La Vocación, 04 de 16, Unidad y plenitud

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 4 de 16: Unidad y plenitud

* La secuencia de experiencias, luchas, victorias, a veces caídas, que suceden en el camino vocacional, no puede ser una colección de recuerdos yuxtapuestos. Hay una historia que vamos construyendo; un relato que abarca todos los pequeños relatos. Es necesario aspirar a la unidad interior, única garantía posible de paz interior estable.

* La unidad se afianza en el alma con la firmeza de un trípode: sabiduría, amor y fruto perdurable.

(1) Es sabio sacar la enseñanza de cada experiencia, y sobre todo, recoger de cada una las señales de la presencia de Dios. Este ejercicio nos va ayudando a conocernos, aceptarnos, admitir errores y crecer en la confianza de la providencia divina.

(2) La bondad ha de convertirse en el lenguaje que hace serena la vida, como decía el Beato Juan XXIII. y esa serenidad en buena parte surge de no tener que acomodar el lenguaje a circunstancias de modo, intereses de momento, o rencillas antiguas. El amor expresa lo mejor de uno mismo y a la vez congrega los bienes parciales que uno ha encontrado en el camino.

(3) Fruto perdurable (véase Juan 15) es aquel que tiene su raíz y cimiento en Cristo. Él es “el que vive;” el que ha vencido a la muerte; el que era, es y ha de venir. La vocación alcanza unidad en la medida en que centra todo esfuerzo en unirse y unir a todos en Cristo.

La Vocación, 03 de 16, Obstáculos y frenos

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 3 de 16: Obstáculos y frenos a la vocación

* El camino de respuesta a Dios encuentra siempre dificultades y hay que superar muchas pruebas para entrar al Reino de Dios (véase Hechos 14,22). Estas dificultades pueden ser extrínsecas (a la vocación) o intrínsecas.

* Las dificultades extrínsecas pueden ser externas o internas.

(1) Son obstáculos externos: la mentalidad del mundo, que llena de ruido el alma con todo tipo de promesas vacías; los malos consejos de personas cercanas, que nos invitan a ponernos en primer lugar a nosotros mismos o que nos desaniman en los buenos propósitos.

(2) Son obstáculos internos, pero extrínsecos a la vocación: el atractivo del pasado, sea por los recuerdos o por la curiosidad de lo que uno no ha vivido; los temores hacia el futuro y la falsa necesidad de controlarlo todo.

* Las dificultades intrínsecas son las que atentan con las raíces mismas de la vocación, en la tensión dialéctica entre temor y amor, según se explicó.

(1) La falta de temor de Dios proviene de una incapacidad de admirar, o de una tendencia a considerar verdadero sólo lo verificable por los sentidos o lo racionalmente comprensible.

(2) La falta de acoger el amor suele provenir del peso de una culpa muy grande, o a veces de una muy baja autoestima.

* Por supuesto, la victoria sobre estas tentaciones y obstáculos radica en volver a la fuente de santo temor y amor. Por eso hay que “volver a ser como niños” para entrar al Reino de los Cielos (véase Mateo 18,3).

La Vocación, 02 de 16, Inadecuado pero enamorado

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 2 de 16: Crecer es saberse inadecuado y enamorado

* La sensación de temor reverencial que marca el inicio de un llamado vocacional no debe quedar como un hecho aislado o una anécdota. Ha de convertirse en conciencia plena y creciente de la desproporción entre el don recibido y la falta de méritos propios.

* He aquí la esencia de la fidelidad y la del voto pobreza: aquel que no se siente nunca dueño, permanece pobre y disponible; aquel que habita en el don recibido cultiva la gratitud, la alegría y es fiel.

* Así como el temor madura en la dirección de la pobreza y la disponibilidad, así también el entusiasmo inicial ha de madurar hacia una relación de verdadero amor, que reserva espacio y cuida los detalles con el Amado.

La Vocación, 01 de 16, El comienzo y las señales

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 1 de 16: El comienzo y las señales de la vocación

* Cuando hablamos de vocación hablamos de llamado, y por consiguiente, de una voz y de uno que llama. El que llama es Dios, y su voz no es un accidente ni cosa de un instante sino guía que acompaña el camino.

