LA GRACIA del Viernes 24 de Agosto de 2018

FIESTA DE SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL

Los apóstoles son los herederos del antiguo Israel, lo rescatan y sostienen; son quienes nos orientan hacia Cristo y son quienes llevan con fuerza el mensaje a todas las naciones.

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BIBLIA COMENTADA 012: Datos de la Biblia y datos de la ciencia en cuanto a la Prehistoria

Introducción Prehistórica.

El mundo, que antes se creía creado en seis días, hoy se da por demostrado haber sido formado en una serie de siglos difícil de calcular. Por lo que toca a la tierra, lleva en las capas de su corteza los datos de su historia y de la historia de los animales que la pueblan. Los geólogos hallan en la misma superficie de la tierra pruebas de varios períodos glaciares, en que los hielos del norte invadieron las regiones meridionales. Estos períodos estuvieron interrumpidos por otros períodos durante los cuales esos glaciares se retiraron, devolviendo a las latitudes meridionales su clima propio. La duración de estos períodos glaciares y de sus intermedios tampoco es fácil de calcular, y los cálculos de los especialistas están lejos de ser concordes.

Entre los dos últimos períodos glaciares se han hallado las primeras señales de la existencia del hombre, los restos de su industria, que son piedras duras, talladas groseramente al principio (período paleolítico), más finamente después (período neolítico), para servir de instrumentos de caza o pesca, para preparar las pieles que les servían de vestido y para otros usos que no podemos precisar. A la elaboración de la piedra se añadió la del hueso y del marfil, conque fabricaban flechas, agujas, arpones, etc. Pronto se revela los instintos artísticos del hombre en la pintura y en obras de escultura, realizados en hueso, marfil y piedra.

En este tiempo parece que el hombre vivía, como los pueblos primitivos de hoy, de la caza y de la pesca, que eran abundantes; pero luego comenzaron a domesticar los animales y a cultivar la tierra, para obtener por este medio elementos menos eventuales de sustento. Todo esto pertenece a la prehistoria humana, cuya cronología es asimismo difícil de calcular. La invención de los metales no aparece sino en los tiempos plenamente históricos, primero el bronce, luego el hierro.

Por otra parte, los mismos yacimientos que nos suministran estos restos de la industria y del arte humanos ofrecen también restos de los mismos hombres que los fabricaron, esqueletos más o menos íntegros, en mayor o menor número, que, estudiados diligentemente y comparados con los del hombre actual y con los de los animales superiores, dan fundamento para establecer una escala progresiva en su desarrollo orgánico. De todos, los que ocupan el grado inferior de la escala son los numerosos esqueletos hallados cerca de Pekín. Siguen los restos encontrados en varios lugares del centro de Europa, los cuales muestran caracteres comunes, revelan un tipo particular, apellidado Homo neanderthalensis, del lugar de Neanderthal, cerca de Düsseldorf, en Alemania. Otro tipo superior a éste es el apellidado de Cro-Magnon, que sería el Homo sapiens verdadero. Un lugar intermedio entre estos dos últimos tipos parece ocupar el Homo palestinensis, cuyos restos fueron hallados en el monte Carmelo. La cronología de esta parte de la prehistoria está ligada a la precedente y es, como ella, muy oscura.

Los antiguos teólogos daban por asegurado que Dios había creado al hombre perfecto y dotado de virtud y ciencia para poder desarrollar su vida. La conclusión, sin ser, ni mucho menos, doctrina de fe, es muy razonable, pues no se concibe que Dios haya lanzado al hombre en medio de la tierra desprovisto de los medios necesarios para luchar por la vida, puesto que a los animales no les niega lo necesario para la suya. Sin embargo, los datos de la prehistoria, sin llegar a darnos plena claridad sobre la vida del hombre en estos largos años de su existencia, parece probarnos un desarrollo notable en su organismo y otro mayor en la cultura material. Si lo primero revela una superioridad sobre los animales más perfectos, lo segundo nos demuestra una inteligencia que no tiene nada que ver con el instinto animal. Pero sobre todo está la perfección moral y religiosa, de la que nada puede decir la prehistoria, y que es la principal y la raíz de todo el progreso humano. Precisamente en estos últimos decenios, para confusión de los que defendían, en esta parte, la evolución materialista del hombre, se han presentado muchos pueblos primitivos, que viven de la caza y de la pesca, que desconocen la ganadería y la agricultura, pero que creen en un Padre soberano, que mora en los cielos, y tienen una moral perfecta, como que esperan el juicio de ese Padre, que les dará luego la retribución o el castigo, según se hayan mostrado buenos o malos1.

