Daños y déficits en niños criados por parejas del mismo sexo

“¿Quién defiende los derechos de estos niños vulnerados? Es la interrogante que surge de una sólida investigación psicosocial desarrollada por académicos de distintas universidades de los Estados Unidos. La investigación concluye que los jóvenes criados por parejas del mismo sexo, son más proclives a problemas mentales, relaciones menos estables y mayor tasa de criminalidad.”

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¿Puede la ciencia controlarse a sí misma?

“Habían trabajado afanosamente –comenta López Quintás– con la profunda convicción de que el aumento del saber teórico y el incremento de la felicidad humana estaban inequívocamente vinculados. Confiaban en que fomentar el saber científico tomaría siempre un valor positivo, que significaría automáticamente cotas más elevadas de felicidad y de dignidad. Pensaron que se trataba de un bien incuestionable y que, por tanto, se traduciría ineludiblemente en bienestar y plenitud para el hombre…”

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Significado y aplicaciones del principio del bien común

164 De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva, en primer lugar, el principio del bien común, al que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. Según una primera y vasta acepción, por bien común se entiende « el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección ».346

El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.

165 Una sociedad que, en todos sus niveles, quiere positivamente estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre.347 La persona no puede encontrar realización sólo en sí misma, es decir, prescindir de su ser « con » y « para » los demás. Esta verdad le impone no una simple convivencia en los diversos niveles de la vida social y relacional, sino también la búsqueda incesante, de manera práctica y no sólo ideal, del bien, es decir, del sentido y de la verdad que se encuentran en las formas de vida social existentes. Ninguna forma expresiva de la sociabilidad —desde la familia, pasando por el grupo social intermedio, la asociación, la empresa de carácter económico, la ciudad, la región, el Estado, hasta la misma comunidad de los pueblos y de las Naciones— puede eludir la cuestión acerca del propio bien común, que es constitutivo de su significado y auténtica razón de ser de su misma subsistencia.348

NOTAS para esta sección

346Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1905-1912; Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 417-421; Id., Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272-273; Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 46: AAS 63 (1971) 433-435.

347Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1912.

348Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 272.

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Los principios que guían la Doctrina Social de la Iglesia

160 Los principios permanentes de la doctrina social de la Iglesia 341 constituyen los verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica: se trata del principio de la dignidad de la persona humana —ya tratado en el capítulo precedente— en el que cualquier otro principio y contenido de la doctrina social encuentra fundamento,342 del bien común, de la subsidiaridad y de la solidaridad. Estos principios, expresión de la verdad íntegra sobre el hombre conocida a través de la razón y de la fe, brotan « del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias —comprendidas en el Mandamiento supremo del amor a Dios y al prójimo y en la Justicia— con los problemas que surgen en la vida de la sociedad ».343 La Iglesia, en el curso de la historia y a la luz del Espíritu, reflexionando sabiamente sobre la propia tradición de fe, ha podido dar a tales principios una fundación y configuración cada vez más exactas, clarificándolos progresivamente, en el esfuerzo de responder con coherencia a las exigencias de los tiempos y a los continuos desarrollos de la vida social.

161 Estos principios tienen un carácter general y fundamental, ya que se refieren a la realidad social en su conjunto: desde las relaciones interpersonales caracterizadas por la proximidad y la inmediatez, hasta aquellas mediadas por la política, por la economía y por el derecho; desde las relaciones entre comunidades o grupos hasta las relaciones entre los pueblos y las Naciones. Por su permanencia en el tiempo y universalidad de significado, la Iglesia los señala como el primer y fundamental parámetro de referencia para la interpretación y la valoración de los fenómenos sociales, necesario porque de ellos se pueden deducir los criterios de discernimiento y de guía para la acción social, en todos los ámbitos.

