconciliándoles con Dios (cf. Ef 2,14-16). De este modo, San Pablo, con eficaz sencillez, indica la razón fundamental que impulsa a los cristianos hacia una vida y una misión de paz.

La vigilia de su muerte, Jesús habla de su relación de amor con el Padre y de la fuerza unificadora que este amor irradia sobre sus discípulos; es un discurso de despedida que muestra el sentido profundo de su vida y que puede considerarse una síntesis de toda su enseñanza. El don de la paz sella su testamento espiritual: « Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo » (Jn 14,27). Las palabras del Resucitado no suenan diferentes; cada vez que se encuentra con sus discípulos, estos reciben de Él su saludo y el don de la paz: « La paz con vosotros » (Lc 24,36; Jn 20,19.21.26).

492 La paz de Cristo es, ante todo, la reconciliación con el Padre, que se realiza mediante la misión apostólica confiada por Jesús a sus discípulos y que comienza con un anuncio de paz: « En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa” » (Lc 10,5-6; cf. Rm 1,7). La paz es además reconciliación con los hermanos, porque Jesús, en la oración que nos enseñó, el « Padre nuestro », asocia el perdón pedido a Dios con el que damos a los hermanos: « Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores » (Mt 6,12). Con esta doble reconciliación, el cristiano puede convertirse en artífice de paz y, por tanto, partícipe del Reino de Dios, según lo que Jesús mismo proclama: « Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios » (Mt 5,9).

493 La acción por la paz nunca está separada del anuncio del Evangelio, que es ciertamente « la Buena Nueva de la paz » (Hch 10,36; cf. Ef 6,15) dirigida a todos los hombres. En el centro del « Evangelio de paz » (Ef 6,15) se encuentra el misterio de la Cruz, porque la paz es inseparable del sacrificio de Cristo (cf. Is 53,5: « El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados »): Jesús crucificado ha anulado la división, instaurando la paz y la reconciliación precisamente « por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad » (Ef 2,16) y donando a los hombres la salvación de la Resurrección.


Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

LA GRACIA del Domingo 10 de Julio de 2016

DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C

El camino del servicio a Dios se une con el camino del servicio al prójimo entendiendo que el amor con el que amamos al prójimo viene de Dios y a Él quiere retornar.

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LECTIO 20160708

LECTURA ESPIRITUAL. #LectioFrayNelson para el Viernes XIV del Tiempo Ordinario

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10 señales que indican que tu hijo está malcriado

“Criar y educar a un niño es probablemente uno de los mayores desafíos a los que nos podemos enfrentar. Nos equivocaremos muchas veces, pero el primer paso para aprender y rectificar es darnos cuenta de que no lo estamos haciendo bien. El segundo paso será detectar qué es lo que hacemos mal (en este artículo encontrarás algunas pautas)…”

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