1 Jesús Carballo, Prehistoria Universal Y Especial De España (Madrid 1924); Instituto Gallach, Las Razas Humanas (Barcelona 1927); G. Goury, Origine Et Évolution De L’homme (París 1927); Rob. Koppel, S. I., Ultimae Investigationes De Aetate Gén.eris Humani: “Bíblica” (1927); H. Obermaier, Urgeschichte Der Menschheit (Munich 1931); L. Pericot Y J. De C. Serra, La Cultura Primitiva: “Hist. Univ.” Del Instituto Gallach (Barcelona 1937); F. M. Bergourioux Et A. Glory, Les Premiers Hommes (París 1943); Gagnebin, Le Transformisme Et I’origine De L’homme (Lausana 1943); L. Joleaud Et H. Alimen, Les Temps Préhistori-Ques (París 1945); H. Obermaier, El Hombre Fósil (Madrid 1944); M. Boule, Les Hommes Ossils (París 1946); Obermaier-García Bellido, El Hombre Prehistórico Y Los Orígenes De La Humanidad (Madrid 1944); Th. Mainage, Les Religions Et La Préhistoire. L’dge Paléolithique (París 1921); G. Goury, L’homme Des Cites Lacustres (París 1932); W. Schmidt, Origine Et “Fozution De La Religión. Trad. De Lemonnier (París 1931).

ROSARIO de las Semanas 20180822

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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San Francisco Solano, Superior de los franciscanos en Tucumán

En 1592 fray Francisco Solano fue constituído superior -custodio- de los franciscanos de la zona de Tucumán. El Comisario general del Perú, fray Antonio de Ortiz, pensó en él como el misionero más indicado para levantar el espíritu de los frailes instalados en conventos urbanos y de los misioneros encargados de doctrinas de indios, unos y otros no siempre ejemplares en su vida y ministerio. ¿Podría con el cargo un fraile tan especial como nuestro Santo?…

El padre Solano se dedicó, en los años 1592-1595, a visitar los centros franciscanos de su jurisdicción. Desde luego no era un custodio que desempeñara su oficio al modo ordinario. Al clérigo portugués Manuel Núñez Magro de Almeyda, que en él buscaba ayuda espiritual, una vez le confió con toda humildad: «Aunque yo soy custodio, no siento en mí las partes que se requieren para serlo. Y así, no uso de ello; ocúpome por estos montes en la conversión de estos indios».

En realidad, el Santo hacía lo que podía, es decir, era custodio franciscano a su modo, y sin duda hacía a su manera mucho bien. No siempre concede Dios a sus hijos obrar de modo ejemplar, pero siempre les da su gracia para que puedan obrar santamente.

Comenzó fray Francisco sus visitas en Talavera de Esteco, donde fue su comienzo misionero, y pasó por Salta, San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y Córdoba. Quizá se alargase a Buenos Aires y al Paraguay, que pertenecían también a la misma custodia; pero no hay sobre esto datos ciertos. Lo que sí es seguro es que en todos los lugares que visitó dejó la huella indeleble de su presencia fascinante.

