Una Carta al Papa Francisco

Son tan grandes y evidentes las muestras de cercanía con que has querido iniciar tu pontificado que parece casi natural escribirte y tratarte de “tú,” o de “vos,” como se usa en Argentina. Permite entonces que de modo fraterno, como es tu estilo, y con el corazón lleno de afecto, como se deja sentir el tuyo, te dirija estas palabras.

Papa FranciscoMe motiva el amor; así de sencillo. De joven novicio dominico pude acercarme por primera vez a la vida y los escritos de Santa Catalina de Siena. Pronto quedé contagiado del fuego de su amor por la Iglesia, así como de su certeza inconmovible en la presencia del Señor Jesús en su Vicario, a quien raramente llamaba de otra manera que no fuera el “Dulce Cristo en la Tierra.” Mi vida religiosa, toda ella, y mi servicio sacerdotal, todo él, han estado siempre impregnados de ese amor por el Papa, en la certeza de que “confirmar en la fe” es ministerio que toca, levanta y santifica todos y cada uno de los aspectos de la vida de la Iglesia. Nada hay en el Cuerpo de Cristo que no tenga su sustento último y su razón de ser en el misterio de la fe, y por eso, nada hay que sea ajeno al Sucesor de Pedro.

Mas no pretendo desarrollar, ni en bosquejo, la teología del papado. Mi propósito es solamente señalar algunas amenazas que veo cernirse, ya desde tempranas horas, sobre el servicio que el Espíritu Santo te ha pedido y encomendado desde el día 13 de Marzo de 2013. Bien sé que te rodean muchos consejeros de abundante luz y sincero afecto a la Iglesia. Quizás por ello mis palabras sobren. Pero aún si sobraran en el Vaticano creo que no harán daño sino algún bien en otros lugares, a otros hermanos y hermanas que puedan leerlas, porque así seremos más los que tendremos renovados motivos para rodearte con nuestra oración, amistad, obediencia y apoyo.

Mencionaré cinco amenazas.

1. Algunos grupos de presión (“lobbies”) van a querer usar tu lenguaje sobre una Iglesia humilde y pobre como arma en contra de la enseñanza moral y ministerial propia de la Iglesia.
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San Jose, intercede por el Papa Francisco

Padre San José,
Patrono y singular Protector de la Iglesia;
varón justo, de limpia mirada y honrado proceder;
siervo fiel, de puro corazón y alma bella;
hombre capaz de silencio y de palabra;
guía seguro y creyente sin tacha:

Mira esta hora del pueblo cristiano,
y con la fuerza de tu intercesión
protege la herencia que Cristo ganó a precio de Sangre.

Mira sobre todo a aquel que ha sido elegido
para presidirnos en la fe y la caridad:
dale tu abrazo paterno al que ha sido llamado
a ser padre espiritual de una multitud inmensa;
dale tu mano de hermano al que ha de lanzar la red
para que muchos salgan de las aguas engañosas del mundo
y entren por fin al rebaño de Cristo;
dale tu mirada, tu escucha y tu obediencia
para que el Papa Francisco,
puesto al timón de la barca de Pedro,
nos guíe con pulso firme,
y así, vencido al fin todo obstáculo,
podamos gozarnos en la eternidad
de la dulce comunión contigo,
y con la Bienaventurada Virgen María,
y con todos los Ángeles y Santos,
en la beatífica presencia del Padre
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.

La herencia de Benedicto XVI, agenda del Papa Francisco

“¿Cuál es la herencia que Benedicto XVI deja a su Sucesor? La respuesta a esta pregunta pasa a través del entero pontificado del Papa emérito, teólogo profundo, creyente enamorado, humilde trabajador en la viña del Señor y, sobre todo ahora, peregrino de Dios en el silencio de la adoración y en la oración de intercesión…”

Benedicto y Francisco

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La bella sorpresa del dia 13

La semana pasada vivimos días intensos, en la hermosa expectativa de la elección del sucesor de Benedicto XVI. Estoy seguro que muchos de nosotros oramos con fe y humilde corazón, implorando al Espíritu Santo el regalo de su luz para los Señores Cardenales, que tenían sobre sí la difícil tarea de discernir quién podría ser apto para la más alta responsabilidad que puede imaginarse sobre esta tierra. Después de sólo cinco escrutinios, la anhelada “fumata” blanca apareció en el cielo oscuro y lluvioso de Roma. Gritos de júbilo se alzaron inmediatamente de una ingente multitud de peregrinos que, apostados como centinelas del amor de todos, desafiaron el frío y la lluvia para ser los primeros en alegrarse y los primeros en saludar al Vicario de Jesucristo. Largos minutos hubo que esperar mientras el elegido se revestía, aceptaba luego el saludo y promesa de obediencia de sus cohermanos Cardenales, y por último se dirigía al balcón externo de la basílica de San Pedro, para saludar a su diócesis, Roma, y para bendecirnos a todos.

