Dom Columba Marmion: Un maestro espiritual por redescubrir

“Detrás de las acciones reflexionadas de cada individuo, hay siempre una razón, un móvil. Algunos buscan el placer, algunos los honores, otros están poseídos por la fiebre de la ambición o por la sed de dinero, la mayoría son víctimas de sus penas cotidianas. La influencia del móvil o del fin es predominante en el valor de nuestras acciones. El móvil por el cual nos agitamos, el objetivo que perseguimos, y que debe, por así decirlo, orientar toda nuestra vida, es para nosotros de una importancia capital…”

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¿Hay algún género de temor filial en la gloria del Cielo?

En la patria no habrá de ningún modo temor servil, que es el temor de pena. Este temor queda, en verdad, excluido por la seguridad de la bienaventuranza eterna, seguridad que, como hemos dicho (q.18 a.3; 1-2 q.5 a.4), es de su misma esencia. Mas el temor filial, como aumenta al aumentar la caridad, se perfeccionará también con la caridad perfecta. Por eso no tendrá en la patria exactamente el mismo acto que ahora.

Para evidenciar esto es de saber que el objeto del temor es el mal posible, como el de la esperanza lo es el bien posible. Mas siendo el movimiento del temor una como huida, el temor implica la huida de un mal arduo posible, pues los males pequeños no infunden temor. Por otra parte, como el bien de cada cosa radica en permanecer en su orden, así su mal radica en abandonarlo. Pues bien, el orden de la criatura racional consiste en someterse a Dios y dominar sobre las demás criaturas. De ahí que, como el mal de la criatura racional está en someterse a otra inferior por amor, su mal consiste también en no someterse a Dios sublevándose con presunción contra El o despreciándole. Este mal es posible en la criatura racional considerada en su esencia, dada la volubilidad de su libre albedrío; pero en los bienaventurados es imposible por la perfección de la gloria. En consecuencia, la huida del mal, que consiste en no someterse a Dios, existirá en la patria como posible a la naturaleza, pero imposible a la bienaventuranza. En la tierra, en cambio, la huida de este mal es totalmente posible.

Por eso, comentando San Gregorio en XVII Moral, las palabras de Job 26,11: Las columnas del cielo se tambalean y se estremecen a una amenaza tuya, escribe: Las virtudes mismas del cielo, que le miran sin cesar, se abaten en esa contemplación. Pero ese temblor, para que no les sea penal, no es de temor, sino de admiración, es decir, admiran a Dios, que existe sobre ellas y les es incomprensible. San Agustín, por su parte, en este mismo sentido, pone en XIV De civ. Dei el temor en la patria, aunque con cierta duda: Ese temor casto, que permanece por los siglos de los siglos, si es que ha de existir en el siglo advenidero, no será el temor que hace temblar ante el mal que puede sobrevenir, sino el que se afirma en el bien que no se puede perder. Pues donde está el amor inmutable del bien conseguido, sin duda, si cabe hablar así, está seguro el temor del mal que se ha de evitar. Pues con el nombre de temor casto se significa la voluntad con la que por necesidad no pecamos, y esto no con la preocupación de la flaquera de si acaso pecaremos, sino con la tranquilidad de la caridad para evitar el pecado. O si allí no puede haber temor de ningún género, tal vez se ha llamado temor que permanece por los siglos de los siglos, porque permanecerá aquello a lo que el mismo temor conduce. (S. Th., II-II, q.19, a.11, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

ROSARIO de las Semanas 20180706

#RosarioFrayNelson para el Viernes:
Contemplamos los Misterios de la Dolorosa Pasión

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, que vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron.
  2. En el segundo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní intercediendo por nosotros los pecadores.
  3. En el tercer misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús, juzgado por el sanedrín, y luego por la autoridad romana, y así condenado a muerte.
  4. En el cuarto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, porque sus heridas nos han curado.
  5. En el quinto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús coronado de espinas: Rey humilde y Príncipe de Paz.
  6. En el sexto misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que carga con su cruz.
  7. En el séptimo misterio de la Dolorosa Pasión contemplamos a Jesús que muere en la Cruz.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Síntesis de la doctrina espiritual del Padre Pío

“Ten por cierto que cuanto más crecen los asaltos del demonio, tanto más cerca del alma está Dios.”

“Tengamos bien esculpido en nuestra mente lo que dice el divino Maestro: en nuestra paciencia poseeremos nuestra alma.”

“Mediten en la palabra de Dios y ella adquirirá el poder de destruir sus naturales inclinaciones hacia lo material.”

“El sufrir es de todos. El saber sufrir es de pocos.”

“Cuando se hace bien, la oración conmueve el corazón de Dios y le invita, siempre más, a acoger nuestras súplicas.”

“Buscar sí la soledad, pero sin faltar a la caridad con el prójimo”

“Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo”

“Los corazones fuertes y generosos no se afligen más que por graves motivos, e incluso estos motivos no logran penetrar en lo íntimo de su ser”

“La vanagloria ha sido llamada con acierto por los santos carcoma de la santidad.”

“El sufrimiento no es abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va demostrando.”

