Sin temor

Cuando éramos niños, era costumbre con mis hermanos llamar a este día 25 de diciembre “el día de que los Medina no tengan miedo.” Las razones seguramente provenían de nuestros juegos infantiles relacionados con las conquistas intergalácticas y las colosales guerras de héroes maravillosos.

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En Santo Domingo

Celebré la noche de Navidad en el Convento de Santo Domingo. Había niños. Muchos niños. Muchísimos, de todos los tamaños y colores. Parlanchines, risueños, indisciplinados: niños-niños. Presidió el P. Olvani y tuve el gusto de concelebrar la Misa con el P. Pardo, a quien tanto le debo desde los orígenes mismos de mi vocación sacerdotal y dominicana.

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Agilidad y Eficiencia

Muy a menudo nos quejamos todos de las fallas o deficiencias de las oficinas, sobre todo si son públicas. Justo es reconocer en voz alta cuando uno se lleva sorpresas agradables.

Hoy 23 fui a ampliar mi pasaporte que por razón de uso se iba quedando sin páginas. Encontré un lugar amplio donde recibí la información correcta y a tiempo. La fecha me ayudó: ya casi todos los viajeros internacionales se habían ido. Fue grato salir de la sección de pasaportes en un total de menos de 35 minutos con todo resuelto y al día. ¡Viva Colombia!

Mucho mejor

Mamá está en franca mejoría, ahora sí. Los problemas neumológicos van quedando atrás y alguna complicación gástrica menor (de seguro por tanto medicamento) ha sido afrontada con éxito, según parece. Lo más hermoso de todo esto ha sido experimentar la compañía y amistad de tantas personas, especialmente de quienes con su oración han aliviado cuerpos y almas. Bendito Dios.

Breves

Mamá está un poco mejor de salud.

Estoy muy agradecido con Ma. del Pilar Rivera, que tuvo la bondad de prestarnos un nebulizador y ayudarnos a manejarlo bien. La recuperación de mamá será lenta pero parece que estamos en la dirección correcta. Duerme un poco mejor.

Hoy tendré la eucaristía por los enfermos en Fontibón y luego me mudaré a la casa de las Dominicas Nazarenas, para colaborar con el tiempo de formación permanente que está recibiendo un grupo de Hermanas.

Unidos en oración.

Más de Veinte Años

Hoy hice mercado en Cafam de La Floresta.

Es lo más intrascendente del mundo, lo sé, pero tenía más de 20 años de no hacer mercado. Fue un pequeño servicio en casa de mis padres.

Algo tan elemental me ha servido para pensar en los bienes y límites de la vida religiosa a la que he sido llamado. Dios tenga misericordia de todos.

Contrastes

En la mañana, la preocupación de llevar a mamá a la clínica; por la noche, la alegría de una oración compartida en la vigilia con las Vírgenes Seglares.

Quizá la preocupación de la mañana cese porque al parecer los médicos han acertado mejor esta vez en el tratamiento.

Enferma

Mamá ha estado enferma, afectada de los bronquios. Ya la ha visto el médico y esperemos que haya acertado en el tratamiento. Es difícil saber que ella sufre y que a veces se ahoga un poco. ¡Y cuánto ama la vida! Dios, gracias por mamá.

Green Card

Buena parte del día de ayer se me fue en asuntos de papeles pero felizmente ayer mismo recibí la Green Card por un año más como estudiante en Irlanda. ¡Bendito sea Dios!

Pasos académicos

De las cosas buenas que deja esta semana que terminó es la normalización de mi segundo año de doctorado. David y la Hna. Bernadette, de Secretaría de Milltown se han portado muy bien, y mi supervisor ha sido todo un caballero. Me siento tranquilo y feliz en ese aspecto y pido a Dios que bendiga a todas las personas que van haciendo posible esta empresa.

Preparando el audio

Estos días, después de terminar la redacción de la Novena que iré publicando, Dios mediante, he estado en el diseño de la página web de audio en nuestra página. Es decir, la implementación del sistema de bases de datos en PHP. Son más de 360 predicaciones, y toma tiempo, pero creo que valdrá la pena.

Una Simpática e Inesperada Conclusión

Un apunte gracioso que repetí varias veces en Colombia fue este: “Veo a mi país mejor que como lo dejé hace un año; veo a Bogotá mejor que como la dejé hace un año… ¿Conclusión? ¡El problema era yo!”

Algo así digo ahora en Dublín. Parece que las ausencias ayudan… Hoy el prior me invitó a que almorzáramos; ayer, Liz una señora que trabaja aquí ayudando a los padres mayores, me saludó de besito en la mejilla; incluso el cielo sigue azul (¡en Dublín!) y el sol esplendoroso. Las ausencias ayudan… Casi voy a acabar diciendo lo de Nuestro Señor: “Os conviene que yo me vaya…”