Una madre y el aborto

“Yo me lo quería quedar. Era mío. Y lo abracé y me eché a dormir con él sobre el suelo del baño del hospital. Quería morirme con él. Era un bebé, pero más pequeño, como uno de esos gatitos de mes y medio que te caben en la palma de la mano. Con sus ojitos. Sus perfectas manitas. Sus veinte deditos. Sus piececitos… Aún no puedo hablar de ello sin echarme a llorar…”

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El «milagro» del monasterio que se salvó de las llamas griegas

«La iglesia fue el único lugar que no se incendió. Estamos vivos de milagro. Todo el resto está destruido», explica la religiosa Efremia. Con el cielo cubierto de fuego, rodeados de llamas, como si fuera el infierno, un grupo religioso se salvó en la iglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad. Rezaban la oración de la tarde, vísperas, cuya invocación inicial seguramente estuvo en boca de miles de personas cuando el lunes llamas nunca vistas por aquí causaban destrucción y muerte: «Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme».

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El director técnico de Croacia habla de su fe

Zlatko Dalic basó su éxito en la fe en Dios y la Virgen María.

El técnico de Croacia, Zlatko Dalic, asegura que la clave de su éxito es la fe en Dios y por eso siempre trae un rosario en el bolsillo, pues según el mismo confesó, le da calma en todo momento.

Una de las imágenes más llamativas ha sido verle durante los partidos del Mundial agarrando con fuerza un Rosario, que siempre lleva en su bolsillo. “Siempre llevo uno conmigo y cuando siento que estoy pasando por un momento difícil pongo mi mano en el bolsillo, me aferro a él y luego todo es más fácil”.

Dalic nunca ha ocultado su catolicismo sino que más bien lo ha reivindicado. También habla de su infancia católica en Livno. “La casa de mis padres era la más cercana al monasterio franciscano. Yo de niño era monaguillo, era feliz yendo a Misa, y mi madre me enseñó y transmitió la fe. Soy creyente desde siempre, y he educado así a mis hijos. Todos los domingos intentamos ir a la Eucaristía. La fe me da fuerza, siempre llevo un Rosario en el bolsillo y rezo antes de jugar”.

El seleccionador croata confesaba que da “gracias a Dios todos los días, porque me ha dado fuerza y fe, pero también la oportunidad de hacer algo en mi vida. Para mí y mi familia, la fe es extremadamente importante” e insistía en que “Dios está presente diariamente en mi familia y mi vida”.

La historia de la señora Asia Bibi, que ya lleva nueve años encarcelada por ser cristiana

En junio de 2009 Asia trabajaba recogiendo frutas en la localidad de Sheikhupura, cerca de la capital Lahore. Cuando se acercó a un pozo para beber, un grupo de musulmanas la acusaron de contaminar el agua por ser cristiana.

Bibi respondió a los insultos contra su fe diciendo: “Yo creo en mi religión y en Jesucristo que murió en la Cruz por los pecados de la humanidad. ¿Qué hizo su profeta Mahoma para salvar a la humanidad?”.

Al día siguiente, una turba atacó a la familia de Bibi y ella fue trasladada a una comisaría por su “seguridad”. Sin embargo, allí fue acusada de blasfemar contra el islam.

La madre católica fue condenada a muerte en el año 2010 y desde entonces hay una batalla legal para salvarla. Lucharon por su liberación Shabahz Bhatti, líder católico y ministro de Minorías; y Saalman Taser, gobernador de Punjab; pero ambos fueron asesinados.

Desde que fue detenida, Asia Bibi ha señalado que es perseguida por causa de su fe y ha negado las acusaciones de blasfemia contra el islam.

El pasado 21 de abril, el presidente del Tribunal Supremo de Pakistán, Mian Saqib Nisar, le dijo a su abogado, Saiful Malook, que retomará el juicio que definirá su libertad.

“Prepárese. Voy a arreglar su caso y yo mismo presidiré la corte”, indicó Nisar a Malook.

Desde entonces los cristianos de todo el país se han unido en oración por la liberación de Bibi.

Según informó ACN en un video, en Pakistán hay más de mil personas condenadas por la ley de blasfemia.