162 Los principios de la doctrina social deben ser apreciados en su unidad, conexión y articulación. Esta exigencia radica en el significado, que la Iglesia misma da a la propia doctrina social, de « corpus » doctrinal unitario que interpreta las realidades sociales de modo orgánico.344 La atención a cada uno de los principios en su especificidad no debe conducir a su utilización parcial y errónea, como ocurriría si se invocase como un elemento desarticulado y desconectado con respecto de todos los demás. La misma profundización teórica y aplicación práctica de uno solo de los principios sociales, muestran con claridad su mutua conexión, reciprocidad y complementariedad. Estos fundamentos de la doctrina de la Iglesia representan un patrimonio permanente de reflexión, que es parte esencial del mensaje cristiano; pero van mucho más allá, ya que indican a todos las vías posibles para edificar una vida social buena, auténticamente renovada.345

163 Los principios de la doctrina social, en su conjunto, constituyen la primera articulación de la verdad de la sociedad, que interpela toda conciencia y la invita a interactuar libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. En efecto, el hombre no puede evadir la cuestión de la verdad y del sentido de la vida social, ya que la sociedad no es una realidad extraña a su misma existencia.

Estos principios tienen un significado profundamente moral porque remiten a los fundamentos últimos y ordenadores de la vida social. Para su plena comprensión, es necesario actuar en la dirección que señalan, por la vía que indican para el desarrollo de una vida digna del hombre. La exigencia moral ínsita en los grandes principios sociales concierne tanto el actuar personal de los individuos, como primeros e insustituibles sujetos responsables de la vida social a cualquier nivel, cuanto de igual modo las instituciones, representadas por leyes, normas de costumbre y estructuras civiles, a causa de su capacidad de influir y condicionar las opciones de muchos y por mucho tiempo. Los principios recuerdan, en efecto, que la sociedad históricamente existente surge del entrelazarse de las libertades de todas las personas que en ella interactúan, contribuyendo, mediante sus opciones, a edificarla o a empobrecerla.

NOTAS para esta sección

341Cf. Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 29-42, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, pp. 35-43.

342Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 453.

343Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 72: AAS 79 (1987) 585.

344Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 1: AAS 80 (1988) 513-514.

345Cf. Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 47, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, p. 45.

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Recuperar la exigencia de la religión

“Aunque difieren en algunos puntos doctrinales, como por ejemplo la “doble predestinación” predicada por el calvinismo –y que Driscoll rechaza–, ambos están de acuerdo en lo que se ha convertido en la seña de identidad de este resurgir calvinista: la Biblia contiene toda la verdad y hay que entenderla en su sentido estrictamente religioso, no convertirla en un manual de auto ayuda o en la coartada para determinada concepción de la economía…”

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Derechos y deberes

156 Inseparablemente unido al tema de los derechos se encuentra el relativo a los deberes del hombre, que halla en las intervenciones del Magisterio una acentuación adecuada. Frecuentemente se recuerda la recíproca complementariedad entre derechos y deberes, indisolublemente unidos, en primer lugar en la persona humana que es su sujeto titular.322 Este vínculo presenta también una dimensión social: « En la sociedad humana, a un determinado derecho natural de cada hombre corresponde en los demás el deber de reconocerlo y respetarlo ».323 El Magisterio subraya la contradicción existente en una afirmación de los derechos que no prevea una correlativa responsabilidad: « Por tanto, quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen ».324

NOTAS para esta sección

322Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.

323Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.

324Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.

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No todos los fracasos son iguales…

“Sólo cuando abramos los ojos de la mente y del corazón a la meta definitiva. Sólo cuando comprendamos que todo puede servir para el bien si uno ama a Dios (cf. Rm 8,28). Sólo cuando los bienes materiales y la salud sean “invertidos” en la ayuda al pobre, al enfermo, al abandonado, al triste, al anciano. Sólo cuando seamos capaces de ver que muchos fracasos no son más que puertas que se cierran para que se abran horizontes de humildad y de acogida. Sólo cuando seamos capaces de ofrecer el dolor propio unido a la oración de Cristo en la Cruz por todos los hombres… Sólo entonces nuestra vida brillará desde una luz que viene de lo alto y que permite participar en la única victoria que da sentido a la aventura humana: la del Cordero entregado por Amor al Padre y a los hermanos…”

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ABC de la Familia para el Siglo XXI, 2 de 2

[Predicación en el Encuentro de la Asociación de Padres y Madres Orantes, en Chía, Cundinamarca, COLOMBIA. Diciembre de 2013.]

