Santos incorruptos

Buenas padre, ¿me podría decir que significa cuando abren la tumba de un santo y encuentran el cuerpo incorrupto? – Preguntado en formspring.me/fraynelson

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Un cadáver que no queda sometido a la ley natural de la degradación que sufren los que mueren es, sin duda, una señal muy poderosa; podemos hablar de un auténtico prodigio. Como sabemos que es parte de nuestra fe aquello que decimos en el Símbolo de los Apóstoles: “Creo en la resurrección de la carne,” nos damos cuenta que el cadáver incorrupto es como un signo de que Dios puede ciertamente vencer a la muerte y sus consecuencias.

Por supuesto: no es lo mismo un cuerpo incorrupto que un cuerpo glorioso. El incorrupto es sólo una señal pero todavía no goza de la plenitud de presencia y obra de Dios que es propia de los cuerpos gloriosos. De hecho, podemos relacionar los cuerpos incorruptos con el cuerpo de Cristo muerto en el sepulcro, que no estuvo sometido a corrupción, mientras que los cuerpos glorificados o gloriosos corresponden a la situación radicalmente nueva del Resucitado.

Una última precisión: con el milagro de los cuerpos incorruptos sucede lo mismo que con los demás milagros, a saber, es Dios y sólo Dios quien, en su providencia, quiere manifestar de unas o de otras maneras su presencia, su bondad, su fidelidad o algún otro de sus atributos. Por ello no debe presumirse que son más santos aquellos cuyos cadáveres Dios ha provisto que permanezcan incorruptos, del mismo modo que no debe presumirse la santidad por ninguna otra señal exterior y visible. Según el parecer de Santo Tomás y de otros grandes doctores de la Iglesia, sólo la caridad, cuya dimensión es sólo de Dios conocida, podría diferenciar la santidad de unos o de otros.

El milagro

coins

Una pequeña niña fue a su habitación y sacó un frasco que estaba escondido en su closet.

Esparció su contenido en el suelo y contó con cuidado. Tres veces, incluso. el total fue contado a la perfección. No había cabida a errores.

Con cuidado regresó las monedas al frasco y cerrando la tapadera, ella salió sigilosamente por la puerta trasera y caminó 6 cuadras hasta la Farmacia de Rexall, que tenía un gran signo de jefe indio sobre la puerta.

Ella esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara atención, pero estaba muy ocupado por el momento.

Tere movió sus pies para que rechinaran sus zapatos. Nada. Se aclaró la garganta lo mas fuerte que pudo.

No sirvió de nada, finalmente tomó 25 centavos del frasco y tocó en el mostrador de cristal. Con eso fue suficiente!

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Lectura creyente de la Biblia, 08 de 10, Claves de lectura de lo extraordinario

[Curso ofrecido a las Dominicas de la Inmaculada Concepción, en el Perú, febrero de 2013.]

Tema 8 de 10: Claves de lectura de lo “extraordinario”.

* Nuestra época en la Iglesia presencia un gran contraste en cuanto a lo sobrenatural, del escepticismo más duro a la credulidad extrema. ¿Qué criterios son útiles?

(1) Pretender negar los milagros y hechos extraordinarios de la Biblia es un acto de fe cientificista que por supuesto es incompatible con la fe en Dios. Pero la incompatibilidad no la da la ciencia sino el cientificismo.

(2) En cuanto a la negación parcial, es decir, a la tendencia de explicar los milagros como coincidencias, casos de estadística, efectos de sugestión o interpretaciones acomodadas, uno ve que ese método terminará por negar la divinidad de Cristo, su concepción virginal y sobre todo, su resurrección. Es decir: la negación parcial pronto se vuelve negación total.

(3) Se da también el caso opuesto: hay gente que quiere sobrenaturalizarlo todo y ver “espíritus” por todas partes. Esa visión, cercana a la superstición y el animismo, no es tampoco expresión de nuestra fe.

(4) La Iglesia es mesurada con este tema. Sabe que al soberanía de Dios sobre TODA la creación implica que en principio el milagro es posible; pero es posible no como parche o remiendo en una creación imperfecta, sino como señal que hace avanzar en la dirección de su Reino, y de su ser propio.

* En cuanto a mensajes y revelaciones, baste recordar que nuestra Iglesia se expresó bien sobre ello en Dei Verbum: al acción de Dios no suprime la acción humana, y todo intento de presentar las revelaciones privadas como puros dictados implica alejarse de nuestra doctrina propia.