Esta norma está inspirada en la sharia –ley islámica– que castiga, incluso con la muerte, cualquier ofensa de palabra u obra contra Alá, Mahoma o el Corán.

Fue testigo de Jehová durante 13 años, ahora su única misión es denunciar las mentiras que vivió

“Antonio Carrera es un ex testigo de Jehová de origen vasco que permaneció en esta oraganización durante 13 años. Autor de numerosos escritos en los que explica cuál fue su experiencia y cuáles son las grandes mentiras que vivió, Carrera siempre pide “a Dios que nunca tengan que sufrir el desengaño que yo experimenté al descubrir la falsedad de los testigos de Jehová. Le doy gracias a Dios por su bondad y misericordia, ya que me salvó de hundirme en el ateísmo, como les suele suceder a casi todos los que abandonan la secta de ‘La Atalaya”…”

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LA GRACIA del Sábado 5 de Mayo de 2018

La arrogancia agresiva y la complicidad cobarde no agradan a Dios. Permanezcamos en la coherencia de la fe que profesamos y en el testimonio que anuncia el poder de la gracia.

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Se puede aprender de los grandes testigos de la fe

Hay razones ciertamente para llamar a ABRAHAM nuestro padre en la fe. Ante todo, por su caminar, guiado por la unión con Dios, que le permite escucharlo. Pero además, por el sacrificio de Isaac. Aunque fuera imperfecta su percepción del querer divino, Dios tomó la generosidad de Abraham y afianzó con él una verdadera alianza. Lo cual nos obliga a preguntarnos qué estamos dispuestos a perder o a entregar por nuestra fe. Por su parte, MOISÉS nos recuerda que el don de la fe nos capacita para quitarle sus máscaras al pecado, y a ser fieles tanto frente a los atractivos del mal como frente a las dificultades para abrazar la verdad y el bien. El texto de Hebreos 11 termina haciendo elogio de la fuerza que da la fe, ya sea para la victoria externa y visible, o para la otra victoria, menos evidente: el martirio.

Ex-ministra de vivienda deja la política para estudiar teología y profundizar su fe

Durante 40 años ha defendido el conservadurismo católico desde la política y esta semana ha decidido poner fin a su carrera política para poder dedicar tiempo a su otra pasión, estudiar Teología y “alimentar mi fe”.

Christine Boutin ha sido uno de los grandes referentes del catolicismo político francés, siendo diputada en la Asamblea Nacional, ministra de Vivienda durante el gobierno de Nicolás Sarkozy, presentándose incluso a las primarias para las elecciones presidenciales.

Perseguida por el lobby LGTB

Sin embargo, a sus 73 años Boutin pasará a la historia de la política francesa por su decidida lucha a favor de la vida, la familia y la libertad religiosa, motivos por los cuales fue perseguida y acosada, literalmente, por grupos proaborto, LGTB y laicistas.


Christine Boutin, anunciando su retirada de la política

El pasado año, la política francesa fue condenada por la Justicia francesa tras ser denunciada por dos grupos LGTB que la acusaron de un delito de odio por sus declaraciones en una entrevista en 2014. En televisión, Boutin citó la Biblia para hablar de la homosexualidad y dijo:

“Yo jamás he condenado a un homosexual. La homosexualidad es una abominación. Pero no la persona. El pecado nunca es aceptable pero el pecador siempre es aceptado”. Estas fueron las palabras por las que fue condenada a una multa de 5.000 euros y otros 2.000 a los grupos LGTB que la denunciaron.

Defensora de la familia

Precisamente, Boutin se hizo conocida por enarbolar con la Biblia en la mano la defensa de la familia en la Asamblea Nacional en 1998 durante el debate del Pacto Civil de Solidaridad, y que abrió la puerta a las uniones homosexuales.

Durante el debate previo a la aprobación del matrimonio homosexual en Francia, participó activamente en la Manif pour Tous, el movimiento profamilia que sacó a cientos de miles de personas a las calles. Pronunció varios discursos e incluso fue víctima de las cargas policiales y el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la Policía enviada por el gobierno socialista.


