El pecado no sale de buena gana de nuestra vida. Pero el Espíritu es capaz de arrojarlo fuera.
Por que la confesion?
¿Por qué la confesión?
El sacramento de la reconciliación no «está de moda» hoy en día. Veamos por qué.
–¿Afectan a Dios nuestras faltas morales?
Sí, por eso las llamamos pecados.
El pecado rechaza el amor a Dios y a nuestros hermanos. «El Amor no es amado».
El pecado constituye un mal para el hombre mismo. Es un acto de autodestrucción, que desfigura en nosotros la imagen de Dios. ¿Un padre debe mantenerse indiferente ante la degradación de su hijo?
El pecador hace a Dios materialmente cómplice de su pecado, pues utiliza la energía creatural que Él le comunica para contrariar la voluntad divina.
–¡El pecado es un asunto entre Dios y yo!
«Mientras tú no ardas en la llama del amor, muchos morirán de frío» (Mauriac)
–Yo me confieso a Dios directamente, como los protestantes.
Los católicos también lo hacen al final del día cuando hacen el examen de conciencia y piden perdón a Dios por sus culpas, pero esto no basta.
–¿Por qué?
Porque Jesús ha dicho a sus apóstoles: «A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados» (Jn 20,23). Con estas palabras autoriza y confía Jesús la práctica de la confesión sacramental a los sacerdotes. Y la historia del sacramento de la penitencia es la expresión progresiva de esta toma de conciencia en la Iglesia.
–¿Por qué Cristo ha elegido esta forma de perdón?
Dios se complace en actuar a través de intermediarios: así actúa en el nacimiento, la cultura, el bautismo, la educación religiosa… Haciéndose nuestro confidente, el otro –el sacerdote– nos representa sensiblemente al Otro –Dios– Y ese diálogo con él aviva nuestra fe.
–¡Es dificil confiarse a una tercera persona!
«Hay en el hombre un deseo innato de confiarse a alguien. A a falta de confesarse a un sacerdote, uno se confía al primero que llega. El éxito de los psiquiatras, psicólogos y consejeros de todo tipo se explica por esta necesidad» (Mons. Gouyon)
–¿Pero no es el sacerdote también un pecador?
Su absolución sigue siendo válida. «Cuando Pedro bautiza es Jesús quien bautiza. Cuando Judas bautiza es Jesús quien bautiza» (San Agustín).
¡El que absuelve siempre es Cristo! En Él es el Padre quien acoge a su hijo y lo estrecha contra su corazón (Lc 15,11-32).
–¿A quien confesarse?
En caso de urgencia se acude al primer médico que se encuentra; pero habitualmente es mejor acudir a alguien que conozca al enfermo.
–Hay personas que se confiesan y no valen mas que los demás.
¿Qué sería de ellas sin la confesión? El Padre Foucauld, pese a sus dudas, aceptó en una ocasión confesar sus pecados. A partir de entonces su fe se fortaleció y su vida sufrió un profunda transformación.
– Pero siempre caemos en las mismas faltas
Para estar aseado ¿no debemos atender todos los días a nuestro cuidado personal? Practicar este sacramento no sólo nos da la certeza del perdón, sino también la sanación de nuestra conciencia. Este «nuevo bautismo» no sólo suprime los efectos del mal, sino que se remonta a la causa del mismo. Y el diálogo con el confesor forma parte integrante de su misterio.
–Cada vez se comulga más… y se confiesa menos. Las faltas graves parecen no ser un obstáculo para la comunión.
No olvidemos la solemne advertencia de San Pablo: «El que come el pan y bebe del cáliz del Señor indignamente, come y bebe su propia condenación» (1Co 11,27-29).
En el Amor humano es inconcebible la comunión de los cuerpos sin la armonía de los corazones. La violación nunca ha sido causa de reconciliación… En la Eucaristía Cristo se ofrece a nosotros en forma inefable e indefensa. No debemos hacer violencia a Cristo en este sacramento, sería un sacrilegio, sino reconciliarnos con Él antes, en ese diálogo de amor que es la confesión.
