(1) Ocupados, pero no preocupados. (2) Mirada contemplativa a la historia de Dios en tu vida. (3) Planear desde lo que sabemos, sabiendo que mucho no sabemos.
Misterio cristiano
LA GRACIA del Lunes 18 de Junio de 2012
Mucho antes y mejor que Gandhi, hubo uno que entendió la fuerza y sentido de la no-violencia, si se la entiende y aplica correctamente.
LA GRACIA del Martes 12 de Junio de 2012
La sal conserva, da sabor y a su tiempo, incomoda. La luz muestra el camino, avisa del peligro y sabe deleitar.
La vida cristiana en tres renglones
En hermosa síntesis, el apóstol San Judas relaciona fe, esperanza, caridad, oración, acción del Espíritu, misericordia divina y deseo de la vida eterna.
LA GRACIA del Lunes 04 de Junio de 2012
Los enormes bienes recibidos de Dios nos liberan de la baja ambición que lleva finalmente a corrupción en el mundo presente.
No mas cristianismo de minimos
La palabra “curso” es derivada del verbo latino para “correr.” Un “curso de cristiandad” es entonces mantenerse en el camino de la fe cristiana, y avanzar con la prisa de Dios, que es la prisa de su amor santo.
LA GRACIA del Miercoles 30 de Mayo de 2012
Nuestro amor se renueva cuando volvemos la mirada a la Sangre preciosa del Hijo de Dios, sacrificado en la Cruz por amor nuestro.
ALTABLERO, Serie 01, Cap. 11 de 13, La Biblia como manual de vida
“Al Tablero con Fray Nelson” es un programa institucional del Canal Católico “Cristovisión,” de Colombia para el mundo. La primera serie o “temporada” está dedicada a la Sagrada Escritura.
Capítulo 11
Hay un valor permanente en los Mandamientos, pues Cristo mismo los toma como primera referencia de seguimiento de la voluntad de Dios. Y sin embargo, es toda la Escritura la que nos guía de camino en esta tierra, hacia el cielo.
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ESCUCHA, No te quedes a medio hacer
Permanecer en el amor de Cristo es darle oportunidad y tiempo de que haga completa su obra en nosotros.
Meditacion de San Alberto Hurtado, un verdadero jesuita
Los grandes ídolos de nuestro tiempo son el dinero, la salud, el placer, la comodidad: Lo que sirve al hombre. Y si pensamos en Dios, siempre hacemos de Él un medio al servicio del hombre. Le pedimos cuentas, juzgamos sus actos, nos quejamos cuando no satisface nuestros caprichos. Dios en sí mismo parece no interesarnos. La contemplación está olvidada, la adoración y la alabanza es poco comprendida. Al hombre de mundo sólo le corresponde trabajar y gozar.
El criterio de eficacia, rendimiento y utilidad fundan nuestra manera de actuar. No se comprende el acto gratuito, desinteresado, del que nada hay que esperar económicamente. Mucho menos se entiende el valor del sacrificio. La explicación es simple: En este siglo industrial todo se pesa, todo se cuenta, todo se mide. La adhesión de la inteligencia se obtiene a fuerza de utilidad y de propaganda. ¿Cómo no extender este criterio al dominio de las almas? Los medios sobrenaturales como la Penitencia y la Eucaristía, son reemplazados por recetas naturales: higiene, dignidad, testimonio indiscutible de un debilitamiento del sentido de Dios.
Muchos continúan pronunciando el nombre de Dios. No pueden olvidar sus enseñanzas que desde pequeños les enseñaron sus padres, pero se han acostumbrado al sonido de la palabra Dios como algo cotidiano y se contentan con ella sola, tras la cual no hay ningún concepto que pueda comparase en lo grande y terrible, en lo tremendo y arrobador de la realidad que es Dios.