Boutin es atendida tras las cargas policiales durante la marcha profamilia de la Manif pour Tous

“Este movimiento no es un tema de partido, es el pueblo de Francia que se levanta, es la gente que no quiere los valores del 68 y de los liberal-libertarios; eso es lo que digo al presidente de la República”, afirmaba la veterana política.

La legalización del aborto provocó su entrada en la política
Otro de los aspectos más conocidos de la exministra y diputada francesa es su marcado carácter provida. Fue precisamente este aspecto el que le hizo entrar en política. Ella misma reconoce que la aprobación en 1975 de la Ley Veil, por la cual se despenalizaba el aborto en Francia, fue “una puñalada en el corazón”. Este hecho fue la fuente de su compromiso político y lo que le llevó a iniciarse en la política local y que le llevó a presidir un Ministerio.

Durante su carrera política, Christine Boutin fue asidua a las marchas provida y entre sus principios siempre destacaba: “Respetar la dignidad de cada persona, desde su concepción hasta muerte natural, con la preocupación prioritaria por los más débiles”.

“Feliz de no haber renunciado a mis creencias”
Este compromiso le hizo presentarse a las primarias presidenciales con una reivindicación de “nuestras raíces judeocristianas” y con un programa que pedía ayudar a la familia, promover la vida y rechazar la eutanasia. Sin embargo, recibió pocos apoyos en el partido.


Boutin ha sido siempre asidua a las marchas por la vida celebradas en París

Para ser más libre en sus actuaciones fundó su propio partido, el Partido Demócrata Cristiano, con una inspiración profamilia y provida totalmente clara. El partido sigue activo aunque en las pasadas presidenciales apenas consiguió el 1,5% de los votos.

Tras una vida dedicada a la política y al bien común, Boutin anunció en rueda de prensa su retirada, dejando su cargo de consejera departamental de Yvelines. “Soy una mujer realizada. Estoy orgullosa de estos cuarenta años”, afirmó. Además, confesó que “estoy feliz de no haber renunciado a mis creencias”.

Devota del Sagrado Corazón de Jesús
Casada, con tres hijo y ya abuela, Christine es una devota del Sagrado Corazón de Jesús, del que confiesa que le ha dado fuerzas para seguir adelante en política y aguantar tantas críticas y ataques.

Ahora sus prioridades serán otras y “feliz y liberada” estudia Teología en el Instituto Católico de París. “Necesitaba profundizar mi fe, y finalmente tengo tiempo para dedicarme a este sueño”.

[Leído en Religión en Libertad]

Un empresario volvió a la Iglesia tras el martirio del padre Hamel

El martirio del sacerdote Jacques Hamel, asesinado en un pequeño pueblo francés por Estado Islámico, sigue propiciando conversiones. La más conocida fue la del editorialista del Wall Street Journal y meses después se ha conocido la de un importante empresario francés, que tras volver a la Iglesia quiere impulsar la evangelización. En un reportaje en Aciprensa, Álvaro de Juana cuenta la historia de Patrick Canac:

Fue bautizado, pero como muchos otros con el paso de los años se alejó de la Iglesia. Sin embargo, Patrick Canac, un empresario de éxito francés, ha visto como hace poco más de un año su vida dió un giro de 180 grados: ha vuelto a la Iglesia y ha donado una gran cantidad de dinero para la construcción de un nuevo seminario en su país.

Pero, ¿cuál es la razón de esta vuelta a la fe? El testimonio del padre Jacques Hamel, el sacerdote asesinado en 2016 por dos yihadistas del ISIS mientras celebraba misa en una pequeña ciudad francesa.

Alejado de la Iglesia durante años

“Fui educado en la fe cristiana. Recibí el bautismo y todos los sacramentos de la iniciación, pero después me alejé de la práctica religiosa por mucho tiempo”, explicó a ACI Prensa este empresario de éxito durante una visita a Roma.

“El año pasado quedé impresionado del asesinato del P. Jacques Hamel en una iglesia de Rouen”. “El terror presente en esta iglesia me hizo recordar los tiempos más negros de nuestra civilización”, confesó.

