Desde todos los puntos de vista, es de una importancia extraordinaria la mortificación. -Por razones humanas, pues el que no sabe dominarse a sí mismo jamás influirá positivamente en los demás, y el ambiente le vencerá, en cuanto halague sus gustos personales: será un hombre sin energía, incapaz de un esfuerzo grande cuando sea necesario. -Por razones divinas: ¿no te parece justo que, con estos pequeños actos, demostremos nuestro amor y acatamiento al que todo lo dio por nosotros?
ESCUCHA sobre una virtud poco predicada: la sobriedad
La sobriedad: testamento de Pedro y eje orientador de Marcos.