Nos envían palabras de ánimo

Padre Fray Nelson Dios lo siga bendiciendo.gracias por su fidelidad a nuestra amada iglesia católica.usted es una siervo muy valioso para Dios.!!y su predicación sin ningún interés.El espíritu santo.lo siga fortaleciendo e iluminando. –G.A.G.

Excelente homilia cualquier parecido con la actualidad d nuestros sacerdotes no es coincidencia por eso la Palabra d Dios siempre es actual espada d doble filo y el mensaje d Jesús es la misma ayer , hoy y siempre. –A.N.B.

Dios nuestro Señor lo guardé y proteja de todo mal Padre Nelson para que siga usted lleno del Espíritu Santo haciendo la obra de Dios y mostrándonos el amor de Jesús. –Y.T.

Hola fray Nelson. No sabe cuán buenos han sido sus enseñanzas compartidas de su vivencia en El Espiritu De Dios en todos los que día a dia esperamos sus reflexiones para ampliar nuestro conocimiento en el peregrinar de nuestras vidas en estos días de tanta incertidumbre. Gracias por mantener en todos nosotros encendida la Luz de la Fe en Quien Nunca defrauda Jesucristo Nuestro hermano y Salvador. Paz y bien! Hermano. –K.S.

Nueva normalidad

Con gran respeto a todas las opiniones, debo decir con franqueza que no pertenezco al grupo de los que creen que todo lo del COVID-19 es una especie de conspiración global para lograr o acelerar los fines del Nuevo Orden Mundial.

Lo que en cambio sí creo es que, en el mundo en que estamos, abundan los pecados de codicia, ambición, egoísmo y prepotencia–así como, por otra parte, también hay personas admirables, humildes, puras y virtuosas. No es de extrañar entonces que haya quienes quieren capitalizar para sus intereses las consecuencias de esta grave epidemia. Eso va desde la codicia del que tiene una venta de barrio y aprovecha la escasez para subir precios hasta los gobiernos que quieren limitar los derechos de la Iglesia bajo pretexto de cuidar a salud de todos.

No podemos dejarnos sumergir en la paranoia ni ver enemigos por todas partes. Tampoco podemos ser ingenuos y creer que todos los que tienen injerencia en los asuntos públicos están guiados siempre por la búsqueda honesta del mayor bien común.

La expresión “nueva normalidad” no debe, entonces, ser vista de manera distraída pero tampoco de manera angustiada. Despiertos y atentos, hemos de preguntarnos qué intereses reales mueven a quienes toman decisiones que a todos nos afectan. Y por encima de eso, permanecer vigilantes a los intereses de Dios y al bien del ser y la misión de la Iglesia. No es asunto de privilegios es asunto de no permitir que se aproveche una situación de necesidad para empujar agendas que, con astucia o por fuerza, cierran la puerta a Dios.

Des-escalar

Verbo importante en esta etapa de la pandemia: des-escalar. Y todos los que lo usan nos advierten: No se trata de volver a lo que solíamos llamar “normalidad.” Algunos hablan incluso de la necesidad de una “nueva normalidad”… Yo trato de preguntarme cómo se conjuga cada una de esas ideas “en cristiano.”

Por ejemplo: ¿qué tal si en la “nueva normalidad” conservamos, así fuertes, los lazos familiares que muchos me cuentan que han redescubierto?

¿Qué tal si en la “nueva normalidad” afianzamos y cuidamos los ritmos de oración que han crecido en estos días de mayor recogimiento y silencio?

¿Qué tal, si en esa des-escalada conservamos el buen humor, ese que muchos veces nos ha hecho sonreír o reír a carcajadas en estos días?

¿Y qué tal si esa virtud huidiza, la esperanza, que muchos cristianos han visto crecer y han ayudado a crecer en estos días, la conservamos y cultivamos aún con más fuerza en la “nueva normalidad”?

Dejo esas inquietudes y propuestas, mis hermanos.

¿Qué quieres, de verdad?

EN SERIO, ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?

¿Quieres muchos likes? Muestra tu cuerpo.
¿Quieres aplausos ya? Repite lo que todos piensan.
¿Quieres dinero pronto? Ponle precio a todo, empezando por tu conciencia.
¿Quieres fama fácil? Aprende a ser vulgar y diviértelos.

¿O quieres OTRA COSA…?

¿Quieres paz? Reconstruye el santuario de tu conciencia.
¿Quieres dignidad? Respeta y haz respetar tu cuerpo.
¿Quieres un futuro? No envidies el camino del malvado.
¿Quieres amor digno de ese nombre? Vuelve a Dios y sigue su senda.

– Fr. Nelson Medina, O.P.

El sentido “práctico” no riñe con un auténtico sentido “espiritual”

Hay quienes hablan y actúan como si la gravedad de los hechos que vivimos, a nivel mundial, tuviera que paralizar, no solo la economía, sino toda otra actividad que no sea investigar quién hizo el virus y qué hay detrás de las leyes promulgadas con motivo de este pandemia. Quienes así piensan intercambian mensajes con información altamente clasificada que “se filtró” y que permite–curiosamente–confirmar los más oscuros miedos. Así se instala un sistema que se retroalimenta: más noticias producen más pánico que a su vez reclama nuevas noticias. Y si las noticias no parecen confirmar lo que aquellos piensan, entonces es que “el gobierno no quiere que se sepa…”

Desde el principio he considerado que esa actitud no solo causa grave daño psicológico y espiritual sino que es muy poco práctica. Supongamos que el virus fue diseñado en un laboratorio de Wuhan, a media cuadra del mercado húmedo de la ciudad. ¿Qué se supone que debo hacer yo? ¿Denuncio al gobierno chino ante la ONU? ¿Cómo se traduce esa información (que es simplemente imposible de verificar) en acciones que transformen mi vida o hagan mejor la vida de las personas que están cerca a mí, sobre las que definitivamente SÍ tengo alguna influencia, para bien o para mal? La actitud cuasi-paranoica de los “investigadores aficionados,” por darles un nombre, no produce mucho más que… más cuasi-paranoia.

Frente a esa actitud “paranoica” yo, lo mismo que muchos otros amigos católicos, he tomado la actitud que llamo “constructiva,” y que se resume en estas tres frases:

1. Yo no necesito saber el origen del virus para entender que SIEMPRE estoy llamado a mi conversión, a hacer más oración y a buscar medios reales para apoyar y ayudar a los demás: se llama amor a Dios y al prójimo.

2. Si el demonio, o el Nuevo Orden Mundial, o quien sea, ha planeado esto para desgracia nuestra, nuestra respuesta es crecer tanto en fe y tanto en amor, que los poderes de las tinieblas entiendan que con nosotros FRACASARON.

3. La fe cristiana ha demostrado ser una fuerza incontenible que transforma las dificultades en oportunidades, y las limitaciones en renovaciones. ¿Qué es entonces lo bueno de este tiempo extraño en que estoy viviendo? ¿Qué tiempo me dolería, en el futuro, como tiempo perdido si no aprovecho este momento que Dios me concede?

Publicaciones recientes, para estos tiempos de epidemia

Estos son algunos videos recientes que te pueden ayudar desde el punto de vista emocional, espiritual y también práctico, en estos tiempos de pandemia: