LA GRACIA 2024/04/07 Solo la luz de Cristo nos da unidad en la verdad y en el sentir

DOMINGO II DE PASCUA, CICLO B

Solo la Pascua, el paso de Jesucristo en nuestra vida, nos muestra nuestros pecados, los destruye y nos levanta a una vida mejor; creando entre quienes aceptan su mensaje un mismo pensar y un mismo sentir.

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LA GRACIA 2024/02/23 Cómo avanzar en la auténtica reconciliación

La reconciliación es parte del mandato del amor al prójimo e implica que no es simple diplomacia, debe suceder en la verdad y la justicia y debe empezar por el reconocimiento de las propias faltas.

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LA GRACIA 20200306 La reconciliación como ofrenda

SEGUNDO VIERNES DE CUARESMA

La reconciliación también es una ofrenda, dar pasos para acercarse al hermano es un sacrificio que agrada de forma extraordinaria a Dios.

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Maravillas del sacramento de la confesión

En el sacramento de la Penitencia, Jesús nos perdona. -Ahí, se nos aplican los méritos de Cristo, que por amor nuestro está en la Cruz, extendidos los brazos y cosido al madero -más que con los hierros- con el Amor que nos tiene.

Si alguna vez caes, hijo, acude prontamente a la Confesión y a la dirección espiritual: ¡enseña la herida!, para que te curen a fondo, para que te quiten todas las posibilidades de infección, aunque te duela como en una operación quirúrgica.

La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios. -Si dentro de ti, hijo mío, hay un “sapo”, ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el “sapo” en la Confesión, ¡qué bien se está!

Más pensamientos de San Josemaría.

Misión de Reconciliación en Colombia

Predicaciones preparatorias al Triduo Pascual 2018, en Barrancabermeja, departamento de Santander, Colombia.

A. La reconciliación, camino hacia la paz

La reconciliación es descubrimiento, decisión, camino y regalo.

1. Es un DESCUBRIMIENTO. Cuando uno se da cuenta que la agresividad solo conduce a una espiral de violencia, ve que el único futuro posible pasa por el diálogo y la reconciliación.

2. Es una DECISIÓN. Emprender el camino que lleva finalmente a la paz implica dos cosas: detener la injusticia y detener la violencia. Especialmente en esta fase es de inmensa ayuda la fe cristiana.

Detener la injusticia re quiere, en efecto, tres cosas: (1) Resistir las tentaciones propias de la codicia y el orgullo porque es un hecho que las injusticias nacen del deseo de poseer más y de sentirse superior a otros. (2) No dejarse vencer por las presiones y seducciones de amigos o parientes que invitan, seducen o empujan hacia las ganancias injustamente conseguidas. (3) Estar por encima de las amenazas con que los poderosos pretenden doblegarnos para hacernos cómplices de sus fechorías.

Detener la violencia es difícil porque implica la resolución de no transmitir a otros el daño que uno mismo ha recibido. Este padecer sin desquitarse ni herir a otros está muy presente en la Pasión de Cristo, y uno puede recibirlo principalmente de Él.

3. La reconciliación es un CAMINO, que empieza como reconciliación con DIOS porque ciertamente son nuestros planes caprichosos y miopes los que han terminado extraviándonos y poniéndonos en ruta de conflicto con el prójimo.

Luego viene la reconciliación con uno mismo: con su pasado, su origen, su sexo, su país. Una persona en guerra permanente con algo de sí mismo no es un agente de paz.

Luego viene aprender a convivir con las diferencias de prioridades, gustos y pensamientos de las personas. Para esto se necesita sabiduría, compasión y humildad.

Y luego viene aprender a avanzar en la reconciliación con los enemigos, sobre lo cual es necesario hablar más extensamente en otro momento.

4. La reconciliación es entonces REGALO: al contacto con el amor gratuito de Dios aprendemos y recibimos la fuerza para ser puente y camino para nuestros hermanos.

B. Espacios de reconciliación

* La decisión de emprender el camino de la reconciliación implica detener la injusticia y detener la violencia.

