Espiritualidad de la Vida Apostolica, 08 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 8 de 12: María, Consagrada de Dios.

* Hay elementos de la vida de la Virgen María que conectan profundamente con nuestra vida consagrada; son tres especialmente: (1) La virginidad como “reservarse para Dios;” (2) La evangelización como “dar a Jesús;” (3) El misterio de Pentecostés como “sentirnos con y ser Iglesia.”

* Hay por lo menos otros dos elementos nuestros que no tienen una conexión tan evidente con María de Nazareth, y esa conexión no debe forzarse. Son ellos: (1) La convivencia con otras mujeres; (2) La evangelización a través de instituciones constituidas. Es importante ver que eso que parece diferenciar nuestra vida de la vida de la Virgen sencillamente muestra que ella pertenece a todo el pueblo de Dios.

* En cuanto al don virginal, hay que destacar que se trata de una opción libre y personal de ella, movida por el Espíritu Santo, y que sin embargo, la vivió en el contexto de un matrimonio que es verdadero pero que no implica ni contiene trato carnal.

* Este don se manifiesta en su mayor plenitud en Jesucristo. No consiste en represión sino en esa mirada que descubre relación a Dios y necesidad de Dios en todos, con lo cual el deseo no se oprime sino que no surge, porque se establece un tipo de relación distinta, a partir de la misericordia y del anhelo intenso del bien mayor del prójimo, Ciertamente podemos y debemos suponer que de esta clase es el don virginal en María.

* En cuanto al dar a Jesús: Las Bodas de Caná nos enseñan que la evangelización es un propiciar el encuentro con Cristo, que ha de permanecer como único protagonista, y no nosotros. La Visitación nos enseña que el primer recurso de la evangelización es nuestro propio ser, si está colmado de Jesús. La hora de la Cruz nos enseña que las almas cuestan, y que hay que amar a cada una y luchar con amor y confianza por cada una.

* En cuanto a nuestro ser Iglesia, Pentecostés nos enseña que acoger el propio don sólo tiene sentido desde el reconocimiento de los dones preciosos de los hermanos. María de Pentecostés nos educa en la unidad desde la diversidad.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 07 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 7 de 12: Vida Común.

* La razón de nuestro convivir es que hay Uno que nos ha convocado. Por ello nuestra vida comunitaria es ante todo manifestación de su llamado y de su gracia. Es también ofrenda que implica renuncia de sí mismo, y en ese sentido, nos asocia a la ofrenda misma de Cristo al Padre.

* Al hablar de vida en comunidad hay que recordar que, ya desde nuestra biología y fisiología, tenemos diferencias los hombres y las mujeres. Como dato general, la mujer tiene mayor conectividad interna en su cerebro y por ello procesa la información “en paralelo” mientras que el hombre procesa “en serie.”

* El procesamiento paralelo tiene sus ventajas porque permite afrontar más inmediatamente la vida humana en su compleja actualidad y dinamismo; pero también trae desventajas: la confusión de planos de diálogo y de discusión con otras personas, y sobre todo, con otras mujeres, hace que los acuerdos y las interpretaciones “objetivas” resulten a menudo imposibles.

* Por ello la vida comunitaria femenina necesita de criterios y procedimientos muy claros, porque esa claridad exterior y verificable facilita sensiblemente un diálogo con referentes estables,más allá de las propuestas del mundo interior de cada una.

* Pero la verdadera salud en la vida comunitaria procede del conocimiento que cada una tenga de sí misma, y de su capacidad de reconocer el bien y la verdad en la otra hermana, más allá de gustos o disgustos, y del deseo de ser de Cristo y de mantenerse centrada en agradarle a Cristo.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 06 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 6 de 12: Vida Eucarística.

* Cristo mismo unió su sacrificio en la cruz con el banquete pascual. Las palabras de la institución de este sacramento admirable aluden al cuerpo “entregado” y a la sangre “derramada.” Se trata evidentemente de una comida pero es comida que hace entrar en comunión con una realidad sacrificial en la que brilla el amor redentor.

* Por su relación con la pascua entendemos que la Eucaristía es memorial, bendición, canto de liberación, alimento para el camino, anuncio de una plenitud futura. Participar plenamente de la Eucaristía es participar de cada una de estas dimensiones; por eso puede ser interesante y significativo el ejercicio de escribir el propio prefacio.

* Jesús nos invita a “tomar” y comer. Hay discusión sobre si ese tomar es “sacrílego” cuando se realiza en la mano, como lo afirman supuestas revelaciones privadas. La conclusión es que para que se diera sacrilegio sería necesaria una intención consumada de ofender, burlarse, despreciar o querer de cualquier otra forma usar lo sagrado para fines perversos.

* Por eso, aunque parece preferible recibir la comunión de rodillas y en la boca, como signo de adoración y de acogida de un regalo inmerecido, no hay que presumir que hay ofensa a Dios si, siguiendo la autorización de nuestros obispos, se recibe la comunión en la mano.