A pesar de estar alejado de la fe, reconoce que el aquel momento pensó que todos “tenemos raíces judeo-cristianas” que “deben ser defendidas y salvadas”.

Ayudar los proyectos evangelizadores

“Mi reacción fue inmediata, fue un reflejo, como si su hubiesen asesinado a mi hermano. Que hoy día se pueda entrar en una iglesia y matar al celebrante es algo terrible, es un horror, es el diablo que entra en una iglesia”.

“Reaccioné sin hacerme preguntas. Los mismos problemas existen en Oriente Medio, donde los cristianos son asesinados. Y en mi interior he reaccionado diciendo: ‘soy cristiano y tengo que hacer algo, poner a disposición mis capacidades’”.

Dicho y hecho. Patrick ha donado una gran cantidad de dinero para construir el nuevo seminario Redemptoris Mater de Avignon, en Francia. El proyecto poco a poco comienza a hacerse realidad y el Papa Francisco bendijo la primera piedra del edificio en la Audiencia General del miércoles 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro.

Reevangelizar Occidente

“Creo que es importante que nuestros países occidentales –por supuesto Francia– sean evangelizados, que se anime a la población a acercarse de nuevo a la Iglesia. Porque la Iglesia es la cuna de nuestra evangelización”.

“Pienso en los primeros cristianos, los que fueron pioneros, estos misioneros y mártires que han difundido el Evangelio en todo el mundo. Y es la razón por la cual he puesto a disposición mis competencias en los negocios para ayudar a este proyecto de construcción del seminario Redemptoris Mater de Avignon”.

El empresario asegura que “se trata de un proyecto de formación de misioneros, un proyecto moderno, internacional, ecuménico, abierto al mundo. Permite la formación de sacerdotes que irán en misión para evangelizar”.

“Es un proyecto de formación de misioneros, de presbíteros que evangelizarán personas como yo para que puedan regresar a la Iglesia”, vuelve a destacar.

Impulsar la paz y el amor

Además, considera que “es importante en la situación actual de Francia, que está amenazada”. “Después del asesinato del P. Hamel tengo el sentimiento de que nuestra civilización judeo-cristiana está amenazada. Todo lo que contribuye a formar a las personas que llevarán el Evangelio, una palabra cristiana de paz y de amor debe ser ayudado”, reconoce.

Tampoco puede olvidar que ha sido el mismo Papa Francisco el que ha iniciado el proceso de beatificación del sacerdote asesinado sin necesidad de esperar los 5 años de rigor tras su muerte.

“Estoy totalmente de acuerdo con la propuesta hecha por el Papa Francisco. El padre Hamel es un mártir. Lo que he sabido de su comportamiento antes de ser asesinado es que es un verdadero cristiano, digno de un mártir. Ha intentado convencer a sus asesinos de que hacían mal. Su actitud ha sido extraordinaria y ejemplar para todos, cristianos y no cristianos”, subraya visiblemente emocionado.

Un milagro del Padre Pío

Somos una familia católica integrada por mi esposo, Jaime Tinajero, beneficiado por el gran milagro que a continuación voy a relatar, yo misma, Albina Jaramillo, y nuestros hijos Yesia, Jaime y Violeta.

A principio de marzo de 2000, mi marido enfermó gravemente y hubo que ingresarlo de urgencia en el hospital.

Su sistema inmunológico estaba muy debilitado; padecía unos dolores muy fuertes que le obligaban a permanecer postrado en cama entre gritos y lamentos.

En el hospital le hicieron todo tipo de pruebas: tomografías, radiografías, análisis de sangre y la pertinente biopsia. Diagnostico: “Metástesis de cáncer en los huesos”.

Por más morfina que le administraban, tan sólo servía para calmarle el dolor durante tres o cuatro horas.

El médico, resignado, me dijo: “Señora, usted misma ve cómo está su marido; no podemos hacer ya nada más por él. Si tiene fe, rece”.

Me asustaba pensar que mi esposo, de 38 años, pudiera dejarme viuda con nuestra hija pequeña, Violeta, de sólo dos años.

Pero, tres meses después de su ingreso, la cruda realidad acrecentaba ese temor: mi marido ya apenas comía, al borde de la muerte.