No niegan a Dios; lo invocan, pero nunca han penetrado su grandeza y la bienaventuranza que puede hallarse en Él. Dios es para ellos algo inofensivo con lo que no hay que atormentarse mucho. La existencia misma de Dios nunca se ha interpuesto en su camino, gigantesca o inaccesible como una montaña. Dios queda en el horizonte como un volcán que está bastante lejos para no temerle, pero aún bastante cerca para darse cuenta de su existencia. A menudo Dios no es más que un cómodo refugio mental. Todo lo que es incomprensible en el mundo o en la propia vida se le achaca a Dios: ¡Dios lo ha dicho! ¡Dios lo ha querido!
A veces Dios es un cómodo vecino a quien se puede pedir ayuda en un apuro o en una necesidad. Cuando no se puede salir del paso, se reza, esto es, se pide al bondadoso Vecino que lo saque del peligro, pero se volverá a olvidar de Él cuando todo salga bien. Éstos no han llegado hasta la presencia abrumadora de la proximidad de Dios.
Al hombre siempre le falta un tiempo para pensar en Él. Tiene tantos otros cuidados: comer, beber, trabajar y divertirse. Todo esto tiene que despacharse antes de que él pueda pensar con reposo en Dios. Y el reposo no viene. Nunca viene.
Hasta los cristianos a fuerza de respirar esta atmósfera estamos impregnados de materialismo práctico. Confesamos a Dios con los labios, pero nuestra vida de cada día está lejos de Él. Nos absorben mil ocupaciones. Nuestra vida de cada día es pagana. En ella no hay oración, ni estudio del dogma, ni tiempo para practicar la caridad o para defender la justicia. La vida de muchos de nosotros, ¿no es, acaso, un absoluto vacío?
Todo lo que es propio del cristiano, conciencia, fe religiosa, espíritu de sacrificio, apostolado, es ignorado y aún denigrado. Nos parece superfluo. Los más llevan una vida puramente material de la cual la muerte es el término final. ¡Cuántos bautizados lloran delante de la tumba como los que no tienen esperanza!
La inmensa amargura del alma contemporánea, su soledad, las neurosis y hasta la locura, tan frecuentes en nuestro siglo, ¿no son fruto de un mundo que ha perdido a Dios? Ya bien lo decía San Agustín: “Nos creaste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.
Felizmente el alma humana no puede vivir sin Dios. Espontáneamente lo busca, como el girasol busca el sol. En el hambre y sed de justicia que devora muchos espíritus, en el deseo de grandeza, en el espíritu de fraternidad universal, está latente el deseo de Dios. En medio de un mundo en delincuencia hay grupos de almas escogidas que buscan a Dios con toda su alma y cuya voluntad es el supremo anhelo de sus vidas. Y cuando lo han hallado, el espíritu comprende que lo único grande que existe es Él. Las decisiones realmente importantes y definitivas son las que yacen en Él.
El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguido por Él, y en Él descansa. Ve ante sí un destino junto al cual las cordilleras son como granos de arena. Esta búsqueda de Dios sólo es posible en esta vida, y esta vida sólo toma sentido en esa misma búsqueda. Un día cesará la búsqueda y será el definitivo encuentro. Llegará un día en que veremos que Dios fue la canción que meció nuestras vidas. ¡Señor, haznos dignos de escuchar esa llamada y de seguirla fielmente!
ESCUCHA, Dos luces de Dios para tu vida
Vivir los mandamientos de Dios y caminar bajo la guía del Espíritu Santo: resumen de la vida cristiana según San Juan.
Decepcionados de la humanidad
Como hago para no envenenarme con el mundo cuando la mayoría me ha herido y traicionado. Cuando veo falsedad en los que dicen ser amigos, como recupero la fe y la confianza en los seres humanos si veo que no se puede confiar. Como debo actuar y sentir. – Preguntado en formsping.me/fraynelson
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Admitamos con franqueza que es fácil decepcionarse de la humanidad. Admitamos también que hay algo dulce en lamer las propias heridas y declararse uno víctima perpetua. Reconozcamos, además, que es más sencillo levar la cuenta de los males que la de los bienes. Y por último, reconozcamos que es difícil encontrar el punto medio entre ser mordazmente suspicaz con todos y ser tontamente ingenuo algunas veces.