* En cualquier caso, lo más importante del sacramento es nuestra unión con el sacrificio de Cristo, en la integridad de su intención, amor y obediencia al Padre. Cristo llega vivo a nosotros, y por ello lo nuestro es dejarle obrar para que él realice su obra y misterio en nuestras vidas.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 05 de 12

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Tema 5 de 12: Amar la Cruz.

* La falta de amor a la Cruz trae graves consecuencias: nos vuelve instalados, cómodos, fáciles para disculparnos, pobres en impulso misionero, duros con las debilidades ajenas, prontos para juzgar, cerrados a la vida de la gracia.

* En la cruz es muy visible el dolor pero no es la única forma de leer su misterio. Palabras como noche, desierto, desnudez, soledad, contradicción o desconcierto son útiles porque vemos en los Evangelios que se cumplieron en la Pasión de Cristo, y podemos además verlas en nosotros.

* Cada uno y cada una ha de encontrar su camino de amor a la Cruz partiendo con honestidad de las experiencias personales en que uno ha visto cómo lo que parecía pérdida llega a ser ganancia. Un caso típico es el de una religiosa joven que resulta apartada del trabajo pastoral que le gusta. En su nueva condición se descubre a sí misma; descubre que sus motivaciones no eran tan generosas y sobre todo descubre que le faltaba recuperar la dimensión de gratuidad en su encuentro con Cristo.

* A medida que uno ve en sí mismo, y en su propia historia, que es bueno pasar por la privación o el dolor, y que ese es el camino genuino a la verdad de Dios en nuestra vida, uno aprende a amar el misterio bendito de la Cruz, y se vuelve instrumento mucho más dócil en manos del Señor para gozo y fecundidad de la Iglesia.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 04 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 4 de 12: Acoger la Cruz.

* Nuestro modo peculiar de seguir a Cristo es abrazar más estrechamente el misterio de su cruz. Pero hay resistencias internas y externas. Internamente, uno tiene su propia ruta, su propia “agenda” y con ella entra en colisión con la propuesta radical de Jesús.

* Para conocernos mejor a nosotros mismos, es útil recordar qué esperaban los filisteos de sus baales porque en esas aspiraciones se retrata bastante el corazón humano. Ellos querían encontrar seguridad, prosperidad y fecundidad.

* De esos deseos, que están también en nosotros, aunque de modos diversos, pueden construirse profundas preguntas existenciales: (1) ¿De qué estoy seguro? (2) ¿Qué bien quiero que llegue a mi vida antes de morir? (3) ¿Qué futuro tendré y qué será de lo mío? Son interrogantes que vale la pena ahondar en oración frente a Cristo.

* Pero hay también “velos” que esconden nuestra verdad ante nuestros propios ojos. La gran mentira que nos decimos es que somos buenos (porque no nos creemos “malos”). Y nos engañamos también con multitud de racionalizaciones: lenguaje piadoso que oculta sentimientos de envidia, resentimiento o alguna otra oscuridad del alma. Y además somos víctimas de “heridas ancestrales” que hemos recibido de nuestra cultura o de nuestras familias y que hacen que a veces tengamos acumulados anhelos de desquite, rebeldía o codicia.

* Es enorme el bien que brota de alcanzar aunque sólo sea algo de la verdad de lo que somos ante Dios. En oración, ante el Señor, podemos llegar a ofrecer el todo de nuestra nada: eso es acoger a fondo la Cruz.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 03 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 3 de 12: La cruz de Jesús.

* Cristo mismo une el seguimiento y la cruz, cuando dice: “El que no toma su cruz y me sigue no puede ser discípulo mío” (Mateo 10,38). Eso indica que no hay espiritualidad cristiana si no hay referencia al misterio del amor y gracia manifiestos y otorgados en la Cruz.

* Pero San Pablo nos advierte que la cruz tiene muchos enemigos (véase Filipenses 3,18). Hay posturas erradas, aunque contengan elementos de interés y cosas ciertas. Veamos cuatro.

(1) Hay quienes piensan que lo importante es la “praxis” de Jesús: aquello que él practicó y vivió, por ejemplo: la solidaridad, la compasión, la sinceridad, la valentía, el amor a la justicia.

(2) Otros usan la cruz para predicar un mensaje de falsa resignación, manipulando y defraudando las legítimas aspiraciones de justicia en la gente sencilla.

(3) Otros creen que la cruz llegó como consecuencia del compromiso “revolucionario” de Cristo en la transformaciones de las estructuras de injusticia social.

(4) Otros, en la corriente gnóstica, pretenden que la muerte de Cristo es irrelevante porque sus enseñanzas son las que tienen un valor permanente, compartido por los grandes iluminados de todos los tiempos. Para la gnosis lo que interesa es llegar a la cumbre del saber secreto del cosmos y la existencia, y no importa por qué camino o religión uno llegue.

* Esas posturas no logran explicar por qué los evangelios nos presentan a Cristo aceptando y abrazando un sufrimiento que habla de perdón y no de venganza, desquite o revolución. Todo el texto evangélico mira hacia la “hora” de Cristo como lugar supremo de revelación, y por tanto, lo que pretenda disminuir el valor de la Cruz o lo que quiera presentar el cristianismo como puro esfuerzo intramundano es engañoso, si no herético.

