¿Qué es un “capítulo” de una comunidad religiosa?

Padre Nelson, estos últimos días he visto que ha pedido algunas oraciones por el Capítulo Provincial de los Dominicos de Colombia. Me llama la atención la palabra “capítulo.” Uno entiende por el contexto que es una especie de reunión de ustedes pero, ¿por qué se llama así? Dios lo bendiga en su evangelización. — K.H.

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El origen de esa palabra es bien interesante. Proviene del mundo de los monjes. Para renovar el fervor de los monjes se hizo costumbre hacer reuniones periódicas en las que se leía un capítulo de la Biblia o de la Regla del respectivo monasterio. Claramente la intención era evitar el olvido y el declive del amor a la vocación, cosa que fácil y frecuentemente nos pasa a los seres humanos. Luego esas reuniones se extendían con algún comentario o amonestación por parte del superior, usualmente el abad: algo así como una homilía a partir del texto leído, tratando de hacerlo más cercano y aplicable a la realidad de esa comunidad concreta.

El siguiente paso fue pasar de las reuniones con fines puramente espirituales y vocacionales a las reuniones con mayor participación, por ejemplo, para discutir con el Consejo del Monasterio qué acciones debían tomarse en determinadas circunstancias. La idea era que la luz del texto leído (del “capítulo” leído) sirviera de guía e iluminación sobre las resoluciones que hubiera que tomar en comunidad.

Y así llegamos a la situación actual: un capítulo de una comunidad religiosa es una reunión de consagrados o consagradas de una misma comunidad, en la que es necesario discernir sobre distintas cuestiones y también decidir qué es lo mejor para la comunidad, a la luz del Señor.

¿Mascotas en Misa?

Padre, buenos días, yo quisiera preguntarle algo: ¿una persona puede asistir a Misa con su mascota? ¿No es una falta de respeto, ya que es casa de oración? Gracias por su respuesta. –C.R.

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Como estamos en un tiempo que da tanta importancia a las mascotas, a veces hasta extremos de cariño y atención que no reciben muchos seres humanos, es muy posible que esta respuesta encuentre oposición y rechazo.

Si nos hacemos algunas preguntas sencillas, la respuesta a tu inquietud brota por sí misma:

¿Ese animalito puede participar del culto a Dios, es decir, reconocerlo y amarlo con voluntad propia? No.

¿Ese animalito merece atención mientras queremos dar culto a Dios con todo nuestro ser? No.

¿Hay algún ejemplo o precedente en la Sagrada Escritura o en las vidas de los santos que relacione a los animales con la participación en la misa como tal? No.

¿Hay siempre un riesgo de que el animal distraiga a su dueño o a otras personas? Sí.

¿Es realizable con gran facilidad proveer un espacio seguro para la mascota mientras el dueño va a la Santa Misa? Sí.

¿Es testimonio de una liturgia participada y fructuosa que uno lleve su mascota a la Misa? No.

¿Es bueno llevar mascotas a la Misa? No.

¿Qué es un sínodo de obispos?

Estos días sale mucho en las noticias sobre el sínodo de los jóvenes pero ya vi que en realidad son obispos que se reúnen para hablar sobre los jóvenes y la evangelización. Entonces me pregunté, fray Nelson, ¿qué es un sínodo? ¿Es como una reunión de todos los obispos del mundo? — H.H.

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AciPrensa tiene una magnífica respuesta:

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI (15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar.

Etimológicamente hablando la palabra “sínodo”, derivada de los términos griegos syn (que significa “juntos”) yhodos (que significa “camino”), expresa la idea de “caminar juntos”. Un Sínodo es un encuentro religioso o asamblea en la que unos obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiarse mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal. El Sínodo puede ser definido, en términos generales, como una asamblea de obispos que representa al episcopado católico y tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal dándole su consejo. El Papa Juan Pablo II decía que el Sínodo es “una expresión particularmente fructuosa y un instrumento de la colegialidad episcopal” ( Discurso al Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos , 30 de abril de 1983: L’Osservatore Romano , 1 de mayo de 1983). Ya en la fase preparatoria del Concilio Vaticano II maduró la idea de una estructura, todavía por determinar, que pudiera proporcionar a los obispos los medios para asistir al Papa en el gobierno de la Iglesia universal. El Cardenal Silvio Oddi, entonces Pro-Nuncio Apostólico en la República Árabe Unida (Egipto), hizo una propuesta, el 15 de noviembre de 1959, para establecer un órgano de gobierno central de la Iglesia o, usando sus palabras, “un órgano consultivo”. Decía: “Desde muchas partes del mundo llegan quejas de que la Iglesia no tenga, aparte de las Congregaciones, un órgano permanente de consulta. Por tanto debería establecerse una especie de ‘Concilio en miniatura’ formado por personas de toda la Iglesia, que pueda reunirse periódicamente, al menos una vez al año, para tratar los problemas más importantes y sugerir nuevas posibles direcciones en la marcha de la Iglesia. Este órgano abarcaría toda la Iglesia, al igual que las Conferencias episcopales reúnen toda o parte de la jerarquía de uno o varios países, y al igual que otros órganos, como el Celam. (el Consejo Episcopal Latinoamericano), extienden su actividad en beneficio de todo un continente”.

El Cardenal Bernardus Alfrink, Arzobispo de Utrecht, escribió el 22 de diciembre de 1959: “Con términos claros proclama el Concilio que el gobierno de la Iglesia universal es, por derecho propio, ejercido por el colegio de los obispos con el Papa como cabeza. De aquí se deduce que, por una aparte, el cuidado de la Iglesia universal es responsabilidad de cada obispo tomado singularmente y también, por otra parte, que todos los obispos participan en el gobierno de la Iglesia universal. Esto puede hacerse no solamente convocando un concilio ecuménico, sino también creando nuevas instituciones. Un consejo permanente de obispos especializados, elegidos de toda la Iglesia, podría encargarse de una función legislativa en unión con el Sumo Pontífice y los cardenales de la Curia Romana. Las Congregaciones mantendrían entonces solamente un poder consultivo y ejecutivo”.

Fue, sin embargo, el Papa Pablo VI, siendo todavía Arzobispo de Milán, quien dio fuerza a estas ideas. En el discurso conmemorativo con ocasión de la muerte del Papa Juan XXIII, hacía referencia a una “continua colaboración del episcopado, todavía no efectiva, que permanecería personal y unitiva, pero que tendría la responsabilidad del gobierno de la Iglesia universal”.

Elegido Papa, volvió al concepto de colaboración en el colegio episcopal – los obispos en unión con el sucesor de S. Pedro en la responsabilidad del gobierno de la Iglesia universal – en el discurso a la Curia Romana (21 de septiembre de 1963), en la apertura de la segunda sesión del Concilio Vaticano II (29 de septiembre de 1963) y en la clausura de la misma (4 de diciembre de 1963).