Confesar es también un acto de comunión, es un acto de amor que para ser hecho no requiere una previa falta grave. La limpieza del alma nos conduce el encuentro pleno de la Eucaristía.
–¿Qué pensar de las celebraciones comunitarias del sacramento de la Reconciliación?
La preparación comunitaria nos ayuda a conseguir la mejor disposición para recibir el sacramento. «Hay una comunión entre todos aquellos que se confiesan. En el corazón de la Iglesia Esposa se presentan ante el esposo en la verdad total» (Von Speyr).
–¿Qué valor tiene la absolución colectiva sin confesión personal?
Es legítima en caso de peligro de muerte o de necesidad grave a juicio del obispo; pero no dispensa de la contrición ni de la obligación de reparar. Perdona todos los pecados, incluso los más graves, pero la Iglesia exige que el cristiano, en espíritu de penitencia, se comprometa a confesar a un sacerdote estos últimos pecados en la primera ocasión que encuentre.
• «A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados» (Jn 20,23)
Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.
LA GRACIA del Lunes 10 de Septiembre de 2012
Ante el desafío de la corrupción descarada, Pablo tiene que mostrar de nuevo dónde está el bien y dónde el mal.
Un buen examen de conciencia
ESCUCHA, Venciendo la seduccion del pecado
El pasado de pecado pretende atraparnos con el recuerdo de la abundancia exterior, la saciedad interior y una variedad aparentemente inagotable.
LA GRACIA del Viernes 03 de Agosto de 2012
Lo peor que hace el pecado en nosotros es convertirnos en esclavos felices.
Una pintura que predica
“La escena de la muerte de Cristo fue una de las constantes en la obra del artista alemán, y en ellas destaca un elemento característico: la prominente barriga del mal ladrón. Mientras que Jesús y el buen ladrón son figuras estilizadas, el otro, que se burlaba de Nuestro Señor, aparece como un hombre intencionalmente dibujado como sometido a la pasión de la gula…”
Click!
LA GRACIA del Jueves 05 de Julio de 2012
Con su manera de actuar Cristo muestra que son muchas las parálisis del ser humano.
El Bien Comun y la Vida Comun, 2 de 2, Amenazas y Posibilidades
Día de Reflexión con un grupo de Hermanas Dominicas. Tema 2 de 2: Amenazas y posibilidades.
¿Qué factores interiores a una comunidad religiosa, o exteriores a ella, representan una presión que desestabiliza o puede incluso romper la comunión?
* * *
Más predicación en:
http://fraynelson.com
ADEMÁS: Suscríbete gratuitamente a mi boletín diario de evangelización:
http://fraynelson.com/suscripciones.html
Decepcionados de la humanidad
Como hago para no envenenarme con el mundo cuando la mayoría me ha herido y traicionado. Cuando veo falsedad en los que dicen ser amigos, como recupero la fe y la confianza en los seres humanos si veo que no se puede confiar. Como debo actuar y sentir. – Preguntado en formsping.me/fraynelson
* * *
Admitamos con franqueza que es fácil decepcionarse de la humanidad. Admitamos también que hay algo dulce en lamer las propias heridas y declararse uno víctima perpetua. Reconozcamos, además, que es más sencillo levar la cuenta de los males que la de los bienes. Y por último, reconozcamos que es difícil encontrar el punto medio entre ser mordazmente suspicaz con todos y ser tontamente ingenuo algunas veces.
Otro enfoque es este: “Envenenarme” por la maldad del mundo, ¿arregla algo de esa maldad? ¿Arregla algo en mi vida? ¿Trae algún bien o solamente le da más poder al mal? Una hermosa frase que se ha atribuido a varios autores dice: “Es mejor encender una luz que maldecir las tinieblas.”
Conviene preguntarse en que puede consistir eso de tener “fe en la humanidad.” Jesús no tuvo esa clase de fe. leemos en Juan 2,24: “Jesús, en cambio, no se confiaba en ellos, porque los conocía a todos.” Así que el ideal cristiano no es ir sonriendo por el mundo creyendo que todos son buenos. El ideal cristiano es saber que todos son pecadores, pero que así, pecadores y todo, les ha amado Dios hasta el extremo.