Tema 2 de 2: En dónde se debilita y cómo puede fortalecerse la familia

* Hay cuatro características, muy buenas en sí mismas, pero en grave condición actualmente, que suelen ser muy importantes para los noviazgos actuales. Interesa mirar al periodo de noviazgo porque es ahí donde tanto hombres como mujeres se plantean la posibilidad de formar una familia.

* Las cuatro características muy valoradas hoy son: compatibilidad y autenticidad, por una parte; respeto y libertad, por otra parte.

* La dificultad está en que estas características suelen verse y vivirse desde una perspectiva excesivamente subjetiva, de modo que:

(1) Ser “compatibles” equivale a que cada uno se considera “satisfecho” con lo que encuentra y logra del otro. Así está abierto el camino a una amenaza: ¿Y cuando no nos sintamos satisfechos?

(2) Ser “auténticos” equivale, en esta visión moderna, a mostrarse uno como es; obrar desde dentro y desde la propia convicción o las propias opciones. Y de ahí una nueva amenaza: ¿Y si mañana las opciones o prioridades “auténticas” de mi pareja son otras?

(3) “Respetarse” suele equivaler a reservarse cada uno “espacios” de tiempo, de privacidad, de antiguas amistades o afectos, que efectivamente son amenazas indescifrables.

(4) Ser “libre” equivale a que nadie, ningún contrato, puede retenerme donde no quiero estar. Con esa óptica, no hay modo de casarse si no es preparando el divorcio.

* Si se quita el sesgo subjetivista, desaparecen, por supuesto, las mencionadas amenazas: ser compatibles, auténtico, respetuoso y libre equivale, en óptica cristiana, a buscar el bien del otro, y eso en realidad se traduce en buscar la gloria para Dios en la vida de la pareja y de la familia.

ABC de la Familia para el Siglo XXI, 1 de 2

[Predicación en el Encuentro de la Asociación de Padres y Madres Orantes, en Chía, Cundinamarca, COLOMBIA. Diciembre de 2013.]

Tema 1 de 2: Qué es y qué función cumple la familia

* El ser humano nace indefenso y necesitado de atención, cuidados, compañía, educación y afecto. Su infancia es notoriamente larga, si se la compara con otras especies animales.

* La institución, anterior a la sociedad, que hace posible la inserción de nuevos seres humanos en el conjunto del tejido social, de modo que se garantice a la vez la continuidad y la renovación y mejoramiento de la misma sociedad es la FAMILIA.

* Por eso la función primordial de la familia es transmitir un núcleo de valores, convicciones y destrezas que hagan posible esa inserción futura en la sociedad. Claramente este derecho y deber de quienes fundan la familia, es decir, los progenitores, es anterior a toda otra organización social. El derecho que les asiste es natural, de razón, y y en ningún caso es concesión del Estado o del ordenamiento legal que la sociedad tenga. Debe considerarse abuso del Estado usurpar la tarea fundamental de la transmisión del núcleo mencionado.

* Por eso hay también en la familia un segundo deber: enseñar a defender, por los medios lícitos, y sobre la base de la razón, los valores, convicciones y destrezas que se consideran fundamentales. Faltar a este deber equivale a entregar los hijos al poder de las modas y de los más diversos intereses de cualesquiera grupos.

* Un tercer deber de la familia es enseñar que, sobre la base de ese núcleo, es posible y deseable la diversidad, y que esta diversidad no empobrece sino que enriquece con su variedad y complementación a la sociedad entera. Es bueno, entonces, que los hombres sean claramente hombres, y las mujeres sean mujeres. Es bueno que se aprecien los dones de las diversas edades. Es bueno que haya siempre espacio para los discapacitados o enfermos. Es bueno, en fin, que las orientaciones vocacionales y profesionales sean distintas en los distintos grupos y personas.

Edición Especial: Ha fallecido el P. Jorge Loring, S.I.