Finalmente, al concluir el discurso inaugural de la última sesión del Concilio (14 de septiembre de 1965), el mismo Papa Pablo VI hizo pública su intención de instituir el Sínodo de los Obispos con estas palabras: “Tenemos la alegría de anunciaros Nos mismo la institución, tan deseada por este Concilio, de un Sínodo de los obispos, que, compuesto de obispos, nombrados la mayor parte por las Conferencias episcopales con nuestra aprobación, será convocado, según las necesidades de la Iglesia, por el Romano Pontífice, para su consulta y colaboración, cuando, para el bien general de la Iglesia, le parezca a El oportuno. No es necesario añadir que esta colaboración del episcopado tiene que ser de gran beneficio a la Santa Sede y a toda la Iglesia, de modo particular al cotidiano trabajo de la Curia Romana, a la que estamos tan agradecidos por su valiosísima ayuda, y de la que, como los obispos en sus diócesis, también Nos tenemos permanentemente necesidad para nuestras solicitudes apostólicas. Las normas y demás información serán dadas a conocer cuanto antes a esta asamblea. Nos, no hemos querido privarnos del honor y de la satisfacción de daros esta sucinta comunicación para testimoniaros una vez más personalmente nuestra confianza, y nuestra unión fraterna. Esta nueva institución, singular y esperanzadora, la ponemos bajo la protección de la Santísima Virgen María”.

Al día siguiente (15 de septiembre de 1965), al inicio de la 128ª Congregación general, el entonces Obispo Pericle Felici, Secretario General del Concilio, promulgó el Motu Proprio Apostolica sollicitudo con el cual venía oficialmente instituido el Sínodo de los Obispos. La principal característica del Sínodo de los Obispos es el servicio a la comunión y a la colegialidad de todos los obispos con el Santo Padre. No es un organismo particular con limitada competencia como las Congregaciones y los Consejos de la Curia Romana. Tiene amplia competencia para tratar cualquier tema de acuerdo con el procedimiento establecido por el Santo Padre en la carta de convocación. El Sínodo de los Obispos con su Secretaría General permanente no forma parte de la Curia Romana y no depende de ella; sino que está directa y exclusivamente bajo la autoridad del Santo Padre, al cual permanece unido en el gobierno universal de la Iglesia.

Aún cuando el Sínodo de los Obispos es una institución de carácter permanente, sus funciones y su concreta colaboración no tienen tal carácter. En otras palabras, el Sínodo de los Obispos se reúne y actúa solo cuando el Santo Padre considera necesario y oportuno consultar al episcopado, el cual durante un encuentro sinodal expresa su opinión “sobre argumentos de gran importancia y gravedad” (Pablo VI, Discurso a los Cardenales , 24 de junio de 1967). La finalidad de cada asamblea sinodal es vivir una experiencia de colegialidad entre el episcopado y el Santo Padre. A través de la aceptación del Santo Padre de las sugerencias o conclusiones de una determinada asamblea, el episcopado ejerce una actividad colegial que se aproxima pero que no coincide con aquella manifestada en un concilio ecuménico. Esto es un resultado directo de varios factores: de una presencia de Padres provenientes del entero episcopado, de la convocación de parte del Santo Padre y de “la unidad del episcopado, el cual, para ser uno, necesita una Cabeza del Colegio” (Juan Pablo II, Pastores gregis, 56), que es primero en el orden episcopal.

¿Puede uno formarse una opinión sobre el acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino?

Padre Nelson, usted que es una persona con tantos seguidores, ¿por qué no se ha pronunciado sobre el acuerdo entre la Santa Sede y China? ¿Al fin eso es bueno o es malo? — J.L.

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La verdad es que no me veo a mí mismo como una agencia de periodismo, con todo respeto, y por eso tampoco estimo que yo deba pronunciarme sobre cada acontecimiento de nuestra Iglesia Católica.

Pero es que además hay muchas dificultades para obtener información suficiente sobre muchos temas, sobre todo temas de candente actualidad, que son ciertamente los que despiertan mayor expectativa.

Y hay otro factor: esos mismos temas afectan, a favor o en contra, los intereses de muchas personas o grupos. Hablando claramente: hay gente que considera que debe defender a como dé lugar cualquier cosa que haga o diga el Papa, mientras que otros tienen ya un prejuicio terriblemente negativo que se nota en el hecho de que NUNCA tienen nada bueno que decir del Papa. Estamos en una lamentable atmósfera enrarecida y mi criterio es que uno no ayuda si no tiene mejor información que otras personas.

Pero esa información no está disponible en realidad. Un portal tan serio como Aceprensa (distinto de Aciprensa, que también presta su propio servicio) decía hace poco que el texto mismo del acuerdo no ha sido hecho público. Grandes personalidades se pronuncian a favor, como el Card. Parolin, o en contra, como el Card. Zen. ¿De verdad es responsable tomar una postura radical, a favor o en contra, con esos solos datos? ¿No será que mucho comentarista católico lo que está haciendo es exhibir sus propios dolores o esperanzas, más que trayendo luz sobre estos hechos?

Mi postura, pues, es que si uno no tiene elementos razonablemente completos para dar una opinión, es más sensato callar y orar.

¿Juzgar es lo mismo que decirle a la gente cómo debe vivir su vida?

Fray Nelson. Yo no soy quién para decirle a nadie cómo debe vivir su vida, y tú tampoco. Por consiguiente, no se debe juzgar. Así de simple. — G.G.

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La frase “no soy quién para decirle a nadie cómo debe vivir su vida” impacta. Tiene efecto retórico fuerte. Pero esa frase no corresponde en realidad al tema en discusión.

Decir a alguien cómo debe vivir su vida es pretender adueñarse de la libertad y el destino de esa persona. Nadie niega que eso repugna a la dignidad humana. Pero repito: ese no es el tema en discusión.

El tema de fondo es la generalidad y la superficialidad con que se utilice el “no juzguen.” Y resulta que lo que se plantea como “juzgar” es esto: expresar cualquier parecer sobre actos específicos de personas determinadas.

Dicho de otro modo: estamos ante el sofisma del “hombre de paja”. Se usa la versión hipertrofiada de juzgar (que sería manejarle la vida a otra persona) para decir que no se puede juzgar, mientras que los “juicios” necesarios en la vida cristiana y en toda vida humana no aluden a adueñarse de la vida de nadie sino a llamar bien a lo que bueno y mal a lo que es malo.

Señalar un mal PARTICULAR y mostrar el camino hacia un bien DETERMINADO ciertamente supone una forma de “juicio” pero ese juicio no sólo es lícito sino en cierto modo obligatorio. Es el modo de juicio que los creyentes reconocemos inmediatamente en numerosas palabras de Cristo y luego de sus apóstoles. En ese sentido, ellos ciertamente juzgaron, y con bastante frecuencia.