Uno de esos días, mi hermano Pablo, fraile capuchino, me dijo que rezase la novena al Padre Pío con mucha fe. Me entregó una estampa, la cual coloque en el cabecera de la cama de mi marido. También me regaló una biografía titulada Padre Pío, místico y apóstol, que leí junto a mi esposo en aquellos interminables días. Ambos rezamos juntos la novena con gran fervor. Yo misma oraba sin cesar, en medio de mi propia desesperación e impotencia, consciente de que él empeoraba cada día.

Extenuada, tras más de tres meses acompañándole día y noche, le dije al Señor: “Si no quieres dejarle aquí, llévatelo; pero si decídes que permanezca con nosotros, aliviano. ¡Dios mío, yo he aprendido que Tú siempre escuchas cuando se te pide algo con fe! ¡Ayúdame, por favor, pero que no se haga mi voluntad sino la Tuya!”

Al mismo tiempo, imploraba al Padre Pío su intercesión. Me agarre fuertemente a él, pidiéndole que tuviste compasión. Hasta que a finales de julio, el cáncer desapareció sin dejar la menor huella en las pruebas que los médicos, incrédulos al principio, le repitieron una y otra vez.

Es un verdadero milagro, admitió finalmente el doctor, preguntándome a que santo mu había encomendado. Le dije, por supuesto, que al Padre Pío.

En junio de 2010, cuando redacto esta líneas, mi esposo sigue en pie, trabajando con absoluta normalidad. Su milagrosa curación nos ha servido para acercarnos más a Dios y dar testimonio de que, cuando algo se le pide con fe, por difícil que resulte, Él siempre nos escucha.

Nunca agradeceremos bastante al Padre Pío -San Pillito, como lo apodamos cariñosamente en familia- lo que ha hecho por nosotros, ni le daremos a conocer lo suficiente. Pero él sabe cuánto le amamos. El 23 de septiembre asistiremos de nuevo a Misa en su honor. ¡Gracias, Padre Pío!

Un científico que aprendió a trabajar con exorcistas

Interesante testimonio del psiquiatra Robert Gallagher, publicado primero por Religión en Libertad

A finales de los 80 me presentaron a una supuesta gran sacerdotisa satánica. Decía ser bruja y vestía como tal, con vaporosos vestidos negros y sombra negra de ojos hasta las sienes. En nuestras numerosas conversaciones admitió que adoraba a Satanás como su “reina”.

Soy un científico amante de la Historia. Tras estudiar Literatura Clásica en Princeton, me formé como psiquiatra en Yale y como psicoanalista en Columbia.

Precisamente por esa formación, un sacerdote católico había pedido mi opinión profesional, que ofrecí sin honorarios, sobre si esta mujer padecía un trastorno mental. Era el momento álgido del temor nacional al satanismo. (En un caso que ayudó a inducir la histeria, Virginia McMartin y otros acababan de ser acusados de abusos con ritual satánico en una guardería de Los Ángeles; los cargos fueron luego desestimados). Así que yo me inclinaba al escepticismo.

Pero el comportamiento de mi paciente sobrepasó lo que yo podía explicar con mis conocimientos. Ella les decía a algunas personas sus debilidades ocultas, como un orgullo exagerado. Sabía cómo habían muerto personas que no había conocido, como mi madre por un cáncer de ovario. Posteriormente, otras seis personas me aseguraron que, durante sus exorcismos, la habían escuchado hablar en muchos idiomas, incluido el latín, totalmente extraño para ella cuando no estaba en trance.

Esto no era una psicosis; era lo que sólo puedo describir como una capacidad paranormal. Concluí que estaba poseída. Mucho después, ella me permitió contar su historia.

El sacerdote que me pidió opinión ante este extraño caso era el exorcista más experimentado de país en aquella época, un hombre erudito y sensible.

Le había dicho que, aunque yo era católico practicante, no era probable que me tragase un montón de abracadabras. “Bueno”, replicó, “si hubiésemos pensado que a usted se le podía engañar fácilmente no le hubiésemos pedido que nos ayudase”.

