Cuentan que Víctor Hugo escribió a su novia esta carta:
El deseo de hacerme digno de tí me vuelve cada vez más severo en el juicio de mí mismo y en la corrección de mis defectos. Si, hasta ahora, he sido capaz de mantenerme al margen de las desviaciones morales tan comunes en los jóvenes, y vistas con tanta naturalidad y casi aprobación del mundo, ha sido porque estoy pensando siempre en tí. Este pensamiento y este recuerdo me protegen. De esta manera he conservado intactos los únicos bienes que hoy puedo ofrecerte: un cuerpo puro y un corazón virgen.