* Como la reconciliación es un camino, debemos afirmar que el proceso de reconciliarnos sigue la lógica de la semilla que crece. Por eso hay que crear espacios de reconciliación.

* ¿Cuáles son estos espacios?

(1) El corazón. Atención a los signos que denuncian que el corazón está en conflicto interno: huidas, dependencias, miedos no reconocidos, frustraciones en penumbra. La respuesta es el verdadero conocimiento de sí mismo, de la mano de Jesucristo. Iluminar y sanar son verbos claves aquí.

(2) La pareja. No caer en la tentación del igualitarismo que se imagina que las tensiones e injusticias entre sexos se resuelven mágicamente distribuyendo todo en el hogar y en la sociedad por mitades. La verdadera respuesta es que cada uno reciba en proporción a su necesidad y que cada uno de según su talento y capacidad.

(3) La familia. Dos cosas hay que cuidar principalmente: primero, que la comunicación esté abierta en momentos acordados y respetados; por decir algo: estar de acuerdo en que durante las comidas compartidas no se utilizan artefactos electrónicos. En segundo lugar, que la familia sea escuela de lo que parece elemental pero que es básico para la sociedad: aquellas palabras como “por favor,” “discúlpame,” “gracias,” y tantas otras.

(4) La comunidad / La parroquia. En cuanto a nuestras comunidades, cuidarnos sobre todo de la murmuración, Utilizar el triple filtro antes de dar oído a chismes: ¿Lo que me vas a contar es verdad? ¿Es útil? ¿La persona implicada quiso que me lo contaras?

(5) La sociedad. Sobre este tema desarrollaremos nuestra siguiente predicación.

C. Nuestra fe y el camino hacia una sociedad más justa y reconciliada

* Hay un hecho que no vamos a cambiar sólo con quererlo: vivimos en una sociedad en la que hay distintas formas de pensar y de creer. ¿Cuál ha de ser nuestra actitud como cristianos en la búsqueda del mayor bien común posible? Hay cinco claves:

1. Respetamos y exigimos respeto. No nos avergonzamos de nuestra fe pero tampoco pretendemos imponerla por la fuerza. Sabemos que tenemos el derecho y el deber de ofrecer a los demás el tesoro de la fe que hemos recibido.

2. La primera evangelización es nuestra propia vida: (1) Que se nota que somos gente de principios claros y sanos. (2) Que somos formados y no estamos en la Iglesia simplemente por inercia o por manipulación. (3) Que hable nuestro comportamiento, y en particular, que sean patentes en nosotros las virtudes humanas (prudencia, justicia, fortaleza y dominio de sí mismo) y teologales (fe, esperanza, caridad). (4) Que brille la coherencia entre lo que pensamos y lo que decimos; entre lo que sentimos y lo que pensamos; entre lo que decimos y lo que hacemos. (5) Que se irradie en nosotros la alegría de la Buena Noticia.

3. Dar el primer paso. “Primerear.” Tomar iniciativas, en lo personal, en lo familiar, en lo social para mostrar la misericordia, la cercanía y la alegría del Evangelio al que más lo necesita cuando más lo necesita.

4. Necesitamos excelencia. Nuestra presencia en la sociedad no puede ser ni de lastre ni del montón. Católicos convencidos, destacados en las diversas áreas de la actividad humana, y capaces de dar razón de su fe y su esperanza.

5. Tener la audacia de perdonar. Ayuda mucho en esto la oración que libera el corazón de amarguras: Señor, cumple tu voluntad en ______.

Cánticos Cristológicos, 2 de 4, Efesios

[Retiro de Semana Santa en el Convento de Santo Domingo, en Bogotá, versión 2014.]

Tema 2: Cristo en Efesios 1,3-10

* Las Cartas a los Efesios y a los Colosenses son de las llamadas “de la cautividad.” Pablo está prisionero y su reclusión le lleva a profundizar en el misterio de Cristo, hacia dimensiones más eclesiales, e incluso cósmicas.

* Lo que maravilla al Apóstol es que Dios ha podido, en Cristo y a través de Cristo, crear un pueblo nuevo a partir de dos pueblos que se detestaban: judíos y gentiles.

