Tres metas concretas se ofrecen aquí para aquellos laicos que quieren vivir su bautismo y no sólo recordarlo. Estas metas son: volver a las fuentes, ser pescadores de hombres y emprender resueltamente un camino de santidad.
Como nace una comunidad
Nuestros altos ideales de fe no cancelan la realidad de nuestra naturaleza humana. Por otra parte, Cristo tampoco apartó la mirada ante lo que somos. La actitud sana, sabia y constructiva es aprender a conocernos y aprender a expresarnos de manera que brille su obra y nuestras limitaciones no frenen la obra de su gracia y su amor.
Cristo, Centro de Nuestra Comunión
En el Credo afirmamos nuestra fe en la “Comunion de los Santos.” Cristo mismo es la fuente de esa comunión. Es él quien enseña, pero sobre todo quien hace posible la comunión a partir de un principio muy simple y profundo: dejarse afectar por el otro.