* Desde el comienzo de su predicación Cristo se sitúa en el horizonte de un conflicto frontal con quienes obtenían ventajas del pecado en sus distintas formas. Aceptó la cruz en amor y obediencia como camino único para mostrar la realidad del pecado y el tamaño del amor divino. Su sacrificio es eficaz en sí mismo y no por imitación nuestra. Se hace eficaz en nosotros por gracia y mediante la fe.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 02 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 2 de 12: Seguimiento de Cristo.

* El ejemplo de lo sucedido con el apóstol Pedro, que primero traicionó, luego se arrepintió, y al final fue llamado de nuevo, nos indica algo esencial: el seguimiento de Cristo no es una decisión puntual, aunque fuera muy intensa, sino un camino renovado de respuestas al llamado incesante del amor de nuestro Señor y Salvador.

* En el caso de la vida consagrada femenina, la expresión tradicional para referirse a la consagración al Señor es: “Esposa de Cristo.” Es una expresión profunda, evocadora, respetuosa, delicada y de gran fondo bíblico. Queda claro, por ejemplo, que la esposa ha de compartir las honras o deshonras, los gozos o dolores de su Amado.

* San Ignacio de Antioquía nos deja ver algo importante: al final de su vida, este obispo valiente se descubre en el verdadero comienzo de su camino como discípulo. ¿Qué dice ello de nuestra facilidad para estacionarnos en los antiguos pecados?

* No toda detención es por causa de pecado, sin embargo. Pasa también que nuestros errores e ignorancias hacen infecunda la labor de evangelización. Así le sucedió a Pablo en Atenas. Su estilo de predicación se volvió más libre y directo a partir de ese fracaso. Su actitud y su fuerza quedaron bien visibles en la fundación de la comunidad de Corinto.

Espiritualidad de la Vida Apostolica, 01 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 1 de 12: Introducción.

* Religiosos y religiosas de vida apostólica se ven enfrentados a diversos desafíos que tienen un efecto centrífugo. Puede echarse de menos un núcleo que de unidad, coherencia y paz a tantas actividades y exigencias.

* Por eso nos preguntamos: ¿Qué espiritualidad puede acoger y unificar los diversos elementos de una vida apostólica intensa como suele ser la nuestra?

* Hay que destacar que entre los “lugares” en que se desenvuelve nuestra vida hay algunos que cuentan con indicadores sumamente claros y verificables, incluso en términos de cantidades. Uno puede saber con facilidad si se ha descuadrado en el presupuesto; es más difícil responder si uno está creciendo en la oración o en la vida fraterna.

* Lo cierto es que tendemos a reforzar la atención hacia lo evaluable y cuantificable, con lo cual nuestra vida se vuelve la de funcionarios que no son gente mala pero tampoco apasionada por Cristo.

* El propósito del retiro es sacudir de nosotros la capa de escepticismo o dureza que nos envuelve y entrar en coloquio de corazón con el novicio o novicia que fuimos.

El Bien Comun y la Vida Comun, 2 de 2, Amenazas y Posibilidades

Día de Reflexión con un grupo de Hermanas Dominicas. Tema 2 de 2: Amenazas y posibilidades.

¿Qué factores interiores a una comunidad religiosa, o exteriores a ella, representan una presión que desestabiliza o puede incluso romper la comunión?

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El Bien Comun y la Vida Comun, 1 de 2, Los Fundamentos

Día de Reflexión con un grupo de Hermanas Dominicas. Tema 1 de 2: Fundamentos.

Exploramos algunos de los aportes a la construcción de la noción del “bien común” desde la perspectiva de Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, el Concilio Vaticano II y un punto del magisterio de Juan Pablo II.

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Experiencia del Espiritu en la Vida Consagrada

* Puede verse al Antiguo testamento como un largo “noviciado” que conduce al conocimiento de sí mismo. Finalmente el pueblo elegido deja de echar culpas a otros y descubre su miseria. Pero no para cinismo o desesperación sino para conversión que lleva a la humildad y a la esperanza. Tal es el terreno en que puede comprenderse el lenguaje de una “Nueva Alianza” y de una “Nueva Ley” escrita, ya no afuera sino adentro, de modo que el corazón busca el bien con el ardor y las fuerzas de Dios.

* En la Iglesia todo es don (carisma), y esto incluye lo que a veces se llama el aspecto “institucional” o “eclesiástico.” Es pésima eclesiología imaginar que lo carismático se limita a lo extraordinario que viene desde fuera a caer sobre una organización esencialmente humana que tendría la tarea (y el derecho) de organizarse a sí misma distribuyendo el poder según las conveniencias o la ideología reinante en el momento. La sana eclesiología ver en la jerarquía un regalo constitutivo del ser de la Iglesia, y por tanto no reconoce una oposición entre institución y carisma.

* Cada carisma es como un manantial en el corazón. Pero los fundadores han recibido más que eso: su carisma les lleva a reconocer, convocar y despertar manantiales en otros. La meta en la persona consagrada es que se pueda decir de nosotros lo equivalente a lo que se dijo de Luis Bertrán: si desapareciera la Orden Dominicana, podría renacer, tal como la conocemos, a partir de este hombre.