Veinticinco años de experiencia

Así fue como comenzó una curiosa colaboración. Durante las últimas dos décadas y media y mediante varios cientos de consultas he ayudado a ministros de varias denominaciones y creencias a diferenciar episodios de enfermedad mental (que suponen la aplastante mayoría de casos) de, literalmente, la acción del demonio. Es un papel improbable para un médico en el ámbito académico, pero no veo que haya conflicto entre estos dos aspectos de mi carrera.

Los mismos hábitos que definen lo que hago como profesor y psiquiatra (apertura de mente, respeto ante los hechos y compasión por la gente que sufre) me condujeron a ayudar en la tarea de discernir los ataques de lo que creo que son espíritus malignos y, con el mismo espíritu crítico, diferenciar entre estos casos extremadamente raros y las enfermedades médicas.

¿Es posible ser un sofisticado psiquiatra y creer que los espíritus malignos, aunque sólo rara vez, atacan a las personas? La mayor parte de mis colegas y amigos científicos dicen que no, por su frecuente contacto con pacientes crédulos sobre demonios, por su generalizado escepticismo ante lo sobrenatural y por su determinación de utilizar solo tratamientos estándares y consensuados que no puedan potencialmente confundir (sin duda, un riesgo) o hacer daño a pacientes vulnerables.

Pero una observación cuidadosa de las pruebas que se me han presentado en mi carrera me ha llevado a creer que ciertos casos extremadamente poco frecuentes no pueden explicarse de otra forma.

La furia ante objetos y símbolos sagrados es un indicio de actividad demoníaca, pero también puede tener una causa meramente psíquica… el psiquiatra debe discernir con cuidado todos los síntomas

La demanda crece

El Vaticano no hace un seguimiento global o nacional de los exorcismos, pero según mi experiencia, y según los sacerdotes que conozco, la demanda está creciendo. Según Vincent Lampert, sacerdote y exorcista de Indianápolis y miembro activo de la Asociación Internacional de Exorcistas, en Estados Unidos hay unos cincuenta exorcistas “estables” (designados por los obispos para dedicarse casi en exclusiva a combatir la actividad demoniaca), frente a 12 hace sólo una década.

Él mismo recibe unas veinte peticiones semanales, el doble de cuando le nombró su obispo, en 2005.

La Iglesia católica ha respondido ofreciendo más medios a los miembros del clero que desean afrontar el problema. Por ejemplo, en 2010 la conferencia episcopal organizó un encuentro en Baltimore para sacerdotes interesados. En 2014, el Papa Francisco reconoció formalmente la Asociación Internacional de Exorcistas, cuatrocientos de cuyos miembros se reunirán en Roma este octubre.

Sus miembros creen en estos casos raros porque les llaman continuamente para ayudar. (Yo mismo serví durante un tiempo como asesor científico de la dirección de la asociación.)

Por desgracia, no todos los sacerdotes que trabajan en este campo tan complejo son tan prudentes como el sacerdote que contactó conmigo la primera vez. En algunos círculos existe la tendencia a preocuparse en exceso con supuestas explicaciones demoniacas y a ver demonios en todas partes. En ocasiones, sobre todo en países poco desarrollados, han tenido lugar a veces malos diagnósticos fundamentalistas y absurdos o incluso peligrosos “tratamientos”, como golpear a las víctimas. Tal vez por esto los exorcismos tienen una connotación negativa en algunos ámbitos. Las personas que tienen problemas psicológicos deberían recibir tratamiento psicológico.

Cómo distinguir una posesión

Pero creo que he visto hechos reales. Los ataques a personas se clasifican en “posesiones demoniacas” o en ataques (algo más frecuentes pero menos intensos) llamados normalmente “opresiones”. Un individuo poseído puede repentinamente, en una especie de trance, proferir afirmaciones sorprendentemente venenosas y despreciativas contra la religión, al tiempo que comprende y habla lenguas extrañas que antes desconocía. El sujeto podría también exhibir una fuerza enorme o incluso el extraordinariamente raro fenómeno de la levitación.

(Yo no he sido testigo directo de una levitación, pero media docena de personas con quienes trabajo la han visto en el curso de sus exorcismos.)