* El camino que abrió Cristo fue mostrar que el pecado abunda y da fruto de muerte en uno y otro pueblo, y por eso ambos pueden encontrar en Cristo un nuevo comienzo y una esperanza firme.

¿Se cumplen en Jesús las profecías de reconciliación entre padres e hijos?

Estimado Fray Nelson,

Reciba un filial saludo desde tierras venezolanas a las que sé que ama como a su propia patria. Estas líneas tienen por objeto solicitarle que me aclare una duda que expuse a uno de sus colaboradores y de la cual aún no he recibido respuesta.

Para contextualizar un poco el asunto, le comento que soy fundador y administrador de un canal de chat que fomenta el diálogo inter-religioso. A través del este canal desarrollo mis capacidades como apologeta procurando ser fiel a la doctrina de nuestra santa Iglesia católica. Reconozco que mi formación ha sido bastante empírica y accidentada, pero en mi caso, este ministerio virtual resulta en un agente motivador para conocer la vastísima doctrina e historia del Cuerpo Místico de Cristo. En el canal de chat suelen ingresar personas de muchas partes y de diferentes religiones, así que estos últimos años han sido muy fructíferos espiritualmente a través del aprendizaje que he obtenido desde esta experiencia de conquista de areópagos virtuales.

Mi consulta tiene que ver con una objeción que propuso uno de los usuarios frecuentes del chat que profesa ser judío y a la que no pude responder en el momento, pero le prometí revisar el asunto con detenimiento. He procurado la colaboración de varios apologistas que he logrado contactar vía email pero no he quedado satisfecho con sus respuestas. Finalmente, recurro a usted para que me ayude a responder esta cuestión.

A continuación expongo la objeción tal como se la he planteado a otros hermanos apologetas y seguidamente, le expreso mis propias cavilaciones.

“He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema.” (Malaquías 3,23-24)

Objeción de un judío: existe una grave contradicción con la profecía mesiánica de Malaquías.

La profecía de Malaquías dice que en tiempos del Mesías, Dios hará que resurja el amor de padres a hijos y viceversa. Y Jesús dijo: “no crean que vine a traer la paz sino la espada y la enemistad de padres a hijos, etc.” Por otra parte, al bautista le preguntaron si era Elías y respondió que no lo era, razón por la cual no vino Elías a ungir al Mesías. En conclusión, la nación judía hizo bien al no creer en Jesús como el Mesías esperado.

En el evangelio según san Marcos 9,11-13, Nuestro Señor afirma que Elías ya vino y en el evangelio según san Mateo 17,13 Jesús dice que Juan Bautista fue el Elías que se esperaba y que su muerte fue un anticipo de la del Hijo del Hombre. Sin embargo, el evangelista san Juan en el capítulo 1 relata lo que el hermano judío señala, que al Bautista le preguntaron si él era Elías y aquél respondió negativamente. ¿Entonces? ¿Cómo se resuelve esta aparente contradicción de las Escrituras? ¿Y cómo se puede responder a la objeción de nuestro hermano judío?

En espera de su valioso aporte, me despido rogando que el Espíritu Santo siga regalándonos mucho más a través de su valioso ministerio.

En Cristo y María, su amigo en la fe e hijo espiritual, César.

* * *

Hay dos temas diferentes en tu inquietud. Por una parte, ¿a quién se refieren las palabras de Malaquías? Por otra parte, Si esas palabras se refieren a los tiempos mesiánicos, ¿cómo aplicarlas a Cristo, que ha dicho que ha venido a traer división?

En cuanto a lo primero, observemos que hay dos posibilidades: (1) Malaquías se refiere literalmente al profeta Elías, que vivió en el siglo IV antes de Cristo. (2) Malaquías usa un lenguaje figurado, y está aludiendo a una persona “con el espíritu y el poder” de Elías, es decir, alguien semejante a este gran profeta suguramente por su valor, tenaz adhesión a la fe, y capacidad de predicar la fidelidad al Dios de la alianza, pues tales son los rasgos más sobresalientes de Elías.