Si miramos nuestro propio entorno, abundan los ejemplos de cómo es oportuno y razonable juzgar de actos concretos para bien de todos: si oigo a mi amiga que va a seguir un tratamiento con un medicamento que se ha demostrado seriamente perjudicial por sus efectos secundarios, y le digo: “NO te tomes eso porque a la larga te hace más daño que bien,” claramente estoy interfiriendo (muy positivamente) con el curso de sus acciones. No le estoy diciendo qué hacer con su vida pero sí estoy haciendo un juicio sobre qué es bueno o malo para ella. Y es de agradecer.

Si un amigo me cuenta que le es infiel a su novia, y lo cuenta entre risas, porque no le parece grave, y yo le manifiesto, con respeto y cariño pero también con claridad, que no estoy de acuerdo, ese es un juicio. Mi amigo verá qué decisiones toma, pero ¿sería yo mejor amigo de él si no le dijera nada, sabiendo el daño que causa a varias personas, incluyéndose a sí mismo? ¿Es mejor y más correcto dejar que las cosas pasen, y nunca opinar de nada para que nunca digan que estoy juzgando? Y cuando salgan las consecuencias previsibles de una decisión mal tomada, por parte de mi amigo, ¿no tendrá él razón de decirme que por qué no le advertí cuando él estaba enceguecido por sus ilusiones de seductor?

Es evidente que hay muchos modos de juzgar. Habrá quien quiera gobernarle la vida a otros. Habrá quien hable con arrogancia. Habrá quien sea hipócrita. Habrá quien pretenda imponer sus ideas o su religión a toda costa. Pero todos esos ejemplos de maneras perversas de juzgar no eliminan el hecho de que sí hay modos oportunos de juzgar de los ACTOS para hacer bien a las personas, tanto a los directamente implicados como a los que puedan ser afectados de modo colateral.

A la vista de estos hechos, uno ve que es pésima idea absolutizar el tema del “no juzgar.” Por evitar los modos perversos de juicio estamos eliminando bienes muy necesarios, tanto en términos de corrección fraterna (que SIEMPRE supone un juicio sobre actos) como en términos de legislación para grupos humanos.

Por eso me parece oportuno y valiente mostrar que se ha abusado de la expresión “no juzgar” y por ello también es saludable mostrar ese abuso y superarlo.

¿Será tarde para la sanación de mis hijos?

Fray Nelson, hoy dia soy madre de una jovencita y me veo reflejada en ella: repeti las mismas faltas que mi papa; les he destruido el autoestima a mis hijos. ¿cómo hago para reparar tremendo daño para que mis hijos no repitan en sus hijos estos errores? Ya sera tarde?? Ellos aun estan aqui bajo mi cuidado. –I.G.

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No creo que sea tarde. Empieza por el respeto, la serenidad, la sonrisa frecuente, y el destacar cada cosa buena que hacen.

Por supuesto, todo ello acompañado y levantado por el poder de la oración constante. Siempre debemos recordar que al orar estamos apelando al Dios que es Señor de TODO: pasado, presente y futuro, lo visible y lo invisible, lo racional y lo emocional, lo consciente y lo inconsciente. Sencillamente el poder de Dios, que es poder restaurador, cargado de toda bondad y sabiduría.

Lo que sí es muy importante es que te concentres en el bien que puedes construir o reconstruir, y no tanto en los cambios (positivos) que puedan darse en el trato entre ellos y tú. O dicho de otro modo: dedícate a sembrar buena semilla y deja que el fruto aparezca cuando el Señor así lo disponga.

Mantener la esperanza

Fray Nelson Medina: ¿cómo mantener la esperanza? Todos los días hay noticias decepcionantes sobre pugnas de poder, encubrimientos, violaciones, corrupción dentro de la misma Iglesia. ¿De dónde surge así la esperanza? –E.B.

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Tu pregunta está muy bien enunciada porque hablas de la virtud de la ESPERANZA que solo brilla cuando hay penumbras y tinieblas. El día soleado y bello no requiere de grandes esperanzas; el día nublado y de tormenta, sí que lo reclama. De modo que estos tiempos difíciles son precisamente los tiempos en que la verdadera virtud teologal de la esperanza puede y debe brillar.

1. Empecemos aclarando que los medios de comunicación destacarán siempre lo más escandaloso y callarán la dedicación, muchas veces heroica, de millones de cristianos y de miles de sacerdotes. Por eso aquel refrán: “los sacerdotes son como los aviones: sólo son noticia cuando caen.”

2. Cada uno debe mirar su propia responsabilidad en la santidad de la Iglesia. En el Credo afirmamos nuestra fe en la comunión de los santos. Ello implica muchísima más oración, testimonio, evangelización, penitencia y fraternidad que lo que vivimos hoy los católicos. Debemos ver estos tiempos como llamado a la conversión y a la santidad.

3. Una mirada a la Historia de la Iglesia nos muestra dos cosas: que las crisis han sido más la norma que la excepción, y que de las crisis sólo se sale siguiendo el ejemplo de los santos. Y el empeño por la santidad es lo más bello en lo que se puede empeñarse el corazón humano.

4. Hay muchas cosas buenas que están sucediendo. Movimientos eclesiales, parroquias renovadas, vocaciones generosas. Apoyar con nuestro cariño y alegría esos brotes de vida nueva trae esperanza al corazón.

5. “Dios está a cargo”: este pensamiento no pierde actualidad. Él es Señor, de este tiempo y de todos los tiempos. no solamente debemos estar ya esperanzados sino gozosos desde la certeza de que algo muy bueno está preparando Dios cuando así quiere purificar a su Iglesia.

¿Qué es crucificar la carne?

Hola Padre, me da gusto saludarlo. Padre una pregunta: ¿Qué significa crucificar nuestra carne en la cruz de Cristo? Gracias. — J.A.F.

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Significa varias cosas, según entiendo a partir de diversos autores.

1. Lo primero es estar en guardia contra la tentación de construirnos “paraísos.” Como he comentado en otras ocasiones, según el relato del Génesis, sabemos que Adán y Eva fueron sacados del paraíso terrenal pero la serpiente quedó allá. Con este sencillo detalle la Biblia nos enseña que al final nos hace daño todo intento de volver al paraíso–que en la práctica se nota en nuestra tendencia a buscar o construir lugares que regalen de placer nuestros sentidos. Con mucha facilidd y demasiada frecuencia sucede que la abundancia de mimo y placer conducen a sensualidad, gula, lujuria, y también: egoísmo, vanidad y dureza de corazón.

2. Es necesario entonces “educar” nuestra carne, en dos sentidos: no podemos darnos gusto en todo y necesitamos una disciplina para lograr lo mejor de nosotros mismos. El esfuerzo debe ser a la vez evitando el exceso de placer y animándonos en el esfuerzo de cultivar aquellas virtudes que precisamente porque son arduas son también más escasas y por ello más necesarias. Esta fase implica vencer la pereza y avanzar en la perseverancia, la constancia en el bien, el entrenamiento necesario para las batallas que sin duda han de llegar.