“Jesús desde su nacimiento nos indica nuestra misión, que es la de despreciar lo que el mundo ama y busca.”

“Digámonos con el pleno convencimiento de que nos decimos la verdad: alma mía, comienza hoy a hacer el bien, que hasta ahora no has hecho nada.”

“Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y escuchará tu oración.”

“Oh! Qué precioso es el tiempo! Felices los que saben aprovecharlo, porque todos, en el día del juicio, tendremos que dar cuenta rigurosísima de ello al Juez supremo.”

“Ora con perseverancia, con confianza y con la mente tranquila y serena.”

“Para que se dé la imitación, es necesaria la meditación diaria y la reflexión frecuente sobre la vida de Jesús.”

“Meditemos la gran condescendencia con la que Jesús asume nuestra misma carne para vivir en medio de nosotros la mísera vida de la tierra.”

“Muchas veces ignoramos que para crecer tenemos necesidad de pan duro; es decir, necesitamos cruces, pruebas, contradicciones.”

“Mira: por un sí, por un solo sí, fiat secundum verbum tuum, por hacer la voluntad de Dios, María llega a ser Madre del Altísimo.”

“Guárdense de la ansiedad y de las inquietudes, porque no hay cosa que impida tanto el caminar hacia la perfección.”

“Jamás te he visto tan querido de Jesús como en este momento. Por tanto, ¿qué motivo tienes para temer, temblar y asustarte?”

“Igual que el cuerpo necesita de alimentarse, así el alma necesita día tras día de la cruz, para purificarse y separarse de las criaturas.”

“Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un día el triunfo definitivo de la justicia de Dios.”

“Ten gran confianza en la misericordia y en la bondad de Dios.”

“A la medida que te vayas vaciando de ti mismo, es decir, del amor al cuerpo y de tu propia voluntad, y te vayas enraizando en la santa humildad, el Señor lo irá comunicando a tu corazón.”

“El Señor hace ver y llama, pero no queremos ni ver ni responder porque son los propios intereses los que nos agradan.”

“Cuando nos ponemos a orar a Dios, busquemos desahogar todo nuestro espíritu.”

“Un solo acto de amor a Dios en tiempos de aridez vale más que cien en momentos de ternura y consuelo.”

“Actuemos de modo que Dios no vea en nosotros nada más que el bien.”

“Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, Maria. Saluda a Jesús de mi parte.”

“De la meditación y de la reflexión frecuente sobre la vida de Jesús brota la estima de sus obras; y de la estima, el deseo y el consuelo de la imitación.”

“Cuando no consigas avanzar a grandes pasos por el camino que conduce a Dios, conténtate con dar pequeños pasos y espera pacientemente a tener piernas para correr, o mejor alas para volar.”

“En la medida en que crecían en la Madre nuestra los dones del cielo, ahondaba cada vez más en la humildad.”

“¿No nos dice el Espíritu Santo que, en la medida que el alma se acerca a Dios, debe prepararse para la prueba?”

“La paz se posesionará de nosotros y seremos felices y fuertes en la medida en que, manteniendo un crecimiento en la vida espiritual y mortificándonos a nosotros mismos, hagamos que Cristo viva en nosotros.”

“Las mejores humillaciones son las que nosotros no hemos elegido, o también las que nos son menos gratas.”

“El sufrimiento no es castigo sino amor y amor delicadísimo.”

“En estos tiempos tan tristes de fe muerta, en los que triunfa la impiedad, el medio más seguro para mantenerse libres del terrible mal que nos rodea, es el de fortalecerse con este alimento eucarístico. Algo que no lo podrá conseguir aquel que vive meses y meses sin saciarse de la carne inmaculada del Cordero divino.”

“La piedad es útil para todo y se adapta a todo según las circunstancias, menos a lo que sea pecado.”

“Sólo un general sabe cuándo y cómo deben actuar sus soldados. Ten paciencia; también a ti te llegará tu vez.”

“Sufre pero no temas, porque Dios está contigo.”

“Tú que tienes cuidado de almas, inténtalo con amor, con mucho amor, con todo el amor.”

“Ocupa el tiempo en ganar almas para Jesús, enseñándoles el modo de agradarle.”

“Mantener el buen ánimo y cumplir el deber es lo propio de las almas más perfectas.”

“No se cansen de orar a Jesús.”

“Marchen con sencillez por el camino del Señor y no atormenten su espíritu.”

“Les conjuro por la mansedumbre de Cristo y por las entrañas misericordiosas del Padre celestial a no perder nunca el entusiasmo en el camino del bien.”

“Amemos a Jesús por su grandeza divina, por su poder en el cielo y en la tierra, y por sus méritos infinitos, pero, también y sobre todo, por motivos de gratitud.”

“Acepta todo dolor e incomprensión que vienen de lo Alto. Así te perfeccionarás y te santificarás.”

“Camina con alegría y con un corazón lo más sincero y abierto que puedas; y cuando no puedas mantener esta santa alegría, al menos no pierdas nunca el valor y la confianza en Dios.”

“Confiesa con toda sinceridad, que, si Dios no fuese tu coraza y tu escudo, habrías sido incautamente herido por toda clase de pecados.”