Aunque unos pocos sostengan la interpretación (1), observemos lo que eso implicaría: puesto que la Biblia no avala la reencarnación y al contrario enseña con vigor la unidad sustancial ser ser humano, afirmar esa posibilidad implicaría una especie de milagro sostenido vivo por siglos y siglos en una especie de universo paralelo. Aunque esa imagen ha sido objeto de especulación por el mismo tipo de personas que dicen que Elías fue arrebatado por un OVNI, semejante literalismo no es parte de una exégesis seria, ni judía ni cristiana.

Eso nos deja con la interpretación (2) : lo dicho por Malaquías debe comprenderse en sentido figurado, como realización de las características del antiguo profeta Elias en otra persona.

Como se trata de una aplicación del sentido figurado, es comprensible que el humilde Juan Bautista se vea pequeño frente la grandeza de Elías, y diga que él no es “Elías” (véase Juan 1,21). Y lo mismo: como es una aplicación de un sentido figurado, es explicable que Cristo vea con claridad que ese “Elías” es precisamente Juan Bautista (Mateo 11,14; 17,10-13), que obra “con el espíritu y poder de Elías,” como dice expresamente San Lucas 1,16-17. No hay contradicción en que Juan dga que no es, y Jesus diga que efectivamente si lo es.

Pasemos a la segunda pregunta, ¿y en qué queda la reconciliación de los padres y los hijos? El texto de Lucas, que alude a esa reconciliación, dice en realidad que se trata de “volver el corazón de los padres hacia los hijos” (omitiendo lo dicho por Malaquías del corazón de los hijos hacia los padres). Sobre esto hay que observar dos cosas:

1. Volver el corazón no implica estar ya de acuerdo en todo. Más bien puede aludir a un llamado a la gracias o hacia la esperanza, en el pensamiento de Lucas. Esto tiene mucho sentido aplicado a Juan Bautista porque su predicación sobre el alcance global del pecado llama a todos a que se unan en arrepentimiento y a que se unan en la esperanza de recibir al Mesías, que bautizará a todos “con espíritu y con fuego.”

2. Aunque se interprete el texto como una situación de paz, siempre deseable, obsérvese que las palabras de Cristo sobre “traer división” no indican la meta final de la misión del Señor. La división que trae Cristo es lo que sucede cuando una persona se convierte mientras su núcleo más cercano no se convierte. es ahí cuando suceden las expulsiones de sinagogas y las divisiones familiares. Cristo no está expresando un deseo, como si se gozara en poner a unos contra otros, sino expresando un hecho triste pero inevitable, dada la dureza humana: cuando llega la fe, no todos acogen el mensaje al mismo tiempo ni de la misma manera. esa división, sin embargo, no es definitiva porque el mismo Cristo anuncia que al final “habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Juan 10,16).

Por consiguiente, no hay oposición entre afirmar el texto de Malaquías y afirmar su cumplimiento en los tiempos mesiánicos de Jesús, el Cristo de Dios.

Construyendo puentes – Un ejemplo de primerear

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. “Estoy buscando trabajo por unos días”, dijo el extraño, “quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso”.

“Sí”, dijo el mayor de los hermanos, “tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor”.

“La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su bulldozer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros”.

“Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero?”

“Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.”

El carpintero le dijo: “Creo que comprendo la situación. Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho.”

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.

El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. ¡¡¡No había ninguna cerca de dos metros!!! En su lugar había un puente . ¡¡Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo!!- Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.

En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: “Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!!”.

Estaban en su reconciliación los dos hermanos,cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. “No, espera!”, le dijo el hermano mayor. “Quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti”, le dijo el hermano mayor al carpintero.

“Me gustaría quedarme”, dijo el carpintero, “pero tengo muchos puentes por construir”.

Los ojos también hablan

“Entonces les expliqué lo que un general venezolano, padre de una numerosa prole, hacía con sus hijos en el momento en que veía que se pegaban o se insultaban, llenos de ira. Les ponía uno frente al otro y les obligaba a que se miraran a los ojos…”

Ojos también hablan

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