3. La mención de la Cruz en aquello de “crucificar nuestra carne” es esencial, por supuesto. La crucifixión de nuestra carne no empieza cuando nosotros sufrimos sino cuando abrimos los ojos con viva atención y profundo amor a la carne crucificada de nuestro Salvador. Sabernos así amados produce a la vez gratitud y dolor. ¿Serías capaz de ver a tu mejor amigo, o a tu papá o tu mamá, sufriendo horrorosamente solo por salvar tu vida? ¿No es verdad que sentirías amor, agradecimiento pero también dolor solidario y profundo? Eso es lo que un cristiano sincero siente ante la Cruz y ante el Crucificado. Un cristiano así formado no hace del dolor un propósito que busca sino una realidad con la que se encuentra allí donde encontró a su Amado Cristo, es decir, en la Cruz. Sin esta experiencia, todo lo que se haga espiritualmente como penitencia se queda corto en la intención.

4. Una vez que la persona se ha enamorado del amor dulce pero tan duro y real de la Cruz de Cristo, va sintiendo en sí mismo la necesidad de unirse a ese dolor, de distintas maneras, sobre todo dos: como reparación por tantas ofeensas que recibe el Corazón de Cristo, y como herramienta de combate que suplica con intenso ardor por la conversión de los pecadores. Es aquí donde encontramos a los santos penitentes, que se unen de un modo firme y constante con la Cruz, deseosos de ser uno solo con el Redentror. No es que quieran reemplazar a Cristo, como quitándolo de su lugar, que es absolutamente único, sino que quieren estar ahí, unidos por amor que brota de Cristo y da su fruto en los verdaderos cristianos.

5. La culminación de todo este itinerario de amor es el deseo mismo de morir por Él, es decir, dar la vida por su gloria, por su Evangelio y por su Iglesia. Multitud de santos han conocido las llamas del santo deseo del martirio, que en ocasiones llega a su culminación con el sacrificio, y en otras ocasiones queda simplemente como deseo quemante que sin embargo perfecciona y eleva el alma.

¿Sí se puede relacionar la fe con el deporte?

Fray, sé que la FIFA intentó limitar las expresiones religiosas en el contexto del deporte. ¿Sí se puede relacionar la fe con el deporte, por ejemplo, el fútbol? –A.M.

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No hay una relación inmediata pero, en cuanto es una actividad humana que tiene un impacto muy grande en grandes multitudes, afecta y toca muchos corazones y vidas. Eso explica palabras como las que dijo el Papa Francisco con motivo del Mundial del 2018:

“Mañana se abre el Mundial de fútbol de Rusia. Deseo enviar un cordial saludo a los jugadores y a los organizadores y a todos los que seguirán por los medios de comunicación social este evento que supera todas las fronteras”, dijo. Al respecto, anheló que “esta importante manifestación deportiva pueda ser ocasión de encuentro, de diálogo y de hermandad entre culturas y religiones diferentes y favorecer la solidaridad y la paz entre las naciones”.

¿Qué significa eso del Nuevo Orden Mundial?

Padre Nelson, en varios de sus videos le he escuchado hablar del Nuevo Orden Mundial. ¿Esa expresión a qué se refiere concretamente? Aunque no entiendo mucho sí me llama la atención que en muchos paises se están dando los mismos combates y están tratando de introducir las mismas leyes. Es como si una fuerza oscura estuviera detrás de todo esto… pero una fuerza con alcance muy grande. ¿A eso se refiere usted? Dios lo cuide y lo bendiga. — F.R.T.

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Básicamente lo que tú has descrito va al centro del problema: fuerzas oscuras de alcance global, tratando de imponer nuevas leyes, modos de vida, formas de educación de los niños. Fuerzas que además son hostiles a la Iglesia Católica en todas partes. un buen artículo de Catholic.net nos da otros datos importantes.

La República Universal: un viejo sueño de las sectas anticatólicas. – En las reiteradas condenas que la Santa Iglesia ha venido haciendo a la masonería y demás sociedades secretas, un punto candente ha sido el problema de la República Universal.(Humanum Genus)

Ésta se presenta como contraste de sombra a lo que llegó a ser el florecimiento de un orden cristiano que no llegó a madurar: la Cristiandad medieval.

La República Universal quiere fundir en un todo igualitario y anticristiano al mundo entero. Quiere forzar a los pueblos a mezclarse como en una gran licuadora para formar un pueblo universal que no reconozca naciones ni particularidades propias de sus psicologías, vocaciones y familia de almas. Sin fibra ni osamenta, el hombre microfracturado y amorfo tampoco tendrá religión. La República Universal quiere, por tanto, la desaparición de las religiones y el surgimiento de un sentimiento individual y colectivo de “lo divino” a la suerte de la pseudo-moral laica y descompuesta de fines de milenio. Esta masa idiotizada tampoco tiene ideales ni sentido trascendente. Es inmediatista, ansiosa, moralmente liberal, pragmática e indiferente al acontecer mundial. En todo será, en esencia y última consecuencia, anticristiana.

Para ello los propulsores de esta República Universal requieren crear un gobierno mundial. El intento de globalización – camino intrínseco a la república universal – produce este estado de cosas evidente hasta el observador más hedonista y egoísta.

Comparación dramática de lo que la Iglesia, en palabras de San Pío X, en la encíclica Fermo proposito, nos enseña sobre la civilización, que “es tanto más verdadera, más durable, más fecunda en frutos preciosos cuanto más puramente cristiana; tanto más decadente, para gran desgracia de la sociedad, cuanto más se substrae al ideal cristiano, por eso, por la fuerza intrínseca de las cosas, la Iglesia se convierta también de hecho en la guardiana y protectora de la civilización cristiana”.

¿Qué exige el cumplimiento de la República Universal?

La destrucción de un orden cristiano – Orden por excelencia en cuanto se fundamenta en el Bien y la Verdad en sí mismas – requiere la imposición de aspectos de mal y desorden metafísicos esenciales.

A fin de exaltar el orgullo destructor y de paso eliminar cualquier Verdad suprema que rija a los hombres más allá de sus pasiones, necesita establecer en los corazones la igualdad entre los hombres y Dios. Así lo afirman sus teorías panteístas y esotéricas. Y para quienes no quieren sostener la ridiculez de hombres iguales a Dios, les propone el ateísmo y el laicismo que niegan a Dios o proponen vivir como si Dios no existiese. Sin Dios no hay fundamento personal y social sostenible. Prevalecerán, sin este Pilar, los principios liberales de los enemigos de la Iglesia y el bien común.

Consecuencia de lo anterior, requerirán asimismo de la igualdad en la esfera eclesiástica. Toda autoridad se vuelve una carga insoportable para el hombre orgulloso y autosuficiente. Si apenas tolera las limitaciones necesarias de vivir en sociedad, la jerarquía eclesiástica, reflejo del orden dispuesto por Dios para toda la Creación, se torna insufrible y anti-igualitaria.