El mejor homenaje: recordar su estilo directo de auténtico jesuita

«Anécdotas de una vida apostólica», su último libro. – El sacerdote jesuita Jorge Loring ha muerto con 92 años en el día de Navidad de 2013. Deja un rico legado de anécdotas como predicador itinerante y evangelizador con libros, vídeos, grabaciones de audio y televisión.

Muchas de ellas las cuenta en su último libro autobiográfico Anécdotas de una vida apostólica (Ediciones De Buena Tinta) y marcan la fuerza de un persona lleno de simpatía pero que no cedía nunca al “qué dirán” ni lo “políticamente correcto”. Recogemos algunas en sus propias palabras.

1 – Encuentro con Anthony de Mello: “Lo que tú dices me huele a budismo”

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ESCUCHA, Construir Esperanza, 2 de 3, El cimiento

[Retiro de Adviento en la Parroquia de la Asunción, de Hackettstown, NJ.]

Tema 2 de 3: El cimiento

* Nuestra fe afirma ante todo que creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

* Cuando afirmamos que hay un solo Creador, afirmamos a la naturaleza como la casa que Dios nos ha dado. No adoramos la casa ni ignoramos al Dador. Cuidamos lo que nos ha dado sin confundirlo con el único que merece adoración y todo nuestro amor.

* Al reconocernos obra suya, encontramos la fuente primera y más firme de paz pues en la profunda aceptación de uno mismo, que finalmente es homenaje al Dios Creador, está el comienzo de toda aceptación de su plan en nuestras vidas.

* Este es el Dios que ha salido a nuestro encuentro en la Persona adorable de Jesucristo, su único Hijo, de modo que el amor del Hijo nos restaura, educa, sostiene e impulsa. nuestro futuro no es simplemente azar o resultado de fuerzas y planes humanos. Hay uno que es Señor.

* Así la fe se constituye en cimiento de la esperanza: quien reconoce a Dios como Señor suyo y Señor de la Historia sabe que, más allá de las crisis individualmente consideradas, y más allá incluso de la certeza de estar o no vivos en esta tierra, el futuro es suyo.

* Además, el amor de gratuidad que Cristo ha traído a la tierra, y que nosotros recibimos en el Don por excelencia, que es el Espíritu Santo, ese es el amor que SIEMPRE será necesario en esta tierra, más allá de los sistemas políticos, los avances tecnológicos o los planteamientos económicos. Radicados en ese amor, los cristianos nos constituimos en parte de la solución, en cualquier futuro que llegue a suceder.

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 1 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 1 de 5: motores y motivaciones

* ¿Qué te hace levantar de la cama por la mañana? ¿Qué tiene poder para darte una sonrisa anticipada o para acelerar el pulso? ¿Qué palabras te dices cuando las cosas salen muy mal y los obstáculos parecen insalvables? ¿Cómo hablas a los que se sienten sin fuerzas, si quieres convencerlos de que el resultado valdrá la pena?

* ¿Qué sostiene a aquellos que han luchado por años enteros, a veces en circunstancias extremadamente adversas? Nelson Mandela, por ejemplo, fue condenado a prisión perpetua, y alcanzó a estar 27 años en prisión. Durante ese tiempo, su lucha contra la injusticia racial fue continua, más allá de las amenazas y castigos. Al salir de prisión y luego llegar a la presidencia, durante años debe resistir otra presión: la de aquellos de su raza que quieren convertir el uso del poder en una oportunidad para el desquite y la venganza. Y al término de su mandato debe librar una tercera lucha, esta vez interior: la seducción de quedarse en el poder, como tantos otros han hecho. ¿Qué hay en una persona, si tiene esa capacidad para librar tan largos combates externos e internos?

* Es comprensible que la lucha por la injusticia, o el deseo de progresos, o incluso el gusto por el dinero muevan a mucha gente, pero hay otros esfuerzos más difíciles de explicar. Aquellos que, sin testigos ni aplausos, gastan su vida en servicio de los discapacitados, los no-nacidos, o los más pobres, ¿por qué lo hacen?

* En fin, ¿qué motor te empuja y qué motor te frena?