Mensajes, videntes, fenomenos extraordinarios…

“En los años 70, el padre Felix Bourdier publicó en francés una guía de criterios sobre fenómenos extraordinarios en la vida de fe, recordando que “los errores son posibles y reales. Afloran menos frecuentemente en los casos de santos que en la gente ordinaria que no están muy avanzados en la virtud; pero la gente debería saber que los errores pueden suceder aún con los santos. El Padre Poulain nombra a 32 santos que fueron engañados, en las páginas 355 y 356 en su Tratado sobre las Gracias de la oración”. Recogemos aquí algunas de las consideraciones del padre Bourdier sobre visiones, revelaciones y mensajes divinos o celestiales…”

mensajes, videntes, fenómenos

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La ciencia y los milagros del santuario de Lourdes

“Millones de personas visitan el Santuario de Lourdes, aunque la Iglesia sólo ha reconocido 68 curaciones milagrosas. ¿Sería posible que en realidad nadie se hubiera curado, y que hubiera una explicación cientírica a esos 68 milagros reconocidos, especialmente a los reconocidos hace más de cien años? ¿Cuál es la postura de la ciencia sobre las curaciones extraordinarias que suceden en Lourdes?”

Milagros en Lourdes

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Sobre los milagros

El milagro es un hecho prodigioso que atrae nuestra atención e invita a ver en él una intervención extraordinaria de Dios, una señal que da autenticidad a un mensaje espiritual.

Los milagros que se relatan en los evangelios son para nosotros motivos de fe, lo mismo que lo fueron para los contemporáneos de Cristo. Felizmente, podemos contar en nuestros días con tales prodigios que confortan nuestra esperanza. Véanse los milagros de Lourdes.

Citaremos un caso, el de Pierre Rudder, leñador belga. En 1867, en un accidente laboral, se fractura la pierna izquierda, tibia y peroné hasta la rodilla. Durante 8 años, la herida, siempre abierta, supura y desprende un hedor insoportable. Los extremos del hueso asomaban por ella su fuerte necrosis. El 7 de abríl de 1875 se le da a beber un poco de agua del manantial de Lourdes… Invoca a Nuestra Señora de Lourdes, se incorpora, camina y sana instantáneamente. No solo las llagas quedan cicatrizadas, sino que los huesos aparecen soldados. Ha habido, pues, creación instantánea de materia, constatada por los médicos y reconocida por la Oficina Médica de Lourdes.

El milagro no puede tomarse –y menos hoy que en tiempo de Jesús– como una coacción a la libertad personal. Emilio Zola y el Profesor Alexis Carrel fueron ambos testigos de sendos milagros en Lourdes. El primero no vio en aquello la intervención sobrenatural, y en cambio el otro se convirtió. «Los sencillos sienten a Dios con la naturalidad que perciben el calor del sol o el perfume de una flor. Pero ese Dios, abierto a aquel que sabe amar, permanece en silencio para el que no sabe más que comprender» (A. Carrel, premio Nobel de medicina).

?«Si no me creéis, creed en mis obras» (Jn 10,38)Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Sobre la incredulidad de muchos en los milagros de Jesus

Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Reforma o Apostasía del P. José María Iraburu..


Precioso y minucioso análisis, P. Iraburu: GRACIAS. Comento tres cosas:

(1) Por supuesto no hay que oponer–ni el artículo comentado lo hace–historicidad y significación teológica. El gnosticismo larvado que incluyen posturas como la de Torres Queiruga viene a decirnos que la materia no importa, y que sólo importa el sentido o significado: la enseñanza, la “gnosis.” Muy al contrario, la estructura de los textos es “sacramental”: presupone el hecho sucedido que, precisamente en la solidez de su acontecer, sirve de base para el sentido noético, espiritual o teológico. Por ejemplo: la VERDAD del caminar sobre las aguas, invita a reconocer la VERDAD del señorío de Cristo sobre la creación, de un modo que el judaísmo sólo atribuyó a Dios, pues sólo él domeña la arrogancia de las aguas, según aquello del final del libro de Job.

(2) Otro punto importante lo comentaba Bruno Moreno hace unos meses: existe el prejuicio cientificista de que toda la gente de la antigüedad vivía en un mundo de fantasía donde cualquier cosa podía suceder en cualquier momento. Es como si se pensara que para ellos que alguien esté paralítico muchos años, y un día se levante, es parte de un mundo donde cualquier cosa puede pasar. Si ello fuera así, los autores sagrados se sentirían con cierta licencia para contar como acaecidas cosas que nunca pasaron. Gracias a Dios, los textos son lo suficientemente claros como para mostrar el impacto, la extrañeza, la incredulidad que esos hombres, lo mismo que nosotros, sentimos cuando percibimos que el mundo creado cede el paso ante la majestad y la compasión de su Creador.

(3) Ayuda mucho a la fe en la realidad de los milagros el haber presenciado unos cuantos. Sé bien que la Renovación Carismática no tiene monopolio del Espíritu Santo, ni más faltaba, pero, con mis propios ojos, y en cierto sentido como fruto de mi pobre oración, he visto milagros sobre cuerpos y mentes, incluyendo sanaciones físicas. Cuando leo esos malabares de teólogos que parece que sólo salen de sus despachos para ir a simposios donde hablan con otros de su mismo estilo y lenguaje, suspiro implorando a Dios que alguna vez todos ellos puedan asomarse a un lugar donde de veras se ore, se adore y se celebre el amor incontenible e inexhausto de Dios.