¿Sufre Dios Padre?

Hola Fray Nelson, soy de Costa Rica. Muchas gracias x estas formaciones. Tengo una duda, en un video hablo de que Dios Padre no sufre como si lo hace Jesús. Habló de una blasfemia [Nota: es el Patripasianismo]. Entonces, ¿cómo es que el Padre nos ama con amor de Padre y diseña el Plan de redención, si no sufre? — F.S.M.

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Dios Padre nos ama desde la eternidad en que vive pues la única Persona Divina que se encarnó fue el Hijo.

Esto significa que el amor del Padre es amor en plenitud que contiene todas las dimensiones del amor verdadero, las cuales dimensiones nosotros conocemos sólo parcial y procesualmente: nosotros sabemos lo que es alegrarse por amor, sufrir por amor, esperar con amor, ofrecerse por amor… pero todo esto lo vamos viviendo poco a poco, como en sucesión y sólo de modo parcial. Dios Padre, en cambio, vive todo lo que es el amor de una vez, en perfección y plenitud, y por ello lo que nosotros descubrimos en un momento dado, por ejemplo, el dolor por el pecado, Dios Padre no lo conoce ni lo vive del mismo modo nuestro sino que desde la eternidad lo vive todo en toda perfección.

Es incorrecto entonces imaginar al Padre sometido a la condición temporal, como si fuera otra Persona Divina Encarnada. Sólo podemos decir que Él ama, que en Él están todas las dimensiones del amor a la vez y en su perfección más alta.

Y por supuesto, es en razón de ese amor soberano, estable, imperturbable, omnipotente y sapientísimo, que Él ha dispuesto nuestra salvación a través del camino de la Cruz que realizó su único y Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.

Conciencia de ser hijos

Si Dios te da la carga, Dios te dará la fuerza.

Descansa en la filiación divina. Dios es un Padre -¡tu Padre!- lleno de ternura, de infinito amor. -Llámale Padre muchas veces, y dile -a solas- que le quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo.

La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda y nos perdona. -Recuérdalo bien y siempre: aunque alguna vez parezca que todo se viene abajo, ¡no se viene abajo nada!, porque Dios no pierde batallas.

La mayor muestra de agradecimiento a Dios es amar apasionadamente nuestra condición de hijos suyos.

Más pensamientos de San Josemaría.

¿Niveles de paternidad en Dios?

Fray, ¿hasta qué punto es correcto hablar de los niveles de paternidad de Dios? Cuando se habla de Dios padre de Jesus, Dios padre de los cristianos y el Dios padre creador de todo lo que existe? – R.G.

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En general las expresiones sobre “niveles” resultan inadecuadas en todo lo que atañe a Dios y sus atributos. La razón básica es que Dios es infinito en sus cualidades y sus dones y por eso termina siendo contradictorio ponerle límites como serían los niveles.

Lo que puede cambiar, en cambio, es _nuestra experiencia_ de esos dones sobreabundantes que están en Dios. Así por ejemplo, una santa como teresa del Niño Jesús tenía una experiencia muy, muy intensa de Dios como Padre; lo mismo podríamos decir de un santo como Francisco de Asís. Un católico “promedio” sabe menos y vive menos esta realidad bendita.

Maravillosa deuda de amor

¡Qué deuda la tuya con tu Padre-Dios! -Te ha dado el ser, la inteligencia, la voluntad…; te ha dado la gracia: el Espíritu Santo; Jesús, en la Hostia; la filiación divina; la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra; te ha dado la posibilidad de participar en la Santa Misa y te concede el perdón de tus pecados, ¡tantas veces su perdón!; te ha dado dones sin cuento, algunos extraordinarios… -Dime, hijo: ¿cómo has correspondido?, ¿cómo correspondes?

Más pensamientos de San Josemaría.

¿Todos somos hijos de Dios?

Buenas tardes Fray Nelson, tengo una inquietud y quisiera que usted me ayudara a entender. Yo siempre he creído que todos somos hijos de Dios independientemente de uestras creencias, sin embargo en diálogos con amistades protestantes les escuché decir que solo son hijos de Dios los que lo aceptan en su corazón, cosa que debatí con solo fé y pocos argumento de peso. Hoy en la homilía el padre hablándole a los catecúmenos dijo que se era hijo de Dios al recibir el sacramento del bautismo, y que aquellos no bautizados no eran aún hijos de Dios. Yo quedé más confundida de lo que estaba, pues aunque creo y viví firmemente los sacramentos, no entiendo como no se puede ser hijo de Dios si Él es nuestro padre ceeador, qué pasa entonces con los que son de religiones diferentes, los que nunca se bautizan, etc. Gracias de antemano por su ayuda. Dios y la Virgen lo guarden. –SC

Las palabras tienen un sentido estricto, que es formal y preciso, y un sentido laxo o amplio, que es el propio de las metáforas. Así por ejemplo, la palabra “pan,” en sentido estricto, se refiere a un cierto tipo de alimento pero de manera amplia puede significar todo lo que es requerido para la vida humana.