Trasladados al campo social, estos principios implicarán la destrucción de lo que antes fueron sus promesas y necesidades “libertarias”. Primero exigieron la libertad religiosa y atacaron a la Iglesia por proclamarse única poseedora de la Verdad, a modo de Su Divino Fundador que sostiene “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”. Su anticlericalismo demandaba respeto por la diversidad de creencias y hasta de las supersticiones. Ahora requieren de la igualdad entre las diversas religiones. Sostener una verdad es diferenciarse y produce enfrentamientos. Hoy quieren la supresión de la diversidad religiosa en pro de una religión universal, una híbrido de Nueva Era y Carta de la Tierra de la ONU que se imponga por sobre las religiones particulares.

Del mismo modo primero exaltaron el patriotismo, exigieron el derecho a la independencia y al establecimiento de nuevas naciones y gobiernos. Hoy exige la eliminación de diferencia entre el gobernante y los gobernados. La masa se hace obedecer. Pero más allá del exclusivismo de esta parodia de democracia como única forma legítima de gobierno, hoy se quiere la eliminación de las fronteras y del sano patriotismo. En cierto modo, el concepto de soberanía nacional es un reflejo del derecho de propiedad afirmado en los mandamientos de Dios. Sin soberanía no hay más posibilidad que un solo gobierno en el mundo, que lo domine y sofoque todo. Ésta es la igualdad en la esfera política nacional e internacional que persiguen los enemigos de la Cristiandad.

Necesitando adormecer las legítimas aspiraciones de las personas, frutos de las distintas capacidades humanas, este proceso que conduce a la República Universal quiere suprimir toda diferencia y jerarquía. Las modas, la educación, el valor del trabajo, etc. todo es anónimo, plano e igualitario. Se trata, entonces, de suprimir toda estructura de la sociedad.

Esto implica la ya evidente y progresiva abolición de los cuerpos intermedios, instituciones típicamente cristianas. Entre el Estado y el individuo dejan de existir organismos que medien y que satisfacen sus necesidades inmediatas. Todos los individuos quedan aislados en idéntica igualdad ante el Estado omnipotente. Dejan de existir gremios, asociaciones, agrupaciones y sociedades que intermedien unas con otras ascendiendo en jerarquía hasta las más altas esferas, sin cambios traumáticos. Para la República Universal la familia se encuentra en la mira prioritaria a destruir, pero mientras no consiga abolirla, intentará desprestigiarla, rebajarla y mutilarla tanto como tenga medios a mano.

El católico tiene el imperativo procurar el Reino de Dios en la Tierra. En cuanto católico tiene el derecho y el deber de extender los sagrados principios enseñados por la Santa Iglesia a todos y cada uno de sus campos de acción.

Resaltamos como proféticas las palabras del Papa beato Juan XXIII: “Nos os decimos, además, que en esta hora terrible en el que el espíritu del mal busca todos los medios para destruir el Reino de Dios, debéis poner en acción todas las energías para defenderlo, si queréis evitar a vuestra ciudad ruinas inmensamente mayores que las acumuladas por el terremoto de cincuenta años atrás. ¡Cuánto más difícil sería entonces el resurgimiento de las almas, una vez que hubiesen sido separadas de la Iglesia o sometidas como esclavas a las falsas ideologías de nuestro tiempo!” (Radiomensaje del 28.XII.1958, a la población de Messina, en el 50º aniversario del terremoto que destruyó esa ciudad – in “L’Osservatore Romano”, edición semanal en lengua francesa del 23.I.1959)

Frente a los antitestimonios de los sacerdotes

Fray Nelson, es verdad que en la iglesia existieron y existirán personas que dañen la imagen misionera y evangelizadora a través de su sacerdocio, laicado etc. ¿Cuál debe ser la postura de los católicos ante los sacerdotes o religiosas golpeadores y pedófilos? En las redes sociales se busca desprestigiar a toda la iglesia sólo por el error de unos cuantos, ¿qué debemos hacer cuando veamos ese tipo de publicaciones? ¿Entramos en la confrontación?

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Ante todo, tu pregunta ayuda a que todos tomemos conciencia de las repercusiones de nuestros actos. El famoso video del cura que le da una cachetada a un bebé llorón dura unos pocos segundos. Un momento de impaciencia, sin duda. Pero ¡cuánto daño ha hecho esa cachetada! En la época digital, quienes amamos a la Iglesia y la servimos debemos partir de la base de que TODO está siendo filmado y será potencialmente publicado.

Otra advertencia: el apóstol San Pedro nos dice que el diablo ronda como león rugiente (1 Pedro 5,8). eso vale para cada persona considerada individualmente pero también para todas las formas de presencia y vida de la Iglesia. Una emisora católica, una comunidad religiosa, un colegio de religiosos… será siempre objeto de odio por el demonio y cualquier falla nos la van a cobrar muy caro.

Por supuesto es injusto esa manera de juzgar a la Iglesia. ¿Qué tal juzgar a todos los médicos o a la medicina como práctica de la sociedad solo porque uno encontró un médico vanidoso, mentiroso o agresivo? Obviamente la gente usa medidas muy distintas y cuando se trata de la Iglesia se considera autorizada para juzgar y condenar con fuerza y con odio.

¿Por qué tanta gente obra de ese modo injusto? Porque aprovechan el momento de atacar a la Iglesia para considerarse eximidos de cualquier cosa que diga la misma Iglesia. Es algo así como una oportunidad de emancipación. Hablar mal de la Iglesia y desacreditarla es una forma de silenciar su voz. Y silenciarla es deseable para muchas personas e ideologías porque quieren declararse “libres” para hacer lo que les venga en gana, o para cambiar de religión o para imponer sus propios “dioses.”

Conclusión: necesitamos conversión, sabiduría y vigilancia. Pero también hay que ayudar a quienes critican fácilmente a que se den cuenta de su coherencia para que así se pregunten qué es lo que en realidad les mueve a querer separarse de la voz de Cristo y de su Iglesia.

Ateísmo precoz en niños y jóvenes

Fray Nelson, ¿a dónde fue la fe y la presencia de Dios y esa luz que se encendió en el Bautismo? Tenemos un hogar bendecido y posteriormente Dios nos bendijo con un hijo, lo formamos en valores y vida creyente en Dios, vivimos los sacramentos, la eucaristía, todas las noches siempre orando en familia, viendo y escuchando sus buenos mensajes y vídeos de Casa para tu fe Católica… Nuestro hijo se confirmó el año pasado y a partir del mes de febrero de este año la fe de nuestro hijo de 15 años desapareció y solo existe incredulidad… nos habla del pensamiento de Nietzsche, Marx entre otros… que todo lo referente a Dios, solo es un mito de la humanidad bla bla bla… en fin, esto nos tiene con profundo dolor y preocupación porque sentimos que siempre fuimos y somos una familia de ejemplo y vivencia cristiana católica. — Y.H.