Otro enfoque es este: “Envenenarme” por la maldad del mundo, ¿arregla algo de esa maldad? ¿Arregla algo en mi vida? ¿Trae algún bien o solamente le da más poder al mal? Una hermosa frase que se ha atribuido a varios autores dice: “Es mejor encender una luz que maldecir las tinieblas.”
Conviene preguntarse en que puede consistir eso de tener “fe en la humanidad.” Jesús no tuvo esa clase de fe. leemos en Juan 2,24: “Jesús, en cambio, no se confiaba en ellos, porque los conocía a todos.” Así que el ideal cristiano no es ir sonriendo por el mundo creyendo que todos son buenos. El ideal cristiano es saber que todos son pecadores, pero que así, pecadores y todo, les ha amado Dios hasta el extremo.
Por tanto, uno debe ser práctico en esto, y no olvidar lo de Jeremías: “Maldito el hombre que en el hombre confía, Y hace de la carne su fortaleza (brazo), Y del Señor se aparta su corazón. Será como arbusto en lugar desolado Y no verá cuando venga el bien; Habitará en pedregales en el desierto, Una tierra salada y sin habitantes. Bendito es el hombre que confía en el Señor, Cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, Que extiende sus raíces junto a la corriente; No temerá cuando venga el calor, Y sus hojas estarán verdes; En año de sequía no se angustiará Ni cesará de dar fruto.” (Jeremías 17,5-8)
Nuestra desconfianza, sin embargo, no debe desconocer el trabajo que Dios ha hecho y sigue haciendo en la gente. No podemos tratar a cada ser humano como si fuera el jefe asesino de una banda de mafiosos. por eso hay que pedir sabiduría, para tener la medida justa.
Y una última cosa: siendo tan raro el bien, no nos olvidemos de agradecerlo, elogiarlo, incluso en público, y de dar honor y alabanza a Dios por lo bueno que aparezca en nuestro camino.
AUDIO, Eleccion y Mision
Dios quiere a la vez que protejamos lo que Él nos ha dado, y que sepamos compartirlo sin perderlo nosotros, o sea sin que los evangelizadores resulten evangelizados por doctrinas contrarias.
Madurez en el Espiritu, 3 de 5, Ejes de tension en los grupos
Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.
Tema 3 de 5: Ejes de tensión en los grupos
Todo grupo humano, sea constituido por creyentes o no creyentes, sufrirá tensiones principalmente en tres áreas, que resultan fáciles de recordar si uno las relaciona con los votos de los religiosos: pobreza, castidad y obediencia.
La POBREZA nos recuerda que siempre necesitamos recursos, y que allegar y administrar recursos trae sus dificultades. A este respecto, es necesario que todos tomemos conciencia de lo que se puede lograr o impedir sumando fuerzas.
La CASTIDAD nos recuerda que todos tenemos afectos, y eso implica: preferencias, amistades más fuertes, heridas del pasado, y todo ello facilita o impide la marcha de nuestras comunidades. Es preciso tener claro el bien común.
La OBEDIENCIA nos recuerda que sin líderes, organización y disciplina no se logra nada serio. Ello implica saber posponer uno muchas veces sus opiniones o gustos.
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Textos de CAMINO sobre el Caracter
Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.
Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo.
Gravedad. -Deja esos meneos y carantoñas de mujerzuela o de chiquillo. -Que tu porte exterior sea reflejo de la paz y el orden de tu espíritu.
No digas: “Es mi genio así…, son cosas de mi carácter”. Son cosas de tu falta de carácter.
Acostúmbrate a decir que no.
Vuelve las espaldas al infame cuando susurra en tus oídos: ¿para qué complicarte la vida?
No tengas espíritu pueblerino. -Agranda tu corazón, hasta que sea universal, “católico”. No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas.
Serenidad. -¿Por qué has de enfadarte si enfadándote ofendes a Dios, molestas al prójimo, pasas tú mismo un mal rato… y te has de desenfadar al fin?
Eso mismo que has dicho dilo en otro tono, sin ira, y ganará fuerza tu raciocinio, y, sobre todo, no ofenderás a Dios.
No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. -Espera al día siguiente, o más tiempo aún. -Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. -Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. -Modera tu genio.