¿También el dinero tiene que ver con dar la comunión a los re-casados?

“En Alemania, la Iglesia se financia a través de un sistema peculiar. Los ciudadanos se inscriben públicamente en un registro oficial como pertenecientes a una religión particular o a ninguna y, a la hora de hacer la declaración de Hacienda, tienen que pagar un impuesto religioso especial y bastante cuantioso (casi un 10% de los impuestos totales), el llamado Kirchensteuer o “dinero de la Iglesia”, en beneficio de ese grupo religioso…”

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¿Qué une verdaderamente a las parejas, y qué las separa?

[Encuentro con la Comunidad Hispana en la Parroquia de San Antonio María Claret, en Kyle, TX.]

* ¿Qué une a las parejas, y qué las separa? Solemos dar respuestas vagas o francamente erróneas. Por ejemplo, decir que la razón para separarse es que “somos incompatibles” o que “tú ves todo como mujer y yo todo lo veo como hombre,” es insuficiente porque no explica por qué la atracción se da precisamente a través de la diferencia. Y si se dice que “otra persona” separó a la pareja, la experiencia muestra que antes de que esa persona llegara ya había otros factores que distanciaban.

* En cuanto a lo que une, es ingenuo decir que estamos unidos “porque nos amamos,” pues ya ese modo de hablar prepara la frase “…y cuando se acabe el amor (que aquí vale prácticamente a gusto) nos separaremos.” Tampoco basta una vida sexual intensa porque de hecho, de lo primero que causa saturación o despierta rutina es la intimidad, si no hay otros factores, que son los que principalmente nos interesan.

* Tres son estos factores:

(1) Nunca dejen de ser amigos. Sepan “estar ahí” cuando surge una dificultad, especialmente, una de aquellas que nos derrumban hasta hacernos dudar de nuestro propio valer.

(2) Tener conciencia compartida de que están construyendo un proyecto juntos, y que ese proyecto único se llama “hogar.”

(3) Conversar: compartir mucho tiempo juntos, con vivo interés por saber del otro.

* Nadie mejor que Cristo nos orienta en esta dirección del compartir y la mutua donación.

Parejas renovadas en Cristo, 1 de 2, ¿Sobre qué bases construyes tu hogar?

[Encuentro con parejas organizado por la Fundación MOCE. Octubre de 2014.]

Tema 1 de 2: ¿Sobre qué bases construyes tu hogar?

* El estrepitoso derrumbe y luego demolición de unas torres hermosas, pero mal construidas, nos obliga a pensar en los materiales y las bases que suelen llevar las parejas al comenzar un nuevo hogar. Solemos preocuparnos mucho de las apariencias pero la realidad termina imponiéndose, y lo que no tiene base cae al final.

* Los tres principales errores de fachada y de apariencia son:

(1) Muchas parejas se preparan, no para una vida, sino para momentos; típicamente los momentos que son idealizados en las publicaciones que miran al mercado de las bodas y planes de luna de miel.

(2) El individualismo: cada uno piensa demasiado en sus derechos y en todo lo que no quiere dejar de su soltería. El que quiere ser casado y soltero a la vez, termina no siendo ni lo uno ni lo otro, sino separado.

(3) Dios no va en primer lugar. Es sólo una prioridad cuando hay crisis.

Necesitamos renovar nuestra mente para renovar nuestro corazón y nuestra vida.

20 vitaminas para el matrimonio

“El amor es como una planta: necesita agua (afecto, consideración, respeto, confianza, etc.), necesita abono (detalles, intimidad, ilusión, alegría, etc.), y necesita poda (rectificación de defectos, erradicación de los malos hábitos, etc.); de lo contrario, se seca…”

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48 Intelectuales con propuestas concretas para el Sínodo de la Familia

“Los intelectuales católicos no dudan en invitar al Papa y a los obispos a que este Sínodo sea la oportunidad para expresar verdades eternas sobre el matrimonio. Pero los firmantes de este texto público (se puede leer en un portal especial en lengua inglesa: http://www.marriagecommitment.com/) no sólo plantean problemas sino que también aportan soluciones prácticas: desde la creación de oficinas de estudio, pasando por una mejor formación en los seminarios, hasta la inclusión de oraciones por los matrimonios en las misas dominicales en todo el mundo o coach maduros para matrimonios en problemas…”

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10 falsas razones para casarse

“Por tantas presiones sociales y complejos mentales, muchos toman la decisión equivocada de casarse de afán, porque tocó, por miedo a quedarse solo, o porque simplemente creen que él matrimonio es el único camino a la felicidad, a ser plenos, a vivir la vida…”

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ESCUCHA, Ser pareja, 2 de 2, Bases de fe

[Predicación a un grupo de parejas, convocadas por Radio Kerigma, de Washington. Agosto de 2014.]

* ¿Qué bien particular trae Cristo a la pareja?