Apliquemos esa distinción al caso de la palabra “hijo.” En sentido ESTRICTO, como nos enseña Santo Tomás, un hijo es aquel ser que recibe y participa de la naturaleza de quien es su padre. Por eso, el hijo de un león es león, y el descendiente de un caracol es un caracol. La idea clave es: participar de la misma naturaleza.

En sentido AMPLIO, puede llamarse “hijo” a aquello que tiene su origen o tiene un parecido con otro ser. Así por ejemplo un escritor puede decir que ha dado a luz una nueva obra, o que quiere a tal libro como a un hijo. Pero tal “hijo” no tiene la misma naturaleza de su “padre.”

Si pensamos en sentido “amplio” puede decirse que todo ser humano es hijo de Dios, porque viene de Dios como Creador, y porque todos somos imagen y semejanza de Dios, y porque todos potecialmente estamos llamados a participar de su vida propia. Pero en sentido “propio” no hay una participación de naturaleza que venga simplemente del hecho de ser creación. Entonces en sentido estricto no todos somos hijos de Dios.

En sentido estricto entonces sólo llegamos a ser hijos de Dios por la participación del Espíritu Santo que se da como don propio de la fe. Esa es la fe propia de los sacramentos, empezando por el bautismo. Entonces propiamente han de llamarse hijos de Dios los bautizados en plena comunión con la Iglesia.

LA GRACIA del Martes 10 de Mayo de 2016

Jesús quiere que comulguemos con Él en su oración, uniendo nuestro corazón con el suyo para darle gloria a Dios Padre.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

Cristo revela a Dios Padre

* El plan del enemigo es destruir el rostro de Dios en nosotros para después destruirnos a nosotros, que somos su rostro y su imagen.

* Para lograr su propósito, desde su entrada en la historia de los hombres, el demonio ha usado lo que pude llamarse la GRAN MENTIRA, a saber, que uno debe escoger entre ser obediente (a Dios) o ser feliz.

* Una vez que esa división se instaura en el corazón humano, es cosa de tiempo para que uno reclame su supuesto “derecho” a ser feliz, y entonces, siguiendo esa lógica, vea a Dios como un estorbo.

* Para mantenernos en el pecado, el enemigo pone delante nuestro nuevas y nuevas carnadas o anzuelos. Y cuando nos fastidiamos de la finitud de lo creado entonces intenta seducirnos con un escapismo fácil e irresponsable–pero que lleva en sí la destrucción de nuestra naturaleza.

* ¿Cómo puede Cristo rescatarnos de tal situación? A través de cuatro estrategias principales:

(1) La fuerza y bondad de su sanación, que nos lleva a la certeza de que Dios sí es bueno y sí quiere nuestro bien.

(2) La atención particular a los excluidos pues cuando uno está herido por el mal de otros o el propio mal uno se siente excluido.

(3) La predicación de la verdad, que restaura un apetito fundamental del corazón humano y que destruye la capacidad de la mentira para engañarnos.

(4) El testimonio y la enseñanza de dirigirnos a Dios como Padre.

ESCUCHA y descubre a Dios como Padre

Escuela de Vida Interior, Tema 23: Dios Padre

* El centro de nuestra vida cristiana radica en estas dos revelaciones: (1) La revelación de Dios como Padre de Nuestro Señor Jesucristo; y (2) La revelación de Dios como Padre de cada uno de quienes en Cristo acogen el don del Espíritu Santo. Hay santos, como Teresa del Niño de Jesús y Francisco de Asís que han vivido con particular intensidad ese sentido de filiación. Otros, como San Agustín o San Cipriano, son reconocidos por sus comentarios a la oración cristiana por excelencia, el Padrenuestro. Finalmente, hemos de considerar como normativo y especialmente rico lo que nos enseña el catecismo sobre Dios como Padre, y lo que nos enseña sobre la oración de Jesús.

