La palabra de Dios en el AT dice, en el salmo [en realidad, es Eclesiástico, cap. 2]: hijo si quieres seguir a Dios prepárate para la prueba; pero el NT dice en el libro de Santiago que Dios no pone pruebas… Gracias por su tiempo Dios le bendiga — J.J.
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Sucede que hay dos maneras o dos sentidos asociados con el verbo “probar.” Siguiendo una comparación del Papa Francisco, se puede decir que una manera, que es negativa, es el probar como “empujar,” algo así como: “miremos a ver si aguanta” o también: “comprobemos a ver si lo que este dice es cierto.” La otra forma de probar es “conocimiento.” Por ejemplo, cuando un entrenador lleva a un atleta al máximo de su esfuerzo para que conozca su límite, corrija errores, y mire cómo puede mejorar. La Biblia nos da varios ejemplos de estos dos tipos de prueba.
El ejemplo más claro que conozco de la prueba-empujón está en el Libro de la Sabiduría 2,17-20. Los impíos y cínicos se sienten fastidiados por la presencia del justo, que es fiel a Dios, y entonces hablan de esta manera: “Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.”
El ejemplo más claro que conozco de prueba-conocimiento está en el Libro del deuteronomio 8,2-3: “Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor.”
Cuando la Carta de Santiago dice que “Dios no prueba a nadie” se refiere claramente a la prueba-empujón, porque el contexto es de poner tentaciones en el sentido de trampas, de modo que nadie llegue a decir: “Es que Dios me hizo pecar…” Cuando el Eclesiástico dice: “prepárate para la prueba” es porque vendrán dificultades en ellas conoceremos quiénes somos y cómo es Dios grande para ayudarnos.
En resumen, Dios, según ve que necesitamos, nos pone en el camino de la prueba-conocimiento pero nunca en el de la prueba-empujón.