(1) Ante todo, hay que saber que los seres humanos reales somos imperfectos. Y la capacidad de tener paciencia, perdonar y volver a empezar no es lo que más abunda en la sociedad. Sólo el que se sabe amado, compadecido y perdonado, da el paso para ver de otra manera a los demás humanos… incluyendo su propia pareja.

(2) La presencia de Cristo nos llama a humildad, sinceridad y generosidad: tres virtudes de muy alta importancia en la convivencia como familia o como pareja. Todo brota de ese conocimiento profundo de sí mismo que sólo conoce el que ha visto de frente sus incoherencias pero también las ha visto retroceder por el poder del Redentor.

(3) La oración compartida hace bien. Preferiblemente, oración que se ciñe a las propuestas de la Iglesia, como es la Santa Misa, la Liturgia de las Horas o el Santo Rosario. Las plegarias espontáneas corren el riesgo de volverse un correo de comunicaciones indirectas, que no ayudan ni en lo humano ni en lo divino.

(4) Y no olvidar que la meta de la pareja que de verdad se ama es ayudar al otro a llegar al Cielo. El único nombre que tiene la plenitud humana es santidad en la comunión divina.

El sacramento del matrimonio

219 Los bautizados, por institución de Cristo, viven la realidad humana y original del matrimonio, en la forma sobrenatural del sacramento, signo e instrumento de Gracia. La historia de la salvación está atravesada por el tema de la alianza esponsal, expresión significativa de la comunión de amor entre Dios y los hombres y clave simbólica para comprender las etapas de la alianza entre Dios y su pueblo.485 El centro de la revelación del proyecto de amor divino es el don que Dios hace a la humanidad de su Hijo Jesucristo, « el Esposo que ama y se da como Salvador de la humanidad, uniéndola a sí como su cuerpo. El revela la verdad original del matrimonio, la verdad del “principio” (cf. Gn 2,24; Mt 19,5) y, liberando al hombre de la dureza del corazón, lo hace capaz de realizarla plenamente ».486 Del amor esponsal de Cristo por la Iglesia, cuya plenitud se manifiesta en la entrega consumada en la Cruz, brota la sacramentalidad del matrimonio, cuya Gracia conforma el amor de los esposos con el Amor de Cristo por la Iglesia. El matrimonio, en cuanto sacramento, es una alianza de un hombre y una mujer en el amor.487

220 El sacramento del matrimonio asume la realidad humana del amor conyugal con todas las implicaciones y « capacita y compromete a los esposos y a los padres cristianos a vivir su vocación de laicos, y, por consiguiente, a “buscar el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios” ».488 Íntimamente unida a la Iglesia por el vínculo sacramental que la hace Iglesia doméstica o pequeña Iglesia, la familia cristiana está llamada « a ser signo de unidad para el mundo y a ejercer de ese modo su función profética, dando testimonio del Reino y de la paz de Cristo, hacia el cual el mundo entero está en camino ».489

La caridad conyugal, que brota de la caridad misma de Cristo, ofrecida por medio del Sacramento, hace a los cónyuges cristianos testigos de una sociabilidad nueva, inspirada por el Evangelio y por el Misterio pascual. La dimensión natural de su amor es constantemente purificada, consolidada y elevada por la gracia sacramental. De esta manera, los cónyuges cristianos, además de ayudarse recíprocamente en el camino de la santificación, son en el mundo signo e instrumento de la caridad de Cristo. Con su misma vida, están llamados a ser testigos y anunciadores del sentido religioso del matrimonio, que la sociedad actual reconoce cada vez con mayor dificultad, especialmente cuando acepta visiones relativistas del mismo fundamento natural de la institución matrimonial.

NOTAS para esta sección

485Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 12: AAS 74 (1982) 93: « Por esta razón, la palabra central de la Revelación, ‘‘Dios ama a su pueblo”, es pronunciada a través de las palabras vivas y concretas con que el hombre y la mujer se declaran su amor conyugal. Su vínculo de amor se convierte en imagen y símbolo de la Alianza que une a Dios con su pueblo (cf. por ejem.: Os 2,21; Jer 3,6-13; Is 54). El mismo pecado que puede atentar contra el pacto conyugal se convierte en imagen de la infidelidad del pueblo a su Dios: la idolatría es prostitución (cf. Ez 16,25), la infidelidad es adulterio, la desobediencia a la ley es abandono del amor esponsal del Señor. Pero la infidelidad de Israel no destruye la fidelidad eterna del Señor; por tanto, el amor siempre fiel de Dios se pone como ejemplo de las relaciones de amor fiel que deben existir entre los esposos (cf. Os 3) ».

486Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 13: AAS 74 (1982) 93-94.

487Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067-1069.

488Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 47: AAS 74 (1982) 139. La cita interna es de: Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 31: AAS 57 (1965) 37.

489Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 48: AAS 74 (1982) 140; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1656-1657. 2204.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

El valor del matrimonio

215 La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución, que no depende del hombre, sino de Dios mismo: « Este vínculo sagrado, en atención al bien, tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio, al cual ha dotado con bienes y fines varios ».473 La institución matrimonial —« fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de vida y amor » 474 — no es una creación debida a convenciones humanas o imposiciones legislativas, sino que debe su estabilidad al ordenamiento divino.475 Nace, también para la sociedad, « del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente » 476 y se funda sobre la misma naturaleza del amor conyugal que, en cuanto don total y exclusivo, de persona a persona, comporta un compromiso definitivo expresado con el consentimiento recíproco, irrevocable y público.477 Este compromiso pide que las relaciones entre los miembros de la familia estén marcadas también por el sentido de la justicia y el respeto de los recíprocos derechos y deberes.

216 Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originarias y permanentes. A pesar de los numerosos cambios que han tenido lugar a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales, en todas las culturas existe un cierto sentido de la dignidad de la unión matrimonial, aunque no siempre se trasluzca con la misma claridad.478 Esta dignidad ha de ser respetada en sus características específicas, que exigen ser salvaguardadas frente a cualquier intento de alteración de su naturaleza. La sociedad no puede disponer del vínculo matrimonial, con el cual los dos esposos se prometen fidelidad, asistencia recíproca y apertura a los hijos, aunque ciertamente le compete regular sus efectos civiles.

217 El matrimonio tiene como rasgos característicos: la totalidad, en razón de la cual los cónyuges se entregan recíprocamente en todos los aspectos de la persona, físicos y espirituales; la unidad que los hace « una sola carne » (Gn 2,24); la indisolubilidad y la fidelidad que exige la donación recíproca y definitiva; la fecundidad a la que naturalmente está abierto.479 El sabio designio de Dios sobre el matrimonio —designio accesible a la razón humana, no obstante las dificultades debidas a la dureza del corazón (cf. Mt 19,8; Mc 10,5)— no puede ser juzgado exclusivamente a la luz de los comportamientos de hecho y de las situaciones concretas que se alejan de él. La poligamia es una negación radical del designio original de Dios, « porque es contraria a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer, que en el matrimonio se dan con un amor total y por lo mismo único y exclusivo ».480

218 El matrimonio, en su verdad « objetiva », está ordenado a la procreación y educación de los hijos.481 La unión matrimonial, en efecto, permite vivir en plenitud el don sincero de sí mismo, cuyo fruto son los hijos, que, a su vez, son un don para los padres, para la entera familia y para toda la sociedad.482 El matrimonio, sin embargo, no ha sido instituido únicamente en orden a la procreación: 483 su carácter indisoluble y su valor de comunión permanecen incluso cuando los hijos, aun siendo vivamente deseados, no lleguen a coronar la vida conyugal. Los esposos, en este caso, « pueden manifestar su generosidad adoptando niños abandonados o realizando servicios abnegados en beneficio del prójimo ».484

NOTAS para esta sección

473Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et Spes, 48: AAS 58 (1966) 1067- 1068.

474Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.

475Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1603.

476Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.

477Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1639.

478Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1603.

479Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 13: AAS 74 (1982) 93-96.

480Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 19: AAS 74 (1982) 102.

481Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48. 50: AAS 58 (1966) 1067-1069. 1070-1072.

482Cf. Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 11: AAS 86 (1994) 883-886.

483Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 50: AAS 58 (1966) 1070-1072.

484Catecismo de la Iglesia Católica, 2379.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

El libro-entrevista al cardenal Müller sobre la familia

“Seamos claros. El cardenal no dice nada nuevo, pero ha prestado un magnífico servicio a la Iglesia con este librito. Explica la doctrina de la Iglesia sobre el sacramento del matrimonio, su indisolubilidad, el carácter pecaminoso del adulterio -divorciados vueltos a casar-, la necesidad de no estar en pecado mortal para acercarse a comulgar, etc. Y añade, cosa que tampoco es nuevo, que ni un Papa ni un concilio ecuménico puede cambiar la doctrina de la Iglesia…”

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Müller rechaza las tesis de Kasper

“En un libro-entrevista que lleva por título La esperanza de la familia. Diálogo con el Cardenal Gerhard-Ludwig Müller y que ya está a la venta en español editado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), el cardenal Müller, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, habla de la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar…”

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19 razones para no usar anticonceptivos

“Un grupo de jóvenes católicas se han lanzado a responder a las 22 jóvenes (y no tan jóvenes) empleadas de BuzzFeed que participaron en este post para dar razones de por qué usan métodos anticonceptivos. Me ha parecido un excelente material para sopesar las distintas posiciones y generar un sano dialogo entorno a los métodos, motivaciones e ideas que están detrás de la planificación familiar…”

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