¡Qué gran sorpresa, escuchar el nombre del elegido, y oír inmediatamente el nombre que quiso para sí! El Papa Francisco, que desde ese 13 de Marzo bendito nos preside en la fe, tímido pero sonriente, daba las primeras señales de cómo será su servicio en la cátedra de Pedro. He aquí lo que aprendimos en pocos minutos con solo verle y escucharle en ese primer saludo.

1. Nos pidió orar por Benedicto XVI. Aprendemos que la Iglesia se renueva en las personas que sirven pero Ella misma permanece en fidelidad y continuidad profunda a su propio ser. No esperemos entonces esos grandes cambios que algunos quisieran, como si de repente la Iglesia dejara de ser lo que es y se volviera esclava de las modas o pareceres de cada época. En concreto, si alguna tenía ilusiones vanas en cambios con respecto a la enseñanza moral de la Iglesia en cuanto a la vida, la sexualidad o la familia, mejor que recapacite, porque no es la Iglesia la que tiene que cambiar, sino el mundo aprender de Ella.

2. Nos pidió que oráramos por él. Antes de bendecirnos, se inclinó para rogarnos que intercediéramos por su persona y su servicio. Es una lección hermosa de humildad que no resultará extraña para quienes conocían la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, ya desde su servicio a la Compañía de Jesús, y luego como obispo. La sencillez, la sobriedad, la austeridad, incluso, se han convertido en una especie de segunda naturaleza en él.

3. En sus breve discurso mencionó dos veces al Cardenal Vicario para la Diócesis de Roma. Entendemos que es un hombre que sabe y quiere delegar, trabajar en equipo, fomentar colegialidad. Por supuesto que conoce en quién recae la responsabilidad y no va a excusarse en decisiones de comité para quedar bien ante nadie. El Obispo de Roma es él, pero su estilo no será el de quien empuña el poder sino el de la mano que se extiende para crear y fortalecer verdadero espíritu de fraternidad.

Es importante que rodeemos con nuestro amor y oración al Sucesor de Pedro. Es importante que sepamos que son muchos sus enemigos, grandes los peligros, duro el combate. El Papa Francisco no puede estar solo. Nosotros estaremos junto a él, atentos a su palabra, discípulos de su corazón educado en la experiencia de buen jesuita, caritativo obispo, humilde testigo del amor de Dios que transforma y levanta.

Edicion Especial: Saludo al Sucesor de Pedro

El Papa Francisco en el lenguaje de los tweets:

Papa Francisco

01 de 12 Tu nombre te asocia a los grandes de la humildad, la santidad, la misión y la reforma de la Iglesia. ¡Qué hermoso!

02 de 12 ¡Gracias por tu recuerdo agradecido hacia nuestro inolvidable Benedicto XVI!

03 de 12 Gracias por pedirnos la bendición antes de bendecirnos. Muchos rompimos en llanto de gratitud por eso.

04 de 12 Gracias, porque tu humildad pasó bajo el radar de tantos expertos, que así podrán aprender mucho de ti.

05 de 12 Primer Papa de la Compañía de Jesús: ¡qué tesoro de experiencia traes en ese corazón!

06 de 12 Porque eres latino, algunos piensan que serás menos “fuerte;” pero no se te eligió por latino sino por creyente.

07 de 12 Eres embajador millones de hombres y mujeres de los países en desarrollo. Pero en realidad ya perteneces a todos.

08 de 12 Pareces “medieval” a algunos, y demasiado “progresista” a otros. Esa descalificación simultánea es buen signo.

09 de 12 Tu postura es firme contra la teología de la liberación, y firme es tu amor a los pobres. ¡Gusta esa combinación!

10 de 12 Me gusta el saludo que te dio la Conferencia Episcopal Española: “Tiene el perfil de un santo.”

11 de 12 Desde el Cielo te saluda también Catalina de Siena: “Dulce Cristo en la tierra.”

12 de 12 Santidad: Bendecimos tu nombre y tu vida, Francisco, Papa. Y te ofrecemos nuestra oración, amor y obediencia.