LA GRACIA del Jueves 8 de Septiembre de 2016

FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

¡Dejemos esa actitud resignada y derrotista frente al pecado!, toda la vida de la Virgen María es victoria de Dios sobre él y nos demuestra que el pecado no es requisito para ser plenamente humanos.

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LA GRACIA del Sábado 30 de Julio de 2016

El comienzo de la sanación y de la vida espiritual está en el conocimiento de sí mismo, pasando de la verdad de la condición de pecadores a la verdad de la misericordia divina.

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LA GRACIA del Lunes 27 de Junio de 2016

Denunciemos el pecado pues es nuestro dolor, el mismo dolor que siente Dios por esta humanidad que día tras día le da la espalda.

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LA GRACIA del Sábado 25 de Junio de 2016

No debemos huir de Dios que quiere que tomemos conciencia de que aunque parezca divertido, funcional, conveniente ó lucrativo el pecado es pecado y lo será siempre.

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Curso de Sacramentos II, parte 01 de 13: El pecado

Sacramento de la Confesión – Por qué es necesario hablar del pecado.

Los Siete Sacramentos fueron declarados por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento, siglo XVI. El Catecismo promulgado por San Juan Pablo II en 1992 divide estos siete sacramentos en tres grupos: iniciación, curación y servicio. La vida cristiana sigue también esta división. Trataremos la Confesión, uno de los Sacramentos de curación.

Para qué sirve la Religión.

Veamos la función que cumple la Religión en nuestra sociedad porque está visto que hoy en día lo que no sirve para nada se anula y se hace desaparecer. Así surgen una serie de necesidades sociales, podemos decir que a la sociedad humana lo que le sirve tiene que ofrecer una o más de estas posibilidades:

  • Resolver problemas.
  • Traer bienestar.
  • Proveer códigos de convivencia.

La Religión, de algún modo, ha intentado facilitar alguno de estos beneficios. Por ejemplo, suministrando educación, la Iglesia ayuda a “solucionar un problema,” es decir, cubrir una necesidad. Aunque luego lo que ha nacido como acto suplementario se integra como un servicio dentro de las expectativas de lo que el Estado debe proveer.

En cuanto al bienestar, la Iglesia invita a la alegría en sus festividades litúrgicas–aunque luego suceda que muchas veces pierden su carácter religioso y son tomadas por la sociedad en servicios laborales de descanso.

Sobre los códigos de convivencia, la Iglesia es útil por los normas éticas y de comportamiento que comparte. Esto agiliza las relaciones entre los ciudadanos. Sin embargo, al final sucede que las normas vistas como patrimonio simplemente “humano” son compendiadas en leyes civiles que el Estado hace suyas.

Importancia de las periferias existenciales.

Hoy en día estamos en una época post-cristiana. Cabría preguntarse si hay algún espacio para la Religión. Parecería que no. Sin embargo, vamos a ver que el Evangelio sí tiene su lugar propio y su modo de entrada: las periferias.

Desde el punto social, en el primer siglo del cristianismo vemos que la evangelización comienza en los márgenes de la sociedad, en la periferia, como bien nos recuerda el Papa Francisco. Por contraste, cuando la Iglesia ha pensado que todo está resuelto y se instala en su bienestar entonces, sucede tanto a las comunidades religiosas como a la Jerarquía, que viene el declive. En este sentido, la Iglesia ha nacido y sigue renaciendo de las periferias sociales, culturales y existenciales de las personas excluidas: “los que no”.

Desde el punto existencial, la evangelización comienza en mi historia personal cuando soy consciente de mi debilidad, mi carencia, suciedad y descuido. Todos tenemos áreas “fachada” donde nos sentimos fuertes y áreas “basura” donde nos vemos débiles. Es por las áreas basura por donde entra Jesús. Las periferias existenciales son las áreas basura, que en Teología se llama PECADO.

Pecado, en esta aproximación inicial, es algo así como “lo que no quisieras que se supiera de ti.” A la conciencia del pecado no se llega por la sola denuncia exterior, porque cuando somos acusados solemos refugiarnos en nuestra área fachada. Más que la denuncia externa es el Espíritu Santo el que revienta las resistencias internas del corazón.

