“Nos resulta demasiado fácil ver los defectos de los demás y los juzgamos tan a la ligera que nos parecen hasta “normales” las criticas, burlas, e incluso, los comentarios destructivos, sin darnos cuenta que entramos en un juego peligroso que puede destruir la fama, no solo de todo aquel que sea diana de nuestros comentarios, sino de nosotros mismos…”
LA GRACIA del Miercoles 28 de Marzo de 2012
Ser discípulo de Jesús es mucho más que compartir algo de su tiempo o enseñanzas: es ser liberado por él de toda esclavitud del pecado.
Educacion Catolica, 016
Educarse para superar el pecado
18. Educar entonces es: “guiar y sacar a luz” al hombre verdadero imagen y semejanza de Dios, y “guiar y sacar a luz” al Niño Dios que nace en nuestra alma por medio del Bautismo; los cuales se fortalecen y crecen por medio de los demás Sacramentos.
Pero como el “hombre viejo” está hecho uno con nosotros es menester negarnos, renunciar a nosotros mismos para someterlo y erradicarlo por medio de la Cruz de Jesús: “Sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Él, a fin de que fuera destruido el cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado” (Rm 6, 6).
Pues una verdadera educación tiene como condición la superación del pecado interior y exterior para poder lograr una mejor conformación con Cristo.
Para lograrlo, el Señor ha puesto como intercesora a nuestra dulce Madre y Maestra celestial; al respecto dice el santo Papa Juan Pablo II:
“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo ‘sea formado’ plenamente en nosotros” (RVM 15).
“Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la ‘escuela’ de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje… una escuela, la de María, mucho más eficaz, si se piensa que Ella la ejerce consiguiéndonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella ‘peregrinación de la fe’, en la cual es maestra incomparable (Ibíd. 14).
Es indispensable la negación de nosotros mismos y tomar la Cruz de Jesús para que lo malo que somos y contenemos pueda ser sometido y erradicado, a fin de que la educación católica culmine con la conformación con Cristo, a grado de llegar a ser Alter Christus.
Es importante hacer notar que si el “hombre viejo” no es sometido y erradicado de nosotros, entonces él con nuestra complicidad, puede tomar los dones de Dios y las facultades del alma y el cuerpo para hacer sus caprichos.
Por ello es indispensable el discipulado, el cual tiene como requisito la negación de sí mismo, tomar nuestra cruz y seguir a Jesús hasta las últimas consecuencias.
[Texto original de Juan de Jesús y María.]
Reconocete en el David pecador para que te conozcas en el David redimido
Los pecados de David no son solo suyos: acechan a todo el que tenga alguna forma de poder.
Anatomia de un pecado
David creía que tenía todo bajo control: se engañó, y las consecuencias fueron duras y durables.
LA GRACIA del Sabado 21 de Enero de 2012
Cuatro plagas se adueñaron progresivamente del corazón de Saúl: arrogancia, envidia, desobediencia y egoísmo. Su ruina se volvió inevitable.
LA GRACIA del Viernes 20 de Enero de 2012
David es capaz de distinguir entre la obra de Dios, que es firme y permanente, y la obra de Saúl, que ya padece la inestabilidad propia de una mente trastornada por el pecado.
Cristo ajusta mi desajuste
Sucede con aquellos que están internamente desajustados que sus conflictos internos les dificultan alcanzar las propias metas. Cristo tiene algo muy importante para esas vidas.
Libre del pecado en todas sus dimensiones
Catequesis sobre el pecado original, partiendo de la distinción entre culpa y pena. Modo de obrar la gracia en la Inmaculada Concepción de María, y en los bautizados.
Vicios que desafian la felicidad
“Me pregunta un joven qué son los siete pecados capitalinos. Me reí y le expliqué que no son capitalinos, sino que son siete pecados capitales…”
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Deformación que trae el pecado
37. La Sagrada Escritura, con la que está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso altamente beneficioso para el hombre también encierra, sin embargo, gran tentación, pues los individuos y las colectividades, subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Lo que hace que el mundo no sea ya ámbito de una auténtica fraternidad, mientras el poder acrecido de la humanidad está amenazando con destruir al propio género humano.
A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo.
Por ello, la Iglesia de Cristo, confiando en el designio del Creador, a la vez que reconoce que el progreso puede servir a la verdadera felicidad humana, no puede dejar de hacer oír la voz del Apóstol cuando dice: No queráis vivir conforme a este mundo (Rom 12,2); es decir, conforme a aquel espíritu de vanidad y de malicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana, ordenada al servicio de Dios y de los hombres.
A la hora de saber cómo es posible superar tan deplorable miseria, la norma cristiana es que hay que purificar por la cruz y la resurrección de Cristo y encauzar por caminos de perfección todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y el egoísmo, corren diario peligro. El hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios. Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo: Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios (I Cor 3,22-23).
[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 37]
LA GRACIA del Viernes 9 de Septiembre de 2011
Hay dos tipos de ceguera: el pecado y la ignorancia; el primer tipo es el más grave, por la obstinación que trae.
LA GRACIA del Lunes 29 de Agosto de 2011
Herodías representa el cinismo arrogante; su hija representa la vanidad sin seso; Herodes representa el corazón dividido, pronto a la incoherencia.
Sanacion Profunda, 2 de 3
Sanación Profunda. Tema 2: Obstáculos y bloqueos en la sanación
A menudo la sanación se detiene porque uno encuentra ventajas en estacionarse en el pecado.
(1) El garrote. A veces es grato declararse resentido para siempre, de modo que uno siempre pueda recordar a otros sus faltas.
(2) La manipulación. Es la tentación de ser perpetuamente un bebé que reclama toda la atención que quiere, y que nunca tiene responsabilidad de nada.
(3) El desquite: episodios de codicia, venganza e intenso egoísmo.
(4) El miedo–y la engañosa dulzura de encerrarse.
(5) El capricho: queremos sanarnos pero para seguir nuestros planes, y no los del Señor.
Preparacion para Pentecostes, 3 de 5
Novedad del Espíritu, Triduo de Preparación a Pentecostés. 3 de 5: Estructuras de pecado
* El pecado no es una colección de eventos aislados. Los pecados se van sumando y van creando estructuras crecientes que mutuamente se fortalecen para perpetuarse.
* Esto se ve muy bien en el sistema comunista: se empieza por ganar control político, pero pronto se controla la economía, a través de expropiaciones, y luego los medios de comunicación. Después la educación, la investigación, las universidades, las conversaciones privadas. Los tentáculos del poder no querrán detenerse hasta adueñarse de todo.
* Es la misma lógica del faraón, según el libro del Éxodo: quiere ser dios y señor de todo, y por eso no se detiene ante la vida humana, sino que la trata como un ingrediente más en la sopa de su propio poder y dominio. Su imperio se vuelve férreo e impenetrable.
* Cuando un sistema se vuelve una muralla y una prisión que encarcela las mentes y los sueños se necesita un golpe de gracia, una irrupción de poder, un toque de Dios. Tal es el primer sentido del término “unción” : ungidos son los instrumentos que Dios usa para romper la tupida rejilla de los sistemas de pecado.
Sacerdote y victima, a la vez
La oración sacerdotal de Cristo (Juan 17) recoge el sentido de su ofrenda, que es revelación de gloria, y por ello mismo, victoria sobre la mentira del demonio, que pretende presentara Dios como enemigo nuestro.