Puede demostrar “conocimientos ocultos” de todo tipo de cosas (cómo murió un ser querido de un desconocido, qué pecados secretos ha cometido, incluso dónde están algunas personas en un momento dado). Son habilidades que no pueden explicarse si no es por una capacidad psíquica o preternatural especial.

Personalmente he visto estos hechos racionalmente inexplicables, así como otros fenómenos paranormales. Mi perspectiva es inusual: como doctor en ejercicio, creo que he visto más casos de posesión que ningún otro médico en el mundo.

La mayor parte de las personas a quienes he examinado en ese papel sufren los más prosaicos problemas de trastornos médicos. Cualquiera que esté mínimamente familiarizado con las enfermedades mentales sabe que las personas que creen estar siendo atacadas por espíritus malignos generalmente no están experimentando nada de eso. Los facultativos ven continuamente pacientes psicóticos que afirman ver o escuchar demonios; o personas histriónicas o altamente sugestionables, como las que padecen síndromes de identidad disociativa; y pacientes con trastornos de la personalidad inclinados a malinterpretar sentimientos destructivos (en lo que los exorcistas llaman a veces “pseudo-posesión”) como un mecanismo de defensa o una proyección externa.

Pero ¿qué se supone que debo hacer con pacientes que inesperadamente comienzan a hablar en perfecto latín?

Yo me acerco a cada situación con un escepticismo inicial. Técnicamente no hago mi propio “diagnóstico” de posesión, sino que informo al sacerdote de que los síntomas no tienen ninguna causa médica imaginable.

Una actividad mal vista

Soy consciente de cómo miran este tipo de trabajo muchos psiquiatras. Aunque la American Psychiatric Association no tiene opinión oficial sobre estos asuntos, el sector (como la sociedad en su conjunto) está plagado de escépticos irreductibles y, ocasionalmente, de doctrinarios materialistas que son con frecuencia extrañamente cáusticos en su oposición a todas las cosas espirituales.

Mi trabajo es ayudar a la gente a buscar ayuda, no convencer a los médicos que no son susceptibles de convencerse. Sin embargo, me ha sorprendido agradablemente el número de psiquiatras y otros profesionales de la salud mental que están hoy abiertos a prepararse para hipótesis similares. Muchos creen exactamente lo mismo que yo, aunque pueden ser renuentes a hablar de ello.

Analizar los hechos y ayudar a las personas

Como hombre de razón, he tenido que racionalizar lo aparentemente irracional. La respuesta a preguntas que se me han planteado, sobre cómo un médico científicamente formado puede creer “semejante tonterías arcaicas y acientíficas”, tiene una respuesta sencilla. Yo sopeso honestamente los hechos.

Se me alega, de manera simplista, que la levitación desafía las leyes de la gravedad, ¡y por supuesto así es! Aquí no estamos tratando con realidades puramente materiales, sino con el ámbito espiritual. Uno no puede forzar a esas criaturas a someterse a estudios de laboratorio o a manipulación científica; tampoco se prestarán fácilmente a permitir que se las grabe con un equipo de vídeo, como a veces piden los escépticos.

(El Catecismo de la Iglesia Católica sostiene que los demonios son conscientes y poseen su propia voluntad. Como son ángeles caídos, también son más poderosos que los hombres. Por eso, después de todo, generan confusión y siembran la duda.) Tampoco la Iglesia desea comprometer la intimidad de una persona que sufre, no menos que un médico desea comprometer la confidencialidad de un paciente.

Sea por una causa sobrenatural, simplemente misteriosa o por una enfermedad mental, el deber del médico es intentar ayudar, sanar, combatir el sufrimiento y acompañar al que sufre

Con frecuencia, en diversas culturas la ignorancia y la superstición han rodeado las historias de posesión demoniaca, y sin duda muchos supuestos episodios pueden explicarse como fraude, engaño o patología mental.

Pero los antropólogos creen que casi todas las culturas han creído en los espíritus, y que la amplia mayoría de las sociedades (incluida la nuestra) han registrado dramáticas historias de posesión espiritual. A pesar de sus variadas interpretaciones, la multiplicidad de descripciones del mismo fenómeno en formas sorprendentemente consistentes ofrece una evidencia acumulativa de su credibilidad.