* En ese sentido, la vocación sólo existe como proceso de propuesta y respuesta: de diálogo continuo entre Dios y el hombre.

* La plenitud de la vocación sucede en el llamado último, que es aquel que nos conducirá a la gloria del cielo: “Venid, benditos de mi Padre…” (Mateo 25).

* En su origen, la vocación combina hermosamente el santo temor y el santo amor. Temor, que expresa la sensación de ser “desbordado” o “abrumado” por una belleza, santidad, verdad, que supera lo conocido y aun lo imaginado. Amor, que invita a la cercanía y la confianza.

ESCUCHA, Jesus rompe tus cadenas, 4 de 4

[Seminario ofrecido en la Asociación Jesús en Ti confío. Bucaramanga, Abril de 2013.]

* Seguimos un esquema antropológico basado en las enseñanzas de San Agustín y Santa Catalina de Siena. Cristo sana y libera, de adentro hacia afuera, empezando por las potencias de nuestra alma: voluntad, inteligencia y memoria.

(1) Enfermedades de la VOLUNTAD son: las seducciones idolátricas (propias de la avidez por el placer, la codicia, y el afán de prestigio; y también los temores ante los poderes de este mundo.

Cristo nos sana del poder de las seducciones mostrándonos cuáles son las verdaderas alegrías, y desenmascarando las falsas alegrías; y también otorgándonos el gozo de amar a Dios y alabarle, y de servir a los hermanos con gusto viendo en ello una prolongación del amor recibido.

Cristo nos sana del poder del miedo, según aquello que dice 1 Juan 4,4: El Espíritu Santo que está en nosotros es más fuerte que el que está en el mundo. Así llegamos a decir lo que dijo San Pablo: “Todo lo puedo en aquel que me fortalece” /Filipenses 4,13).

(2) Enfermedades de la INTELIGENCIA son el engaño y la ignorancia. El gran engaño es la falsa alternativa que con la quiere atraparnos el demonio, haciéndonos creer que debemos escoger entre ser obedientes o ser felices. Las grandes ignorancias nuestras son: ignorar quién es nuestro verdadero Padre; qué es el reino de Dios, y a qué cielo hemos sido llamados.

Cristo nos sana del engaño mostrando que la verdadera y estable felicidad está en la perfecta obediencia de amor que él, primero que todos, practicó.

Cristo sana de las ignorancias profundas revelando con su presencia, palabra y ministerio cuál es el camino que lleva a la vida plena y abundante.

(3) Enfermedades de la MEMORIA son el prejuicio y el seguir las malas costumbres de la propia época.

Cristo sana de los prejuicios poniendo muchas veces como modelo y ejemplo a aquellas personas que solían ser despreciadas: las mujeres, los niños, los samaritanos, los gentiles.

Cristo sana de las modas perniciosas manifestando una maravillosa libertad sellada por el amor que deja ver el rostro santísimo de Dios.

ESCUCHA, Jesus rompe tus cadenas, 3 de 4

[Seminario ofrecido en la Asociación Jesús en Ti confío. Bucaramanga, Abril de 2013.]

* Las bases de la sanación son dos: (1) La certeza de que Dios tiene un plan de amor para mi vida, y que por consiguiente las “cañadas oscuras” no son el final del camino. (2) La certeza de que las persecuciones, incomprensiones, fracasos, enfermedades también tienen un lugar en nuestra vida, y de hecho hacen bien para quitar soberbia, autosuficiencia y vanidad; y para inspirarnos solidaridad y compasión.

* Sobre esa base, la sanación lleva un orden general de adentro hacia afuera. El orden más propio es este:

(1) Experiencia del amor de Dios “aquí y ahora” : saberse amado y acogido por Dios.
(2) Sentir que el amor de Dios recorre y sana el pasado, de modo que uno puede hablar de lo vivido con realismo, aceptación y paz.
(3) Certeza de que el amor de Dios libra del temor al futuro, o a enfrentar los mismos enemigos u obstáculos que tuvieron poder sobre uno.
(4) Sanación de la memoria: los “estribillos” de derrota o de prejuicio.
(5) Limpieza profunda del lenguaje, quitando la negatividad, la vulgaridad, el doble sentido, la mentira.
(6) Bendición de la imaginación: aprender a anhelar y soñar “según Dios.”
(7) Sanación y restauración de la familia.
(8) Sanación de nuestro cuerpo.
(9) Protección para los bienes y realidades materiales, fruto del esfuerzo y trabajo realizado.
(10) Bendición y protección para nuestras finanzas.

