Queridísimo Padre: al grano. En nuestra parroquia se celebra, una vez al mes, la antigua misa de sanación, hoy llamada, misa de oración y unción de los enfermos. A ella concurrre un sacerdote ( asesor diocesano de la RCC ) de otra localidad y antes de su llegada, lo hace un equipo de servidores de la RCC, de la misma localidad del sacerdote; quienes encontrándose aún la iglesia sin abrir, comienzan a rociar el templo con agua bendita o exhorcizada, según me señalaron, y también esparce sal por el templo. Al ser consultados me señalan que eso siempre se hace pues hay que cuidar al Santísimo. Yo opino que eso es indebido pues en el templo está el Santísimo sacramento, Dios vivo y el templo, por cierto, es un lugar santo por sí. ¿Estaría bien lo que hacen esos hermanos de la RCC ? –H.R.
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Es un gesto innecesario y confuso el que esos hermanos, quizás con la mejor buena voluntad, están realizando. Claramente los recursos que ellos quieren utilizar son espirituales (agua bendita sal exorcizada). ¡Pero ningún recurso espiritual es mayor que la presencia misma de Cristo en la Eucaristía, como la cree y confiesa la Iglesia!
Si queremos orar, cosa buena y santa, hemos de pedir por las PERSONAS, incluyendo a aquellas que en mala hora podrían pensar en ofender el lugar santo de la Casa de Dios. Fuera de eso, el tipo de protección que la Iglesia enseña que hay que dar al Santísimo, y a los templos y cosas sagradas, y a veces a las personas consagradas, es de orden físico, por ejemplo, para el caso de los templos: en la manera como deben construirse y cuidarse para evitar robos y sacrilegios.