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El fenómeno de la pérdida de fe en adolescentes, o aun en niños, es una realidad que tristemente están enfrentando muchos papás. Casi invariablemente estos sienten que ellos, como tú ahora, han hecho lo que se suponía que debían haber hecho. ¿Qué hay detrás de esta situación, cada vez más repetida?

Lo primero que creo que debemos entender es que no todo depende de los papás. La edad de inicio de la escolaridad, la presencia continua e insidiosa de los medios de comunicación, y sobre todo, la presión de los compañeros de clase o de juego, tienen un impacto progresivo en las almas jóvenes; un impacto que es difícil de detectar precisamente porque va erosionando sus convicciones y sus prácticas solo poco a poco. Lo mismo que quien echara unas gotas de veneno cada día en una planta hasta secarla por completo, así hay múltiples influencias que van entrando como por los poros de los niños, de modo ue cuando los papás empiezan a notar cambios serios, ya el daño, como un cáncer del alma, ha avanzado demasiado.

Un agravante adicional es la formación en los colegios. La supresión, casi universal de la clase de religión o su completa marginación traen consecuencias que, de nuevo, no son fáciles de detectar al principio. Pero en esencia los niños están recibiendo un modo de ver el mundo en el que Dios no suma nada, no significa nada y no trae ninguna esperanza. Es natural que luego, cuando escuchan que Dios no está de acuerdo con el libertinaje sexual o con el consumo abierto de drogas, razonen de una manera incompleta pero perfectamente predecible: “Dios no añade nada a mi vida, ¿y me va a quitar que yo goce lo que quiero gozar?”

Hay un último factor en contra que quiero mencionar: lo poco de religión que reciben nuestros niños está mezclado con el mundo de la fantasía. Para hacer supuestamente “agradables” y “pedagógicas” las catequesis hemos puesto a que los niños coloreen a Jesús como colorean al pato Donald. La religión a menudo ha quedado en el mismo plano de las diversiones simples e infantiles que no van a durar mucho en las vidas de los niños. Y es un hecho: en la misma edad en que se cansan del ratón Mickey, dejan también las misas y rosarios. Es como si el mensaje que les hubiéramos estado enviando hubiera sido siempre: “No te preocupes, hijo, la religión es tan real como Superman y tan útil en un problema como el Hombre-Araña.”

No es fácil hacer frente a semejantes enemigos que militan contra la fe de nuestros pequeños. Pero hay algunos consejos que pueden ser útiles:

1. Hoy no basta con ser católicos “normales.” Aquello de que vamos a misa el domingo, hacemos algunas oraciones en casa, y tenemos algo especial para Semana Santa y Navidad, parece que no es suficiente. Parece que necesitamos todos recordar el primer mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas. Dios ha de estar presente pero además, presente con el primer lugar. ¿Cómo? En la manera como la familia se implica en la vida de la parroquia, en las conversaciones que se tienen después de un desayuno en familia, en las alusiones a las vidas de los santos, en las visitas que se reciben. No se trata de saturar de religión; se trata de que Dios siempre tenga su lugar en todo, desde la decoración hasta la planeación de unas vacaciones. Por dar solo un ejemplo: Hay familias que acogen misioneros o misioneras que están de paso por unos días. Esta clase de personas suelen dejar un impacto profundo. Son una catequesis viva. Para un adolescente ver que alguien sano, inteligente, incluso apuesto, le gasta su vida a Cristo es una lección impresionante.

2. Hay que abrir conversaciones inteligentes que despierten sentido crítico sobre lo que nuestros niños y jóvenes están recibiendo en sus colegios o universidades. Por supuesto, esto requiere de parte de los adultos prepararse mucho mejor. Ver cuáles son los autores, las tendencias, las ideas con que suelen lavar el cerebro de los menores, que suelen ser particularmente pasivos cuando están fuera de casa. Esa clase de conversaciones, bien llevadas, ayudan mucho y van dando el necesario marco de seriedad a lo que significa tener fe y vivirla.

3. Nada puede reemplazar la experiencia de pertenecer a una comunidad creyente. Con URGENCIA los niños y jóvenes necesitan ver otros niños y jóvenes creyentes. No estoy diciendo que la solución sean grupos juveniles, sobre todo si estos se convierten en guetos llorosos donde cada joven se limita a ventilar sus frustraciones o conseguir amistades de emergencia. Hablo de COMUNIDADES en las que haya diversidad de edades y de situaciones sociales, y en las que sea posible escuchar con fuerza la Palabra de Dios. La idea es que el joven vea una realidad importantísima: que en la Iglesia y en la sociedad ciertamente tiene un lugar. No es el centro de todo pero sí vale, sí importa y sí tiene un lugar.

4. Y por supuesto, orar. Clamar sabiduría, conversión, fortaleza del único que puede concederlas.

La PNL, Programación neuro-lingüística

Padre Nelson, ¿por qué a veces me parece que la Iglesia Católica todo lo ve peligroso o francamente malo? Hace poco estuve en un retiro, curiosamente predicado por un laico. Me pareció una persona joven, con mucha preparación, pero casi todo el tiempo era advirtiéndonos: Cuidado con esto, cuidado con aquello… Y entre l oque mencionó estaba la famosa PNL, Programación Neuro-Lingüística. ¿De verdad todo es tan malo o por lo menos tan peligroso? — H.G.H.

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Como en otras ocasiones, es bueno y de fiar lo que nos trae Catholic.net. Me limito a transcribir:

En algunos lugares la programación neurolingüística está de moda. Es presentada como un medio para reformular el propio modo de ver las cosas. Para abrir los ojos, el corazón, la mente, a nuevas perspectivas. Para afrontar la vida más allá de los límites de tensiones y prejuicios que se han incrustado con mayor o menor profundidad a lo largo de los años.

Daremos a conocer algunos aspectos importantes para después presentar la manera Católica de ver y vivir la propia realidad.

1.¿Qué es propiamente la PNL?

La Programación Neurolingüística –pese a que su nombre supone algo complicado- es simplemente un sistema que analiza la forma en que el ser humano procesa la información que recibe y la experiencia adquirida para comunicarse mejor y alcanzar más fácilmente –y con éxito- las metas propuestas.

Esta técnica psicológica enseña a elaborar la información, reprogramando –a través de ejercicios- el lenguaje utilizado por el cerebro, codificando y decodificando esta información y experiencia.

2. Sus orígenes y teorías

Se remontan a 1972. Sus autores fueron el informático Richard Bandler y el psicólogo y lingüista John Grinder. Consideran que toda comunicación eficaz posee unas constantes, que definidas de forma sistemática, puede permitir ser aprendidas por quienes no las poseen.

Estos autores parten de dos conceptos , el primero es el término neuro que se refiere a nuestras percepciones sensoriales que determinan nuestro estado interior, tanto desde el punto de vista neurológico como en el subjetivo – el estado emocional del sujeto -. El segundo es el lingüístico se refiere a los medios de comunicación humana. Es la comunicación verbal y no verbal, que observamos en el comportamiento externo, que expresamos al comunicarnos. Y finalmente la palabra programación que quiere definir nuestra capacidad para producir y aplicar programas de comportamiento . Se refiere a nuestra organización mental – cómo están organizadas nuestras categorías mentales,que con las cuales quieren interpretar el mundo que nos rodea.