ESCUCHA, Jesus rompe tus cadenas, 2 de 4

[Seminario ofrecido en la Asociación Jesús en Ti confío. Bucaramanga, Abril de 2013.]

* Hay dos tipos de bloqueo: (1) Hay ocasiones en que uno en realidad no quiere sanarse; (2) En otras ocasiones, uno sí quiere pero hay un desfase con el querer de Dios. Conviene mirar por separado estos dos casos.

* Uno no quiere sanarse porque encuentra ventajas en el pecado. se trata a veces del lucro o el placer. Otras veces, del odio se saca fuerza para pelear; o de mostrarse herido uno pretende encontrar compasión o una justificación para autocompadecerse.

* Aunque uno quiera sanarse aún pueden pasar varias cosas que toman el aspecto de un freno o bloqueo:

(1) Dios quiere concedernos lo que le pedimos pero tiene su propio tiempo, que no coincide con el nuestro.

(2) O tal vez Dios tiene un orden distinto en los dones que quiere concedernos, por ejemplo: primero sanarnos internamente del pecado, y sólo después curar nuestro cuerpo, como quien cura primero al capitán y luego sí al barco.

(3) O Dios no concede lo que uno quisiera porque su propósito es distinto. En tal caso, la felicidad que Él quiere darnos es superior y mejor que la que uno quisiera, pero implica una renuncia al propio plan.

* La arrogancia humana “ora” falsamente con palabras que equivalen a esto: “Señor gerente general del universo: Le conviene que haga pronto lo que yo quiero, y de la manera que yo quiero, caiga quien caiga. Amén.” Por supuesto, lo contrario de semejante arrogancia es el Padrenuestro que Cristo nos dejó como tesoro de su corazón.

ESCUCHA, Jesus rompe tus cadenas, 1 de 4

[Seminario ofrecido en la Asociación Jesús en Ti confío. Bucaramanga, Abril de 2013.]

* El amor es dinámico. El amor nos pone en movimiento. Dios, que es Amor, se ha puesto en movimiento ante el dolor y la necesidad de su pueblo.

* Leemos Éxodo 3. Dos cosas hay que destacar: (1) Sin que el pueblo lo pida, Dios ya busca la liberación de su pueblo. (2) De hecho, aunque el pueblo está anestesiado y distraído por los bienes que el faraón le da, y aunque el pueblo no lo pide, Dios ve más que lo que ven los ojos humanos, y sale a liberar a los suyos.

* Jesucristo es el Dios-con-nosotros, y Él muestra con su mirada que, más que un alivio, quiere traernos verdadera libertad. Un pasaje importante es Marcos 2, cuando queda claro que más allá de la parálisis visible, Jesús ve la parálisis invisible a la que llega el corazón en pecado.

* La verdadera liberación va marcada por una dulce y profunda añoranza de la casa paterna; añoranza de la verdadera libertad de los hijos de Dios, y anhelo de retorno al plan original de Dios.

* La verdadera liberación empieza con un verdadero encuentro con Dios. Más que solucionar un problema, Dios quiere establecer alianza personal, amorosa y profunda con sus hijos.

La fe del sacerdote, 7 de 7, Comunidad

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 7 de 7: Comunidad. Texto base: Efesios 1,13-14.

* La fe es comparable a una puerta porque da comienzo a un vida nueva. Las riquezas de esa vida nueva son las de la gracia.

* Pero no pasamos solos por la Puerta de la Fe. La palabra misma “iglesia” (ekklesía) indica una realidad comunitaria, que brota de la Palabra recibida y compartida por todos. La Nueva Evangelización es inseparable del fomento y atención pastoral a las pequeñas comunidades de fe.