Donde quiera que él estuvo, allí predicó, conmovió los corazones y habló de Dios con la gente. Aquí cantó y danzó en una procesión de la Virgen, allí hizo curaciones milagrosas, especialmente de niños, en otra parte descubrió fuentes, y siempre dejó a su paso amigos espirituales que nunca le olvidaron. Almeyda, el cura ya citado, que en él buscaba consejo y aliento, lo recuerda con emoción: «Todas las noches se sentaba el padre fray Francisco con el cura en una pampa, y le tenía tres horas, diciéndole cosas que le convenían… Tal era la eficacia de estas palabras, que luego que el santo se iba, para no apesadumbrarlo, se echaba en tierra y, besando la tierra donde había tenido los pies, veneraba al Señor y al mensajero que de su parte se las decía».

Y todo lo hacía siempre Solano con gran llaneza, con humor festivo, como en aquella noche en que, esgrimiendo «una gaita hecha de caña», le dijo a Almeyda con un guiño: «¿Queréis oír la mejor música que habéis oído en vuestra vida? Y le comenzó a tañer con ojos fijos en el cielo, haciendo con el cuerpo unos meneos que parecía que hablaba. Y jubilando, cantaba con una simplicidad que no acierta a declarar». Era su estilo humilde y llano. Cuenta Pedro de Vildosola Gamboa, que acompañó al Santo en muchas jornadas, que una vez «con una red que tenía y traía de ordinario consigo, y con un anzuelo, fue el padre fray Francisco al río. En otras tantas veces recogió pescado en tal cantidad que, habiendo más de doce españoles y más de otros tantos indios, fue bastante como para poder decirles que les había de dar de cenar. Y no había de llegar otro al fuego sino él. Remangándose los hábitos de los brazos, les hizo cenar. Y habiéndoles dado a todos muy aventajadamente, se retiró. Y debajo de una carreta sacó una mazorca de maíz, y esto solo fue su alimento».

Como es lógico, San Francisco Solano suscitaba muchas conversiones entre los españoles, marcaba en ellos huellas espirituales indelebles, y suscitaba en sus conversos no pocas vocaciones religiosas, como la del soldado Juan Fernández -fray Juan de Techada, que luego dejaría relatos sobre el Santo-, el capitán Pedro Núñez Roldán o el licenciado Silva, franciscanos más tarde en Lima. Los indios, por su parte, sentían por el padre Francisco, que les trataba en su lengua y con tanta bondad y alegría, verdadera fascinación.

Recordaremos aquí aquel Jueves Santo de 1593, en La Rioja, según testimonios de Almeyda y del capitán Pedro Sotelo. Se habían juntado cuarenta y cinco caciques paganos con su gente, y el pequeño grupo hispano estaba ya temiendo lo peor. Fray Francisco hace uno de aquellos sermones suyos, que eran capaces de conmover a las piedras. En la procesión penitencial, los españoles se disciplinan, ante la consternación de los indios, que están asombrados. Solano les explica, quién sabe cómo, que están queriendo participar de la pasión de Jesús. Finalmente, los indios comienzan también a azotarse. «Y el dicho padre fray Francisco Solano andaba con tanta alegría y devoción, como sargento del cielo entre los indios, quitándoles los azotes y diciéndoles mil cosas, toda la noche sin descansar, predicándoles y enseñándoles». Nueve mil de aquellos indios habría de recibir más tarde el bautismo.

¿Desempeñó bien el padre Solano su ministerio de custodio del Tucumán? No lo hizo, sin duda, de un modo ejemplar, es decir, que pueda ser norma para otros custodios. Pero cumplió, ciertamente, su ministerio santamente, y santificando a muchos, eso sí, a su aire, que era el soplo del Espíritu Santo en él. Se cuenta que en Paraguay pudo visitar al gran apóstol de la región, fray Luis Bolaños, su antiguo compañero, y que éste le dijo en la despedida: «Adiós, mi padre. Su Reverencia luego no más será santo, y yo me quedaré Bolaños».


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA GRACIA del Jueves 23 de Agosto de 2018

FIESTA DE SANTA ROSA DE LIMA

Reconocemos que dentro de la Iglesia hubo abusos pero también proclamamos que llegó a nuestras tierras la fe cristiana y que floreció en ejemplos de vida como la de Santa Rosa.