* Es rasgo común a muchas culturas el hablar de una mezcla o fusión de lo humano y lo divino pero a excepción del cristianismo, esta combinación o mezcla es privilegio de unos pocos. Son los “héroes” de la mitología griega o la casta real de los egipcios o los incas. La audacia de la fe cristiana hunde su raíz en la audacia del dato biblico fundamental del génesis: el hombre, todo hombre, es imagen y semejanza de Dios. Por ello mismo, todo ser humano es, cuando menos en potencia, hijo de Dios, y ello le da una dignidad inmensa que es anterior a toda institución humana y que por consiguiente nadie le puede arrebatar. Históricamente, este ha sido el origen de la enseñanza, tan apreciada en Occidente, sobre los Derechos Humanos. Allí donde se ha proclamado a Dios como Padre, y allí donde se ha reconocido a todo ser humano como potencial hijo de Dios, avanzan los Derechos Humanos.

* En cambio, cuando se oscurece la idea de Dios, a lo sumo queda un respeto por la capacidad pensante del hombre. Pero esta capacidad no se puede detectar en todos. Sucede en nuestra sociedad, que adora la racionalidad, que los embriones y fetos humanos, los enfermos terminales, los intelectualmente deficientes, los que padecen Alzheimer u otra enfermedad degenerativa ya no son tan “humanos” como los demás, y por eso se impone la idea funesta de que puede disponerse de ellos.

* La fuente de la novedad cristiana está en la novedad que es Cristo mismo. Sus contemporáneos se maravillan de que habla con autoridad (Marcos 1,27). Sus adversarios quedan avergonzados y confundidos frente a la luminosa sencillez de su lenguaje (véase por ejemplo la controversia con los saduceos en Lucas 20,27-38) y la perfecta coherencia de su vida (véase Juan 8,46). No acepta elogios ni grandezas mundanas sino que cuando todos los aclaman, él prefiere retirarse a la soledad y a la oración (Juan 6,15). Todo su secreto está en esa oración.

* De esa misma oración nos habló el Señor en el Sermón de la montaña cuando dijo: “tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6,6). En aquel espacio y aquel tiempo en el que tú no tienes que ser nada para nadie, allí es donde está tu secreto; allí es donde sencillamente “eres,” y allí es donde la oración y la unión con Dios Padre acontecen. El Papa Juan Pablo II identifica ese lugar espiritual con el santuario de la conciencia, y afirma: “todos los condicionamientos y esfuerzos por imponer el silencio no logran sofocar la voz del Señor que resuena en la conciencia de cada hombre. De este íntimo santuario de la conciencia puede empezar un nuevo camino de amor, de acogida y de servicio a la vida humana” (Evangelium Vitae, 24).

* En la experiencia de simplemente “ser,” que no es otra cosa que experiencia de recibir el ser, el orante se descubre hijo amadísimo. Tal amor lo hace libre porque le quita la durísima tarea de estar mendigando amor de las creaturas. Amado sin condiciones, y transparente a un amor que le sobrepasa, se hace capaz de amar sin negociar.

* Son así tres los principales frutos de la experiencia de ser hijo: (1) la paz, más allá de la tranquilidad frágil que promete el mundo; (2) la libertad, que no degenera en egoísmo ni en indiferencia; (3) el amor, que no depende de la retribución y que verdaderamente refleja de quién somos y qué naturaleza hemos recibido.

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Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

is.gd/vida_interior_03

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

Triduo en Honor de Dios Padre, 1 de 3, Jesus y el Padre

* El encuentro con el Padre es el descanso y fuente de vida para Jesús de Nazareth. La voluntad del Padre es su “alimento;” la oración es la fuente de su paz, la luz de su camino, el soporte que le sostiene más allá de las inestabilidades y múltiples decepciones que proporciona la vida en esta tierra.

* Cristo en oración dibuja en su rostro el encuentro cercano y amoroso con una realidad que nos supera pero que precisamente se retrata y nos llega a través de él mismo. En su oración, Cristo se “conecta” al Padre y es esta “conexión” la que el demonio intenta destruir a toda costa, aunque sin fruto.

* Cristo no es envidioso ni egoísta. Su sacrificio eficaz del calvario abre para nosotros una relación semejante a la suya, como estaba ya sugerido en el padrenuestro.

El padre importa en la familia

“Un estudio del Instituto Melbourne de Investigación Social y Económica Aplicada (Universidad de Melbourne) ha establecido que los varones adolescentes que tienen una figura paterna masculina presente con asiduidad en sus vidas tienen menos riesgo de delinquir que sus iguales sin presencia paterna…”

el padre importa

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