* El sacerdote mismo es miembro de la comunidad, por supuesto, desde su ministerio específico de hacer presente a Cristo-Cabeza. Pero el sacerdote no es todo ni reemplaza a todos. Más bien su carisma incluye el discernimiento de otros carismas en sus hermanos bautizados. Una persona que se sepa bien alimentada espiritualmente, valorada en sus capacidades y útil dentro del conjunto de comunidades de la parroquia, es una persona con sentido de pertenencia a su Iglesia Católica.

* Toda la labor nueva, muchas veces exhaustiva, que supone este modo de servir a la comunidad, sólo es posible desde una renovación en el amor: tal es el sello del Espíritu que nos permite “gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.”

La fe del sacerdote, 6 de 7, Nueva Evangelizacion

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 6 de 7: Nueva Evangelización..

* Uno de los grandes desafíos cuando se trata de presentar el mensaje del Evangelio con renovado ardor es la cultura laicista radical, que no ve un espacio para la fe en la vida pública, y por consiguiente no reconoce a la Iglesia como interlocutora válida en la construcción del bien común de la sociedad.

* Esta mentalidad laicista tiene su origen en la concepción de la fe como un acontecimiento exclusivamente subjetivo, comparable en todo a los gustos y caprichos que cualquier persona puede tener. Creer en Dios es así comparado con ser aficionado a las carreras de caballos, o creer en dragones morados.

* La respuesta a la agresión laicista en parte es antropológica y teológica, a partir de la naturaleza misma del acto de creer y del ser de la Iglesia, pero en términos pastorales la respuesta más profunda es la evangelización, o mejor, la nueva evangelización.

* Más que discutir con quien desprecia la fe es útil esperar ese momento de gracia en que la persona descubre una necesidad honda, se descubre incapaz de responderla, y se pone en camino. Si sabemos “estar ahí” y ser respuesta viva de caridad estamos demostrando con los hechos que la fe tiene un lugar irreemplazable en los momentos más duros de la vida humana.

La fe del sacerdote, 5 de 7, Predicacion

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 5 de 7: Predicación. Texto base: Romanos 10,17.

* Es claro que a partir de una experiencia real del amor de Dios la vida cambia, pero ¿hay camino hacia esa experiencia?

* El camino es siempre el binomio propuesta-respuesta. Y la propuesta supone, de manera ordinaria, la narración de aquellos hechos en los que Dios ha manifestado su amor. Por eso san Pablo asegura que “la fe viene de la predicación.”

* De hecho, los movimientos eclesiales que conocemos hacen amplio uso de la predicación, ya se trate de los fines de semana de los Cursillos de Cristiandad, las catequesis del Camino Neocatecumenal, o el Seminario de Vida en el Espíritu de la Renovación carismática.

* No deberíamos separar la renovación de nuestra vida sacerdotal de la renovación que estos movimientos han traído a la Iglesia. Y aunque resulte más fácil criticar desde fuera o burlarse, más fecundo resulta valorar y conocer desde dentro.

La fe del sacerdote, 4 de 7, La fe que obra por el amor

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 4 de 7: La fe que obra por el amor. Texto base: Gálatas 5,6.

* Suele hablarse de una especie de contradicción entre el planteamiento de Pablo y el de Santiago, en cuanto a la fe y las obras. Pablo dice que somos salvos por la fe “independientemente de las obras de la ley” (Romanos 3); Santiago dice que “la fe sin obras está muerta” (Santiago 2). ¿Cómo se entiende esta contradicción y en qué sentido nos afecta?

* Hay que distinguir entre las obras anteriores y las obras posteriores a la justificación. En cuanto a las obras anteriores, la postura de los fariseos, la de los judaizantes, o la de la Iglesia en los momentos oscuros de tiempos del Renacimiento pretende “comprar” la salvación. Esa postura es contraria al Evangelio, por supuesto.

* Pero en cuanto a las obras posteriores, es unánime la voz de los apóstoles: el fruto natural del amor recibido es amor para entregar. Lo dice San Pablo en Gálatas 5,6 cuando afirma que nuestra fe es la que “obra por la caridad.” Lo dice Santiago al subrayar que la fe viva tiene “obras.” Lo dice San Juan en su Primera Carta: “Quien dice que esta siempre en el debe andar de continuo como el anduvo.”