Por tanto, uno debe ser práctico en esto, y no olvidar lo de Jeremías: “Maldito el hombre que en el hombre confía, Y hace de la carne su fortaleza (brazo), Y del Señor se aparta su corazón. Será como arbusto en lugar desolado Y no verá cuando venga el bien; Habitará en pedregales en el desierto, Una tierra salada y sin habitantes. Bendito es el hombre que confía en el Señor, Cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, Que extiende sus raíces junto a la corriente; No temerá cuando venga el calor, Y sus hojas estarán verdes; En año de sequía no se angustiará Ni cesará de dar fruto.” (Jeremías 17,5-8)
Nuestra desconfianza, sin embargo, no debe desconocer el trabajo que Dios ha hecho y sigue haciendo en la gente. No podemos tratar a cada ser humano como si fuera el jefe asesino de una banda de mafiosos. por eso hay que pedir sabiduría, para tener la medida justa.
Y una última cosa: siendo tan raro el bien, no nos olvidemos de agradecerlo, elogiarlo, incluso en público, y de dar honor y alabanza a Dios por lo bueno que aparezca en nuestro camino.
LA GRACIA del Viernes 30 de Marzo de 2012
El Dios “demasiado cercano” que anuncia y hace presente Cristo resulta excesivamente incómodo para aquellos que se benefician del pecado.
Para los que no se encuentran pecados
“Nos resulta demasiado fácil ver los defectos de los demás y los juzgamos tan a la ligera que nos parecen hasta “normales” las criticas, burlas, e incluso, los comentarios destructivos, sin darnos cuenta que entramos en un juego peligroso que puede destruir la fama, no solo de todo aquel que sea diana de nuestros comentarios, sino de nosotros mismos…”
Click!
LA GRACIA del Miercoles 28 de Marzo de 2012
Ser discípulo de Jesús es mucho más que compartir algo de su tiempo o enseñanzas: es ser liberado por él de toda esclavitud del pecado.
Educacion Catolica, 016
Educarse para superar el pecado
18. Educar entonces es: “guiar y sacar a luz” al hombre verdadero imagen y semejanza de Dios, y “guiar y sacar a luz” al Niño Dios que nace en nuestra alma por medio del Bautismo; los cuales se fortalecen y crecen por medio de los demás Sacramentos.
Pero como el “hombre viejo” está hecho uno con nosotros es menester negarnos, renunciar a nosotros mismos para someterlo y erradicarlo por medio de la Cruz de Jesús: “Sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Él, a fin de que fuera destruido el cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado” (Rm 6, 6).
Pues una verdadera educación tiene como condición la superación del pecado interior y exterior para poder lograr una mejor conformación con Cristo.
Para lograrlo, el Señor ha puesto como intercesora a nuestra dulce Madre y Maestra celestial; al respecto dice el santo Papa Juan Pablo II:
“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo ‘sea formado’ plenamente en nosotros” (RVM 15).
“Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la ‘escuela’ de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje… una escuela, la de María, mucho más eficaz, si se piensa que Ella la ejerce consiguiéndonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella ‘peregrinación de la fe’, en la cual es maestra incomparable (Ibíd. 14).
Es indispensable la negación de nosotros mismos y tomar la Cruz de Jesús para que lo malo que somos y contenemos pueda ser sometido y erradicado, a fin de que la educación católica culmine con la conformación con Cristo, a grado de llegar a ser Alter Christus.
Es importante hacer notar que si el “hombre viejo” no es sometido y erradicado de nosotros, entonces él con nuestra complicidad, puede tomar los dones de Dios y las facultades del alma y el cuerpo para hacer sus caprichos.
Por ello es indispensable el discipulado, el cual tiene como requisito la negación de sí mismo, tomar nuestra cruz y seguir a Jesús hasta las últimas consecuencias.
[Texto original de Juan de Jesús y María.]
Reconocete en el David pecador para que te conozcas en el David redimido
Los pecados de David no son solo suyos: acechan a todo el que tenga alguna forma de poder.
Anatomia de un pecado
David creía que tenía todo bajo control: se engañó, y las consecuencias fueron duras y durables.