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ROSARIO de las Semanas 20180821

#RosarioFrayNelson para el Martes:
Contemplamos los Misterios de la Antigua Alianza

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
  2. En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
  3. En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
  4. En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
  5. En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
  6. En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
  7. En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.

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¿Borrase o salirse de la Iglesia?

Padre, con motivo de las votaciones sobre el aborto en Argentina ha habido todo un movimiento para “borrarse” o salirse de la Iglesia. Eso me ha recordado antiguas dudas que siempre he tenido sobre las diferencias entre apóstata, cismático y hereje. En el lenguaje de la Iglesia, ¿qué significan exactamente esos términos? Gracias por su tiempo y dedicación. — R.M.

* * *

El lugar donde uno puede aclarar el sentido de esas palabras es el Código de Derecho Canónico. Felizmente hay una buena página web que trae numerosas explicaciones y estudios sobre los cánones. se llama “www.iuscanonicum.org” De allí tomamos lo que sigue:

El Código de Derecho Canónico define estas tres figuras:

La herejía

Canon 751: Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
La herejía

Por lo tanto, la herejía es la negación pertinaz de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica. El canon 750 § 1 define qué se debe creer con fe divina y católica:

Canon 750 § 1: Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria.

Entre estas doctrinas se encuentran los artículos del Credo y los dogmas proclamados por el papa o los Concilios Ecuménicos, como los dogmas marianos o la infalibilidad del Romano Pontífice. El rechazo de estas doctrinas constituye herejía.

El cisma

El cisma es el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos. El que incurre en cisma no niega ninguna verdad de fe, pero rompe el vínculo que le une al Romano Pontífice y a los demás miembros de la Iglesia. Rompe uno de los tria vincula que nos une a los católicos, el vinculum regendi, al declararse no sometido a la autoridad del Papa. No incurre en cisma quien desobedece al Santo Padre. Este hecho, aunque puede ser muy grave, en sí no constituye un cisma. Lo que es esencial al cisma es negar al Papa su autoridad sobre la Iglesia.

Como dijo el Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos en la Nota Explicativa de 24 de agosto de 1996 sobre la excomunión en que incurren los seguidores de Lefebvre en su n. 5, el cisma (y la consecuente excomunión) afecta a aquellos que se adhieren formalmente a un movimiento cismático. Aunque sobre la cuestión del alcance exacto de la noción de ‘adhesión formal al cisma’ sería competente la Congregación para la Doctrina de la Fe, parece que tal adhesión debe implicar dos elementos complementarios:

a) uno de naturaleza interna, que consiste en participar libre y conscientemente en la sustancia del cisma, esto es, en el optar por los seguidores de Lefebvre en tal modo que se ponga tal opción por encima de la obediencia al Papa;

b) otro elemento de índole externa, consistente en la exteriorización de esta opción, cuyo signo más manifiesto sería la participación exclusiva en los actos lefebrianos, sin tomar parte en los actos de la Iglesia Católica. Se trataría, sin embargo, de un signo no unívoco, puesto que existe la posibilidad de que algún fiel tome parte en las funciones litúrgicas de los seguidores de Lefebvre sin participar en su espíritu cismático.

Naturalmente estas indicaciones se deberán aplicar en movimientos cismáticos análogos.

La apostasía

La apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. En este caso no se rechaza una doctrina católica, sino que se rechaza a la Iglesia Católica entera. Puede que el apóstata comparta algunas doctrinas católicas, pero rechaza la autoridad de la Iglesia. Un ejemplo sería el del católico que se hace musulmán: este sujeto sería un apóstata, aunque cree en algunas doctrinas católicas, como la existencia de Dios Uno. Sin embargo cree en esas doctrinas no por la autoridad de la Iglesia, sino por otros motivos. Por eso se puede afirmar que rechaza totalmente la fe cristiana.

Un caso particular es la defección formal de la Iglesia Católica. De ella habló especialmente la Comunicación a los Obispos sobre el acto formal de defección de la Iglesia Católica, enviada por el Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos el 13 de marzo de 2006.