* En resumen: en el texto de Romanos 3 Pablo hablaba de las obras anteriores y Santiago, en su Capítulo 2, hablaba de las obras posteriores.

* Y lo importante para nosotros es transmitir la experiencia de gratuidad y a la vez mostrar que hemos de ser como tubos o canales que no retienen sino que extienden la gracia recibida.

La fe del sacerdote, 3 de 7, Kerigma

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 3 de 7: Kerigma. Texto base: Romanos 3,21-22.

* Una palabra clave en la teología sobre la fe en San Pablo es la “justificación.” Mientras que en el lenguaje común “justificarse” es dar excusas, en el mundo semita la justificación es el camino para alcanzar la justicia, es decir, para estar a paz y salvo con el Dios justo.

* Los fariseos veían la justificación como un asunto de interpretaciones humanas de la Ley, y luego, de fuerzas humanas para alcanzar una supuesta perfección en la práctica de la misma Ley. Pero Pablo enseña que la justicia de Dios “se ha manifestado” o “ha aparecido” independientemente de la Ley, es decir: las fuerzas humanas no bastan para alcanzar esa comunión y obediencia gozosa y enraizada en el amor.

* Anunciar que uno no se salva a sí mismo sino que es salvado por puro regalo de amor que nos ha dado a su Hijo: ese es el Kerigma.

La fe del sacerdote, 2 de 7, Gracia y Fe

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 2 de 7: Gracia y fe. Texto base: Efesios 2,8.

* Es relativamente sencilla la teología de Pablo sobre la fe: Dios nos ha dado el don de su amor en el sacrificio redentor de Cristo en la Cruz; es pura gracia. Nosotros lo recibimos por la fe.

* Pregunta: ¿Y si es tan sencillo, ¿por qué muchos no lo reciben? Respuesta: porque hay dificultades objetivas y subjetivas. Las objetivas tienen que ver con la verdad de los hechos sucedidos, incluyendo la verdad de la existencia histórica de Cristo y de su amor oblativo. Las dificultades subjetivas tienen que ver con lo que expone el mismo apóstol Pablo al comienzo de Efesios 2: el reconocimiento del pecado es lo que le hace a uno sensible al don de la gracia.

* El fariseo que cree que se le debe una paga, y el cínico que piensa que nada debe no pueden ser sensibles a la gracia. Al fariseísmo se llega por la “lógica de la transacción,” que mira sólo el propio esfuerzo. Al cinismo se llega por justificarse en lo que otros hacen, o por acumular resentimientos y esperar desquites, o por pensar que los gustos y apetitos de uno son derechos adquiridos.

* Pero el amor de Dios triunfa, y cuando triunfa hablamos de conversión. Sus caminos son múltiples pero su gracia es una y la misma.

La fe del sacerdote, 1 de 7, Introduccion

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 1 de 7: Introducción. Texto base: Gálatas 2,20.

* Pablo asegura que “vive de la fe” en el Hijo de Dios. La fe es la columna central de la casa de su alma, y sin ella todo se vendría abajo. ¿Es así también nuestra vida? Lamentablemente hay vidas, incluyendo vidas de sacerdotes, que no dan tal centralidad a la fe. Por ejemplo:

(1) Está el teólogo de oficio, que sabe manipular ideas y recomponerlas, pero no se siente obligado a creer nada de ellas. Hace teología como quien estudia dragones.

(2) Está el que ha perdido orientación y sabor del ministerio y entonces intenta “reinventarse” en términos de una profesión u oficio secular.

(3) Está el funcionario semi-distraído, que en realidad no quiere que haya un nueva evangelización porque prefiere la inercia de un trabajo bien demarcado en sus horarios, personas y responsabilidades.

(4) Está el que no ve sentido a su soledad y busca una compensación afectivo-sexual en contradicción con su promesa de celibato.

* Pero el llamado permanece: ¿Y si la fe fuera lo central de mi vida entera?