El pecado surge cuando uno es consciente de la incoherencia de su propia vida con sus sueños y propósitos. El pecado rompe con:

  • mis propias razones,
  • mis propios sueños y anhelos profundos,
  • mis propios principios de acción.

Cuando este rompimiento se da, podemos decir que nos vemos obligados a enfrentar el pecado, que es la basura que está en mi periferia existencial. Cuando yo reconozco la incoherencia en mi ruptura interior es cuando descubro el pecado en mi vida.

Volviendo al esquema de la necesidades sociales, vemos que la Evangelización no comienza con los códigos de convivencia, ni con proveer bienestar sino que todo empieza en las periferias, en concreto con el tema de la basura (pecado). Hoy en día, por desgracia, con todo un sistema de juego de palabras y de eufemismos se intenta hacer desaparecer la realidad del pecado.

Hacer desaparecer el sentido del pecado es crear una muralla de ladrillo delante de la puerta de la basura.

Los sacerdotes hemos sido cómplices muchas veces de este grave error cuando:

  • evitamos hablar del pecado con la intención ingenua de acercar a la gente. Se usan eufemismos para maquillar la realidad del pecado. Interesante leer Exhortación Apostólica, Reconciliato et Paenitentia de San Juan Pablo II (§13-§18).
  • damos a entender la desaparición del infierno. La Iglesia enseña que sí existe y que no está vacío (los ángeles caídos están ya en él). En este tema hemos ido de extremo a extremo.
  • no hablamos del arrepentimiento. Ya no se habla e incluso se dice que la persona arrepentida es una persona con conflicto y patológicamente enferma.
  • desaparece entonces el perdón, pues al no haber de qué arrepentirse no tiene objeto pedir perdón.
  • reducimos la palabra misericordia, que se queda en un término que proporciona bienestar, pero que no pasa de eso.

CONSEJOS ENCARECIDOS:

  • Desconfíen de las lecturas espirituales que eviten hablar de estos términos (pecado y afines).
  • Desconfíen de los textos de Teología que no traten los términos aludidos y como consiguiente tampoco hablen del amor de Jesús hasta la sangre.
  • Tomen distancia de los discursos fáciles del tipo “Teología de la Prosperidad” o “Teología del Bienestar,” y por supuesto, la inmensa mayoría de la Literatura de Superación.

LA GRACIA del Jueves 7 de Abril de 2016

Solamente desde el reconocimiento del pecado es posible la conversión y es posible llegar a la Pascua.

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LA GRACIA del Jueves 31 de Marzo de 2016

JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA

El verdadero discípulo busca la gloria de Dios y que reconozcamos nuestra parálisis a partir de la denuncia del pecado para dejar obrar al Espíritu Santo en nosotros.

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Las indulgencias

Con motivo del Año de la Misericordia se escucha mucho la palabra “indulgencia.” ¿Qué significa y por qué es importante en la vida de un católico?

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Digamos dos definiciones:

Brevemente: indulgencia es la supresión de la pena debida por los pecados que la Iglesia otorga a quien realice determinadas acciones.

La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos. (cfr. Mt 16, 19). El perdón de la confesión no elimina TODAS las consecuencias del acto de pecar.

Tipos de indulgencias: Las indulgencias se agrupan en dos clases: Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma dispuesta para entrar inmediatamente en el cielo. Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados cometidos reclaman.

Condiciones para conseguir una indulgencia plenaria: Esta indulgencia tiene un valor muy grande y requiere varias condiciones:

+Los mismos requisitos que en las indulgencias parciales:
. realizar la acción que la Iglesia premia con esta indulgencia.
. estar en gracia de Dios antes de acabar la obra premiada.
. tener intención al menos general de ganar la indulgencia.

+ Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día.

+ Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.

+ Confesarse, al menos veinte días antes o después de realizar la acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios antes de acabar la acción). Una misma confesión puede servir para ganar varias indulgencias plenarias.

+ Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo.

+ Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u otras oraciones. Debe hacerse también en esos días.

[Adaptado de Catholic.net]

Crónica de la degradación de la especie humana

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