Como psicoanalista, un rechazo generalizado a la posibilidad de ataques demoniacos parece menos lógica, y a menudo de naturaleza ilusoria, que una cuidadosa valoración de los hechos. Tal como lo veo, la prueba de la posesión es como la prueba de que George Washington cruzó el Delaware. En ambos casos, los relatos históricos escritos, junto con numerosos testigos sólidos, dan fe de su exactitud.

Sin embargo, finalmente no fue una visión académica o dogmática lo que me impulsó en esta línea de trabajo. Se me pidió consulta sobre personas que sufren. Siempre he pensado que, si se le pidiese ayudar a una persona torturada, un médico no debería rechazar arbitrariamente verse envuelto.

Quienes descartan estos casos impiden sin quererlo que los pacientes reciban la ayuda que necesitan desesperadamente, ya sea no recomendándoles tratamiento psiquiátrico (lo cual necesita claramente la mayoría) o no informando a sus directores espirituales de que parece haber en el asunto algo que va más allá de una enfermedad mental o de otro tipo. Para cualquier persona de ciencia o de fe, debería ser imposible darle la espalda a un alma atormentada.

Traducción de Carmelo López-Arias.

Testimonio de un secuestrado por Al Qaeda

Antonio Pampliega es madrileño, tiene 35 años y trabaja como reportero de guerra. El 12 de julio de 2015 fue secuestrado por Al Qaeda en la ciudad siria de Alepo, mientras grababa un reportaje junto a dos compañeros periodistas. Durante 10 meses, exactamente 299 días, estuvo encerrado en una habitación. Sin noticias del exterior, malnutrido y recibiendo palizas por parte de sus captores, llegó a implorar que le matasen porque ya no aguantaba más.

Dos meses antes de producirse lo que califica como un “accidente laboral”, Mirada 21 habló con Pampliega sobre su experiencia en zonas de conflicto, su forma de trabajar y sus miedos como profesional. Un año después de la liberación, el joven periodista acaba de publicar En la oscuridad (Ediciones Península), donde relata lo vivido aquellos días y recibe de nuevo a este medio para hablar de la que hasta ahora ha sido la crónica más difícil de su vida.

-¿Si le digo ‘libertad’?

Te diría Al Hurriya, que es libertad en árabe y que es la palabra más maravillosa del mundo.

-¿Si le digo ‘familia’?

Mi pilar, mi pilar fundamental.

-¿Si le digo ‘España’?

Mi casa.

– El 8 de mayo de 2016, las televisiones dieron la imagen de tres reporteros de guerra españoles llegando a la base aérea de Torrejón de Ardoz. ¿Qué sintió al volver a casa de nuevo?

Sueñas tanto con ese momento que no te lo crees. Los primeros días fueron como una nube. Me acuerdo de que me daban muchísima información con lo que había pasado, a mí se me olvidaba y al día siguiente les volvía a preguntar lo mismo. Las primeras noches fueron complicadas, tienes que tomar medicación para dormir. Es un proceso que llega hasta hoy, no se acaba el día que nos liberan. Hay que trabajar muchas cosas. Pero, para mí, el momento más duro del secuestro fue el día que nos liberaron, cuando me dieron el teléfono para llamar a mi madre. Son 299 días sin saber absolutamente nada de lo que ha pasado. No sabes si están vivos o si les ha pasado algo.

-¿Cómo fue el rencuentro con su familia? ¿Temió que, después de tantos meses sin noticias suyas, le echaran alguna cosa en cara?

Nadie me ha echado en cara nada, y mira que tenían motivos para hacerlo. Cuando vi a mi madre en Torrejón, después de abrazarla, le dije que en cinco meses me iba y que le daba ese tiempo de margen. Mi madre se rio y dijo que no pasaba nada. Efectivamente, a los cinco meses me fui. Uno de los motivos por los que saco el libro es porque ellos me dijeron que lo contara todo, no solo para que la gente supiera lo que había sufrido, sino porque quizá pueda ayudar a alguien.