Para esta teoría una percepción sensorial determina un estado interior que a su vez produce un comportamiento, que será percibido como un conjunto de informaciones sensoriales generadoras de un estado interior, y posteriormente de un comportamiento de respuesta por parte del sujeto.

Para la PNL el comportamiento exterior ,estado interior, y organización interior están estrechamente vinculados entre sí. Por ello no se puede actuar sobre uno de ellos sin afectar a los otros dos. Estos tres elementos están determinados por las creencias y valores que el sujeto aplica según las circunstancias.

La PNL se basa en lo que llama sistemas de representación sensorial que son el sistema visual, el auditivo y el kinestésico – información que recibe nuestro cerebro de los movimientos del cuerpo – . Lo que diferenciará a cada sujeto es que unos usarán de forma predominante la visión para recoger información de su entorno, en detrimento de los otros dos canales ,- auditivo y kinestésico – mientras que otros sujetos usarán de forma predominante el canal kinestésico a costa de los otros dos.

Algunos de los temas tratados en los cursos:

a) Eres energía
aprenderás a usar los rayos, la vida orgánica, a vivir en el presente, reconocer como piensa la mente y como actúa el espíritu, el karma y como remediarlo.

b) Auto-Curación Y Centros De energía
reconocer que es una enfermedad, y a canalizar, armonizar, filtrar o quitar excesos de energía con los centros de poder, logrando así la curación de las personas que te rodean y de ti mismo.

c) Funcionamiento De La Mente
desarrollar los procesos de pensamiento para aprovechar un mayor porcentaje de nuestro cerebro.

d) Puertas Dimensiónales
identificar cuantas dimensiones manejamos realmente, el sagrado cubo y su funcionamiento, y por ultimo, aprender a elevar nuestra energía a planos muy elevados de forma conciente y a nuestra voluntad.

Existe un vocabulario específico :Energía, Rosetas o centros de poder, proyección mental, vibración, aura, etc…

3. Lo que debe considerar un católico frente a este tipo técnicas psicológicas

a) El concepto de persona humana

b) La mente no es material, es espiritual y sin embargo puede ser estudiada, observada y conocida.

c) Lo que se conoce de la mente: intelecto, la voluntad, la libertad, los sentimientos y las emociones

d) Qué existe la posibilidad de la Formación de hábitos y virtudes

e) Y que la cuestión de “programar” la vida es terea propiamente de un buen aprendizaje y la enseñanza de que no se logra con un curso, es tarea de todos los días.

f) Y lo más importante que este ser humano es muy amado por Dios y ha sido redimido por lo tanto tiene muchas más razones para vivir su vida de forma más positiva.

Manera como un católico procesa la información que recibe y la experiencia adquirida para comunicarse mejor y alcanzar más fácilmente –y con éxito- las metas propuestas.

Los ingredientes para esta “reprogramación” pueden ser mucho. Vamos a considerar ahora algunos de ellos.

1. El primero consiste en volver a apreciar la belleza, la alegría, la sorpresa de vivir.

2. El segundo ingrediente es sentir cuánto puedo controlar mis manos, mis pies, mis pensamientos.

3. El tercer ingrediente radica en el imprevisible juego de relaciones humanas

El primero consiste en volver a apreciar la belleza, la alegría, la sorpresa de vivir. Simplemente. Tú y yo existimos, estamos en el mundo. Algunos quizá se sienten oprimidos por su pasado. Otros no ven nada claro en el horizonte del futuro. Otros sienten que el presente es una cadena tan fuerte que impide cualquier reacción, cualquier paso hacia una mejora.

En esas y en otras situaciones, basta con que abramos los ojos y repitamos, con sencillez, como un niño: hoy existo, participo en la vida, gozo del pensamiento, estoy abierto al amor (a dar, a recibir). Hoy, en el planeta tierra, convivo con jilgueros y con abejas, con lobos y con corderos, con el vecino de arriba (siempre con su música a todo volumen), y con ese familiar al que tanto debo y que, sin embargo, tal vez me resulta un poco antipático.

El segundo ingrediente es sentir cuánto puedo controlar mis manos, mis pies, mis pensamientos. En realidad, algunos no llegan a tener el control que quisieran de su cuerpo. Una enfermedad les ha limitado en la vista o en los pulmones, o les ha dejado una cojera entre simpática y confusa. Otros tienen serios problemas psicológicos, obsesiones y fijaciones que vuelven una y otra vez (un odio, una pulsión sexual, una amargura profunda, una depresión).

Algunos problemas deberán ser tratados por un experto (un médico, un psicólogo). Más allá de esos casos, todos tenemos pequeñas limitaciones, pero esas limitaciones no nos privan del tesoro de la libertad, de esa capacidad de dar un sentido, un rumbo, a la propia vida.

Desde las coordenadas que me aprisionan, mil vectores se abren ante mí. Puedo asumir un riesgo u optar por la fuga. Puedo pedir perdón o darlo a quien me lo pide. Puedo poner más esfuerzo en el trabajo o dedicarme a un crucigrama mientras no me ven los otros. Puedo amar al hijo o encerrarme otra vez en el cuarto para ver una película en la televisión.

No hace falta ir con un “reprogramador” para abrir los ojos ante tantos horizontes. Lo que sí hace falta es expandir el corazón para darme cuenta de tantos seres que me rodean y esperan un gesto de afecto y de cariño; de tantas plantas que pueden recibir agua de mis manos; de tantos gorriones que buscan ese pedazo de pan que puedo ofrecerles en mi ventana; de tantos enfermos a los que nadie visita y que rejuvenecen de alegría cuando alguien se sienta a su lado simplemente para escucharles un rato una tarde de domingo.

El tercer ingrediente radica en el imprevisible juego de relaciones humanas. Cada día, miles de existencias cambian radicalmente porque han empezado a amar, porque se han sentido amadas. Hoy es una chica deprimida que siente que su padre la ama mucho más de lo que ella se imaginaba. Mañana es un esposo que escucha de su esposa la noticia de un nuevo embarazo, la aventura de la llegada de ese nuevo hijo. Otro día será un obrero enfermo acostumbrado a odiar a sus capataces que se siente sorprendido al recibir la visita de aquel a quien odiaba, que siente que su jefe también tiene un corazón humano y ganas de hablar un rato juntos, como amigos.

Recibir y dar amor. Puedo mirar otra vez mi existencia y verla como un punto, una posibilidad, de enriquecer a otros, de embellecer la vida de un anciano abandonado, de un niño huérfano, de un político que ha perdido su fama y que espera a alguno que no le señale con un dedo acusatorio. Salir a amar es algo infinitamente grande, es lo que más puede realizar a cualquier ser humano, por gris, oculta y triste que haya podido ser, hasta el día de hoy, su existencia.

