Heroísmo en el puerto

El 6 de diciembre de 1917, un tren nocturno con 300 pasajeros se acercaba a Halifax, Nueva Escocia, cuando un inesperado mensaje llegó por telégrafo:

“Detengan el tren. Nave de munición incendiada en el puerto de toma Pier 6 y explotará. Supongo que éste será mi último mensaje. Adiós muchachos “.

El tren se detuvo con seguridad antes de que el buque de carga francés en llamas Mont-Blanc explotara con la fuerza de 2,9 kilotones de TNT, la explosión más grande hecha por el hombre antes del advenimiento de las armas nucleares.

La explosión mató a 2.000 residentes, incluyendo al despachador de trenes Vince Coleman. Había permanecido en su trabajo en la oficina de telégrafos enviando avisos, hasta el final.

Pablo VI lo profetizo en Humanae Vitae

“Tras más de cuatro décadas de extensión casi universal de la contracepción, estaríamos ya en condiciones de juzgar si estas consecuencias que profetizaba el Papa eran una realidad o si, como muchos de sus críticos señalan, fue incapaz de abrirse a una mentalidad moderna y pecó de pacato y exagerado…”

Humanae Vitae

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Hermosa historia y muy buena leccion

Cuenta una historia que un bilbaíno trabajaba en una planta congeladora de pescado en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los congeladores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del congelador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie podía escucharle. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía la puerta.

Llevaba varias horas en el congelador, al borde de la muerte.

De repente se abrió la puerta. El guarda de seguridad entró y lo rescató.

Después de esto, le preguntaron al guarda ¿a qué se debe que se le haya ocurrido abrir esa puerta si no es parte de su rutina de trabajo? Él explicó: llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible.

Hoy me dió los buenos días a la entrada, pero eché de menos su hasta mañana a la salida. Supuse que todavía seguiría en algún lugar del edificio pues no se había despedido de mí, por lo que lo busqué y lo encontré ”.

Misionera entre esclavos y beduinos

“Alicia Vacas, misionera comboniana en el desierto de Judea, entre esclavos y beduinos, tiene 39 años y lleva toda su vida misionera en Egipto o Israel. En la zona C, tierra de nadie militarizada, convive con beduinos empobrecidos. En Tel Aviv, atiende víctimas del tráfico de esclavos del Sinaí…”

misionera entre beduinos

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