El cuarto ingrediente va mucho más a fondo. Se trata de buscar respuesta a un enigma que ha rodeado a los hombres durante siglos: somos hijos de Dios o somos productos casuales de un proceso evolutivo. Necesito descubrir mi lugar en el universo, las fuerzas que han permitido mi existencia, el sentido profundo de mi energía interna.

Resolver este interrogante exige tomar en serio el problema de la vida. Analizar si no hay un Dios que mire al mundo, o abrir los ojos del alma para descubrir que soy parte de un magnífico proyecto de amor, de bien, de esperanza, y una parte muy querida, muy amada: que soy hijo de un Padre bueno.

Al buscar la respuesta, tal vez sea el momento para volver a tomar un Evangelio y descubrir, desde la voz de Cristo, que el Padre nos ama, que la muerte no es la última palabra, que poseer un mundo de riquezas no puede impedir la caducidad de lo terreno, ni opacar el brillo de la sonrisa de un niño que nos da las gracias por dedicarle un momento de descanso.

Muchos buscarán un nuevo horizonte, energías y paz en técnicas como las de la programación neurolingüística. Sin dinero, sin tanto tiempo, podrían descubrir ese tesoro interior, esa frescura del niño que todos escondemos, esa paz que nos da el escuchar la voz de Jesús que dice, simplemente: “Venir a mí todos los que estáis cansados y agobiados… Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón… No te condeno: tus pecados están perdonados, vete en paz… Yo estaré con vosotros (contigo) hasta el fin del mundo…”.

El Papa Francisco y la lucha pro-vida

Una pregunta me agobia, fray Nelson, ¿de verdad el Papa Francisco es pro-vida? En más de una ocasión, uno esperaría verlo presente, alzando la voz, y su presencia es demasiado discreta o se echa de menos. ¿Qué puede decirnos al respecto? Gracias. –I.J.

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Por supuesto, no puedo hablar a nombre del Papa. Sin embargo, pienso que como cabeza visible de nuestra Iglesia, y persona por la que millones oramos todos los días, se merece que busquemos la interpretación más plausible y sin forzar los hechos, benévola.

Hay que observar que el Papa Francisco ha buscado, siempre que es posible, un camino de encuentro, diálogo y énfasis en puntos comunes, en contraste con una actitud de pura confrontación, que, según creo que es su opinión, lleva a menudo sólo a que se endurezcan en sus posturas aquellos a los que quisiéramos atraer hacia nuestras convicciones. Si esta apreciación mía es correcta, ello explicaría muchas de su “ausencias.”

Otro hecho que parece demostrado es que el Papa parece preferir un método que podríamos llamar de “negociación” es decir, que el interlocutor se sienta acogido y comprendido en sus reclamos y preferencias para que también esté dispuesto a escuchar las nuestras. Es un modo de obrar que entraña riesgos, como cualquier otro modo de obrar, pero que puede rendir frutos positivos. Lo que él considera es que a través de un discernimiento hay que buscar lo que puede ser mejor a largo plazo, sin obsesionarnos por los logros inmediatos, y sin mucho menos caer en triunfalismos infantiles.

Dicho todo eso, nadie puede dudar de la postura del Papa en cuanto a la dignidad de la vida humana. Sólo mencionaré una de muchas intervenciones suyas, esta vez, ante un grupo de médicos (noticia publica por Actuall el 28 de mayo de 2018):

“Que sea vuestro compromiso en los respectivos países y a nivel internacional, cuidar este aspecto, interviniendo en ambientes especializados, pero también en las discusiones que se refieren a las legislaciones sobre temas éticos sensibles, como por ejemplo la interrupción del embarazo, el final de la vida y la medicina genética“, ha subrayado el Pontífice.”

¿Cómo ve la Iglesia Católica las elecciones presidenciales?

Muchos lectores nos han pedido indicaciones sobre el proceso electoral de Colombia, y de otros países, a su vez.

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Los obispos de Colombia han publicado un documento ilustrativo, del cual tomamos estas pistas:

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) pone a disposición de todos los colombianos, en texto y video, el mensaje de nuestros obispos con vistas a los comicios electorales que se realizarán en el país este año.

El mensaje titulado: “Construir juntos un país que sea patria y casa de todos” consta de siete puntos que brindan a los colombianos criterios y fundamentos para ejercer un voto responsable, libre y consciente que le dé transparencia al proceso electoral de 2018.

“Los obispos católicos de Colombia, como ciudadanos y pastores, consideramos que los comicios, son una oportunidad para dar juntos “un nuevo paso” hacia la construcción de un país que sea patria y casa para todos, recordando que Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza”, señala la introducción del mensaje.

En el mensaje se resaltan siete puntos:

Derrotar la indiferencia e involucrarse en el proceso electoral.

Acabar con la corrupción y reforzar con el voto el comportamiento ético.

Exigir campañas transparentes y que favorezcan la unidad.

Analizar la trayectoria y propuestas de los candidatos.

Pensar en las necesidades más urgentes del país.

Elegir a quienes les duela la realidad de los colombianos.

Asegurar el país sobre valores fundamentales y proteger la institucionalidad.

Sobre las homilías

Fray Nelson, gracias por su servicio en las redes sociales. Se oyen decir muchas cosas sobre cómo deben ser y prepararse las homilías pero muchos laicos seguimos sintiendo que hay mucho trabajo por hacer al respecto. ¿Puede dar algunas indicaciones que nos sirvan a todos? — H.G.

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Voy a ofrecer aquí simplemente una lista que Catholic.net compiló hace un tiempo sobre las limitaciones y recursos en cuanto a la preparación de la homilía:

Limitaciones

No hay suficiente preparación de la homilía
Mensaje ambiguo
Mala pronunciación
Lenguaje lejano de la realidad
Hermenéutica complicada de los textos bíblicos
Homilía repetitiva, regañona, reiterativa, recolecta, etc.
Mal manejo de la voz
Uso deficiente o mala calidad de micrófonos
Monotonía del rito
Fatiga del discurso
Falta de religiosidad de los fieles
Sociedad esclava de lo audio-visual
Distracción de los feligreses
Pobre cultura de fe de la asamblea
Crisis de fe en muchos oyentes
Templos ruidosos
Mala acústica
Pobre iluminación
Poca ventilación
Insuficiente vivencia del Evangelio, falta de credibilidad

Recursos

Buena expresión oral y corporal
Establecer ideas principales y secundarias
Espiritualidad
Tono y volumen de voz adecuados
Preparar la homilía
Ejercicios de vocalización
Creatividad
Excelente presentación personal
Calidez en la voz
Manejo de los silencios y pausas
Mensaje claro, convincente y actual
Conocimiento del público y el contexto
Formación en homilética
Reconocimiento del espacio donde va a celebrar
Empatía con los fieles